Vengo a hablaros de FRANCO.

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  1. #31
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    我來發言佛朗哥的

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    Tema serio shur...

  2. #32
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    En el coño de tu madre
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    Tema serio shur...
    punto 1 no pone tema serio por ningún lado shur

    punto 2 lo has copiado de la wikipedia y lo sabes

  3. #33
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    punto 1 no pone tema serio por ningún lado shur

    punto 2 lo has copiado de la wikipedia y lo sabes
    No es una copia es un homenaje...

  4. #34
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    Vengo a hablaros de FRANCO.
    Briconsejo: Deberías de interesarte un poquito por la historia, es gratis. De nada.

  5. #35
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  6. #36
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    vaya tochazo!

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  7. #37
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    Vengo a hablaros de Franco

    Introducción



    El principio de la carrera militar de Franco quedó marcado por la Guerra del Rif en Marruecos, alcanzando la graduación de general en 1926, siendo la segunda persona más joven en alcanzar ese rango en Europa, después de Napoleón Bonaparte. Durante la Segunda República Española, tras dirigir la Academia Militar de Zaragoza, le fue encomendada en otoño de 1934 la dirección de las operaciones militares para sofocar y reprimir el movimiento obrero armado que había declarado la revolución social en Asturias en 1934. Tras el triunfo del Frente Popular, descubierto el intento de golpe de Estado de varios generales, y existiendo sólo sospechas sobre sus integrantes, el Gobierno alejó de los centros de poder a los generales más proclives a la sedición, destinando a Franco a las Islas Canarias.7

    En julio de 1936, tras muchas indecisiones, se une al golpe de Estado liderado por el general Sanjurjo y el general Mola contra el gobierno de la Segunda República Española poniéndose al frente del ejército de África. El golpe fracasó y dio lugar a una guerra civil. Tras la muerte de Sanjurjo en un accidente aéreo pocos días después del golpe, ayudado por el prestigio que cosechó con el rápido avance de sus tropas y la toma del Alcázar de Toledo, Franco ve el camino libre para convertirse en líder indiscutible de los sublevados, y siendo designado su jefe de Gobierno el 28 de septiembre de 1936, se autoproclama jefe de Estado.

    Después de la victoria en la Guerra Civil del bando sublevado continuó una durísima represión ya iniciada desde principios de la guerra.8 Durante la Segunda Guerra Mundial, Franco mantuvo una política oficial de neutralidad para pasar a la de no beligerancia a instancias de Mussolini; no obstante, colaboró encubiertamente con el Eje de diversas formas, principalmente permitiendo la escala y el aprovisionamiento de aviones y submarinos en territorio español, y enviando tropas –supuestamente autoorganizadas al margen del gobierno– para combatir junto a los alemanes en la campaña contra la Unión Soviética, la denominada División Azul, así como la mucho menos conocida Escuadrilla Azul. Con anterioridad, Franco y Hitler se habían reunido en Hendaya el 23 de octubre de 1940.

    Tras la caída de Alemania e Italia, el régimen franquista sufrió la reprobación de las Naciones Unidas por su demostrada colaboración con el Eje, impidiendo la entrada de España en el recién creado organismo y recomendando la retirada de embajadores. Franco desestimó las críticas internacionales considerando que eran obra de la conspiración masónica.9 España sufrió un relativo aislamiento internacional roto principalmente por la Argentina de Perón y Portugal (el régimen de Salazar). En 1945, Franco retira las banderas y símbolos nazis y fascistas de los diferentes organismos, apartando del gobierno a los más significados defensores del Eje.10 En los siguientes años su iniciado régimen totalitario se fue desplazando hacia otras posiciones dictatoriales.

    Durante la Guerra Fría, los Estados Unidos, interesados en incluir a España en su línea defensiva, maniobraron para procurar la entrada de España en la OTAN. La oposición de otros países, especialmente Gran Bretaña, obligó a EE. UU. a reconducir su iniciativa y firmar un tratado bilateral que incluyó la instalación de bases militares estadounidenses en territorio español. La firma del tratado supuso un triunfo para Franco ya que con él se iniciaba claramente el desbloqueo internacional. El presidente Eisenhower y, posteriormente, Richard Nixon viajaron a España explicitando así su apoyo a Franco.

    Franco intentó instaurar un sistema económico autárquico. El rechazo de las ofertas de crédito británica y estadounidense provocó la escasez de alimentos y materias primas que, sumado a la corrupción y a la generalización del mercado negro, mantuvieron a España en la penuria hasta bien entrados los años cincuenta.11 Después de 1959, con la entrada en el gobierno de los "tecnócratas" y el abandono de las políticas autárquicas, la economía experimentó una profunda transformación, desarrollándose planes de "estabilización y desarrollo" atendiendo a las recomendaciones internacionales que condujeron a la recuperación económica.11

    En su última etapa se inició un retroceso en las relaciones internacionales que exigían una apertura a posiciones democráticas. La solicitud española de entrada en la CEE fue rechazada y su posible entrada se vincula a reformas democráticas, el Proceso de Burgos supuso un nuevo descrédito internacional del Régimen. En el interior, los trabajadores agrupados, principalmente en torno a Comisiones Obreras, se mostraban especialmente activos contra el Régimen; la oposición democrática presentaba un frente común al que se sumaron sectores de la economía que consideraron al Régimen como un lastre y sectores de la Iglesia apoyan las reivindicaciones de los trabajadores y a la oposición.12 ETA y otras organizaciones terroristas también se convirtieron en un problema creciente.13

    El 14 de octubre de 1975 comienza su último deterioro físico, el 25 de octubre se le administra la extremaunción y, desde entonces, es mantenido vivo por su entorno intentado una solución sucesoria acorde con sus intereses.14 Franco muere, finalmente, el 20 de noviembre.

    Tras su muerte, los mecanismos sucesorios funcionaron y Juan Carlos "aceptando los términos de la legislación franquista" fue investido rey,15 siendo aceptado con escepticismo tanto por los adeptos al Régimen como por la oposición democrática. Posteriormente, Juan Carlos desempeñaría "un papel central en el complejo proceso de desmantelamiento del régimen franquista y en la creación de la legalidad democrática".15

    Infancia y formación militar







    Escudo heráldico de Francisco Franco donde se representan las armas de sus cuatro apellidos. Primer cuartel: Franco, segundo: Bahamonde, tercero: Salgado-Araújo, cuarto: Pardo de Andrade.16 17

    Francisco Franco nació a las doce y media de la madrugada del 4 de diciembre de 1892 en el número 108 de la calle Frutos Saavedra de Ferrol (actualmente, calle María, situada en el casco histórico de la ciudad), en la provincia de La Coruña.18 El 17 de diciembre fue bautizado como Francisco Paulino Hermenegildo Teódulo: Francisco por su abuelo paterno, Hermenegildo por su abuela materna y su madrina, Paulino por su padrino y Teódulo por el santo del día.19 Su padre, Nicolás Franco y Salgado-Araújo, (1855 - 1942, 87 años) era capitán de la Armada, llegando a ser intendente ordenador de la Marina (cargo equivalente a general de brigada), y su madre, María del Pilar Baamonde y Pardo de Andrade (1865 - 1934, 69 años) disfrutaba de una posición social parecida a la de su marido, hija del comisario del equipo naval de la plaza,20 provenía de una familia que también tenía una tradición de servicio en la Marina. Nicolás, el mayor de los hermanos, seguiría la tradición familiar como oficial de la Marina y diplomático. Su otro hermano, Ramón, fue un pionero aviador que llegó a ser muy conocido por sus hazañas aeronáuticas.

    Francisco fue el segundo hijo varón de la familia. No nace en un hogar feliz, los caracteres contrapuestos de sus padres propician el desencuentro de la pareja desde los primeros momentos y acaba en ruptura.

    Su padre, Nicolás, fue un hombre librepensador poco dado a los convencionalismos y, habiendo estado destinado en Cuba y Filipinas (en Filipinas tuvo un hijo natural al que reconoció antes de regresar a Ferrol),21 adquirió los hábitos del oficial de colonias: mujeriego, jugador de casino y aficionado a las juergas y farras nocturnas.22 Su madre, Pilar, era conservadora, extremadamente religiosa y muy apegada a los usos y costumbres de la burguesía de una pequeña ciudad de provincias. Ambos quedarían decepcionados mutuamente casi inmediatamente después de la boda. Nicolás no tardó en continuar con sus costumbres de oficial de colonias y Pilar se refugió en su religiosidad, resignada al cuidado de los hijos que fueron llegando.23 El comportamiento de su padre en casa fue autoritario rayando la violencia, siempre malhumorado no admitía que se le contradijese, y los cuatro hermanos, Francisco en menor medida dado su carácter retraído y apocado, sufrieron lo que hoy se consideraría malos tratos. Según el testimonio de su hija Pilar:

    Nuestro padre era muy severo con sus hijos en todo lo concerniente a estudiar y cumplir con nuestra obligación. Pero no con palizas y misterios, como aseguran por ahí ciertos escritores sensacionalistas. Me gustaría saber de dónde han sacado tanta barbaridad. Han llegado a decir que en un momento de indignación mi padre quiso cortarle a Nicolás una mano con un cuchillo de cocina... Lo máximo que hizo fue darnos un par de bofetones a tiempo. Yo puedo atestiguar que a mí nunca me puso la mano encima. No porque no lo mereciese alguna vez. A mis hermanos sí, cuando las hacían demasiado gordas. Ahora se dice mucho que no se debe pegar a los niños, pero en aquella época era todo lo contrario; las palizas eran fuertes y frecuentes. ¡Vaya! Y recomendadas hasta por los maestros.24

    La madre, resignada siempre y de carácter bondadoso, se constituyó en el refugio de los cuatro hermanos, inculcándoles tenacidad y esfuerzo para progresar en la vida y ascender socialmente.25 Cuando su padre es destinado a Cádiz en 1907 y posteriormente en Madrid, la familia se rompe definitivamente.26 Ya en Madrid, Nicolás se unió a Agustina Aldana, una joven antítesis de su esposa, con ella vivió, junto con una ahijada sobrina de ésta, hasta que en 1942 le sobrevino la muerte. Sus hermanos visitaron poco a su padre, desconociéndose que Francisco lo visitara en alguna ocasión. Su padre siempre sintió predilección por sus otros hermanos y Francisco fue el que más fuertemente se refugió en su madre. Los caracteres que posteriormente lo identificaron: su desinterés por el sexo, su puritanismo, su moralismo y religiosidad, su alejamiento del alcohol y las farras, todo lo convierte en una antítesis de su padre y lo identifica plenamente con la madre.27

    En 1898, un acontecimiento histórico puede explicar parte de su rudimentario ideario político. La pérdida de Cuba representa la definitiva caída del que fuera el imperio español. Esto, en una época convulsa en la que frente a un liberalismo elitista no consolidado e inestable se intenta imponer el parlamentarismo democrático basado en el sufragio universal. En España, el siglo XIX estuvo presidido por un prolongado periodo de inestabilidad política y guerras civiles; los intentos liberales chocaron en todos los casos con la reacción del antiguo régimen y la Iglesia. Esta conflictividad política y social, junto con revueltas y guerras civiles, unido a las guerras coloniales, propició un sistema político corrupto e ineficaz en una España empobrecida, atrasada y con fuertes desequilibrios entre clases y regiones.28 A Franco, como al conservadurismo de gran parte del siglo XX, pudo serle fácil identificar la grandeza del imperio perdido, con los antiguos regímenes autoritarios, y el desastre de su pérdida, con las nuevas posiciones liberales.

