
Iniciado por
_Ferraro_
Ayer, cuatro amigos y yo decidimos ir al Casino.
Nos vieron llegar, eramos 3 Ferrari y uno que es medio subnormal que tiene un Lambo. Aparcacoches, entrada VIP, no tardaron en ofrecerme alcohol, pero yo no bebo.
El olor a limón embriagaba el lugar y decidido fui a la ruleta, no tenía dudas porque iba preparado para que anoche el Casino ardiese ante mi furia.
Con la determinación que me caracteriza empecé con apuestas bajas, 100€ para ir calentando. Después de varias tiradas con resultados variables ya vi el truco y aproveché una visita al lavabo para pensar la estrategia y la estadística que iba a practicar en mis siguientes jugadas.
Con la mano en la polla (porque estaba orinando) di con la jugada que me haría ser el vencedor de la noche. Salí del baño con más determinación que la que suelo tener por costumbre y me dirigí de nuevo a la ruleta, era el momento de empezar con la artillería pesada, en este juego yo era el protagonista.
Cambié dinero por fichas para situarlas estratégicamente en el tablero, los pares y las negras eran mi buque ballenero en una jungla devorada por los impulsos más efervescentes que puede tener el hombre.
4500€ de beneficio en apenas 3 tiradas, esto empezaba a animarse, los empleados del casino ya empezaban a decirme mediante indirectas que no jugase más, incluso me invitaban a cenar, yo no vine aquí a cenar, yo vine a ganar.
Deposité todas mis putas fichas en el rojo, cara o cruz, querían que todos supiesen que yo en este casino no estoy de paso, quiero que recuerden mi puta cara, quiero que esta puta mañana se hayan levantado diciendo "quiero ser como ese jodido macho".
Salió rojo, gané 30K, cené y di una importante lección.