el pingüino y la torre

por aquí tenemos a un tal... bueno, vamos a llamarle " pingüino"... que es el insulto que le suelen dedicar por su aspecto... que es un rumano " monguer" que no habla ni una mierda de castellano ( ¡¡¡ después de cinco años en nuestro país!!!). Aunque las malas lenguas dicen que lo suyo es caraduring puro ( no me extrañaría) y que padece " otitis testicular" ( que escucha lo que le sale de los cojones). El caso es que el tipo, que pese a todo es buena gente y dadivoso, se comporta como un puto loco colgado que se encabrona cuando no le entienden. Como si los demás tuviésemos la obligación de entender su repugnante lengua. Ya que el rumano es lengua de mamones criados con leche. Y nada gitano suena bien. Solemos bromear con la idea de que pingüino ha viajado en una máquina del tiempo. Y que su época real fué la babilonia castigada por Dios. Ya sabéis... " confusión". Lo de la soberbia de querer construir una Torre que llegase a los cielos.



En Sevilla tenemos al lado del río un rascacielos llamado Torre Sevilla o Torre Pelli ( nombre del constructor). Cuando hicieron éste primer rascacielos de Sevilla ( camino de ser el único) se rasgaron las vestiduras diciendo que " tapaba la Giralda" ( ¿¡¡!!?)...... Exactamente lo que criticaron los judíos en el viejo testamento: la " soberbia" del constructor, del homo faber. Aunque en nuestro caso habría que hablar de la TARDANZA... Uno se da cuenta de lo que debió pasar por la mente de los judíos. Mucho antes del teocrático estado de Israel. Ellos, y no los palestinos de ahora ni los hispalenses atrasados, eran los verdaderos primitivos con el rebaño de cabras y/o corderos. Zigurat Etemenanki, construcción moderna para aquellos tiempos por parte de una civilización más avanzada. Envidia cochina por tanto. Y lo de las muchas lenguas es simple de entender si contemplas a los trabajadores de cualquier tajo actual en Europa. Negros, rumanos, sudacas... Igual que en las recogidas de frutas. Vienen del urbi et orbi. Y el orbi es grande y variado.

Aguantando a " pingüino", que sería capaz de volver loco al google translate, uno empieza a entender la incomodidad que debió ser desde tiempos remotos el tener que soportar el lado malo del cosmopolitismo.

Personalmente, y aunque me haga sentir como uno de esos judíos zoquetes con el rebaño, aunque no me disgustan las grandes construcciones encuentro enojosa la contaminación acústica con lenguas repulsivas tercermundistas. Pero parece que el progreso exige ese precio: tener que soportar agentes contaminantes......