Nosotros no podemos reventar cabezas como solíamos hacerlo, pero tenemos nuestras maneras: Un truco es contarles historias que no llevan a ninguna parte, como la vez que tomé el transbordador a Shelbyville. Necesitaba un tacón nuevo para mi zapato, así que decidí ir a Morganville, que es como llamaban a Shelbyville en esos días. Así que amarré una cebolla a mi cinto , que era la moda en esa época. Ahora bien, tomar el transbordador costaba 5 centavos, y en esos días, las monedas de 5 centavos traían dibujos de abejorros. "Deme cinco abejas por 25 centavos", decía uno. Bien, ¿Dónde estabamos? ¡Ah, sí!Lo importante es que tenía una cebolla en mi cinto, que era la moda de la época. No tenían cebollas blancas debido a la guerra, lo único que se podían conseguir eran grandes amarillas.