Debate Una TAUTOLOGÍA terriblemente cierta
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Una TAUTOLOGÍA terriblemente cierta
He recibido cartas de mis lectores durante algunos años. Todas ellas preguntaban
que había hecho después de haber escrito mis libros, que publicados en inglés en 1920 y
1931, fueron escritos en 1910 y 1912.
Nunca pude contestar a estas cartas. Se habrían necesitado varios libros sólo para
intentar hacerlo. Pero cuando mis corresponsales habitaban en Londres, donde residía
desde 1921, los invitaba a ciclos de conferencias que organizaba para ellos. En estas
conferencias trataba de responder a sus preguntas y de explicarles lo que había descubierto
después de escribir mis dos libros y cuál era la dirección de mi trabajo.
En 1934 escribí cinco conferencias preliminares que daban una idea general de lo
que estaba estudiando y también de las líneas que seguían cierto número de personas que
estaban trabajando conmigo. Reunir todo ello en una o hasta en dos o tres conferencias, era
verdaderamente imposible: así que siempre les advertía que no valía la pena escuchar una o
dos conferencias, y que eran necesarias cinco, o mejor aún diez, para poder tener una idea
de la dirección de mi trabajo. Desde entonces he continuado con estas conferencias, y a
menudo las he corregido y vuelto a escribir.
En su conjunto, encontré satisfactorio este arreglo general. Se leían cinco
conferencias en mi presencia o sin mí. Los oyentes podían hacer preguntas, y si trataban de
seguir el consejo y las indicaciones que se les daban (que básicamente se referían a la
observación de sí y a un tipo de autodisciplina), muy pronto adquirían, trabajando, una
comprensión bastante más amplia de lo que yo estaba haciendo.
Por supuesto que siempre me di cuenta de que no bastaban cinco conferencias, y en
las conversaciones que seguían elaboraba y aumentaba los datos preliminares, tratando de
mostrarles su propia posición con relación al Nuevo Conocimiento.
Encontré que para muchos de ellos su mayor dificultad era el darse cuenta de que
verdaderamente habían oído cosas nuevas; esto es, cosas que nunca antes habían oído.
No se lo formulaban a sí mismos, pero de hecho, cualquiera fuese el tema, trataban
siempre de contradecir esto en sus mentes y de traducir lo que oían a su lenguaje habitual.
Por supuesto, yo no podía tomar en cuenta esto.
Sé que no es cosa fácil el darse cuenta de que uno está oyendo cosas nuevas.
Estamos tan acostumbrados a las viejas canciones y a los viejos motivos, que hace ya
mucho tiempo que hemos dejado de esperar y dejado de creer que pueda existir algo nuevo.
Y cuando oímos cosas nuevas, las tomamos por viejas o creemos que pueden ser
explicadas e interpretadas por las viejas. Es cierto que es tarea difícil el darse cuenta de la
posibilidad y necesidad de ideas totalmente nuevas, y con el tiempo necesita una
revalorización de todos los valores convencionales.
No puedo garantizar que encontrarán desde el principio ideas nuevas, esto es, ideas
que nunca antes habían oído; pero si son pacientes muy pronto comenzarán a reparar en
ellas. Para entonces les deseo que no las pierdan y que no traten de interpretarlas de la vieja
manera.
Nueva York, 1945
Hablaré sobre el estudio de la psicología, pero debo advertirles que la psicología de
la cual me ocupo es muy diferente de cuanto ustedes pueden conocer bajo ese nombre.
Para comenzar debo decir que prácticamente nunca en su historia la psicología ha
estado a un nivel tan bajo como en la actualidad. Ha perdido todo contacto con su origen y su
significado, a tal punto que aún hoy es difícil definir la palabra «psicología», esto es precisar
qué es la psicología y qué estudia. Y es así a pesar de que nunca en la historia ha habido
tantas teorías psicológicas ni tantos escritos psicológicos.
A veces a la psicología se le llama una nueva ciencia. Esto no tiene ninguna razón.
Quizá la psicología es la ciencia más antigua, y en sus rasgos más esenciales,
desafortunadamente, una ciencia olvidada.
PRIMERA CONFERENCIA
Para comprender cómo se puede definir la psicología es necesario darse cuenta de
que la psicología nunca ha existido bajo su propio nombre, excepto en tiempos modernos.
Por una u otra razón siempre se ha sospechado de tendencias equivocadas o subversivas de
la psicología, ya sean religiosas, políticas o morales, y por lo tanto ha tenido que usar
diferentes disfraces.
