Iniciado por
Centurion
Me mudo a un piso nuevo. Da la casualidad de que un amigo vive en el piso de arriba y poco a poco se va llenando el bloque, los pisos se van ocupando, conozco al resto de los vecinos con los que congenio bien... ¡Y entonces llegó ella!
Cuarenta y tantos largos, rubia, cuerpo de bien ver y comenzó a hacerse notar. Sospechamos si venía sola o acompañanada, descubrimos que día a día no había nadie con ella; pero tenía un muchacho adolescente acompañándola en la mudanza.
Llegó el día de la presentación, llegaba sola a vivir al bloque, y preguntándole un poco más descubrimos que tenía un buen trabajo, buenos ingresos, buen coche; pero que estaba separada y tenía un hijo adolescente que no vivía con ella.
Algo raro comenzaba a gestarse, no era normal que una mujer así no tuviera la custodia y ante cualquier pregunta de dónde venía... Todo era desviar la atención e intentar cambiar de tema.
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Siguiendo la conversación descubrimos que era muy creyente... Demasiado creyente. Porque un vecino comentó una leyenda sobre un santo mártir de nuestra localidad, ante la que ella montó en cólera y arremetió contra la teoría de la leyenda.
Terminó la primera reunión de presentación... Y sorpresa... Alguien vino a por ella. Un desconocido. Alguien que no vivía en el bloque. Se fue con él, abrió la puerta de su piso y en él se metieron.
Llegó la noche, la hora de acostarse, ¡Y llegó el mambo!
Mi piso está encima del suyo y da a un patio interior. Era de madrugada y me despertó un sonido de gemidos aberrante. Comencé a poner atención y desvelarme y escuché bien: "¡MÁS! ¡MÁS! ¡DAME MÁS!"
Me incorporé del susto, no sabía quién era. Hasta que me asomé por el patio y me di cuenta de que el ruido venía de su piso...
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¡Le escribí a mi vecino! Él también estaba despierto, la había oído, aún viviendo dos pisos por encima.
El piso de mi colega también da al patio interior y parece ser que tenía ella la ventana del baño abierta y el patio actuó como altavoz.
Aún a día de hoy retumba en mis oídos el "¡MÁS! ¡MÁS! ¡DAME MÁS!"
Los gemidos cesaron al poco rato de darnos cuenta... Pero la mecha ya estaba encendida, al día siguiente daríamos un paso de gigante...
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Al día siguiente bajé a hablar con la Presidenta de la comunidad, una señora de setenta años, viuda y que vive sola en la puerta de enfrente de nuestra vecina protagonista. Tenía que pedirle las llaves de los contadores... Y me preguntó: "No veas anoche nuestra vecina... Para decir como dijo ayer que era tan creyente, no veas..." Yo me hice un poco el longui, para sacarle un poco más de información; pero no dijo nada más.
Por la tarde quedé con mi amigo, teníamos que hacer un grupo de WhatsApp al que en unos días, y tras un par de cafés se añadieron otros dos vecinos que también habían notado en ella un comportamiento extraño viendo entrar al "amigo" de nuestra vecina de hurtadillas en el piso y viéndola salir muy "maqueada" a altas horas de la noche cualquier día de la semana...
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Pasaron los días y alguna que otra noche volvía a escuchar sus jadeos y gritos... Lo comentábamos en el grupo; pero la sorpresa llegaba al salir un día de casa. Yo no trabajaba y estaba libre por la mañana, me asomé por el patio interno y vi que ella también estaba en el piso, se oía que estaba secándose el pelo y para más señas era ella, salió a tender una toalla. Decidí ir a tomarme un café por ahí, bajé andando por la escalera y al llegar a la altura de la puerta de la vecina me encontré a un hombre que abría con llaves la puerta de nuestra vecina a hurtadillas, como con prisas y sin querer que nadie lo viera. Era un hombre de unos cincuenta, bien visto, trajeado... Me sorprendió, sospeché y volví al piso.
