tonos y redes

antes de ayer me encontré de nuevo con la samaritana que me regaló con comida y ropa por el camino hacia mi madriguera. La chica joven veinteañera, alta, delgada y algo colgada. Me llamó por mi nombre. Lo hizo con fuerza. Como la dueña llama al perro. Estaba con su chico. Un joven con buena planta y aspecto de buena gente. Entendí enseguida, por el tono fuerte de la voz de ella, y por el aspecto de buena gente de él, que ante una dómina me encontraba. El perro, yo, era un proceso de accidental adopción. La cara de " vamos a ver" de él, la señal de su adicción a ella. La fuerza de la voz de ella, el estandarte de su propia gallardía como leona joven.

La mente es una comunidad de vecinos. Pongan nombre a cada " persona" dentro de una persona. Y asocien con el tono, y oscilaciones en el timbre, de voz. Diversos yoes, diversos matices. Ora valiente, ora cobarde. Ora racional, ora obcecado. Es mucho lo que se obtiene de la expectación del prójimo frente a la intervención con éste. Es por eso que quiero matar a mi switch y dejarme hacer. Tan sólo tengo que nadar por ríos con más y mejores pescadoras.