    En 1898 Franco cuenta cinco años de edad; la pérdida de Cuba habría pasado inadvertida para él de no ser por la reacción que suscitó en la sociedad española, que se prolongaría durante su infancia y primera juventud. La gran derrota naval se vivió en España como una humillación infligida por una nación emergente a una gran nación imperial.29 En los ambientes militares (y Ferrol era una ciudad con un fuerte componente militar y concretamente naval) y en parte de la población, la resistencia ofrecida por una flota obsoleta y mal pertrechada se consideró resultado del heroísmo de unos militares que lo dieron todo por la patria; y la derrota, producto de la irresponsable actitud de unos políticos corruptos que descuidaron a su ejército. El ejército, sin imperios de ultramar que defender, forzó, también como medio de lavar la derrota sufrida, las posteriores intervenciones en Marruecos, generalizándose en su seno un patriotismo exacerbado y un sentimiento de superioridad frente a la población civil, viendo en el afloramiento de los nacionalismos (principalmente el nacionalismo catalán, promovido por las elites catalanas que perdieron el mercado cubano) y en el fortalecimiento del pacifismo de la izquierda, elementos disolventes de la nación.30 31

    Franco en su infancia pudo ser blanco de las burlas y mofas de los otros muchachos por su corta estatura y voz atiplada. En la academia así fue, se conoce cómo en una ocasión le segaron el cañón del fusil quince centímetros y le obligaron a desfilar con él. Siempre se le conoció por un diminutivo: en la infancia, muy delgado y de aspecto enfermizo, le apodaron cerillito y en la academia: Franquito, teniente Franquito, comandantín,... Todavía en 1936 cuando el general Sanjurjo reprochó su falta de decisión frente al levantamiento, lo haría en estos términos: «Franquito es un cuquito que va a lo suyito», siendo apodado por los confabulados, cansados de sus vacilaciones, "miss Canarias 1936".32 En sus memorias, Manuel Azaña también terminará llamándole Franquito.33

    Según el testimonio de uno de sus compañeros de colegio «era siempre el primero en llegar y se ponía delante, solo. Esquivaba a los demás». Se reconoce en los hermanos una desmedida ambición, acrecentada en el caso de Francisco. Ambición que pudo verse fomentada por el entorno familiar.34

    Al cumplir 12 años, junto a su hermano Nicolás y su primo Pacón, entra en una escuela de preparación naval dirigida por un capitán de corbeta con la esperanza de, posteriormente, ingresar en la Armada. Su hermano logró en 1906 ingresar en la Escuela Naval de la Armada, pero él y su primo, al intentarlo el año siguiente, vieron negada tal posibilidad. Ese mismo 1907, a los 14 años de edad, junto a su primo, ingresa en la Academia Militar de Infantería de Toledo.35 Franco recordará con amargura su incorporación a la Academia al ser blanco de las (por aquél entonces inevitables) novatadas: «Triste acogida que ofrecían a los que veníamos llenos de ilusión a incorporarnos a la gran familia militar».36 En la academia será uno del montón que obtendrá el puesto 251 entre los 312 de su promoción.37

    Carrera militar



    Mis años en África vienen a mí con indudable fuerza. Allí nació la posibilidad de rescate de la España grande. Allí se fundó el ideal que hoy nos rinde. Sin África, yo apenas puedo explicarme a mí mismo, ni me explico cumplidamente a mis compañeros de armas.

    Franco al periodista Manuel Aznar, 1938.38

    Franco tuvo que insistir ante su antiguo Coronel en la Academia de Infantería José Villalba Riquelme con su petición de un destino en África al serle denegada en primera instancia, probablemente por su mediocre calificación en la academia militar. Es destinado a Ferrol, su ciudad natal, donde pasó dos años hasta ser admitida su petición (en estos dos años se refuerza su amistad con Francisco Franco Salgado y Camilo Alonso Vega, personas que permanecerán siempre a su lado).39 Ya en África, en el transcurso de los diez años y medio que permaneció allí, logró una vertiginosa ascensión hasta alcanzar el generalato, convirtiéndose en el general más joven de Europa en aquella época,40 adquiriendo una gran popularidad entre la burguesía española y un prestigio dentro del ejército que le permitió, aún con su juventud, disfrutar de un estatus de igualdad con los más consolidados generales, siendo uno de los militares con mayor ascendencia entre la población en una época clave de la historia de España: la II República.41

    La guerra de África agravó la fractura entre Ejército y sociedad civil,42 era rechazada por las clases populares a las que les suponía una sangría de miles de muertos, jóvenes de estas familias que no podían pagar la «cuota» que los librara del servicio militar,43 En 1909 fue el detonante de la Semana Trágica y en 1911 crecen las protestas ante el recrudecimiento de las campañas en Marruecos.44 Siendo, estas protestas, vistas desde el ejército como anti patrióticas.

    Cuando Franco llega a África se incorpora a un conflicto donde se entrecruzan los intereses de, principalmente, España, Francia e Inglaterra; en el que España se involucra con temeridad por las presiones de un ejército que quiere resarcirse de las derrotas sufridas en las colonias de ultramar y una oligarquía financiera con intereses, principalmente mineros, en el Magreb.45 También se incorpora a una casta dentro de otra castra: la casta africanista de la ya casta militar.

    En África ya habían muerto miles de soldados y centenares de oficiales. Era un destino arriesgado y, también, un destino en el que las políticas de ascensos por méritos de guerra permitían una rápida carrera militar. Se incorpora a un ejército con un equipamiento deficiente y anticuado, una tropa desmotivada y una oficialidad poco capacitada que repite tácticas que ya fracasaran en las anteriores guerras coloniales.46

    Primer periodo en África: los Regulares indígenas

    El 17 de febrero de 1912 llega a Melilla en compañía de su compañero de promoción, Camilo Alonso Vega, y su primo Pacón destinado al Regimiento África Nº 68 que manda su antiguo Coronel de la Academia de Infantería José Villalba Riquelme. Sus primeros cometidos en África fueron operaciones rutinarias; entre otras, establecer contacto entre diferentes puestos fortificados o la protección de las minas de Banu Ifrur. El 13 de junio de ese mismo año asciende al empleo de teniente, cuenta con 19 años de edad y será el único ascenso que obtendrá por escalafón; los demás los obtendrá por méritos de guerra. A petición propia, el 15 de abril de 1913, se le destina al Regimiento de Regulares indígenas, unidad de choque recientemente formada por Dámaso Berenguer y formada por mercenarios moros.

    El 12 de octubre de 1913 recibe la Cruz al Mérito Militar de primera clase por su victoria en un combate el 22 de septiembre anterior y el 1 de febrero de 1914 es ascendido a capitán por su valor en la batalla de Beni Salem (Tetuán). En esta primera etapa en África demostró valor y capacidad táctica.47 En los combates se distinguió por su arrojo y belicosidad. Era «entusiasta de las cargas a la bayoneta para desmoralizar al enemigo»48 y asumió elevados riesgos encabezando el avance de su unidad. También, ayudado por ese coraje, logró que las unidades a su mando se distinguieran por su disciplina y avance ordenado, «ganándose una reputación de oficial meticuloso y bien preparado, interesado en la logística, en abastecer a sus unidades, en trazar mapas y en la seguridad del campamento».49 También, ya en aquella época, muestra un carácter imperturbable y hermético que le acompañará durante toda la vida.50

    Años más tarde, reconoció que la noche en la que se incorporó a su unidad en África, durmió con el arma en la mano; la tropa le inspiró una fuerte desconfianza.51 Franco no se vería obligado a desarrollar una depurada estrategia ni tácticas de guerra elaboradas (dotes que ni en aquella época proporcionaba la formación en las academias militares españolas ni se le reconocería en su trayectoria militar): los rifeños no eran estrategas ni estudiosos de las tácticas de combate modernas; el desafío se encontraba en contrarrestar su belicosidad; acostumbrados a rafias entre tribus y contra los ocupantes de turno, ponían en estos combates su vida: «Hombres acostumbrados a carreteras, a caminos o, cuando menos, a senderos de montaña; hombres, además, recién llegados de un ambiente en que la guerra se miraba como algo intolerable; hombres, finalmente, que nunca habían luchado y, al otro lado, gentes no sólo acostumbradas a pelear sino para quienes la guerra estaba conectada con el pan de cada día». (Martínez Campos),52 Franco, primero al mando de los Regulares indígenas y después al de la Legión, instauró una disciplina férrea, implacable con la insubordinación (en su etapa en la Legión, preocupado por una ola de indisciplina, reclamó a Millán Astray la autorización para poder recurrir al fusilamiento. Millán Astray le respondió que las penas de muerte debían dictarse únicamente atendiendo a las estrictas ordenanzas recogidas en el código de justicia militar. Días más tarde formó el pelotón de fusilamiento después de que un legionario se negase a comer y lanzara la comida a un oficial. Lo fusiló e hizo desfilar al batallón frente al cadáver). También, si no se le reconoce ninguna inquietud intelectual, sí mostró un gran interés por formarse en todo lo concerniente a su profesión militar. Se le reconoce un cierto aislamiento de sus compañeros, ocupando su tiempo libre en la lectura de tratados militares.

    Miembros de su tropa llegaron a decir que con Franco al frente no perdían las batallas y el salir ileso de las refriegas (en los dos años y medio primeros de su paso por los Regulares, 35 de los 41 de sus compañeros oficiales habían resultado muertos o heridos)53 le invistió de un halo de invulnerabilidad ante los indígenas que lo calificaron como hombre con baraka (hombre con buena suerte).54 Franco pudo advertir que los mandos únicamente conseguían el respeto de la tropa si demostraban valentía, y que el elevado número de deserciones, incluso los amotinamientos, guardaban una estrecha relación con el fracaso de las operaciones, la derrota o la retirada.55 El cabalgar sobre un caballo blanco, cuando tuvo derecho a ello, lo hizo bien visible para su tropa.

    También se distinguió por su preocupación en abastecer a su tropa en un ejército que la descuidaba por completo. En África (como en anteriores guerras coloniales) se producían más muertes como consecuencia de enfermedades que por los enfrentamientos armados.56

    En 1916, en una rafia en El-Biutz (entre Ceuta y Tánger) fue herido en el bajo vientre, una herida grave que pudo causarle la muerte y que lo mantuvo varios meses hospitalizado en Ceuta (sus padres, ya separados, viajaron a Ceuta para asistirle en su convalecencia).

    Era norma no escrita que las heridas de guerra se recompensaran con un ascenso, ascenso que le fue negado y que Franco logró tras insistir en todas las instancias hasta llegar al Rey Alfonso XIII. El 28 de febrero de 1917 es nombrado comandante con efectos retroactivos de 29 de junio de 1916, convirtiéndose en el comandante más joven de España.57 Sin embargo, no consiguió que le concedieran la Laureada de San Fernando (máximo galardón en el ejército español) a la que también estaba propuesto. Años más tarde, ganada la Guerra Civil, ya como caudillo de España, se la concedió a sí mismo.58

    Interludio en Oviedo

    Sin encontrar destino en África tras el ascenso a comandante, es destinado a Oviedo, donde llega ya con una cierta aureola de héroe. Allí se hospeda en el hotel París y entabla amistad con el que más tarde será su más dedicado hagiógrafo Joaquín Arrarás Iribarren. Es en el transcurso de esta estancia en Oviedo cuando conoce a la que más tarde será su mujer Carmen Polo y Martínez Valdés.

