sexo, guerra y rock and roll

La ecuación de Francis Drake informa de la cantidad de planetas que son viables para que exista vida inteligente similar a la humana. En teoría hay muchos planetas ahora mismo con las condiciones adecuadas para el Caldo de Oparín. Pero se han estimado las posibilidades de que se produzcan las carambolas moleculares que llevan a la autocopiativa, y son de potencias negativas de orden mucho mayor. Somos milagro estadístico.

Sagan afirmaba que la ausencia de señales de radioastronomía, verdadera viajera la información, del espacio exterior sólo podía significar que estamos sólos en el Cosmos y que tal soledad se debía por tanto a una tendencia a la autodestrucción preprogramada. Como en su época la guerra fría nuclear era el tema maravilloso sobre el que hablar ( igual que ahora el cambio climático) logró cierto carisma apuntado al carro del humanismo científico. Ese que se quiere amparar en una razón que no tiene otra cosa que ofrecer que el ser razonable. Principio del buen rollito.

A lo que vamos. Dado que en realidad lo más sencillo es que no tengamos señales ajenas porque somos los únicos, entonces cabe plantearse si realmente podemos cuestionar nuestra unicidad en el tiempo. No sólo desde un punto de vista personal, que está asegurada la respuesta negativa, sino también grupal. Es decir: ¿ hay una contundencia metafísica en eso del " alma mía come, bebe y disfruta"?. Ya sabéis que la hipocresía de la iglesia la lleva a autocriticarse para exponer la ilógica de esa crítica una vez analizada por los analizadores de los analistas ( como sucede en la educación de los colegios en donde se criticaba a los pensadores ateos).

Posiblemente exista una adolescencia grupal no superable en un metanivel de " sabiduría". Nadie aprende por cabeza ajena y menos si es colectiva y de varios colores.