Relato

EN BREVES SUBIRÉ OTRO RELATO.

.La semana de asesinarla y despedazarla, la casa iba tomando un olor del que no me quiero olvidar, era un hedor tan placentero que hasta el diablo podía haberse sentido atraído por él. Sus ojos fue lo primero que me comí, eran tiernos y jugosos, pero algo insípidos...
Como era joven, descubrí unos gramos de leche materna en el interior de sus pechos turgentes, fue como la sorpresita que traen esos dulces tan asquerosos, casi me corro del placer que sentí cuando la absorbí.
Me encanta la verdina que ha crecido en su vagina podrida y llena de gusanos y el olor del flujo pasado me inunda. Todavía recuerdo el sonido que se reproducía cuando le clavaba mi polla verrugosa por la gonorrea. Lo mejor fue sin duda, cuando saqué de su coño aún blando, con una cuchara, gran parte de las paredes de su vagina. Eran como varios globos de color rojo, pasados por betadine. Fue lo más parecido al marisco pasado del que se hinchan los extranjeros británicos cuando viajan a los barrios marginales de china.

No puedo explicar la sensación tan fuerte de satisfacción que tuve cuando, al cortar varias capas de piel de su vientre, me topé con esa lámina granulosa amarilla, como el maíz, de grasa. Ésa capa no me costó cortarla...y allí estaban...¡Oh! me hubieran envidiado los que son como yo, cuando tuve a distancia de aliento aquellas brillantes tripas malolientes, pues la chica estaba llena también de mierda, la disfruté como un niño con chocolate, y me manché igual.

Todos sus órganos estaban untosos de un líquido translúcido y de sangre, aun así no procuré de cortar muchas venas, quería disfrutar de aquel espectáculo sin cortinas de humo, ¡Aquella chica era mía! Me sentía como una hiena que no quiere compartir su presa. Dirigí la mirada a su tórax y fui a por una sierra del desván, corté la mitad de sus costillas, cualquiera hubiera pensado que en mi casa han montado un taller de carpintería. Debajo de mas piel y de más grasa, sus pulmones se hicieron presentes, estaban un poco acartonados y uno de ellos tenía manchas negras, supuse que se trataba del tabaco, me los empecé a comer, eran espumosos y tiernos como el mouse y aquellas zonas negras crujían como el carbón y le daban un toque especial, me iba a reventar el alma de placer.

Después de llenar mi estómago con gran parte de sus pequeños pulmones, quise probar alguna extremidad. Con la punta de un cuchillo fui recorriendo lo que quedaba de su cuerpo y llegué a los pies, sonreí y no se por qué, seguramente pensaba que estaba viva y que jugaba con ella y que me la iba a tirar. Pero no, lo que pensé fue aún más macabro, por eso estoy más orgulloso de mí. Haciendo palanca sobre sus uñas de los pies, aún con esmalte, fui arrancándoselas una a una y luego clavé mis dientes sobre el empeine, quería desgarrarle el pie, ¡quería dejarla coja! ¡El clásico de la puta coja! Agarré de nuevo la sierra y empecé a cortarle la pierna por debajo de la rodilla. ¡Oh queridos! me parecía escuchar a Puccini mientras lo hacía, creé un ritmo espectacular, entre los borbotones de aquella sangre negra y espesa. Cuando se la corté la levanté en alto ¡ERA MI TROFEO! ¡Era mía!

Los dientes me dolían de masticar, y estaba todo cubierto de sangre y del líquido que antes he mencionado. Con la nariz empecé a recorrer su entrepierna, me encantaba el olor a putrefacción, un cuerpo a las 16:00 horas en verano no puede oler a otra cosa, estaba deseando levantarme por la mañana y observar con detenimiento los microorganismos que la empezarían a invadir, pero de pronto algo extraño noté en mi polla. Se estaba levantando, estaba tan excitado que sentía que me estallaban los huevos. Tenía que hacerlo una vez más, pero también sabía que debía ser original. En casa de mis padres, que es donde estoy hay multitud de figuras religiosas. Vi una virgen del tamaño de un pepino y no dudé en utilizarla. Me bajé los pantalones y mi miembro dio un respingo. La tenía tan dura como el acero, el glande me iba a explotar. Entonces me subí en la mesa, junto al cadáver,

Agarre su mano ensangrentada y fría y le puse la virgen atada con cinta aislante. Abrí mis piernas y me puse en pompa detrás de ella, e hice que su mano y la virgen me penetraran por detrás. Los testículos acompañaban mis orgasmos desgarrados con su campaneo. Me estaba muriendo de placer. Cuando me cansé tiré a la virgen al suelo y le metí mi polla en el hueco de los pulmones, con una mano los uní y mi pene quedó entre paredes bien prietas. Empecé a follarme a mi querida novia fallecida...

