Hace millones de años éramos casi humanos. Millones de años después, seguimos siéndolo: casi. La aldea global prometía una utopía, pero es una distopía que se puede definir fácilmente: La posthistoria, el resultado de la reunificación de lo que antes fué una diáspora, es una superprehistoria. La prehistoria 2.0 contiene tecnología. Pero la misma lemática de antes: " amigo de todos, amigo de nadie". Más avance tecnológico que moral.

Cuando los españoles llegamos a América les llevamos a los indios algo que ellos ya habían conocido en tiempos: los caballos. El futuro amerindio de Siberia, antes de cruzar las tierras de Beringia, en las originales estepas de la cordillera altaica donde se calcula que empezó, los montaba. El apache sólo tenía perros. Pero el caballo español le devolvió su naturaleza de jinete. Y aprendieron a montarlo muy bien. Lo suficiente como para efectuar DELITO ECOLÓGICO. Los apaches provocaban estampidas de tatankas ( bisontes) para que se despeñaran por los riscos y así cazar en sobreabundancia. Los bárbaros son así: la ley de los grandes números. Sin detallismos. A lo bruto, a lo cafre. Para que la inteligencia no se vea limitada por demasiadas actitudes de precisión, una sóla acción masiva, bestial. Hoy en dia, las praćticas de éstos señores tan de la etnicidad, serían vistas mal. O los perdonaríamos y culparíamos al hombre occidental...

La generación actual europea es una mezcla de autóctonos que se dan cuenta de que la juventud dura poco y que desean empoderarse rápido con las redes sociales y sus recursos y de étnicos que buscan el calor económico de nuestras tierras para vivir despreocupados y deshacerse lo antes posible de la crueldad material de sus países de origen. Sobre la marcha y sin contemplaciones. Venir por nuestros lares con las mismas actitudes que les provocarían problemas en los suyos.

El mundo por tanto ha evolucionado en la complejidad tecnológica. Se ha mantenido en la crudeza moral. Ha recuperado esa ley de los grandes números de intentar el beneficio de la manera más simple posible. Al margen de complejidades y por la puerta grande si se pudiera. El barbarismo sigue presente.