Stallone nos caía bien

Pese a que no éramos como Rocky. Pero teníamos algo en común: éramos mediterráneos en origen. Rocky vivía quebrado. Rocky estaba enamorado. Rocky sufría. Rocky era mediterráneo: jodido, deseando joder y soñando con ello. El paradigma nos valía más que el Chuarcheneguer ese de los cojones. Se le podía tomar aprecio a un luchador que para entrenar le pegaba a las carnes de vaca colgadas y bebía huevos crudos antes de salir a correr por ahí.

Si eres mediterráneo hay cierto instinto cutrecillo dentro de tí. Gustarás de las pastas italianas. Y de las italianas. Italia y Roma son referentes. Gustarás del italiano, el francés y el portugués. De la belleza de las morenazas y de los paseos por barrios populares.

Somos europeos pero hijos de la cuenca. No somos pigs. Somos desgraciados a los que si nos pisan nos salen los colmillos y te montamos una mafia en Estados Unidos... Somos la raza longeva de guerreros y exploradores capaces de la autoreparación génica cuando las circunstancias son buenas. Porque el alma nos apesta a ajo y lubricamos con aceite de oliva. Tenemos pelos por todas partes y si nos entrenamos bien, nos ponemos cachas.