    Durante los tres años que estuvo destinado en la península se suscita el enfrentamiento dentro del ejército entre peninsulares y africanos, los primeros consideraban abusivos los ascensos por méritos de guerra y denunciaban el favoritismo con el que el rey trataba a los africanos,59 y los segundos, entre ellos Franco, consideraban estos ascensos necesarios para premiar la arriesgada labor de los oficiales en África y la profesionalidad de unos oficiales que se encontraban en la «mejor escuela práctica por no decir la única de nuestro ejército» español.60 También vive la huelga general del 10 de agosto de 1917. El ejército reprime a los huelguitas y, aunque en el resto de España es sofocada en una semana, en Asturias, los mineros se hicieron fuertes y prolongaron los disturbios durante casi veinte días. Franco dirigió la represión allí, la casualidad quiso que se encontrara en el lugar de mayor conflictividad. Aunque algunos biógrafos sostienen que aquella fue una represión especialmente brutal que anticipaba su comportamiento posterior, lo cierto es que aún siendo brutal, no lo debió ser más que la ejercida en otras regiones dado que no existen documentos de la época que la destaquen del resto.61 Sí, al dirigir la represión en la región más conflictiva, le proporcionó un plus de notoriedad.

    Segundo periodo en África: la Legión





    Estatua de Franco en Melilla.

    En sus biografías se reconoce la gran influencia que Millán Astray pudo ejercer sobre el joven Franco. Su aspecto llegó a ser impactante: manco, sin un ojo, parte de la mandíbula destrozada y cara y cuerpo cosidos de cicatrices. Personaje histriónico que fundó la Legión a imagen de la Legión Extranjera francesa, reclutando a proscritos sin importar su nacionalidad, a los que les redimiría su permanencia en la Legión: «Os habéis levantado de entre los muertos, porque no olvidéis que vosotros ya estabais muertos, que vuestras vidas estaban terminadas. Habéis venido aquí a vivir una nueva vida por la cual tenéis que pagar con la muerte. Habéis venido a morir».62 Astray y Franco se conocieron cuando este último asistió en Valdemoro (Madrid) a un curso de perfeccionamiento de tiro (de septiembre a octubre de 1919). Astray estaba en el intento de crear lo que llegó a ser la Legión, acababa de estar en Francia para estudiar a su homónima, y en junio de 1920 le propuso a Franco que fuese su segundo jefe. Franco no dudó en aceptar, volvía a África como eran sus deseos y lo hacía en un cuerpo al que podría exigir a su tropa más incluso que a los Regulares indígenas.

    La Legión (de nombre oficial: Tercio de Extranjeros) se fundó el 20 de enero de 1920 por orden del Ministro de la Guerra José Villalba Riquelme. El 27 de septiembre Franco es nombrado jefe de su primera bandera (la constituían tres banderas o batallones) y el 10 de octubre llegan los primeros legionarios (200) a Ceuta. Esa misma noche, los legionarios aterrorizaron a la ciudad. Murieron asesinados una prostituta y un cabo de guardia, y la refriega posterior produjo dos muertos más.63

    La Legión se distinguió por su férrea disciplina, la brutalidad de los castigos que se imponían a la tropa y, en el campo de batalla, por constituirse en fuerza de choque. A cambio, como válvula de escape, se les disculpó abusos cometidos contra la población civil.64 También se distinguió por la brutalidad ejercida contra el enemigo vencido. Se practicó el ensañamiento, la decapitación de prisioneros y la exhibición de sus cabezas cortadas como trofeos.65

    En 1921, el desastre de Annual, que supuso la muerte de más de 8.000 españoles, con las tropas huyendo en desbandada y los Regulares indígenas pasando a las filas de Abd el-Krim, supuso para la recién creada Legión su prestigio en la península al ser la primera fuerza en llegar a Melilla, consolidar la plaza y aun recuperar algunas posiciones. Las noticias de la brutalidad ejercida por la Legión en sus acciones llegaron a la península y tal brutalidad fue acogida con entusiasmo por gran parte de la población que la consideraron el justo castigo a los rifeños; en contraposición, se demandan responsabilidades a los oficiales que con su ineptitud fueron la causa del desastre.

    Franco, que comandaba la bandera que por sorteo fue la encargada de socorrer a Melilla, vuelve a estar en el centro de un acontecimiento de gran resonancia, y por contraste («El desastre de Annual reforzó el pacifismo de izquierda y mermó la reputación del ejército y el rey»66 ), aumenta su prestigio, convirtiéndose en un héroe ante la opinión pública. Franco continuará hasta enero de 1922 en tareas de recuperación y consolidación de una parte de las posiciones perdidas. Es nuevamente condecorado y propuesto para el ascenso a teniente coronel por Sanjurjo, ascenso que le fue denegado al estar pendiente la investigación por los sucesos de Annual. El rey lo nombró «gentilhombre». En los permisos que solicita y aprovecha para viajar a Oviedo y visitar a la que será su mujer, es recibido como un héroe, siendo invitado a banquetes y celebraciones de la aristocracia local.

    En 1922 se publicó un libro firmado por Franco (aunque tras la firma pudo estar el periodista Juan Ferragut) Diario de una Bandera, único libro completo con su firma. Narra acontecimientos vividos es esa época en África.67

    Millan Astray, tras unas declaraciones que respondían airadamente a la indignación de la sociedad española y la creación de una comisión de investigación para depurar las responsabilidades de los mandos africanos (comisión Picasso), fue destituido como comandante de la Legión, accediendo a su mando el teniente coronel Valenzuela, hasta entonces al mando de una de sus banderas. Muerto este en combate, Franco es ascendido a teniente coronel, sucediéndole en el mando de la Legión.

    Archivo:Franco marriage.jpg

    Boda del teniente coronel Franco con Carmen Polo en Oviedo en octubre de 1923.

    El 13 de octubre de 1923 regresa de permiso a la península para contraer matrimonio. Deteniéndose antes en Madrid para visitar al rey Alfonso XIII, este accede a ser su padrino y el 22 de octubre, la pareja Francisco Franco y Carmen Polo entran en la iglesia de San Juan de Oviedo bajo palio acompañados del gobernador militar en representación del rey.

    En los años siguientes, al mando de la Legión, Franco aún protagonizó diversos éxitos militares, entre ellos el desembarco de Alhucemas, aumentando su prestigio y proporcionándole sucesivamente los ascensos a coronel y general de brigada.

    El 13 de febrero de 1926, cuando Franco es ascendido a General de brigada cuenta 33 años. Pero no solo Francisco, su hermano menor Ramón es también un héroe, en su caso de la aviación. Los franco ocupan la prensa de la época: Francisco como el general más joven de Europa y Ramón como el primer piloto español que cruza el Atlántico (en el hidroavión Plus Ultra en compañía de, el más tarde cofundador de La Falange, Julio Ruiz de Alda). Ferrol, la ciudad natal de los hermanos, los festejó celebrando sus hazañas.

    Franco regresa a la península, se crea la Academia Militar de Zaragoza y se le encarga su dirección, lo que supuso un éxito personal y de los africanistas. El 14 de septiembre de 1926 nace su única hija María del Carmen.

    Franco en su periodo en África entró a formar parte del grupo africanista del ejército español, grupo que jugaría un papel fundamental en las conspiraciones contra la II República española. Los africanistas se constituyeron en un grupo muy cohesionado, se mantuvieron siempre en contacto y se apoyaron mutuamente frente a los oficiales peninsulares, conspiraron contra la república desde sus inicios y, posteriormente, comandaron la sublevación del 18 de julio de 1936 que condujo a la guerra civil. Sanjurjo, Mola, Orgaz, Goded, Yagüe, Varela,… y el propio Franco fueron destacados africanistas y los principales promotores del golpe de Estado. Franco en aquella época ya era consciente de su posición privilegiada:

    Desde que se me hizo general a los 33 años, se me colocó en vías de grandes responsabilidades para el futuro

    Notas autobiográficas.68

    Durante la Segunda República Española



    He recibido muy bien al general [Franco]. Le digo que me dio un disgusto con su proclama y que no la pensó bien. Pretende sincerarse, un poco hipócritamente. [...] Hace protestas de lealtad, y aunque lo han buscado, ha dicho que respeta al régimen como respetó a la monarquía.

    Manuel Azaña, memorias (21 de agosto de 1931)69

    Tras la promulgación de la II República, Franco estuvo tentado de intervenir en Madrid con los cadetes en defensa de Alfonso XIII, pero comunicándole su intención al general Millán Astray, éste le hizo partícipe de una confidencia del general Sanjurjo, según la cual, no se contaba con los apoyos suficientes; principalmente, no se contaba con la Guardia Civil. Esto le hizo desistir. Al día siguiente, el día 15 de abril, Franco dictaba una orden a los cadetes: "Si en todos los momentos han reinado en este centro la disciplina y el exacto cumplimiento en el servicio, son aún más necesarios hoy, en que el Ejército necesita, sereno y unido, sacrificar todo pensamiento e ideología al bien de la nación y a la tranquilidad de la Patria".70 Franco desde esos primeros momentos se mostró reticente a la República; y en julio, pasados tres meses, cuando Manuel Azaña (entonces Ministro de Defensa), dentro de sus acciones encaminadas a reducir los gastos del Ejército,71 cierra la Academia Militar de Zaragoza, en su discurso de clausura se posicionó abiertamente contra ella. Azaña incluyó una nota desfavorable en su hoja de servicios; y cerrada la academia, Franco se encontró en situación de disponible forzoso durante los siguientes ocho meses, hasta que en febrero de 1932 se le destinó a La Coruña como jefe de aquella brigada de Infantería.

    En julio de 1932, cuatro semanas antes de la Sanjurjada, Sanjurjo se entrevistó en secreto con Franco para pedirle su apoyo en el pronunciamiento. Franco no se lo dio, pero fue tan ambiguo, que Sanjurjo pudo llegar a pensar que dado el golpe, podría contar con él.72 La entrevista fue en Madrid, de regreso a La Coruña, Franco pidió un permiso para ausentarse de su puesto durante unos días y acompañar a su esposa y a su hija en un viaje por las Rías Bajas coincidiendo con las fechas previstas para el pronunciamiento. El permiso le fue denegado al tener que ausentarse el general de División de la plaza. En el momento del pronunciamiento, Franco se encontraba en La Coruña asumiendo, en funciones, el mando de la plaza no uniéndose a los sublevados. Fracasado del golpe, Sanjurjo fue enviado a consejo militar y solicitando a Franco que lo defendiera, éste se negó.73

    En febrero de 1933, tras quejarse Franco de haber perdido puestos en el escalafón, Azaña lo destinó a las islas Baleares. Este destino significaba un ascenso, era un destino que normalmente habría correspondido a un general de División y bien podría formar parte de los esfuerzos de Azaña por atraer a Franco a la órbita republicana, recompensándole por su pasividad durante la Sanjurjada:73

    He recibido en el ministerio al general Vera, que manda la 8ª división. Me dice que el general Franco está muy enojado por la revisión de ascensos. De hacer el número uno de los generales de brigada, ha pasado a ser el veinticuatro. Es lo menos que ha podido ocurrirle. Yo creí durante algún tiempo que aún descendería más. Se propone elevar una instancia suplicando que se revise su caso. Voy a enviarlo a mandar Baleares, donde estará más alejado de tentaciones.

    Diario de Manuel Azaña, 8 de febrero de 1933.74

    El 19 de noviembre y 3 de diciembre de 1933 se celebraron elecciones generales que dieron la victoria a la formación de derechas CEDA de Gil-Robles. El nuevo Gobierno, a finales de marzo de 1934, ascendió a Franco a general de División, alcanzando así el techo de su carrera militar, ya que la República había suprimido el empleo de teniente general.

    Revolución de Asturias

    Artículo principal: Revolución de Asturias de 1934.