Cuando acabé de cepillarme la cavidad resbalosa y ensangrentada de sus pulmones, me dirigí hasta la vagina. Ya tenía las paredes rotas, pero la vulva seguía allí. Con una mano arranqué de cuajo su monte de Venus, los alcé gritando ¡Me gustan depiladas zorra! Y luego clavé mi polla ya morada por el trajín, en aquel agujero hediondo y oxidado. La penetré una y otra vez hasta que sentí que la llenaba por dentro de mi semen joven y caliente. Fue tan grande el chorro que pensé que la iba a resucitar. También pensaba que si estuviera viva le hubiera hecho trillizos. Podía ver desde donde estaba, El único ojo que le quedaba, envuelto en una pelusa y apagado. Me acerqué e introduje con fuerza mi cipote lleno de venas a punto de reventar, en la cavidad del ojo hasta aplastarlo. Su cuenca de hueso estaba dura y me producía mas gusto. Volví a correrme sobre su cara ya irreconocible y luego unté mi polla viscosa con la sangre y los músculos faciales. Luego, con unas tenazas, le saqué la lengua y me la tragué en un instante, y con mis dos manos haciendo presión sobre su cráneo, le retorcí el cuello hasta dejarla mirando hacia atrás. Solté un alarido muy heavy cuando oí crujir sus huesos, ¡Me estaba incluso hasta mareando!

Luego de limpiarme la polla, me volví a vestir y no me sirvió de nada porque se escuchaba en mi vieja radio el estribillo de What’s inside a girl? de The Cramps, me desgarré la ropa y completamente desnudo, me subí encima de los restos de mi puta y comencé a cantarla mientras machacaba con mis pies su montón de huesos y carne. La sangre chorreaba por las patas de la mesa, me sentía como si hiciera vino, pero en este caso sería el vino de la vida, la cogí de la melena y empecé a golpear su cabeza sobre mi rodilla mientras gritaba.
La vecina de abajo daba golpes en el techo con el palo de la escoba, pretendía aquella vieja puta silenciarme. Grite ¡JODETE PUTA VIEJA CATÓLICA! ¡LARGA VIDA A LUCIFER!

Luego me bajé de la mesa sudando, había ya en la habitación un olor concentrado que alimentaba, cerré las ventanas para que no se fuera. Aquel era el día más feliz de mi vida, nunca había disfrutado tanto, solo tuve una experiencia parecida de niño, cuando destripé una rata en la carretera y me la llevé a casa en una mochila, mi madre me dio una paliza que no puedo olvidar. Pero hoy es diferente, hoy me estoy comiendo a una tía en los dos sentidos, y no puede escapar, porque gran parte de ella ya está en mí y el resto se vendrá conmigo a la tumba.

Sólo quería hacer una última cosa antes de acabar de desmembrarla. Cogí una navaja pequeña y le empecé a rajar el estómago. Un penetrante hedor nuevo me abofeteó la cara, os juro que era la brisa de los dioses del averno. Un líquido oscuro pero no opaco, empezó a desparramarse por todas los intestinos. Metí mi mano derecha lentamente en su estómago y noté la textura verrugosa e irregular característica. Después se me ocurrió algo más macacro. Metí uno de los teléfonos móviles que tengo dentro y se lo volví a coser. Luego me llamé a mí mismo y empezó a sonar en su interior mi canción de Eyaculación Post Mortem favorita. El cuerpo vibraba completamente, estaba mi puta ya tan seca que la simple vibración de mi móvil la llenaba de terremotos. La bajé con cuidado de la mesa y la solté en el sofá, me acosté a su lado y empecé a llamarme repetidas veces mientras mordiéndole la oreja le susurraba que me cantara… Y me quedé dormido.


@Porygonero te lo dedico.