Teoría y práctica del gargajo.
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Teoría y práctica del gargajo.
1. El moco.
Lo primero que necesitamos son mocos: Materia viscosa producto de una formación serosa de densidad variable que segregan las glándulas nasales y que puede ser de cualquier color que se encuentre dentro de la gama de los verdes, aunque también puede presentar un color grisáceo si se ha inhalado mucho polvo por la nariz, o incluso negro, si el propietario es fumador.
Hay de muchos tipos y texturas. Por ejemplo los mocos duros y de textura rugosa. No es aconsejable intentar hacer un gargajo con este tipo de mocos puesto que, al aspirarlos para trasladarlos al paladar, impactarán contra la pared nasal superior como una bala, provocando una desagradable sensación de obstrucción. La mejor forma de deshacerse de este tipo de mocos es la extracción digital. Este tipo de mocos pueden lograr un grado de dureza, longitud y arraigo, que el propietario al quitarlos tendrá la sensación de haberse llevado con él un trocito de cerebro.
Una de las variaciones de esta tendencia es introducir el moco en cuestión en la boca después de la extracción digital, pero este procedimiento es completamente inverso al que pretendemos con el gargajo: Si bien aquí el paso de la nariz a la boca se hace por el exterior y el moco acaba reintroduciendose en el organismo por vía oral, con el gargajo el paso de la nariz a la boca forma parte de un proceso interno del individuo y el objetivo final es, precisamente, salir al exterior.
Son, pues, dos prácticas completamente opuestas. Evidentemente, me decanto por la segunda, a pesar de que comprendo y respeto la primera, por el tipo de mocos en cuestión.
Los mocos que interesan, por lo tanto, son los líquidos: Sustancia líquida, viscosa y translúcida que nos puede recordar a la telita biliosa que se queda por encima de los huevos mal freídos.
2. Otras técnicas de eliminación mucosa que tampoco interesan.
Ahora que ya sabemos el tipo de moco idóneo para la formación del gargajo, expondré varias formas de deshacerse de esta molesta pero entrañable sustancia, además de la más convencional, aburrida y tradicional: Mocarse
Una de las formas que seguro mis lectores conocen es pulsar un orificio nasal, normalmente con el dicho índice y expirar con fuerza por el orificio que queda libre para que el moco se lance al vacío sin paracaídas. Esta práctica es muy utilizada tanto por su comodidad como por su carácter fresco y espontáneo, pero tened cuidado porque a veces a los mocos no les gusta la caída libre y optan por el puenting. Entonces tan sólo se nos presentan dos opciones: Aspirar para que el moco vuelvo a su lugar original, o bien ayudarlo con los dedos a que llegue a tierra.
Una técnica útil y respetable, y con la cual me solidarizo, pero que nos aleja de nuestro principal objetivo: el gargajo.
3. Estos mocos son míos y de nadie más
Una vez hemos seleccionado los mocos y hemos descartado otras técnicas de expulsión, el paso a seguir es aspirar los mocos con una fuerza determinada que les ayudo a estamparse contra la pared nasal, esquivando los cornetes y atravesado todo el vestíbulo nasal. Este acto produce un inconfundible y característico ruido, que podríamos fonetitzar como “ngrrrrrrr – ngrrrrrrr” (aunque seguro de que alguna tribu aborigen con infinitas combinaciones buco-nasales para la formación de consonantes tiene algún carácter para definirlo).
(Si usted consume habitualmente heroína y tiene un agujero que le conecta el vestíbulo nasal con la encía superior, por favor, paso directamente al paso 5)
4. Ven aquí
Una vez tenemos los mocos flotando en la pared superior última, el objetivo es trasladarlos a la boca, haciendo que resbalen por la faringe y que se fusionen con sus colegas de la garganta.
A pesar de que se pueden hacer gargajos tan sólo con los mocos de la nariz (en este caso el gargajo pasaría a denominarse “flema”), así como tan sólo con los de la garganta, los más puristas afirman que los mocos sólo son elevados a la categoría de gargajo combinando ambas procedencias.
Este paso produce otro curioso sonido, que esta vez equivaldría fonéticamente a la prolongación indefinida de una j mayúscula (JJJJJJJJJ). Un ruido genuinamente punk que acontece el núcleo de la formación del gargajo, y que sirve de advertencia a los individuos circundantes de que está a punto de cometerse un acto anti-sistema.
5. Degustación
Ya tenemos toda la sustancia mucosa en la lengua. Es aquí donde se mezcla oportunamente con la saliva y donde obtiene su apariencia definitiva, en contacto con las papilas gustativas. Y usted, ávido lector, se preguntará: ¿A que saben los mocos…? Ríos de tinta han corrido al respeto… En un principio no tienen sabor. El sabor que pudieran llegar a tener les sería otorgado por varias partículas que se quedan en los pelitos de las fosas nasales (Los que vigilan no, unos más pequeños que hay más para adentro), que atrapan las toxinas que hay al aire (Partículas de polvo que contienen restos de minerales, polen, hojas, etc.) También pueden adquirir un regusto salado si el individuo se encuentra a un entorno terroso y/o húmedo.
Cómo podéis comprobar, el mundo del gargajo nos alcanza de infinitas posibilidades culinarias. De hecho, Ferran Adrià ha declarado recientemente en una entrevista que aplicará esta técnica en próximas recetas de autor, inspirándosese (o, más bien, expirándose) en los trabajadores de McDonald’s.
6. Exhibición
El moco puede permanecer en la boca todo el tiempo que el usuario crea conveniente. Al adquirir en esta fase una forma tan bonita (El gargajo en la lengua da una agradable sensación de abrigo), casi siempre el individuo se ve obligado a lucirlo ante la gente que lo rodea antes de deshacerse de él. (Actualmente están proliferando los concursos de exhibición).
Los más intrépidos incluso se animan a hacer malabarismos con él, como por ejemplo hacer como si cayera para enseguida chuparlo como un espagueti y volverlo a la lengua (Técnica conocida como “el yo-yo”).
7. Expulsión
Llegados a este punto, una vez el gargajo ha adquirido su forma definitiva, tan sólo queda el último paso: Expulsarlo en forma de proyectil, con fuerza de proyección variable (El acanalamiento de la lengua mejora considerablemente la puntería) hacia el objetivo deseado: Una obra de arte, la foto del rey, una bandera, el ojo de un político, o también su propia mano (En caso de que quiera lubricar algo o repeinarse).
Así que, estimado lector: No dejes que se pierda esta práctica que tanto dice de tu personalidad, un recurso sano y sencillo de higiene y purificación instantáneo, un distintivo idiosincrásico que incluye degustación gastronómica, prácticas de puntería, música corporal y miles de aspectos más que me he dejado, porque, para desvelar todo el misterio del gargajo haría falta una tesis doctoral entera.
Muerte a los pañuelos y las mangas.
LARGA VIDA AL GARGAJO.
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Eres un escombro, pero me he reído.
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Iniciado por
Maska
Eres un escombro, pero me he reído.
¿Lees? ¿Y qué haces en este foro?
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Cornudo
¿Lees? ¿Y qué haces en este foro?
Alguno más habrá, no?
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Gargajo me comes los huevos por debajo
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