La mujer y lo femenino en el naturalismo de ZOLA.

Básicamente la mujer es PUTA.

En Zola los caracteres naturales expresados por la personalidad no aparecen por efecto de la herencia genética ni de aleatoriedades en la recombinación del ADN, el concepto de mutación, así como cualquier idea de las contenidas en las leyes mendelianas le es totalmente ajena a Zola. Las teorías de Mendel no fueron "redescubiertas" hasta 1900, puestas en valor desde aquel momento, de Vries, Bateson, von Tschermak..., fue en la época de estos científicos cuando el mundo científico empezó a vislumbrar la verdadera revolución de la genética y la herencia.

Cuando Zola hace depender el carácter y personalidad de sus personajes únicamente de factores meramente ambientales está escribiendo sus novelas naturalistas acorde totalmente al pensamiento pseudocientífico dominante en su tiempo.

La mujer en Zola es PUTA, de cualquier manera y ya desde la tierna pubertad. Presenta por un lado a la adolescente dócil, forzada por las circunstancias económicas, la miseria, las hipócritas convenciones de la sociedad, la brutalidad natural del macho..., ellas simplemente se dejan violar, experimentan la penetración y las brutalidades con sórdida morbosidad, la mujer popular francesa rara vez es una Lucrecia, sobrelleva que la fuercen, llega a relajarse, a su manera lo saborea. También presenta la cara opuesta de la moneda, la adolescente salvaje en un sentido rousseauniano, aquella que no ha sido maleada ni pervertida ni por las sucias convenciones sociales ni por la maza inexorable de la miseria, entonces la jovencita más que dejarse forzar sórdidamente lo que desea es ser poseída, usada, convertirse en objeto de la brutalidad del macho, por supuesto no de cualquier ricacho u hombre con posición, sino del macho biológicamente superior, del joven vigoroso.

Al final la adolescente se transforma en mujer, mujer joven, e iniciada ya en los menesteres de servir su coño (de PUTA) al hombre conviene en casarse bien, entonces pone todo su empeño en lograr una posición cómoda y estable poniéndole el coño a un buen marido, con sustento económico y adecuado. El sexo es otra convención más, y la mujer desea ser usada pero ya no es como reflejo del atavismo sexual cavernícola que le hace arder el coño ante el brutal hombre superior. Ahora el coño es la vía a la tranquilidad y al mantenimiento de la paz social del matrimonio, aparte de la vía de la lefada que le dará los hijos.

También presenta Zola a la mujer perdida, la borracha o la ninfómana enferma que busca consuelo en los brazos de cualquiera y es follada y refollada de forma sistemática en su búsqueda de afecto. Mujer denigrada socialmente pero que es tan puta como cualquiera de las otras.


Absolutamente TODAS unas putas, libidinosas que aun por encima se recrean en lo más morboso del acto sexual, alcoholismo, brutalidad, violencia sexual, prostitución, es la marca característica de la sexualidad femenina.

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