    El triunfo de la derecha en las elecciones de 1933 propició que la coalición Radicales-CEDA emprendiera la anulación de las reformas que tímidamente se habían iniciado.75 Paralelamente, en la formación socialista los moderados fueron desplazados por los miembros más radicales. Besteiro se vio marginado y Largo Caballero e Indalecio Prieto adquirieron todo el protagonismo.76 Los historiadores han denominado a este periodo hasta finales de 1935 "el bienio negro", para señalar que fueron años reaccionarios y marcados por el fascismo.77 El agravamiento de la crisis económica, el retroceso de las reformas y las radicales proclamas de los líderes de la izquierda crearon un ambiente de sublevación popular. En las zonas donde los anarquistas eran mayoría se sucedieron las huelgas y los enfrentamientos de trabajadores con las fuerzas de Orden Público. En Zaragoza, un conato de insurrección, en el que se levantaron barricadas y se ocuparon edificios públicos, fue sofocado con la intervención del Ejército.

    El 26 de septiembre de 1934 se anunció la formación de un nuevo gobierno presidido también por Lerroux al que se incorporaron tres miembros de la CEDA. La actitud revanchista del anterior gobierno Lerroux y la identificación de la CEDA con posiciones fascistas78 79 provocó la reacción de la izquierda. La UGT, los comunistas y los nacionalistas catalanes convocaron una insurrección que se materializó en diversas zonas del país como Cataluña, el País Vasco y, principalmente Asturias, donde se unió la CNT. Si en otros lugares fue sofocada con relativa facilidad, no ocurrió así en Asturias. Los mineros asaltaron la fábrica de armas de Trubia, ocuparon los edificios públicos (a excepción de la guarnición de Oviedo y la Comandancia de la Guardia Civil de Sama) y detuvieron la columna del general Milans del Bosch que acudió desde León. Se cometieron asesinatos, principalmente de sacerdotes y guardias civiles, se quemaron iglesias y se saquearon edificios oficiales.80

    Franco se había convertido en el general más valorado por los sectores de la derecha, el haber estado alejado del anterior gobierno de izquierdas, permitió que no se le identificase como afecto a la República, y, tras la formación del gobierno Lerroux, se vio privilegiado por su ministro del Ejército Diego Hidalgo (quien lo propuso para el ascenso de general de División). En septiembre se encontraba, invitado por Hidalgo, en las maniobras que se realizaron en la provincia de León. Cuando el 4 de octubre estalló la insurrección, Hidalgo requirió a Franco para que, como asesor y desde Madrid, coordinase las operaciones.81 Se hizo venir a la Legión y a los Regulares de África, una fuerza de 18.000 soldados que, al mando del coronel Yagüe, se integraron con otras unidades traídas de León, Galicia y Santander bajo el mando supremo del general López Ochoa. Las fuerzas traídas de África y dirigidas por Yagüe se distinguieron por su especial crueldad. La represión fue despiadada, y las tropas extranjeras, con el beneplácito de sus jefes, se dedicaron al pillaje, con una brutalidad que dejó atónitos a los mineros sublevados.82

    La insurrección y su posterior represión provocaron más de 1.500 muertes,76 abriendo una brecha entre la derecha y la izquierda que no lograría superarse. Los muertos de uno y otro lado alimentaron el odio y el rencor en ambos bandos.

    El 15 de febrero de 1935 el Gobierno le concedió la Gran Cruz del Mérito Militar y le nombró jefe de las tropas de Marruecos. Sólo tres meses después de tomar posesión de su cargo en África, tras otra crisis política que propicia una nueva remodelación del Gobierno, y entrando Gil-Robles como ministro de la Guerra, Franco regresa a la península nombrado jefe del Estado Mayor, cargo de máximo prestigio que desempeñará hasta el triunfo del Frente Popular en febrero de 1936.

    Elecciones generales de 1936

    A finales de 1935 la corrupción del gobierno Lerroux es destapada por el caso straperlo. El presidente Alcalá Zamora le exige la dimisión, cae el gobierno y deben convocarse nuevas elecciones. Con la caída del gobierno, ante la expectativa de unas elecciones en las que existe la posibilidad de que las gane la izquierda, arrecian los movimientos en contra de la República. La CEDA y sectores del Ejército conspiran para impedir la consulta mediante un golpe de Estado. Franco es requerido desde sectores militares y civiles para que participe en el complot; pero éste, sin rechazarlo, no se une al mismo, manteniendo una posición ambigua. Se conoce el encuentro que tuvo con Primo de Rivera, jefe de la Falange, días antes de las elecciones por las memorias de Serrano Súñer, amigo de ambos:

    Fue una entrevista pesada y para mí incómoda. Franco estuvo evasivo, divagatorio y todavía cauteloso. Habló largamente; poco de la situación de España, de la suya y de la disposición del Ejército, y mucho de anécdotas y circunstancias del comandante y el teniente coronel tal,... [...] José Antonio quedó muy decepcionado y apenas cerrada la puerta del piso tras la salida de Franco (habíamos tomado la precaución de que entraran y salieran por separado) se deshizo en sarcasmos hasta el punto de dejarme a mí mismo molesto, pues al fin y al cabo era yo quien los había recibido en mi casa. "Mi padre –comentó José Antonio- con todos sus defectos, con su desorientación política era otra cosa. Tenía humanidad, decisión y nobleza. Pero estas gentes..."

    Memorias, Serrano Súñer.83

    En enero de 1936, los rumores de la preparación de un golpe militar y su supuesta participación en el mismo se extendieron hasta llegar a conocimiento del presidente del Consejo Provisional Manuel Portela. Portela envió al director general de Seguridad Vicente Santiago al ministerio de la Guerra para que se entrevistase con Franco; éste, todavía jefe del Estado Mayor, se mostró nuevamente esquivo, manifestándole que no conspiraría hasta que no existiese un "peligro comunista en España".84

    Las elecciones del 16 de febrero de 1936 fueron ganadas por el Frente Popular. Tanto Franco como Gil-Robles, de manera coordinada, trabajaron incansablemente para revocar la decisión de las urnas. El 17 de febrero a las tres y cuarto de la madrugada, nada más conocerse los resultados, Gil-Robles se dirigió al ministerio de la Gobernación y, entrevistándose con Portela, intentó convencerle para que suspendiera las garantías constitucionales y decretara la ley marcial.85 Paralelamente Franco, esa noche, telefoneó al director de la Guardia Civil el general Pozas quien se mostró contrario a la iniciativa. Posteriormente presionó al ministro de la Guerra, el general Nicolás Molero, para que impusiera la ley marcial y obligara a Pozas a sacar a la Guardia Civil a la calle.

    A la mañana siguiente se reunió el Gobierno para debatir sobre la implantación de la ley marcial. Resultado de la reunión fue la declaración del estado de alarma durante ocho días y otorgar a Portela la potestad de declarar la ley marcial en el momento que lo estimase oportuno. Franco, aprovechando el conocimiento que tuvo de la potestad otorgada, como jefe del Estado Mayor, envió órdenes a las diferentes regiones militares. Zaragoza, Valencia, Alicante y Oviedo decretaron el Estado de Guerra, otras capitanías se mostraron indecisas; pero, principalmente, al no sumarse la Guardia Civil a la intentona, ésta se vio frustrada. Ante el fracaso, cuando Franco por fin vio al jefe de gobierno por la tarde, hábilmente jugó a dos bandas. En los términos más corteses, Franco le dijo a Portela que, ante los peligros que constituía un posible gobierno del Frente Popular, le ofrecía su apoyo y el del Ejército si permanecía en el poder.86

    Tras las elecciones, y superados estos incidentes, Azaña fue nombrado presidente del Gobierno. Historiadores coinciden en que Azaña no advirtió la magnitud de la conspiración minusvalorándola. Conocía la existencia del complot aunque no conociera los detalles ni exactamente sus participantes, también sabía el ambiente conspirador presente en la derecha y en sectores del Ejército; y entre las escasas medidas que tomó, una fue la de alejar de los centros del poder a aquellos generales que consideraba más proclives al pronunciamiento. El general Goded fue destinado a las islas Baleares y Franco, perdiendo la jefatura del Estado Mayor, fue enviado como comandante general a las islas Canarias.87 Franco lo consideró como un destierro.

    Como hubo que repetir las elecciones en dos circunscripciones, Cuenca y Granada, la CEDA ofreció a Franco un puesto en las listas de Cuenca que le garantizaba salir elegido. Franco ya estuvo tentado de presentarse a diputado en las elecciones del 1933. Sea que le atrajera la actividad política o que quisiera adquirir la inmunidad parlamentaria, Franco aceptó; pero presentándose en esa misma lista José Antonio Primo de Rivera, éste no admitió compartir lista con Franco y lo vetó. Serrano Súñer viajó a Canarias, se supone que con la misión de convencerle para que se retirase; el resultado del viaje fue que Franco renunció a presentarse.88

    Conspiración

    Desde sus comienzos, la República estuvo amenazada por tramas de conspiración. Franco fue requerido para participar en estas conspiraciones mostrándose siempre indeciso y ambiguo. El verano de 1933, el general Sanjurjo, desde la cárcel diría: "Franquito es un cuquito que va a lo suyito". En 1936 no habría cambiado de opinión: "Franco no hará nunca nada porque es un cuco".89 Las memorias de Serrano Súñer revelan la exasperación que produjo en José Antonio Primo de Rivera su indeterminación. Y en junio de 1936 sus compañeros, los generales implicados en la conspiración, se referían a él como "Miss Islas Canarias 1936" para significar sus vacilaciones e indecisión:90

    La imprecisión, vacilaciones y coqueteos políticos de Franco llegaron a enfurecer de tal manera a Mola y al grupo de conspiradores de Pamplona que éstos acabaron llamándole en privado con el mote de "miss Islas Canarias 1936".

    José Mª Iribarren, conversación con Stanley G. Payne en Pamplona el 25/11/1958.91

    Tras el triunfo del Frente Popular en febrero de 1936 estas tramas conspiratorias convergen y adquieren fuerza. Fracasados los esfuerzos para proclamar la ley marcial que anulase las elecciones, los conspiradores continuaron reuniéndose. El 8 de marzo, un día antes de que partiera con destino a las Islas Canarias (más concretamente a la isla de Tenerife), Franco asistió a una reunión con otros generales en el domicilio del corredor de bolsa José Delgado, amigo de Gil-Robles. Entre otros, se reunieron Mola, Fanjul, Varela y Orgaz, así como el coronel Valentín Galarza, jefe de la UME (Unión Militar Española). Los reunidos decidieron que el golpe lo comandara Sanjurjo, Franco se limitó a sugerir astutamente que cualquier pronunciamiento debería carecer de etiqueta determinada alguna. No contrajo compromisos firmes.92 De una u otra forma, se había visto involucrado en la conspiración contra el Frente Popular desde un comienzo, y, sin embargo, se mostraba muy reticente a comprometerse en cualquier propuesta específica de revuelta armada.93

    Con Franco en Canarias, la sublevación sigue su curso. Mola, designado por Sanjurjo, se encargó de coordinar los preparativos. En abril dio su primera instrucción en la que incluía los métodos que debería seguirse en el momento del golpe: Se tendrá en cuenta que la acción ha de ser en extremo violenta, para reducir lo antes posible al enemigo, que es fuerte y bien organizado. Desde luego, serán encarcelados todos los directivos de los partidos políticos, sociedades o sindicatos no afectos al Movimiento, aplicándose castigos ejemplares a dichos individuos, para estrangular los movimientos de rebeldía o huelga.94 Los dos próximos meses, Mola los dedicará a preparar el golpe de Estado.

