Es un hecho verificado sobradamente por el devenir de la historia, sobran ejemplos. Los jacobinos, los nihilistas rusos, los bolcheviques, los comunistas españoles, chinos, incluso los anarquistas...todos nos han dado ejemplos de revolucionarios sacrificados por sus mismos camaradas en nombre de la causa.

¿Es acaso que la divina Providencia emplea la revolución cómo instrumento de terrible castigo para las mismas chusmas revolucionarias? ¿O quizá también pasa que cómo decía de Maistre la lluvia cae por igual sobre todos los hombres y las desgracias alcanzan igual a los justos y a los malvados? Dejo al forero medio que pueda leer esto que reflexione tranquilamente sobre el tema.

Emilio López Arango (1894-1929) nacio el 25 de mayo de 1893 en Cudillero, Asturias, (España) y murió asesinado el 25 de octubre de 1929 en Buenos Aires (Argentina) por tres disparos de pistola en la puerta de su casa. Dejó compañera, Carmen, y tres hijos de corta edad.Los asesinos fueron militantes anarquistas de otra tendencia, muy probablemente por Severino di Giovanni.

Fue un anarquista de origen español radicado en la Argentina. Influyente organizador allí del movimiento obrero en general, y de la FORA en particular, fue unos de los más importantes teóricos y militantes del movimiento obrero anarquista de la Argentina, una de las fuentes de las que se nutre el anarcosindicalismo.