¡Qué grata sorpresa! Bueno,
no tanto técnicamente, pero para que nos entendamos entre Uds. y yo. ¿De qué me querrá
sonar...?
P.D.: como soy un tremendo guachín qlate pinxe watón aweonao alfergate de la reconxipinchemare híjole, voy a explicarles más detenidamente el intríngulis del fresquíbiris en cuestión.
Si observan con la suficiente atención, se darán cuenta de que tanto esta imagen como la anterior (la de la lencería provocativa de la persona bailando) visten con ropa oscura. Esto es un detalle importante, porque oculta las manchas de suciedad que avisan de posibles defectos de higiene o poblaciones bacterianas con riesgo (ni siquiera necesariamente tipificables como ETSs, pudiendo ser perfectamente saprofitas o diferentes a las de la flora de su acompañante sensual erótico-festivo y provocar una respuesta inmune hostil en tanto ajenas a las bacterias reconocidas por el sistema inmune anfitrión).
Por lo tanto, la entidad enmascarada detrás de todas estas facetas humanas danzarinas no es más que una población bacteriana -muy probablemente con algunos millones de años de antigüedad a sus espaldas- que busca un nuevo huésped a través de lo que percibe como atractivo en función del éxito de sucesivas cribas en rituales de cortejo selectivos (la criba vaginal, mal que le pese al micropénico de turno -como yo- tiene una función protectora, la crítica femenina de estándares no surge porque sí en un sentido evolutivo...).
La existencia de un ser tan aparentemente tétrico (digo aparentemente porque en el fondo hay que reconocerle que lleva muy buen compás y conoce nociones de foxtrot y algo de swing, honra a quien honra merece), también tiene un lado positivo: es posible su erradicación mediante una correcto acceso y disciplinada pauta de antibióticos [que justificaría, por otro lado, la salida de un altísimo porcentaje de personas presas en las cárceles en muchas zonas de África a quienes se aduce
mal comportamiento, cuando en el fondo fueron únicamente víctimas de una percepción alterada de la realidad por posible
ausencia de recursos salubres (agua potable entre ellos, también una
aproximación respetuosa a los problemas), que a su vez, aprovechan agentes como la falta de protocolos de higiene al comer o entrar en contacto con animales salvajes, o la danzarina atractiva de las imágenes].