    Franco, informado puntualmente de la conspiración, en todo momento se mostró reticente. Según Paul Preston, La idea de no poder dar marcha atrás ni cambiar de opinión debía ser para él poco menos que una de las torturas del infierno. Ante el entusiasmo del general Orgaz, Franco le comentaría: Estás realmente equivocado, va a ser enormemente difícil y muy sangriento. No contamos con todo el ejército, la intervención de la Guardia Civil se considera dudosa y muchos oficiales se pondrán del lado de la autoridad constitucional, algunos porque es más cómodo; otros, a causa de sus convicciones. No se debe olvidar de que el soldado que se rebela contra la autoridad constitucional nunca puede echarse atrás ni rendirse, porque será fusilado sin pensárselo dos veces.94

    Mola, en un segundo comunicado, el 25 de mayo, concretaba las estrategias para el levantamiento en las diferentes regiones militares. En ese momento, Franco todavía se muestra indeciso. El 30 de mayo un emisario de los conspiradores llegó a Canarias para asegurar su participación y que abandonase "tanta prudencia". El coronel Yagüe le dijo a Serrano Súñer que le desesperaba la mezquina cautela de Franco y su negativa a correr riesgos.95 Mola también se sintió molesto, consideraba que la participación de Franco, con su prestigio entre la derecha española y en el Ejército, era imprescindible para el éxito del pronunciamiento.

    La situación social se agravó en estos meses. El paro se disparó y las dificultades para hacer avanzar las reformas frustraban las expectativas que suscitó el triunfo del Frente Popular. Los enfrentamientos en la calle se multiplicaron. La Falange practica su táctica de acoso e intenta crear un clima de terror. La Falange y los anarquistas practican la "acción directa". Una locura asesina a la que el tiempo otorgará la dimensión de suicida se apodera de los anarquistas y los campesinos pobres.96 El odio y el temor al adversario se hizo presente lo mismo en la izquierda como en la derecha. La inacción del Gobierno ante la violencia y el catastrofismo de la prensa y los líderes derechistas alimentaron el pánico de las clases media y alta a la amenaza comunista.97 Y la oligarquía financiera y los terratenientes se retiraban, algunos a Biarritz o París, permaneciendo a la expectativa o sumándose con su financiación a la conspiración.

    Los rumores de la conspiración debieron llegar al Gobierno, pero éste, como en el caso de la violencia, no actuó con la suficiente firmeza.98 El entonces ministro de la Guerra y presidente del Gobierno, Casares Quiroga, quiso decapitar la conspiración de Marruecos desplazando al coronel Yagüe, pero titubeó ante la cerrazón de éste y lo mantuvo en su puesto. También, un intento de descubrir la conspiración se frustró. El general Mola fue señalado como posible conspirador. El 3 de junio envió a Pamplona decenas de camiones cargados de policías para efectuar un minucioso registro (con la excusa de investigar el tráfico de armas a través de la frontera francesa), pero Mola fue advertido por el coronel Galarza con tiempo suficiente para ocultar cualquier huella de la conspiración.

    El 23 de junio Franco envió una carta al presidente del Gobierno Casares Quiroga advirtiéndole del descontento existente en el seno de ejército y brindándose para corregir esa situación. La carta era una obra maestra de ambigüedad. Se insinuaba claramente que si Casares concedía el mando a Franco, podría desbaratar las conspiraciones. En esa etapa, Franco, ciertamente habría preferido lo que él consideraba restaurar el orden, con la sanción legal del gobierno, en vez de arriesgarlo todo en un golpe.99 Muchas veces se ha sugerido la pregunta sobre cuáles eran las intenciones de Franco. Algunos han querido ver en esta carta una última muestra de lealtad hacia el gobierno legítimo. Otros la han interpretado como una maniobra destinada a cubrirse las espaldas en caso de fracaso.100 En la carta se instaba al gobierno para que se dejase aconsejar por los generales que, "exentos de pasiones políticas", se preocupaban por las inquietudes y preocupaciones de sus subordinados ante los graves problemas de la Patria. Casares Quiroga no respondería a la carta.101

    A finales de junio los preparativos del pronunciamiento estaban prácticamente ultimados, únicamente faltaba cerrar el acuerdo con los carlistas y asegurar la participación de Franco. Yagüe y Francisco Herrera (amigo personal de Gil-Robles) recibieron el encargo de convencerle para que se sumarse, y a finales de junio Franco debió llegar a algún compromiso, porque el 1 de julio Herrera llegó a Pamplona para que Mola diese el visto bueno al plan según el cual se alquilaría un avión para que trasladase a Franco desde Canarias a Marruecos.

    El 3 de julio Mola dio el visto bueno al plan. El día 4 el financiero Juan March, instalado en Biarritz, entregó un cheque en blanco al marqués de Luca de Tena, propietario del diario ABC, para financiar la operación. El avión se alquiló en Londres, un Dragon Rapide que el día 12 ya se encontraba en Casablanca en espera de concretarse el día del pronunciamiento. Ese mismo día Franco envió un comunicado cifrado a Mola en el que planteó su retirada alegando "geografía poco extensa", lo que significaba que no se unía al plan por considerar que no se contaba con suficientes apoyos. Cuando Mola leyó el mensaje, montó en cólera y furioso tiró el papel al suelo. El general Sanjurjo sentenciaría: «Con Franquito o sin Franquito» el alzamiento va adelante.102

    El día 13, en Madrid, fue asesinado Calvo Sotelo por miembros de la Guardia de Asalto como represalia por el asesinato de su mando el teniente José del Castillo. La noticia de estos asesinatos provocó la indignación general, sectores de la derecha se mostraron especialmente activos y convocaron a la sublevación militar como único medio de restaurar el orden. Numerosos indecisos se sumaron a la conspiración, los rumores de un inminente golpe de Estado se extendieron y, por la tarde, Indalecio Prieto visitó a Casares en nombre de los socialistas y los comunistas para pedirle que distribuyera armas entre los trabajadores ante la amenaza de pronunciamiento, algo a lo que éste se negó. El día 14 Mola recibe otro mensaje de Franco que le transmite su decisión de unirse a la conspiración. Es evidente que el general Franco no se distinguió por su rebeldía o resolución el 18 de julio de 1936, circunstancia que sus hagiógrafos se han encargado de silenciar debidamente.103

    A pocas semanas del golpe de Estado, en el momento en que el general Francisco Franco Bahamonde está a punto de convertirse en Franco a secas, hubiese sido decisivo saber si actuaba movido por un sentido del deber o por estrategia. Pero ese general corriente posee un rasgo excepcional: a partir de 1936, hasta su muerte, es y desea ser impenetrable. Nunca, ni en conversaciones privadas ni en entrevistas públicas, revelará cuáles habían sido sus intenciones últimas aquel verano de 1936, y sólo ofrecerá sistemáticamente algunos datos contradictorios.104

    Golpe de Estado

    Véase también: Golpe de Estado en España de julio de 1936.

    Con el Dragon Rapide ya en Gando, Gran Canaria, Franco deberá trasladarse allí desde su residencia de Tenerife sin levantar sospechas. A dos días de la fecha del levantamiento, el 16 de julio, el comandante militar de Gran Canaria, el general Amado Balmes, muere de un disparo en el estómago.105 Su muerte permite que Franco se traslade a Gran Canaria sin levantar sospechas con la excusa de asistir a su entierro. También permite que el general Orgaz, que siempre estuvo implicado en la conspiración, sea el encargado de llevar a cabo el levantamiento en las islas Canarias. Franco, cuando el día 18 parte para Marruecos, le deja órdenes rigurosas que cumpliría ejerciendo una durísima represión en las islas.

    El 17 por la mañana Franco ya está en Las Palmas de Gran Canaria con su mujer y su hija, donde asisten al entierro del general Balmes. Esa misma tarde se produjo el levantamiento en África. Rumores de que los conspiradores iban a ser detenidos hizo que se adelanten un día a la fecha fijada. Franco fue despertado a las 4 de la madrugada del 18 de julio para comunicarle que se habían sublevado con éxito las guarniciones de Ceuta, Melilla y Tetuán. Aquella mañana, Franco embarcó a su mujer y a su hija con destino a Francia, y él, a las dos de la tarde subió al Dragon Rapide que le llevaría a Marruecos. Antes, desde la comandancia de Las Palmas envió el siguiente telegrama a las otras comandancias:

    GLORIA AL EJÉRCITO DE ÁFRICA. ESPAÑA POR ENCIMA DE TODO. RECIBE EL ENTUSIASTA SALUDO DE ESTAS GUARNICIONES QUE SE UNEN A TI Y A OTROS CAMARADAS DE LA PENÍNSULA EN ESTOS MOMENTOS HISTÓRICOS. FE CIEGA EN NUESTRO TRIUNFO. VIVA ESPAÑA CON HONOR. GENERAL FRANCO.106

    Después de hacer escala en Agadir y Casablanca, a las 5.00 de la madrugada del día 19, partió para territorio español y, una vez Tetuán, el avión sobrevoló varias veces su aeródromo hasta que Franco reconoció a uno de los oficiales sublevados, entonces comentó: "Podemos aterrizar, he visto al rubito". Eran las 7.30 de la mañana, una vez en tierra, Franco fue recibido con entusiasmo por los sublevados. Recorrió las calles de Tetuán repletas de gente que gritan ¡Viva España! ¡Viva Franco! hasta llegar al Alto Comisionado Español donde redactó un discurso que se emitiría por las radios locales en el que daba por hecho el triunfo del golpe de Estado: "España se ha salvado"; y termina diciendo: "Fe ciega, no dudar nunca, firme energía sin vacilaciones, porque la Patria lo exige. El movimiento es arrollador y ya no hay fuerza humana para contenerlo".107 La noticia de que Franco asumía la dirección de la insurrección en África supuso que, en la península, oficiales indecisos se sumasen al pronunciamiento.108

    De los veintiún generales de División se sublevaron sólo cuatro: Franco, Goded, Queipo de Llano, y Cabanellas. En 44 de las 51 guarniciones del Ejército español se produjo algún tipo de rebelión,109 llevada a cabo, principalmente, por oficiales adscritos a la UME (Unión Militar Española). El Golpe de Estado triunfó de forma casi inmediata en África y en el Norte y Noroeste de la península. Franco se encontró con un ejército sublevado ya triunfante y Mola, con el apoyo de los carlistas, no encontró resistencia en Navarra. Burgos, Salamanca, Zamora, Segovia y Ávila también se sublevaron sin encontrar oposición. Valladolid cayó tras ser arrestado el jefe de la VII región militar, el general Nicolás Molero, por generales rebeldes, y tras aplastar la resistencia de los ferroviarios socialistas. Y en Andalucía: Cádiz cayó al día siguiente del levantamiento con la llegada de fuerzas procedentes de África; y Sevilla, Córdoba y Granada se sumarían al bando sublevado una vez aplastada, de modo sangriento, la resistencia obrera.

    La clave del éxito o fracaso de la sublevación en las diferentes zonas estuvo marcada por la posición de la Guardia Civil y la Guardia de Asalto. Allí donde estos cuerpos permanecieron al lado de la República la sublevación fracasó y, por el contrario, donde se sumaron a los rebeldes, ésta triunfó.110

    En las grandes ciudades y principales centros industriales fracasó la sublevación. En Madrid, Barcelona, Valencia y Bilbao los obreros se adelantaron al titubeante gobierno, se apoderaron de las armas y repelieron a los sublevados. Los milicianos de Madrid, una vez sofocada la sublevación en la capital, se dirigieron a Toledo para frustrarla allí. El golpe de Estado había parcialmente fracasado y se inició lo que sería la Guerra Civil Española.

