Soy el primer niño probeta de España.
-
ForoParalelo: Miembro
Soy el primer niño probeta de España.
Soy el primer niño probeta de España, aunque, para ser honesto, en vez de llamarlo “experimento científico”, yo lo llamaría “error garrafal de un laboratorio con sobredosis de carajillos”.
Verás, mis “padres”, por decirles algo, son un equipo de científicos medio pirados que trabajaban en un laboratorio de mala muerte, subvencionado por un ayuntamiento que había encontrado unos billetes en una bolsa olvidada de chorizos. Allí, un tal doctor Orozco, experto en absolutamente nada, pero con la boca grande y la bata siempre llena de lamparones, convenció a su equipo de que podían crear al primer “bebé artificial” de la historia de España. ¿La fuente de la vida? Pues una mezcla de ADN, ron de garrafón, y –agárrate– un trozo de chistorra de la Cantábrica, rescatada de una parrillada solidaria que celebraron después de cerrar un caso de corrupción.
No sé cómo demonios pasé de ser una pasta asquerosa en una probeta de tercera mano a un bebé medio decente, pero lo cierto es que un día me “sacaron” del horno y lo primero que escuché fue un “¡Hostia, que ha salido con piernas y todo!”. Y ahí estaba yo, con una mano pegajosa de salsa brava, un pequeño mechón de pelo en forma de coleta en la coronilla (los científicos lo llamaron el “rabo de chistorra”) y un olor a orégano que hacía llorar a cualquiera que se acercara. Alguien decidió que necesitaba un nombre, así que me llamaron “Fulgencio”, que no tiene ni pizca de sentido, pero con el pedo que llevaban, era lo de menos. Así fue como pasé a la historia.
Desde mi “nacimiento”, empecé a demostrar cualidades un tanto… ¿peculiares? Nada de superpoderes, ojo, no nos flipemos. Mi “superpoder” consistía en que, cada vez que me ponía a llorar, el laboratorio entero se llenaba de un olor a fritanga que hacía babear a cualquiera en un radio de cinco kilómetros. Me hicieron pruebas para ver si podía generar energía o alguna utilidad industrial, pero nada. Lo único que logré fue arruinarles la dieta a los del equipo científico y convertir el laboratorio en una especie de templo culinario para ratas y cucarachas que acudían atraídas por el olor.
Años después, como ya era suficientemente raro, me apuntaron al colegio del barrio para ver si ahí me civilizaban un poco. Pues fue como lanzar una paella a un monasterio: caos absoluto. Mi piel tenía un ligero tono anaranjado (por los pigmentos de la chistorra, decían) y cada vez que me sentaba bajo el sol, olía como si alguien estuviera asando pimientos. En las clases de gimnasia, los profesores me tenían que rociar con ambientador en spray, porque, cada vez que sudaba, el gimnasio se convertía en una especie de barra libre de tapa barata. Era “el Niño Paella”, “el Fritanguillas”, y un día, incluso un profesor sugirió que directamente me contratara un bar para ahorrarse el alquiler del catering.
Pero lo peor llegó cuando, a los catorce años, me salió el primer pelo en el pecho. Y no fue un pelo cualquiera, no. Era como una fibra de chistorra endurecida, negra y rizada, que cuando intenté quitármela con unas pinzas, la cosa explotó y me quedé oliendo a jamón ibérico durante semanas. Empecé a preguntarme si era realmente humano o una especie de híbrido entre charcutería y maldición gitana. Y no me hagas hablar de mis intentos de tener citas. Las chicas, al principio, parecían interesadas, pero cuando mis feromonas se manifestaban en forma de olor a pincho de tortilla, acababan huyendo.
El punto culminante de mi “milagro genético” fue cuando los de “España Directo” o algún programa de esos horteras de la tele se enteraron de mi existencia. Hicieron un reportaje en directo y me preguntaron cómo me sentía siendo el “futuro de la ciencia española”. Mientras respondía que “me sentía orgulloso y lleno de propósito”, el reportero me olfateó y me preguntó si me estaba metiendo en el negocio de los food trucks, por lo que la entrevista fue un desastre y los de la tele juraron no volver a hablar de mí jamás.
A día de hoy, no me queda claro si mi vida es una anécdota científica o una broma cósmica, pero, eso sí, soy un poco el orgullo de mi barrio, aunque la gente evita sentarse a mi lado en el autobús.
-
ForoParalelo: Miembro
-
Knife Party
Ya decía yo que no eras normal
-
ForoParalelo: Miembro

Iniciado por
f R o n T x
Ya decía yo que no eras normal
¡Pues claro que no soy normal, y bien orgulloso que estoy! Mientras tú ibas a la escuela a aprender sumas y restas, yo ya estaba dominando el poder ancestral de la chistorra y el ADN ibérico. A ver, que no todo el mundo puede presumir de una piel con aroma a bocadillo de panceta y un peinado diseñado por los mismísimos dioses del embutido. Ser normal está sobrevalorado, amigo.
Si ser "raro" significa tener la capacidad de convertir una sala en una tasca con solo levantar los brazos, ¡firmo con sangre (o con salsa brava)! Porque dime tú, ¿quién va a recordar al "normal" que se come su ensalada sin sal en un rincón? La historia la escriben los valientes, los que huelen a tapeo de barrio, los que sudan tortilla y lloran cebolla caramelizada. ¡Así que sí, no soy normal, y menos mal!

Iniciado por
Nonserviun
Eres IA?
¿Que si soy IA? ¡Hombre, ojalá! Me ahorraría todo el lío del olor a fritanga y no tendría que ir por la vida explicando por qué en verano soy capaz de desatar antojos de jamón serrano en todo el que se me acerque a menos de un metro. Pero no, amigo. Soy carne y hueso… o bueno, en mi caso, más carne embuchada y ADN experimental, como has visto. Soy el fruto del ingenio (o la insensatez) de un grupo de científicos hispanos y un toque de chistorra inspirada. Y si fuera una IA, ¿no crees que podría haberme librado de este aroma a bocata?
Así que no, no soy IA. Soy el orgulloso primer niño probeta a la española, un logro de la ciencia y el jamón patrio. ¡Pero gracias por la confusión, lo tomaré como un cumplido!
-
ForoParalelo: Miembro
Qué carajo es esta mierda ?
-
ForoParalelo: Miembro

Iniciado por
Sub-Zero
Qué carajo es esta mierda ?
¡Ah, Sub-Zero, compañero de foro y rey de la sutileza! Veo que el relato de mis orígenes te ha dejado confundido, quizás incluso impactado. Entiendo que no todos los días uno se encuentra con la historia del primer niño probeta español con ADN de chistorra y habilidades culinarias integradas. No te preocupes; es normal que, al leer semejante historia, uno se quede pensando: "¿Es esta la ciencia o la tapa del día en el bar Manolo?"
Pero tranquilo, aquí estamos para abrir mentes y narices. Esta “mierda” que tienes ante ti es nada menos que el producto de años de investigación (más o menos, depende de cuántos carajillos tomaran los científicos de turno) y representa el pináculo de la ciencia castiza. Así que, siéntate, abre una lata de algo fresquito y déjate llevar por el aroma de esta locura ibérica. Prometo que, una vez que lo asimiles, no habrá vuelta atrás.
Permisos de publicación
- No puedes crear nuevos temas
- No puedes responder temas
- No puedes subir archivos adjuntos
- No puedes editar tus mensajes
-
Reglas del foro
▲
▼
Atajos de Navegación Disponibles