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¡Comenzaron con besos en la cocina! La tenía abierta... Se oía todo. Y tras desayunar... ¡Empezaron a hacerlo como cosacos! El café terminé por tomármelo en casa y comenté la jugada con el grupo. La sorpresa fue cuando dije que el hombre era otro, lo describí... Y otra vecina comentó que ella había visto entrar el día de antes a otro hombre distinto al primero y al que yo describía. Algo sucio se movía con nuestra vecina... No sabíamos qué teníamos en el bloque y aún nos quedaba más por descubrir.
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Pasó el tiempo y veíamos y oíamos más a menudo al vecino del traje... Un día escubrimos que llevaba alianza de casado. Lo comenté en el grupo decidimos hacer un plan seguirlo a ver dónde vivía; pero el plan se tuvo que abortar y tuvo que esperar.
La siguiente sorpresa vino cuando un día tendiendo ropa por las ventanas exteriores me encontré a un hombre mirando para el bloque, intentando asomarse a las ventanas de nuestra vecina (desde la parte trasera las ventanas de la planta baja quedan a la altura de un entresuelo y solo con asomarte se ve qué hay). Me fijé bien... ¡Y ERA EL PRIMER HOMBRE! Pensé en salir a tirar la basura y aprovechar para pasar por ahí a ver qué hacía ese hombre y por qué estaba tan interesado... Bajé, y antes de salir a la calle ya escuchaba el timbre... ¡El hombre estaba en la puerta del bloque llamando desesperadamente a su portero y mirando su móvil! Me paré y le pregunté si buscaba a alguien... no me respondió.
Pensé, por qué estaría este hombre tras tanto tiempo aquí con tanta insistencia...
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Y entonces llegó la primera reunión de comunidad desde eso y empezaron las quejas; pero por su parte...
Resulta que las cocheras del edificio son muy estrechas y al principio el vecino dueño de la que linda con su coche (de tamaño barco) no tenía aún automóvil, por lo que ella aparcaba sin problemas. Pero para una semana antes de la reunión el vecino se compró un coche. Cosa que ella aprovechó para decirle que dada la estrechez para aparcar y salir bien del aparcamiento, el primero que llegara y aparcara sería el que tendría preferencia para ocupar todo el espacio... Y que el otro se apañase.
¡Primera salida de tono en público... Y no la última!
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La polémica con la cochera siguió, y es que un vecino que aparcaba la moto delante de su propio coche sin molestar empezó a decir quién era quien le movía su moto. En ese momento empezó ella a decir que si alguien la movía era porque entorpecería a quien tuviera un coche grande...
Pero aún no acababa la polémica con la reunión. Un vecino quería ampliar su terraza aprovechando un espacio inutilizado. La decisión dependía del voto favorable de toda la comunidad por unanimidad... Adivinad quién fue la única que votó en contra.
Pero aún no acaba la polémica ahí... En su turno comenzó a decir que el sonido de la lluvia le molestaba, al igual que el sonido de las cañerías bajantes cuando el vecino regaba o yo utilizaba el agua... Y no os olvidéis, mi amigo y yo vivimos encima de ella... ¡Venía a por nosotros! Y para demostrar su arrojo tras la reunión confirmó ser ella quien le movía la moto al otro vecino.
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Y ya enrarecido el ambiente comenzó a pasar el año lentamente hasta la siguiente reunión... La ruleta de ligues, los fijos y los nuevos, siguieron desfilando por su piso y sospechando que hablábamos de ella comenzó a esquivar encontrarse con nosotros y pasó al ataque. Se puso en contacto con la presidenta de la comunidad. Tenía ella pensado presentar un proyecto para revisar las bajantes que iban desde el piso de mi amigo hasta el suyo, una obra de revisión con cámaras internas para ver cómo insonorizar el ruido de los desagües.
