Los jóvenes no tienen dinero ni para el carnet y aunque lo tuvieran las tasas ITV e impedimentos burocráticos hacen casi imposible cualquier modificación con la excusa de la seguridad.

Como muchos otros asuntos los políticos mataron la gallina de los huevos de oro. Con una normativa más flexible y tasas razonables se podrían modificar los coches. No olvidemos que tras esas modificaciones había miles de puestos de trabajo de personas que disfrutaban con su profesión.