    Guerra Civil







    Mapa de España a los dos meses de iniciada la rebelión militar.

    Artículo principal: Guerra Civil Española.

    Tras el golpe de Estado, la geografía española quedó dividida en dos zonas: la que permaneció fiel a la República y la que cayó en manos de los sublevados. Los aproximadamente 130.000 soldados del ejército con plaza en la península y la Guardia Civil, una fuerza de unos 30.000 hombres, se dividieron casi en partes iguales entre sublevados y fieles a la República. Esta igualdad estaba desequilibrada a favor de los sublevados por el ejército de África, perfectamente pertrechado y único del ejército español curtido en el campo de batalla.111 112

    Los generales sublevados, a pesar de que el golpe fracasó en parte, se mostraron optimistas. Generales como Orgaz se habían aventuraron en la creencia de que el golpe triunfaría en cuestión de horas, a lo sumo días. Mola, con el fracaso en Madrid, pensó que la victoria se retrasaría varias semanas, el tiempo que le llevase concluir con éxito una operación de tenaza con las fuerzas del Norte y las tropas de África avanzando sobre la Capital. Franco fue uno de los generales que más se acercó a la realidad, aun así fue en exceso optimista conjeturando que su consolidación no llegaría hasta el mes de septiembre: "En septiembre volveremos a las Canarias, felices y contentos, después de obtener un rápido triunfo sobre el comunismo"113 La realidad fue que al golpe originó una guerra encarnizada que se prolongaría casi tres años.

    El Gobierno, con su indecisión ante la sublevación, se vio superado por las fuerzas populares que inmediatamente se enfrentaron a los sublevados. Esta decidida reacción, sorprendiendo a los sublevados, hizo fracasar el golpe en zonas donde éstos contaban con su éxito. Este fue el caso de Barcelona donde fracasó el general Goded, uno de los puntales de la conspiración. El paradójico efecto de la sublevación fue que en las zonas donde fracasó, se inició una revolución social, justo lo que se supone querían evitar los rebeldes al sublevarse.

    Manuel Azaña, presidente de la República, cesó a Casares Quiroga y encargó la formación de un nuevo gobierno a Martínez Barrio que intentó formar un gobierno de concentración excluyendo a la CEDA por la derecha y a los comunistas por la izquierda. Barrio creyó que todavía era posible evitar la Guerra Civil y el 19 de julio se puso al habla con el general Mola, éste descartó toda posibilidad de reconciliación: "Ni pactos de Zanjón, ni abrazos de Vergara, ni pensar otra cosa que no sea una victoria aplastante y definitiva".114 Barrio, el 1 de agosto diría:

    Simplemente se trata de sustituir la voluntad general del pueblo entero por la de una clase deseosa de perpetuar sus privilegios. Ni amor a España, ni inquietud por el cuerpo de la Patria, ni temores de desmembramiento, no zozobra por el desarrollo de su economía. Nada de lo que se ha dicho y propagado es el verdadero origen de la revuelta. Se disfrazan con frases sonoras para encubrir la turbia e inconfundible realidad.115

    El diario ABC de Sevilla, ese mismo agosto, recogía una proclama de Franco: "Este es un movimiento nacional, español y republicano que salvará a España del caos en que se pretendía hundirla. No es el movimiento de defensa de determinadas personas; por el contrario, mira especialmente por el bienestar de las clases obreras y humildes".116 Los sublevados pronto se auto denominaron "nacionales" y al levantamiento y posterior Guerra Civil los calificarían de "Cruzada": "Está probado hasta la saciedad que nuestra Cruzada fue una lucha clara como la luz entre el cristianismo y el espíritu del mal".117

    El inicio de la Guerra civil desató los odios incubados durante largo tiempo. En el territorio controlado por la República los revolucionarios se dedicaron al asesinato de todos aquellos que identificaba como enemigos. Los curas y frailes fueron especialmente perseguidos y en las grandes ciudades se generalizaron los paseos. En la zona nacional, al odio se unió la estrategia. Yagüe tras tomar Badajoz, después de desatar una feroz represión que acabó con la vida de miles de personas, comentaría a un periodista: "Naturalmente que los hemos matado, ¿qué suponía usted? ¿iba a llevar a 4.000 prisioneros rojos en mi columna, teniendo que avanzar contra reloj? ¿o iba a dejarlos en retaguardia para que Badajoz fuese roja otra vez?". Desde el primer día se pudo percibir el odio en las proclamas de los sublevados. Queipo de Llano el 18 de julio, el mismo día del levantamiento, diría a través de Radio Sevilla: "Los moros cortarán la cabeza a los comunistas y violarán a sus mujeres. Los canallas que aún pretendan resistir serán abatidos como perros”.118

    Inmediatamente iniciada la sublevación comenzaron los juicios sumarísimos y los fusilamientos. El General Mola ya había mandado instrucciones días antes de la sublevación: "Ha de advertirse a los tímidos y vacilantes, que aquel que no esté con nosotros está contra nosotros, y que como enemigo será tratado. Para los compañeros que no son compañeros, el movimiento triunfante será inexorable".119 Los generales Batet en Burgos, Campins en Granada, Romerales en Ceuta, Salcedo, Caridad Pita y el Contralmirante Azarola en Ferrol, Nuñez de Pardo en Zaragoza, así como otros, son fusilados por no sumarse a la sublevación. Y en la zona republicana los generales Goded y Fernández Burriel en Barcelona, Fanjul en Madrid, García Aldave en Alicante, González de Lara en Salamanca, Milans del Bosch en Menorca, Patxot en Málaga, también junto a otros, fueron fusilados por sublevarse contra el Estado.120 Cuando llegó Franco a Tetuán, su primo hermano Ricardo de la Puente Bahamonde, comandante del aeródromo, estaba en espera de que se tomase la decisión de fusilarlo por haber permanecido al lado de la República. Franco, fingiendo estar enfermo, cedió el mando para que otro firmase la orden de ejecución.121 Mola diría: "Esta es una guerra sin consideraciones. Yo veo en las filas contrarias a mi padre y lo mato".122

    La Guerra civil fue calificada desde el bando sublevado como una “gran cruzada”, un enfrentamiento entre “la verdadera España” contra la “anti-España”, entre “las fuerzas de la luz” y las “fuerzas de las tinieblas”.123

    Primeros meses de guerra

    Inmediatamente llegó a Tetuán, Franco, entre las primeras medidas que tomó, una fue la de procurar la ayuda internacional. Envió a Bolín en el Dragon Rapide a Lisboa para informar a Sanjurjo y posteriormente viajar a Italia para garantizar su apoyo y negociar la compra de aviones. También envió emisarios con la misma misión a la Alemania de Hitler. Otras medidas fueron: subir el sueldo a la legión para garantizar su fidelidad, la recluta de mercenarios marroquíes y condecorar al visir Sidi Ahmed el Gamnia con la más prestigiosa medalla al valor militar, la Laureada de San Fernando, para procurarse el beneplácito de Marruecos.124

    El 20 de julio tiene lugar un acontecimiento crucial en la carrera de Franco hacia la jefatura del Estado. En Estoril se estrella, al intentar despegar, el avión que, conducido por el falangista Ansaldo, trasladaba a Sanjurjo a Pamplona. Sanjurjo, el encargado de capitanear el golpe de Estado, muere carbonizado.125

    Entre tanto, Franco se encuentra con dificultades para el traslado de las tropas a la península. Antes de su llegada a Tetuán, por mar, se había logrado transportar a varios cientos de hombres a Cádiz (tropas que fueron decisivas para la toma de la ciudad) y Algeciras; pero pronto, las tripulaciones se amotinaron y el transporte de tropas se limitó al que permitían pequeñas Falucas marroquíes. Casualmente, el general Kindelán, fundador de la aviación española y participante en la sublevación, se encontraba en Cádiz y propuso a Franco el traslado de tropas por aire. Kindelán organizó un puente aéreo que seguió siendo insuficiente para transportar los más de 30.000 hombres de las tropas africanas.126

    El 22 de julio, el Marqués de Luca de Tena y el propio Bolín, se entrevistaron con Benito Mussolini en Roma. Pocos días después, el 27 de julio de 1936, llegó a España el primer escuadrón de aviones italianos.127 La ayuda alemana tampoco tardaría en llegar. El 25 de julio el Führer recibe al grupo enviado por Franco. Las primeras reticencias, al conocer la falta de fondos, se salvaron apelando a la lucha contra el peligro comunista. Al terminar la entrevista, Hitler, bajo el nombre de operación "Fuego Mágico" decidió duplicar la ayuda enviando 20 aviones en lugar de los 10 solicitados. La ayuda se llevó en secreto a través de dos empresas privadas que se crearon para tal fin. Las ayudas de Alemania, como las de Italia, se canalizarían a través de Franco.

    Los aviones italianos y alemanes se sumaron al transporte de tropas. No obstante, su capacidad siguió siendo insuficiente. Franco esperó la oportunidad para poder transportar las tropas por mar, tomando la decisión de hacerlo el 5 de agosto cuando se consiguió suficiente cobertura aérea. Ese día, anulando la fuerza aérea italiana la resistencia de la marina republicana, se lograron transportar 8.000 soldados en el denominado Convoy de la victoria. Al día siguiente a la cobertura aérea italiana se sumó Alemania enviando 6 cazas Heinkel He-51 y 95 pilotos y mecánicos voluntarios de la Luftwaffe. Desde ese día los rebeldes recibieron con regularidad armamento y municiones de Hitler y Mussolini.128 Los barcos de transporte rebeldes cruzaron el estrecho con regularidad y se intensificó el transporte aéreo. En los tres meses siguientes 868 vuelos transportaron a cerca de 14.000 hombres, 44 piezas de artillería y 500 toneladas de pertrechos, constituyendo una estrategia militar innovadora que contribuyó a aumentar el prestigio de Franco.129

    El paso del estrecho de las tropas africanas causó el desánimo en la zona republicana donde todavía mantenían el recuerdo de la brutal actuación de estas tropas en octubre de 1934 al sofocar la revolución de Asturias. Este traslado de tropas supuso un difícil reto que Franco solventó brillantemente, posibilitando la consolidación de las posiciones rebeldes en el Sur. A principios de agosto, la situación en el oeste de Andalucía es suficientemente estable y permite organizar una columna de unos 15.000 hombres bajo el mando del entonces teniente coronel Juan Yagüe que el 2 de agosto marcha a través de Extremadura hacia Madrid. En los dos primeros días logra avanzar 80 kilómetros. El terror que rodeaba el avance de los moros y los legionarios fue una de las mejores armas de los nacionales en su camino hacia Madrid.130

    Con la superioridad aérea local que les proporcionaba la aviación italiana y alemana, tomaron con facilidad pueblos y ciudades en su camino desde Sevilla a Badajoz (El Real de la Jara, Monesterio, Llerena, Zafra, Los Santos de Maimona, Almendralejo,...). Se practicó un sistemático exterminio de los milicianos de izquierdas y de todo aquel sospechoso de simpatizar con el Frente Popular. En Almendralejo se fusiló a mil prisioneros, incluidas cien mujeres.131 En apenas una semana avanzaron 200 kilómetros.

    El 7 de agosto Franco vuela a Sevilla e instala su cuartel general en el lujoso palacio de la marquesa de Yundari.