Tras decirle eso a la presidenta y pasar un tiempo me llevé la sorpresa de encontrármela en las cocheras... Me acompañó a mi piso en el ascensor y comenzó a decirme que el sonido de mi cisterna y de mis desagües la tenía desquiciada, que el techo de su cuarto de baño al ser falso techo tenía todas las tuberías mías al descubierto y que tiraba muchas veces de la cisterna y utilizaba mucho el agua. Yo no le hice mucho caso; pero me sorprendió la amenaza al decirme bastante cabreada que a ese problema que ella tenía le tendría que hacer frente el resto de la comunidad.
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No le hice mucho caso, pero una semana tras eso comencé a encontrarme a albañiles entrando en su piso y subiendo a la terraza a inspeccionar... Y de buenas a primeras, un día mi novia me visitó al piso tras salir tarde de trabajar. Pues tras cenar y darse ella una ducha, en completo silencio, comenzó a sonar el WhatsApp de mi novia... Ella lo cogió y empalideció su rostro... Yo, al verla así, le pregunté si pasaba algo malo...
¡La vecina le había escrito! ¡SÍ, LA VECINA! Se había hecho con su número de móvil y le escribió diciéndole que no volviera a ducharse tan tarde ni tirara de la cisterna tan temprano (yo despierto todos los días de trabajo a las 6) ¡Que ella no podía dormir!
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Sentí miedo de la capacidad de reacción de nuestra vecina y conforme iba encontrándome con otros vecinos y preguntándoles qué tal les iba todo, para intentar sacarles tema a ver si ellos tenían el mismo problema con ella, me di cuenta de que también algunos tenían cosas que contar. Una de ellas me comentó que estando en su casa, siendo las 6 de la tarde comenzó a escuchar porrazos en su pared. Ella estaba viendo una película para niños... Y su piso linda por el salón con el de nuestra vecina. Otro se quejó de que les había dicho que su hijo recién nacido lloraba mucho. Otra me contó que también le había preguntado si el perro que ladraba tanto era el suyo, porque no lo soportaba. Otro vecino, en este caso uno que es vecino mío en mi planta me contó que también se le había quejado por poner música por la mañana, creyendo que era yo. A mi amigo de arriba, una noche en la que celebraba una reunión familiar, cuando fue a fregar los platos y tenía abierta la ventana del patio interior por donde la escuchábamos a ella, comenzó a oír un "chisssss, chissssss" continuo que venía de abajo. De hecho se creía que estaba yo bromeando abajo y me llamó... Pero yo en ese momento no estaba en el piso. Además nos comenzamos a dar cuenta de que el correo no nos llegaba, los felpudos de nuestros pisos se cambiaban de lugar de forma sospechosa, las plantas de la comunidad aparecían inundadas de agua y hasta nos aparecieron pétalos de rosas marchitas en la cochera.
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Y ya lo que riza el rizo esto es porque el miércoles pasado se convocó reunión de comunidad para este próximo jueves, en cuya convocatoria aparece tratar el tema y que la comunidad arregle el problema que tiene ella con el sonido de las bajantes, citando los pisos implicados (el suyo, el de mi amigo de arriba y el mío). Cuando lo vi pensé, ¿¡Cómo narices ha llamado a la Administradora de la comunidad y ha metido esa propuesta en el orden del día citándonos!? Bajé a hablar con la Presidenta a que me explicara... Comenzamos a hablar en la entrada y nuestra vecina salió de su casa, se iba. No nos saludó a ninguno de los dos, se hizo la longui y se fue. Cuando desapareció aproveché para hablarle a la Presidenta de nuestra vecina. Ella me dijo algo preocupada que la notaba últimamente triste, que ya no tenía tanto trasiego por su piso... se hizo el silencio y nos reímos. De hecho, ya llevaba yo tiempo sin verla ni cruzármela, y cuando salió la noté algo más desmejorada, pero podía ser casualidad. Abierto ya el tema de ella con la Presidenta aproveché y le pregunté si sabía algo del tema de las bajantes. A ella le cambió el rostro a sorpresa y me dijo... ¿Cómo? ¿No lo sabes?
