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Un disruptor, un caballo, una carrera apañada, que no amañada, por la modificación exógena de un perturbador y no por el consenso entre delincuentes con lo propio. Una carrera de estafas. Un empoderamiento urbi et orbi con un trabajo de autocontratista interesante. Un placer en su disfrute. Y un argumento de SciFi en una DelictFicc o DelFi. A la par que un maravilloso sistema para una dualidad procedimental: tocar al enemigo en sus partes neurológicas para derrotarle como a un gusano. Ninguna mátesis podría superar a eso en emoción ni en versatilidad ( ganar en lo alto desde lo bajo).

Existen en la Marvel superhéroes y supervillanos. Los mejores son los que usan artificios del ingenio. Las matemáticas ya han demostrado lo mucho que valen y todo queda legislado, observado, fiscalizado. Los pelayo no pasaron por delincuentes pero los cambios normativos profilácticos autorizaron a los casinos a perseguir a los calculadores. Los métodos de análisis usan la IA en una lucha de encontrar senda en los números/ detectar a los que buscan senda y cortarles el paso en razón de la norma proestúpidos, ganadores ocasionales, o de la aleatorización hasta el infinito y más allá. La fiscalidad salvaje ataca a los famosos que usaron ingeniería para colocar sus beneficios más allá de los apetitos del totalitarismo rojo en nombre de todos, y para beneficio de los de siempre, y sólo Aitor sale indemne.

El retorno a una demiurgia-herramienta se hace querer. Cuando no hay un " desde arriba" hay que atacar como las lobas a los bueyes.

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