La PAJA que NO me haré. Relato Corto.

He llegado al aula del curso de mañana, mi compañera, la que está tan buena, había dejado ya sobre la mesa su almuerzo.
Un plátano. Un gran y hermoso plátano.

A la hora del descanso, en lugar de comerme el bocadillo, como no quería perderme el circo, me he quedado a ver el espectáculo.
Tan oculto y discreto como podía, he observado la escena, tal y como harían un grupo de jaguares observando a un jabalí berrugoso.
Y todo ha empezado.
Con delicadeza, ha ido abriendo en tiras la susodicha fruta, casi con mimo, mirándola con ojos melosos. Y para ojos melosos, los míos.
Y entonces, ha sujetado el plátano abierto con la mano derecha, y cuando iba a hacer el gesto que hubiera supuesto para un servidor, la señora de todas las pajas...
Lo ha partido con la otra mano y se lo ha ido metiendo a la boca en trozos.

No se en qué mundo de mierda vivimos o en qué cabeza cabe. Putada terrible. ¿Pero quién cojones escacha los plátanos? Si me hubiera visto mirar, todavía, pero joder, no me ha visto ni de coña. La crueldad es una mala puta en manos de las mujeres.

Me ha faltado poco para levantarme indignado, mirarle mal y marcharme.

Y así es como no me voy a hacer una paja.