Por miles de años la psicología existió bajo el nombre de filosofa. En la India todas
las formas de Yoga, que son esencialmente psicología, se describen como uno de los seis
sistemas de filosofía. Las enseñanzas Sufíes, que ante todo son psicológicas, se consideran
en parte religiosas y en parte metafísicas. En Europa, hasta no hace mucho tiempo, en las
últimas décadas del siglo diecinueve, muchos trabajos sobre psicología eran considerados
como filosofa. Y a pesar de que casi todas las subdivisiones de la filosofía, tales como la
lógica, la teoría del conocimiento, la ética, la estética, se referían al trabajo de la mente
humana o de los sentidos, la psicología era considerada como inferior a la filosofía y como
relacionada sólo con los lados más bajos o más triviales de la naturaleza humana.
Paralelamente a su existencia bajo el nombre de filosofía, la psicología existió aún
por más tiempo conectada con una u otra religión. Esto no quiere decir que la religión y la
psicología alguna vez fueron una y la misma cosa, ni que la conexión entre religión y
psicología fuera reconocida. Pero no hay duda de que casi todas las religiones
conocidas -por supuesto no me refiero a las falsas religiones modernas- desarrollaron uno u
otro tipo de enseñanza psicológica conectada a menudo con cierta práctica, de manera que
el estudio de la religión, muy frecuentemente, incluía en sí mismo el estudio de la psicología.
Hay muchos trabajos excelentes sobre psicología en la bastante ortodoxa literatura
religiosa de diferentes países y épocas. Por ejemplo, en los primeros tiempos del
Cristianismo, había bajo el nombre general de Philokalia una colección de libros de diferentes
autores, usado en la actualidad en la Iglesia Oriental, especialmente para la instrucción de
los monjes.
Durante el tiempo en que la psicología estuvo conectada con la filosofía y la religión,
también existía bajo la forma de Arte. La Poesía, el Drama, la Escultura, la Danza, y aun la
Arquitectura eran medios de transmisión del conocimiento psicológico. Por ejemplo, las
catedrales góticas eran en su sentido primordial tratados de psicología.
En la antigüedad antes de que la filosofía, la religión y el arte adoptaran formas
separadas, bajo las cuales las conocemos ahora, la psicología había existido en forma de
Misterios, tales como los de Egipto y de la antigua Grecia.
Posteriormente, luego de la desaparición de los Misterios, la Psicología existió en
forma de Enseñanzas Simbólicas, las que algunas veces estaban ligadas a la religión de la
época y otras no, como en los casos de la astrología, la alquimia, la magia; y entre los más
modernos, la Masonería, el Ocultismo y la Teosofía.
Aquí es necesario notar que todos los sistemas psicológicos y doctrinas, tanto los
que existen o los que existieron abiertamente como los que fueron ocultos o disfrazados,
pueden dividirse en dos categorías principales.
Primero: los sistemas que estudian al hombre tal como ellos lo encuentran, o tal
como ellos suponen o lo imaginan ser. La psicología «científica» moderna, o lo que se
conoce bajo este nombre, pertenece a esta categoría.
Segundo: los sistemas que estudian al hombre no desde el punto de vista de lo que
es, o de lo que parece ser, sino desde el punto de vista de lo que puede llegar a ser; esto es,
desde el punto de vista de su posible evolución.
Estos últimos sistemas son en realidad los originales, o en todo caso los más
antiguos, y sólo ellos pueden explicar el origen olvidado y el significado de la psicología.
Cuando comprendamos la importancia del estudio del hombre desde el punto de
vista de su posible evolución, comprenderemos que la primera respuesta a la pregunta: ¿qué
es psicología? debería ser que la psicología es el estudio de los principios, leyes, y hechos
de la posible evolución del hombre.
Aquí, en estas conferencias, hablaré sólo desde este punto de vista.
Nuestra primera pregunta será: ¿qué quiere decir la evolución del hombre?, y la
segunda: ¿se requieren condiciones especiales para ello?
Con respecto a modernos y ordinarios puntos de vista sobre el origen del hombre y
su previa evolución, debo decir ante todo que no pueden ser aceptados. Debemos darnos
cuenta de que no sabemos nada acerca de su origen y que no tenemos pruebas de la
evolución física o mental del hombre.
Por el contrario, si tomamos la humanidad histórica, es decir, la humanidad de los
últimos diez o quince mil años, podemos encontrar señales inconfundibles de un tipo de
hombre superior, cuya presencia se puede establecer ante la evidencia de monumentos
antiguos y conmemorativos que la humanidad actual no puede repetir o imitar.
