La playa está petada de viejunos maricones, así no hay quien pille cacho.

Pues eso *********. Como os dije en el hilo anterior a este, después de hacerme una pajilla con Malena Morgan, decidí embarcarme en una aventura a la costa levantina. Me salió así, porque mi polla lo vale.

Raudo y veloz, cogí las llaves y el móvil y me fui a pata hasta la playa. Debo decir que iba solo, fue un plan improvisado de esos que te cogen de improviso y te sorprendes a ti mismo.
En esto que llego a la playa, diviso el final y me dirijo a echar una meadita donde no pueda mirar nadie. Me saco mi rabazo de 15-16 cm (en estado de erección) y ale, a gozar con el sonido tintineante de la orina como un hijo de perra.

Procuré ser discreto y además de ello me percaté de que nadie parecía mirar lo que estaba haciendo, pero por un momento me di cuenta que un viejo con gafas de sol, con sonrisa de bujarrilla me estaba mirando muy fijamente, allá en la lontananza (estaba meando de perfil hacia la entrada de la playa).
Yo, como buen amante de las mujeres con vulva y con pene, retiré la mirada instantáneamente al detectar las intenciones de este viejo verde amariposónao de la vida.

Como los cojones me estaban pidiendo guerra, seguí buscando por la playa buenas presas de las que admirar en la lontananza del beta. Intenté ser como el radar de las bolas de Dragón puteriles, pero no paraba de encontrarme viejos barrigaembarazada por aquí y viejos cuerpoescombro adictos al running por allá. Ahora mismo estaréis deseando cambiar de hilo, pero debo deciros que seáis pacientes.

No obstante, fijéme en dos pizpiretas señoritas que no parecían aparentar más de 20 años. Al principio me debatí si entrarlas o no, no estaba seguro de si me iban a seguir la corriente o si me iban a echar a base de golpe de coño del sitio. Por suerte, le eché valor y me acerqué a las pibas, que parecían pasárselo de puta madre en los columpios. Así que cuando empecé a recortar el contacto con las féminas, estas empezaron a sentarse en unas toallas de Spiderman y a poner Café Quijano (JÁ NI DE COÑA, pusieron algo de chillout mierdero). No eran jovencitas de 20 años, sino treintañeras, pero buffffffff que treintañeras señor mío. La una de piel morenita, pelo entre rubio y castaño, ojos azules, en definitiva un PIBONAZO hiperfollable. Con todo mi entusiasmo que podía transmitirles, empecé a darle conversación cuando, de sorpresa, empieza a hablarme en un inglés de Oxford. Yo me cago en mis muertos y el puto B1, tetes míos. Deberían poner en las pruebas de selección el hablarle a dos inglesas bien jamonas para calibrar tu nivel de alfismo pérfidoalbiónico. Ahí me di cuenta que me faltaba bastante nivel de inglés oral.
La otra, más discreta, empezó a hablar con la otra que el novio estaba viniendo ya. No las quise molestar más y me fui. No estuvo del todo mal el atrevimiento a hablar con unas mujer de la playa, y más siendo guiris. No me puse nervioso ni me palpitaba el corazón ni mierdas betas de esas.

Más adelante, tome la sabia decisión de irme a nadar a la mar. Estaba fría como la nieve de Invernalia, la cabrona, pero mi máquina homeotérmica me acostumbró al cambio de temperatura rápidamente. Estilo crol, de espaldas, también estilo improvisado, poco más. Hacía mucho que no nadaba, y refrescar estas técnicas de nado me puso de buen humor.

Pero el tiempo pasaba y me empezaba a aburrir, así que me quedé un rato meditando cual guiri y su mochila, pero la visión de dos preciosidades (de nuevo, inglesas) me dejó fascinado. Miento, una belleza, a la otra no le hice ni puto caso. La moza que os digo era una belleza rubia, de 1.75-1.80, blanca como la leche y risueña como solo una mujer femenina sabe ser. De nuevo, repetí el mismo proceso que con las dos primeras, y en adición a eso les pedí una foto con las dos. Las dos se quedaron sorprendidas de mi proposición (yo diría atrevimiento), aunque aceptaron muy rápida y plácidamente.
Luego, a mitad de camino, me percaté que no les había pedido el número de teléfono. Pero, en el fondo me daba un poco igual, yo fui a ver tetas y culos femeninos, y los vi. Aparte de los viejunos mariposónazos que no paraban de mirarme por mi estilo oso juvenil, la experiencia fue un "DE PUTA MADRE".


Resumen: me fui a la playa yo solo en busca de tetas y acción, así que me encontré dos parejas de inglesitas que estaban más buenas que el pan y les di tema de conversación. Sigo virginal y puro.