Me quedé más sorprendido. Y le dije que me explicara. Entonces me comentó que yendo a firmar la convocatoria a la Administradora, repasando los puntos del día, la empresa les dijo que habíamos llamado los propietarios de los pisos implicados para introducirlo como punto en el orden del día. Cuando en ningún momento había llamado. Le dije que yo no había llamado, que era imposible. Terminé de hablar con ella y fui a buscar a mi amigo, el otro implicado. Él me confirmó lo mismo. ¿Quién había suplantado nuestra identidad por teléfono? Ella poniendo voz de hombre lo dudamos... ¿Uno de sus ligues?
Decidimos llamar a la administradora; pero mejor no y así aprovechar y descubrirla en la misma reunión ante todos este jueves.
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¡JODERRRR! Lo que me acaba de pasar no es normal... Aababa de escribir el capítulo 13, me levanto del ordenador y pienso en recoger ropa que tenía tendida en el patio de luces cuando me descuido y de me cae una camiseta a su patio... Para esas ocasiones hace ya un tiempo ingenié una cuerdecilla con un gancho al final para coger algún que otro calcetín que se me ha soltado. Cojo el artefacto, empiezo a soltar cuerda... Intento pescarla... Es fácil porque una camiseta es más fácil que un calcetín y cuando ya la tengo pescada y empiezo a subirla... ¡ABRE ELLA RÁPIDA LA PUERTA DEL PATIO, DA UN GRITO, COGE LA CAMISETA, MIRA PARA ARRIBA Y ME GRITA ALGO QUE NO ENTIENDO Y CHILLANDO SE METE CON MI CAMISETA PARA SU PISO!
Me ha dado hasta escalofrío escribirlo... Pero esto ya pasa de castaño a oscuro. No sé si bajar o qué cojones hacer... El grito ha sido desgarrador y se ha asomado otro vecino.
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Llevo unas horas de escándalo. Bajé a su piso, llamé insistentemente... Y abrió la vecina de en frente, la presidenta preguntándome que qué había ocurrido. Había escuchado varios gritos, se asomó por la mirilla y la vio salir del piso con un cabreo considerable, pegándole al marco de la puerta y tirandose del pelo. Pegó un portazo y desapareció. He bajado a su plaza de garaje y el coche no estaba. He salido a la calle por ver y el vecino que vive frente al edificio me ha preguntado si conozco a una vecina rubia de mi bloque. Le he preguntado por qué y me ha respondido que saliendo del garaje casi lo atropella. He ido a hablar con mi amigo de arriba y le he dicho de denunciar; pero él opina que no tenemos nada más que el hecho de que no me haya devuelto la camiseta. De las amenazas no hay prueba más allá de los ruidos que hayan oído los vecinos y de sus quejas de ruidos. De las llamadas no podemos demostrar nada, por lo que hemos decidido aún no hacer nada hasta el jueves en la reunión, si no hay antes ninguna novedad.
Nos tiene en un puño de estrés... Y hasta las 5 de la tarde no hemos podido ni comer... Nos esperan unos días de aúpa. Son las 7 de la tarde y aún no ha vuelto. No sé si ir hoy a dormir a casa de mi novia.
16
Llevo sin salir del piso desde que volví de casa de mi colega, ha bajado él un rato y hemos estado dándole vueltas a este asunto que no tiene por dónde cogerlo. Las últimas horas nos han descolocado, hemos estando hablando con otro colega y nos ha dicho lo que muchos comentáis de denunciar o informar; pero el miedo es que siendo una muchacha de leyes, no sabemos por dónde nos va a salir, o qué busca con ese comportamiento. Le hemos estado dando más vueltas aún a lo de no tener la custodia... Nos tiene descolocados y ahora que viene la noche no sabemos por dónde puede salir esta vez o cómo actuará.
