hemos cambiado los dos. Ahora tienes el pelo teñido de pelinegra y unos bombachos rojos que junto a la coleta torera te siguen haciendo molona. Te reconocí por la sonrisa. La misma que ponías cuando traía esa lencería del VIPS... para mí... Nada ata tanto como cambiar el rol. Lo que el rol ha cambiado, que no lo desate el estatus. Por lo que ejerzo de prudente y mantengo la distancia acordada implícita. Tu sonrisa me basta para darme cuenta que te lo pasastes bien con éste cerdo. Que te sea leve con el nuevo destino. Pues parece que ahora curras en otro barrio menos afable. Salve Gamaza. tu perro te saluta.

cuando contemplar algo que ya no es, pero que fué, te conmueve y resulta glorioso incluso en su imperfección, te das cuenta de que eres válido en tu heterodoxia.