dos poderes

enamorar a una perra y acojonar a un perro. Osho decía que quien ama no necesita del poder. El que no tiene amor fija su lascivia en los billetes de banco. El deseo por el sexo se convierte en deseo por el vil metal. El que está satisfecho en el amor no tiene ambición mundana. Pero por desgracia el amor es inseparable de la ambición mundana. Primero porque, busque lo que busque la mujer de nuestros sueños ( obviamente repito: el que no sueñe con mujeres que ponga mentalmente " hombre, niño o perro", lo que toque, en el hilo) tenderá a hacer comparativas. Así que el amor es una guerra de poderes. Tu poder contra el de tus competidores. Segundo porque la defensa, incluso considerando una mujer fuerte y pasada, escéptica, del concepto de heroicidad, será necesaria pues ella va a compartir contigo tu mundo. Y tu mundo y el de ella están en el punto de mira de los demás. Que querrán arrebatarte cosas y personas.

Dado que la inteligencia es la cualidad suprema, cualidad que se ejerce con periféricos, las armas son la respuesta lógica. Dado que no existe agresión sin volición o, al menos, protovolición, no meditada como tal pero real, en forma de impulso, manejar el campo volitivo ajeno sería el arma, por sutil, definitiva. Si además sirve para manipular redes neurales y generar enamoradas, vamos que nos vamos.

Creo que el amor logrado por la manipulación mental y lavado de cerebro, pongamos por ejemplo de una máquina hipnotizadora a distancia, sería tan válida como el que se logra por la vía tradicional. He visto parejas en las que él oscilaba entre " mi niña, te quiero enamorar" y " ¿ qué haces conmigo falsa, hija de puta". Y la niña caía. Caía por desgaste. Y si no te quemas por una, Una pasará de tí. Así de simple. Ellas precisan del acoso inteligente. ¿ Qué más inteligente que la tecnología?. O como se decía en Medio Rey, la novela: " una victoria sin honra vale más que una derrota gloriosa".

Dado que manipular es factible con la tecnología. Dado que, además, la tecnología nos permite sobrevivir a la Naturaleza. Parece lógico pensar que la manipulación a distancia ( con su componente física de " transformación a distancia") sea la fisicalización correcta del poder. El poder para el placer. Las movidas políticas o los partidos de fútbol, las guerras entre naciones estado, los debates intelectuales... Todo eso es seudoguerra. Guerra en campos de patatas por los tubérculos. Aparte de la fortuna del dinero y la tecnología para renovar el organismo, conquistar a la amada y destruir al enemigo, al punto de que la amada no tenga ni con quién comparar, es el único objetivo real. La guerra futura se perfila como la del individuo contra todo el resto. Las finalidades colectivas ya no seducen.

El paraíso y una hembra. Es todo lo preciso para la felicidad. El resto sobra. Sobra de lejos. Conozco un profesor universitario, un amigo de toda la vida, que tras divorciarse intenta vivir feliz con el ejercicio de su oficio, el tipo es vocacional y un buen intelectual. Pero me confiesa que no lo logra. Que no es feliz. Que eso no es vida. Que vida es el amor y la pareja con su sexo. No se va de putas porque nunca fué lo suyo. Pero tiene la sensación de que, de algún modo, no ha salido del colegio. Ahora el colegio es la universidad y está en el lado de los ponen exámenes y no en el " bando opuesto" de los que los tienen que resolver. Pero da igual. Porque la sensación es la misma. Pese al poder implícito con el ribete de la sabiduría del educador. Mal sucedáneo. Yo le intento consolar diciéndole que peor es mi resultado. Pero me dice que daría lo que fuera por haber sido tan golfo como yo

Dado que había que ganarse el pan con el sudor de la frente, hicimos academia. La academia se hizo valor en sí mismo. Y detesto a los borrachos de vida que la privan de cualquier alusión al Logos. De los que viven para sólo divertirse. Pero por la santa razón de que estamos en guerra. Esa guerra contra la realidad no permite declarar la utopía como tangible. Sin embargo el contenido de la utopía es ese: recuperar el paraíso perdido. Así que los poderes, para un acceso directo al gran poder, deben ser individuales y montados sobre la base de la especie: eros y thanatos.