Con respecto al hombre prehistórico o a esas criaturas de aspecto parecido al
hombre y sin embargo, al mismo tiempo, tan diferentes de él, cuyos huesos se encuentran en
yacimientos del período glacial o preglacial, podemos aceptar la muy plausible idea de que
esos huesos pertenecen a un ser bastante distinto del hombre, que pereció hace mucho
tiempo.
Al negar la evolución anterior del hombre, tenemos que negarle cualquier posibilidad
de evolución mecánica futura; es decir, una evolución que se desarrolle por sí sola, de
acuerdo con las leyes de la herencia y de la selección, sin esfuerzos conscientes del hombre,
y sin una comprensión de su posible evolución.
Nuestra idea fundamental va a ser que el hombre, tal como lo conocemos, no es un
ser completo; que la naturaleza lo desarrolla sólo hasta un cierto punto y que luego lo deja,
para que siga desarrollándose por sus propios esfuerzos e iniciativas, o vivir y morir tal cual
nació, o degenerar y perder su capacidad de desarrollo.
En este caso la evolución del hombre querrá decir el desarrollo de ciertas cualidades
y rasgos interiores que generalmente permanecen sin crecer y que no pueden desarrollarse
por sí solos.
La experiencia y la observación muestran que ese desarrollo es posible sólo en
ciertas condiciones determinadas, con esfuerzos de cierta clase por parte del hombre mismo,
y con ayuda suficiente de aquellos que comenzaron antes un trabajo similar y que ya han
obtenido un cierto grado de desarrollo, o por lo menos cierto conocimiento de los métodos.
Tenemos que comenzar con la idea de que sin esfuerzos es imposible la evolución;
sin ayuda, igualmente, es imposible.
Después de lo cual tenemos que comprender que, en el camino del desarrollo, el
hombre tiene que hacerse un ser diferente, y tenemos que aprender y comprender en qué
sentido y en qué dirección el hombre tiene que hacerse un ser diferente; es decir, qué
significa ser un ser diferente.
Luego tenemos que comprender que no todos los hombres pueden desarrollarse y
llegar a ser seres diferentes. La evolución es cuestión de esfuerzos personales, y en relación
con la masa de la humanidad la evolución es una rara excepción. Puede parecer extraño,
pero debemos darnos cuenta de que no sólo es rara, sino que cada vez está llegando a ser
más y más rara.
Por supuesto, surgen muchas preguntas de lo dicho anteriormente:
¿Qué significa que en el camino de la evolución el hombre tiene que llegar a ser un
ser diferente?
¿Qué quiere decir un "ser diferente"?
¿Cuáles son las cualidades o rasgos interiores que pueden ser desarrollados en el
hombre, y cómo se puede lograr?
¿Por qué no se pueden desarrollar todos los hombres y llegar a ser seres diferentes?
¿Por qué tal injusticia?
Trataré de contestar a estas preguntas y comenzaré por la última.
¿Por qué no se pueden desarrollar todos los hombres y llegar a ser seres diferentes?
La respuesta es muy sencilla. Porque no lo quieren. Porque no saben nada acerca
de ello y, aunque se les diga, sin una larga preparación, no podrán comprender lo que
significa.
La idea principal es que para hacerse un ser diferente un hombre debe quererlo
mucho y por muy largo tiempo. Un deseo pasajero o vago, basado en el descontento con las
condiciones exteriores, no creará el impulso suficiente.
La evolución del hombre depende de su comprensión de lo que puede conseguir, y
de lo que tiene que dar para ello.
Si el hombre no lo quiere, o si no lo quiere con suficiente intensidad, y no hace los
esfuerzos necesarios, nunca se desarrollará. De manera que en esto no hay injusticia. ¿Por
qué debería tener lo que no quiere? Si al hombre se le forzara a convertirse en un ser
diferente, cuando está satisfecho de lo que es, esto si sería entonces injusticia.
Ahora preguntémonos qué significa un ser diferente. Si consideramos todo el
material que podamos conseguir, que se refiera a esta proposición, encontramos la
afirmación de que al hacerse un ser diferente el hombre adquiere muchas nuevas cualidades
y poderes que no posee ahora. Esta es una afirmación común encontrada en toda clase de
sistemas que admiten la idea de un crecimiento psicológico o interior del hombre.
Pero esto no es suficiente. Aun la descripción más detallada de estos nuevos
poderes no nos ayudará en forma alguna a comprender cómo aparecen ni de dónde vienen.
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DXN WXLXLX
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jinetero
Hasta vienen he leído zzzzzzzzzzzzzzzzzzzz groñm zzzzzzzzzzzzzzzzzzzz grrrrñ Zzzzzzzz
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