teoría del campo volitivo

Lo que une a un perro y a su dueño es que ambos tienen voluntad. Existe la motivación del perro por entrenar sus dientes y mandíbula mordisqueando cosas. Y la motivación del dueño por evitar la del perro. Que le destroza la casa. Pero lo que consolida la motivación, en la medida que querencia, es el proceso mental de la voluntad. En eso ambos coinciden. En tener una. La del cuadrúpedo en destrozar. La del bípedo en evitarlo. Para que cambiase la voluntad tendría que cambiar la motivación. Pero no necesariamente. En la medida que la condición de la volición ya es, en cierto modo, una fuerza. Sobre esa base, una fuerza puede ser corregida, o al menos sus efectos, sin necesidad de que lo que la origina cese su actividad - ¡ ni siquiera cambie sus motivaciones!-, si por algún momento el perro creyese que la pata de la silla es una horrenda planta de esas que le repugnan, el castigo al inmueble cesaría o se reorientaría en otros objetivos.

Los físicos que buscaban el campo unificado tenían en su cabeza una idea divina que supondría de algún modo la naturaleza orquestada de las leyes. Cuando en realidad deberíamos plantearnos una naturaleza de lucha por el poder de la manifestación. El avión tiene un empuje que lucha por enviarlo hacia adelante. La gravedad hace por que caiga. Al final flota en una suerte de dinámica beneficiosa para los pasajeros. Ni la gravedad ha desaparecido ni se ha puesto de acuerdo con el empuje del avión y su forma constructiva. Las fuerzas han interaccionado de manera creativa para capitular en una dinámica de movimiento en un fluído, el aire.

Esa ceguera ante la posibilidad de contemplar ecológicamente las leyes físicas, en un desesperado intento de ubicar a Dios, se hace extensible a nuestra incapacidad de ver a Dios " hacia adelante". Porque bien pudiera ser que Dios no sea el que es. Sino que sea el que será. Y que tanto perro mordiendo - como humano corrigiendo-, sean manifestaciones de esa divinidad pugnando por nacer. En un modo impositivo respecto de la realidad que sobrepasa la mera lucha de leyes físicas. Para entrar en los mentales. En el universo psique.

Para entender la realidad no basta con considerar el mundo físico a secas. Que Cristóbal Colón llegase a Las Indias... ¡ posibilitó el Holocausto de los judíos a manos de los nazis!. ¿ Pero cómo, Mr Jo? ¿ Habla usted en serio? ¿¡ Hitler inspirado en Isabel La Católica!?. Bueno... quizá sí. Pero yo pensaba en el siguiente " algoritmo":

1º descubrimiento de América
2º contagio de la sífilis a los marinos europeos
3º contagio a Nietzsche que degenera cerebralmente y crea al Superhombre

4º inspiración de Strauss para su poema sinfónico, inicio de una era musical
5º los nazis, flipados con la ariedad, beben en músicos románticos como Wagner y filósofos sesudos como Heidegger

Es todo lo discutible que se quiera. Siempre afirmamos que si no se hubiera dado antes, habría sucedido después. Sino de una manera, habría pasado de otra. Pero lo cierto es que existe una ruta factible entre mente-ideas y universo físico al punto de que la mente con sus ideas transforma al universo físico en otro nuevo que la naturaleza no había dispuesto.

La gravedad cuántica de bucles es el enlace buscado entre la mecánica cuántica y la física newtoniana. Pero de la misma manera que no somos capaces de determinar el eslabón perdido entre homínidos y humanos, con la suficiente precisión para determinar el momento del " soplo" divino del alma; mucho me temo que el campo unificado no tendrá su divina formulación hasta que no nos metamos en el sistema de ecuaciones.

Es así de simple y, a la vez, espectacularmente complejo: los campos volitivos tienen tanto que ver con la evolución del Cosmos como los campos gravitacionales. Por más que no podamos apañarnos con distancias, masas e inversos y cuadrados para plantearlos. La voluntad puede manifestarse a muy grande distancia temporal, y aún espacial, de la motivación sobre la que se sostiene su querencia. Nunca podremos prescindir del todo de la ecología porque la imposición bélica de un campo de voluntad sobre todos los demás no puede lograrse sin, al menos, el posible conocimiento de tal circunstancia. La fuerza de gravedad no desaparece cuando el empuje del avión ha cesado. Por no tener " competencia", con el resultado final de las " tablas" en la dinámica de flotar, no dejará de manifestarse ni aún en el caso de que los motores del avión parasen. No hay piedad en la tendencia a ser. Del mismo modo la voluntad no extinguida, conocedora del campo de voluntades, querencias y motivaciones, trabajará incluso para su propia meta-autodeterminación. Ya que la desideración y la onírica son sus " momentos".