    El 11 de agosto es tomada Mérida y el 15 de agosto, Badajoz (tras la toma de esta ciudad se produjo lo que se conoce como la masacre de Badajoz en la que las tropas moras asesinaron a varios miles de personas) lográndose unir las tropas rebeldes de las dos zonas controladas, Norte y Sur. Las dificultades que Yagüe encontró para tomar Badajoz hicieron que Italia y Alemania se decidan a incrementar su ayuda a Franco. Mussolini envió un ejército de voluntarios, la Corpo Truppe Volontarie (CTV), de unos 12.000 italianos plenamente motorizado, y Hitler, un escuadrón de profesionales de la Luftwaffe (2JG/88) con alrededor de 24 aviones.

    El 26 de agosto Franco traslada su cuartel general al palacio de Los Golfines en Cáceres.

    El 3 de septiembre las tropas de Franco toman Talavera. La publicidad de la ferocidad desplegada por las tropas moras en Badajoz provocó que parte de las milicias republicanas y de la población, huyeran de la ciudad antes de presentar batalla. El 20 de septiembre, las columnas llegan a Maqueda, a unos 80 km de Madrid). La decisión de Franco de avanzar por Extremadura en lugar de hacerlo directamente por Córdoba, había sido cuestionada; pero después de avanzar a un ritmo vertiginoso más de 500 kilómetros en dos meses, conquistando las principales ciudades del suroeste, su prestigio nuevamente se vio reforzado.

    Con las tropas en Maqueda, casi a las puertas de Madrid, Franco desvía fuerzas hacia Toledo para liberar el Alcázar. Esta controvertida decisión permitió a los republicanos reforzar las defensas de Madrid, pero personalmente le supuso un gran éxito propagandístico. El Alcázar era un foco de resistencia donde en los primeros días de la sublevación se habían refugiado un millar de guardias civiles y falangistas con sus mujeres e hijos. Estaban ofreciendo una resistencia desesperada. Las tropas de Franco los liberaron el 27 de septiembre, convirtiendo esta liberación en una leyenda y afianzando su posición dentro de los líderes rebeldes.132 133

    Ascenso al poder

    Sanjurjo había sido elegido por unanimidad para capitanear la sublevación. Con su muerte, la sublevación quedó descabezada, y los fracasos de Goded en Barcelona y Fanjul en Madrid dejaron al general Mola sin competidores en la carrera por dirigir el levantamiento.134 El 23 de julio, Mola creó una Junta de Defensa Nacional integrada por siete miembros y encabezada por Miguel Cabanellas (el general más antiguo) en la que no figuraba Franco. Fue el 3 de agosto cuando Franco es incorporado a la Junta. Para entonces, las primeras unidades de África habían cruzado el estrecho y Franco disfrutaba de unas relaciones privilegiadas con Italia y Alemania.135 En conversación telefónica, el 11 de agosto, ambos generales valoraron que no era efectivo duplicar los esfuerzos para conseguir la ayuda internacional y Mola cedió a Franco la relación con los que ya eran sus aliados y con ello, el control de los suministros.136

    A las dificultades que encontró Mola en su avance hacia Madrid (Mola tuvo que distraer tropas para responder al ejército republicano en el norte y su avance se vio frenado en el puerto de Somosierra) se contrapuso el vertiginoso avance de Franco. Si en los primeros momentos del levantamiento Franco no disponía de posibilidades de liderarlo, ya en septiembre (no habían pasado dos meses) se había convertido en el más sólido candidato para encabezarlo. El 15 de agosto Franco tomó una iniciativa que permite suponer que ya contempla esa posibilidad y que probablemente contribuyó a consolidar su posición. Franco, sin consultar con Mola, en un solemne acto público celebrado en Sevilla, adoptó la bandera roja y gualda. Posteriormente, la Junta de Defensa Nacional, forzada por esta iniciativa, confirmó oficialmente la bandera. Sólo dos semanas antes, Mola había rechazado contundentemente a Juan de Borbón, el heredero de la corona, cuando intentó incorporarse al levantamiento. Franco se aseguraba así el apoyo de los monárquicos.

    A finales de agosto, Messerchmidt, representante en España de la operación alemana para enviar los suministros a los rebeldes, se entrevistó con Franco. Inmediatamente después envió el siguiente comunicado a Alemania: "Excuso decir que todo debe quedar en las manos de Franco para que pueda haber un dirigente que lo mantenga todo unido". Franco, por entonces disponía de un grupo de militares (Kindelán, Nicolás Franco, Orgaz, Yagüe y Millán Astray) dispuestos a maniobrar para elevarlo a comandante en jefe y jefe de Estado.137

    El 14 de septiembre se celebró en Burgos una reunión de la Junta en la que no se planteó el tema del mando único. El 17 de septiembre Queipo de Llano y Orgaz fueron incorporados a la Junta como vocales; y el 21 de septiembre, convocada por Franco, se reunió nuevamente la Junta, esta vez en Salamanca. En una reunión tensa, Kindelán insistió reiteradamente, con el apoyo de Orgaz, para que se tratase el tema del mando único. La reunión se había iniciado a las 11 de la mañana, se pospuso al mediodía y al reanudarse a las 4 de la tarde, Kindelán insistió: “Si en el plazo de ocho días no se nombra Generalísimo yo me voy”. Kindelán propuso a Franco y contando incluso con la conformidad de Mola, Franco fue nombrado Jefe de los ejércitos, "Generalísimo". No contó con el apoyo de Cabanellas que propuso una dirección colegiada y recordó las vacilaciones de Franco para unirse al levantamiento hasta el último momento. La reunión terminó con el compromiso de mantener en silencio la decisión hasta que no se publicase en el decreto.138 139

    Ese mismo día, Franco, retrasando el avance sobre Madrid, decide desviar sus tropas hacia Toledo, una plaza mucho más asequible que la capital, para liberar el Alcázar.140 El día 27 el Alcázar es liberado y en Cáceres se celebra una manifestación de exaltación a Franco.141

    Al día siguiente en Salamanca, el 28 de septiembre, se celebró otra reunión de la Junta de Defensa Nacional. Kindelán llevaba preparado un borrador del decreto por el que se nombraría a Franco Generalísimo de los ejércitos y jefe del Gobierno durante el periodo de guerra. Ante las reticencias del resto de miembros de la Junta a unir el mando militar y el político, Kindelán propuso una pausa para almorzar; y en el transcurso de ésta, presionó junto con Yagüe al resto de miembros del consejo para que apoyasen la propuesta. Reanudada la reunión la propuesta fue aceptada por todos excepto por Cabanellas y con las reticencias de Mola. El consejo quedó con el encargo de redactar el decreto definitivo.142 El general Cabanellas comentaría a miembros de la Junta:

    Ustedes no saben lo que han hecho porque no lo conocen como yo, que lo tuve a mis órdenes en África como jefe de una de las unidades de la columna a mi mando; y si, como quieren va a dársele en estos momentos España, va a creerse que es suya y no dejará que nadie le sustituya en la guerra, ni después de ella, hasta la muerte.143

    Si bien la propuesta de Kindelán contemplaba que el nombramiento fuese durante el periodo de guerra, en el decreto no figuró esa limitación.144 Y habiendo sido nombrado "Jefe del Gobierno", Franco comenzó a referirse a sí mismo como "Jefe del Estado". Al día siguiente, los medios de comunicación franquistas daban la noticia de que había sido investido "jefe de Estado"; y, también ese mismo día, Franco firmó su primera orden como "jefe de Estado".145

    Desde la batalla de Madrid hasta el final de la Guerra Civil

    Una vez autonombrado jefe del Estado, comenzó el culto a su personalidad. Se inició una campaña de propaganda al estilo fascista,146 la zona sublevada se inundó de carteles con su efigie, los periódicos debían encabezarse con el eslogan: “Una Patria, un Estado, un Caudillo”. Franco escogió, al igual que Mussolini escogiera “Duce”, la distinción de “Caudillo”. A su paso, en sus discursos y en actos públicos se le aclamaba “¡Franco!, ¡Franco!, ¡Franco!” y se difundió masivamente sus supuestas virtudes: inteligencia, voluntad, justicia, austeridad,... Surgieron sus primeros hagiógrafos calificándolo de “Cruzado de Occidente, Príncipe de los Ejércitos”.147 A su dechado de virtudes se le sumaban dotes excepcionales: “Mejor estratega del siglo”. Expresiones, citas, ocurrencias y discursos suyos se repitieron insistentemente en todos los medios de comunicación. Desde entonces, una de sus obsesiones fue la de controlar los medios de comunicación.

    Franco envió telegramas a Hitler y Rudolf Hess en los que, en tono cordial, les comunicaba su proclamación. Hitler le respondió a través del diplomático alemán Du Moulin-Eckart, quien se entrevistó con Franco el 6 de octubre, ofreciéndole el apoyo de Alemania, pero retrasando el reconocimiento del gobierno rebelde hasta la previsible toma de Madrid. Du Moulin informó en Berlín de la disposición de Franco: “La amabilidad con la que Franco expresaba su veneración por el Führer y Canciller, su simpatía por Alemania y la delicada efusividad de mi recepción, no permitían ni un momento de duda sobre la sinceridad de su actitud hacia nosotros”.148 El 3 de octubre se trasladó a Salamanca ocupando el palacio Episcopal que le ofreció el obispo Pla y Deniel. Una estancia que supone breve, hasta el definitivo traslado a Madrid. El 7 de octubre diría: “Pronto estaré oyendo misa en Madrid”.149 En esta época aumentó su fervor religioso, oía misa diariamente a primeras horas de la mañana, había tardes en las que rezaba el rosario junto a su esposa Carmen Polo y, a partir de entonces, siempre dispuso de un confesor personal.150 151

    Las dos semanas siguientes a su nombramiento, Franco las dedicó a consolidar su posición de poder, las operaciones militares se retrasaron y hubo que esperar hasta el 18 de octubre para que la ofensiva contra la Capital estuviese perfectamente preparada. El 15 de octubre, habían empezado a llegar al puerto de Cartagena las primeras armas soviéticas: 108 bombarderos y 50 tanques y 20 coches blindados que se embarcaron para Madrid, proporcionando al ejército de la República una breve igualdad de fuerzas. Desde entonces se iniciaría un nuevo tipo de guerra. Hasta entonces las tropas de África habían avanzado enfrentándose a milicianos mal pertrechados y a componentes de un ejército con escasa experiencia militar. Fue un tipo de guerra parecida a las coloniales que tanto estaban acostumbrados Franco, la Legión y los Regulares. Con la llegada del armamento soviético y la presencia del italiano y alemán, se inició una guerra de frentes en la que este armamento adquirió el protagonismo. No parece que Franco supiera adaptarse a esa nueva circunstancia.152 El 6 de noviembre el ejército franquista estaba frente a Madrid preparado para su asalto final. Ese mismo día el Gobierno de la República había abandonado apresuradamente la Capital, y desde el bando franquista se vaticinaba que en cuestión de horas se presentarían en la Puerta del Sol, centro emblemático de la ciudad.

    El 8 de noviembre comenzó la batalla de Madrid. Al ejército franquista dirigido por el general Varela se opuso a un heterogéneo conglomerado de combatientes bajo la dirección del teniente coronel Vicente Rojo Lluch. Aunque el ejército franquista llegó a atravesar el río Manzanares y ocupar varios barrios periféricos, finalmente y en combates cuerpo a cuerpo (principalmente en la Ciudad Universitaria), fue repelido. En días posteriores, al ejército popular se sumarían las Brigadas Internacionales y la columna anarquista Durruti. El 23 de noviembre, ante la imposibilidad de tomar la ciudad, Franco decidió posponer el ataque. La resistencia de Madrid permitió que la República contuviera el avance franquista más de dos años, hasta el 1 de abril de 1939, día en el que Franco se alzaría con la victoria.

