Anda con cuidado y evita defecar en el trabajo. Lo que no puede ser es que cuando lo hagas el hedor sea tan espantoso, hijo de perra. Valora la segunda oportunidad y la confianza que la empresa ha puesto en ti. Enmiendate. Tu empresa no puede darse el lujo de que los clientes puedan quedarse con el recuerdo de la peste de mierda que dejas por ahí. Destruiría la imagen de marca y perjudicaría en la facturación.

Si has de cagar, ve al baño y hazlo en una bolsa.