17
Se complica la noche... Iba a bajar la basura. Me asomé antes por el patio interior a ver si veía luz abajo, por si ella había regresado y nada, todo apagado. Cogí la bolsa y justo cuando llegué a la altura de la puerta de nuestra vecina oí un mueble moverse. Creía que sería otro vecino; pero al pararme sonó un golpe seco dado desde dentro en la puerta de la vecina, como un puñetazo, seguido por el sonido de arañar la puerta y una risotada fría que se me ha clavado en la memoria. Pensé salir pitando, coger el coche e irme de allí esta noche; pero tenía las llaves en el piso, había salido con lo puesto, las llaves del piso y la basura. Así que volví al piso para coger las llaves e irme. Me volví a asomar por el patio... Y esta vez la luz de la vecina se encendía y apagaba como si fallara algún cebador y mi camiseta estaba en el suelo de su patio tirada... ¡Y rota!
Cogí las llaves, cerré bien, bajé al garaje, me dirigí a mi coche (es curioso que el suyo no estaba allí), lo revisé por si le había hecho algo y arranqué para salir. Cuando estaba en la puerta me bajé para abrir (aún no tengo el puñetero mando a distancia) y... Había en la cerradura algo que me impedía meter la llave. Lo intenté... Pero nada. Tardé tanto que se apagó la luz; pero menos mal que había dejado el coche arrancado con los faros encendidos. Volví corriendo al coche y me metí en él cerrando los seguros... Cogí el móvil y llamé a mi colega para que bajara a abrirme con su mando... Su móvil sonaba; pero no contestaba... Y se encendió la luz de la cochera. (No tenemos sensores en ellas, y yo estaba solo en ella, alguien tuvo que darle a algún interruptor; pero por allí no aparecía nadie) Miré en todas direcciones por si había alguien, pero nada. Mi amigo no cogía el móvil... Volví a llamarlo y aunque tardó, esta vez sí contestó. Me preguntó asustado qué pasaba, que se estaba duchando, y tras mis explicaciones me dijo que bajaba, que no saliera del coche... Pasaron cinco minutos... Eternos... Volvió a encenderse la luz, ya estaba aquí, pensé... Pero por allí no apareció nadie. Volví a llamarlo y me dijo que estaba en el rellano de su planta, llamando al ascensor que había dejado de funcionar y no subía y que no había luz en su planta, con la luz de su móvil vio que alguien había roto las lámparas y quitado las bombillas. Bajó por la escalera de incendios y ahora sí, se encendió la luz y apareció en la cochera. Se montó en mi coche, abrió la puerta del garaje y salimos. Le conté lo ocurrido y añadiendo él lo que pasaba en su rellano nos pusimos más nerviosos. Paré en la puerta principal del bloque para que se bajara... Pero imaginaos quién estaba en la puerta... Sí, la vecina, con una cara irreconocible, como si hubiera estado llorando durante horas, completamente callada y despeinada, sujetando una bombilla en cada mano. Salió mi colega del coche y ella soltó las bombillas dejándolas caer al suelo para darse la vuelta acto seguido y desaparecer corriendo en dirección a su piso y acompañar su escapada con otro portazo. Mi amigo se volvió y me dijo que cogía su coche y se iba a casa de sus padres. Lo esperé desde la entrada, vigilando a la vez la entrada principal del bloque, mi coche y la salida de la cochera... Salió, y nos fuimos cada uno por un lado. Al llegar a casa de mi novia lo llamé y todo bien... Pero a ver cómo pasaba la noche en el bloque. Le hemos contado al resto todo en el grupo de WhatsApp... Más de uno tiene miedo por si ocurre algo esta noche y ninguno ha salido al rellano, cerrando bien sus pisos.