    Consecuencia de esta derrota fue la definitiva internacionalización del conflicto. Ya a finales de octubre, Alemania había enviado al almirante Wilhelm Canaris y al general Hugo Sperrle a Salamanca para que investigasen el porqué de las dificultades que Franco estaba encontrando en la toma de Madrid. El resultado fue que el ministro de la Guerra alemán instó a Sperrle para que comunicara “enérgicamente” a Franco que sus tácticas de combate, "rutinarias y vacilantes", estaban impidiendo sacar partido a la superioridad aérea y terrestre que mantenía, lo que hacía peligrar las posiciones ganadas.153 154 Alemania desde ese momento intensificó su ayuda militar bajo la condición, aceptada por Franco, de que las fuerzas Alemanas estuviese bajo el mando de oficiales alemanes. A principios de noviembre la legión Cóndor ya estaba en España bajo el mando del general Sperrle (una de sus primeras misiones, durante la batalla de Madrid, consistió en el bombardeo masivo de sus barrios populares.155 También protagonizaría el bombardeo de Guernica), otras fuerzas equipadas con carros de combate, armas motorizadas y bombarderos llegaron a Sevilla y, el 26 de noviembre, desembarcaron en Cádiz unidades compuestas por 6.000 hombres, aviones, artillería y vehículos blindados. Mussolini, que también intensificó su ayuda, igualmente achacó a Franco el fracaso de las últimas operaciones y el 6 de diciembre nombró unilateralmente al general Roatta jefe de todas las fuerzas armadas italianas que actuaban en España y de aquellas que se sumasen en el futuro.156 El Ejército del Frente Popular, paralelamente, se vería reforzado por la ayuda militar soviética.

    Posteriormente, en enero de 1937, Franco se vio obligado a aceptar un Estado Mayor conjunto italogermano y a incluir en su Estado Mayor a diez oficiales italianos y alemanes; así como asumir las estrategias militares que le marcaron, principalmente, los generales italianos.157 Franco fue aceptando muy a regañadientes todas estas imposiciones. Ante las exigencias del general italiano Faldella, Franco diría:

    Al fin y al cabo, se han enviado aquí tropas italianas sin pedir mi autorización. Primero me dijeron que venían compañías de voluntarios para incorporarse a los batallones españoles. Luego me pidieron que formaran por su cuenta batallones independientes y consentí. Después llegaron oficiales de alta graduación y generales para mandarlos, y por fin empezaron a llegar unidades ya constituidas. Ahora usted quiere obligarme a permitir que luchen juntas a las órdenes de del general Roatta, cuando mis planes eran muy diferentes.158

    La estrategia italiana de lograr una victoria rápida chocó con la de Franco que pretendía un lento avance consolidando perfectamente las posiciones: “En una guerra civil, es preferible una ocupación sistemática del territorio, acompañada por una limpieza necesaria, a una rápida derrota de los ejércitos enemigos que deje al país infectado de adversarios”.

    A las críticas alemanas e italianas también se sumaron las de generales que estuvieron muy cerca de él. Kindelán, poco después de terminada la guerra, escribiría a propósito del frente Norte y la toma de Bilbao:

    El enemigo fue derrotado pero no perseguido; el éxito no se aprovechó, la retirada no se convirtió en desastre. Esto se debió al hecho de que, aunque la concepción táctica era magistral, como lo fue la ejecución, por otro lado, la concepción estratégica fue mucho más modesta.

    Kindelán, Mis cuadernos de guerra.159

    Unos y otros coincidieron en que Franco, en los momentos cruciales, tomaba las decisiones con lentitud, siendo excesivamente cauteloso; y también, coincidieron en criticar su tendencia a distraer tropas de los objetivos estratégicos importantes. El general Sanjurjo diría de él: “No es que sea un Napoleón”.160 No obstante, juzgar a Franco por su capacidad para elaborar una estrategia elegante e incisiva es equivocarse del tema. Logró la victoria en la Guerra Civil del modo y en el tiempo en que quiso y prefirió. Aún más, obtuvo de esa victoria lo que más ansiaba: el poder político para rehacer España a su propia imagen, sin impedimentos por parte sus enemigos en la izquierda y de sus rivales en la derecha.161

    Franco, que diría: “Esto no es una guerra, es una cruzada”, durante el tiempo de guerra se preocupó de afianzar su poder político. Consiguió el apoyo incondicional de la Iglesia española y venció las primeras reticencias del Vaticano, hasta conseguir también su apoyo.162 Alejó al heredero de la corona procurando no incomodar a los monárquicos que lo apoyaban: cuando Juan de Borbón intentó de nuevo incorporase al movimiento, diplomáticamente lo puso con los pies en la frontera, aduciendo que sería mejor para el heredero de la corona no tomar partido en la guerra. Intentó crear un partido político franquista al estilo del creado por el dictador Primo de Rivera apoyándose en miembros de la CEDA,163 pero las reticencias de falangistas y carlistas, movimientos que habían adquirido una considerable fuerza desde la sublevación, le hicieron desistir y cambiar de estrategia. Descabezada la Falange tras el fusilamiento de José Antonio Primo de Rivera, Franco se preocupó de silenciar su muerte hasta que encontró la oportunidad de hacerse con su control. Aprovechando un enfrentamiento entre los líderes de la Falange, en abril de 1937 decretó su fusión con los carlistas, se autoproclamó jefe supremo del partido resultante y prohibió el resto de partidos políticos. Franco ya tenía un ejército y un partido en los que apoyarse para perpetuar su poder una vez terminada la guerra.

    La dictadura





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    Artículo principal: Dictadura de Francisco Franco.





    Franco en Reus en 1940.

    Concluida la Guerra Civil el 1 de abril de 1939, se produjo el exilio de cerca de 400.000 españoles al extranjero de los cuales se calcula que 200.000 permanecieron en un exilio permanente.

    El 19 de mayo de 1939 se celebró el desfile de la victoria. 120.000 soldados desfilaron frente a Franco y se le impuso la más alta condecoración militar española: la Gran Cruz Laureada de San Fernando. La celebración se prolongó el día siguiente con otra ceremonia de carácter religioso celebrada en la iglesia de Santa Bárbara. Franco entró bajo palio (honor reservado al Santísimo Sacramento y a los reyes). Su acto central, en el que deposita la espada de la victoria a los pies del Gran Cristo de Lepanto, traído ex profeso desde Barcelona, parecía recrear una ceremonia guerrera medieval.164 Ya en 1937 se proclamó su autoridad absoluta y se elevó hasta el punto de no responder sino ante Dios y la Historia.165 Franco adquirió más poder que ningún otro gobernante en España.166 167 Poder que fue ampliando mediante sucesivos decretos. Franco mantuvo siempre al gobierno subordinado a sus decisiones. Leyes, decretos, y en general todas las acciones de gobierno y legislativas, fueron fruto de sus decisiones personales.168

    Instauró un régimen autárquico que pasó desde el totalitarismo de carácter fascista a la dictadura autoritaria. La ausencia de un ideario definido le permitió transitar de unas fórmulas dictatoriales a otras, rozando el fascismo en los cuarenta y a las dictaduras desarrollistas en los sesenta.169 La característica principal de su régimen fue el enorme peso del ejército en las funciones políticas.170 También se apoyó en diferentes estamentos que se dio en llamar “familias”: los militares, la Iglesia, la Falange tradicionalista como partido único y sectores monárquicos y conservadores. Grupos con diferentes intereses y en casos contrapuestos que Franco supo manejar apoyándose unas veces en unos, otras veces en otros, según sus intereses del momento.

    La ideología del franquismo se ha definido como nacional catolicismo destacando su nacionalismo centralista y la influencia de la Iglesia en la política y demás ámbitos de la sociedad[cita requerida]. Aunque política e ideológicamente Franco se define sobre todo por rasgos negativos: antiliberalismo, antimasónico, antimarxista, etc.171 En su rudimentaria ideología destacaba una mentalidad cuartelaria que trasladó a los diferentes ámbitos de la sociedad española.172 Desde su posición de poder absoluto intentó controlar todas las esferas de la vida española. Mediante la censura, la propaganda y la educación se puso en marcha una de las hagiografías más alucinantes que ha conocido la historia contemporánea. Un hombre corriente, aunque habilísimo y tenaz para aprovechar con el mayor rendimiento sus circunstancias particulares fue revestido de unos loores completamente desorbitados y, sin embargo, para muchos de sus seguidores ha sido no ya un gobernante excepcional sino el más grande de los últimos siglos:173 174

    Todos los españoles tenemos que meditar sobre este discurso. Hay en él tanta profundidad de ideas. Tantas y tan admirables anticipaciones propias de un espíritu ungido por Dios para conseguir la grandeza de un pueblo, tantas perspectivas luminosas abiertas a nuestro futuro, que lo juzgamos de una inmensa trascendencia para España.[...] Franco, que ganó la guerra con la espada, nos gana la paz con su certera visión de estadista y su esfuerzo permanente lleno de amor sin límites por la Patria querida.

    ABC, Madrid, 2 de enero de 1940.171

    En 1939 con la ley de Responsabilidades Políticas se empezó a purgar a los trabajadores de la cultura, especialmente a los periodistas. Todos los directores de los periódicos y revistas fueron nombrados por el Estado y tenían que ser falangistas.175 Franco llegó a identificar el destino de España con el suyo propio, a juicio del general Kindelán, el que más obrara para su nombramiento como jefe del Estado, Franco estaba “atacado por el mal de altura”.176 177

    Represión



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    En las cárceles de Franco en la posguerra llegaron a hacinarse más de 270.000 personas en condiciones infrahumanas, y a las ejecuciones habría que sumar las muertes de aquellos que fallecieron en las cárceles por causa de estas condiciones. «Los avances en la comprensión de la represión como un fenómeno de más amplio alcance que las ejecuciones y los asesinatos van haciendo cada vez más inteligible la nueva realidad social que se fue configurando en torno al régimen».178

    Se mataba para eliminar a los peligrosos o potencialmente peligrosos, pero también se mataba pensando en los que sobrevivían. La población se constituye en carne de laboratorio para un proyecto totalitario de doctrina militarista, fascista y clerical. Hombres y mujeres serán sometidos a un proceso de trituración de la personalidad con el objeto de hacer posible su posterior reeducación en la doctrina victoriosa.

    Mirta Núñez Díaz-Balart.179

    La represión se ejerció en muchos ámbitos, no sólo fueron las ejecuciones y largas condenas de cárcel, se creó una sociedad donde los vencidos estaban excluidos de la vida política, cultural, intelectual y social.175 También hay que añadir la represión económica durante la primera etapa del régimen en virtud del favoritismo con que actuaba el Estado en favor de los vencedores o penando a los vencidos. En ese sentido puede decirse que en este terreno hubo, por así decirlo, un botín de guerra.169 la corrupción y el amiguismo vinieron a empeorar las condiciones de vida de la posguerra180 y la desnutrición y las enfermedades provocaron al menos 200.000 muertes por encima de la tasa de mortalidad anterior a la guerra.181

    “La represión franquista, que fue brutal, no se puede comparar con las represiones estalinistas”,182 tampoco fue tan brutal como la de Hitler. Cualquier otra comparación sirve para descubrir la desmedida represión que ejerció finalizada la guerra. Las 50.000 ejecuciones del franquismo no admiten comparación con los centenares de ejecuciones que se produjeron tras la Segunda Guerra Mundial en Francia, Alemania o Italia.183

    Segunda Guerra Mundial. La etapa fascista

    Artículo principal: España en la Segunda Guerra Mundial.
    Vengo a hablaros de FRANCO.

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