Historia III Pinceladas de historia de España: obesidad, sexo y un collar de perlas

Cito a los paralelienses que mostraron interés en los hilos anteriores: @eIetrick @Andromeda @Meretriz @Usuariopromedio @Tercio_de_Madrid @Gable @Käiser


Hilos anteriores:
II Pinceladas de historia de España: un sansón, el Papa y el rey
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Seguimos en la época de Fernando el Católico y su nieto, Carlos, que luego será conocido como Carlos V.


Como vimos en los hilos anteriores, Fernando el Católico a sus cincuenta y cuatro años de edad y sin haber pasado un año de la muerte de Isabel, decide casarse y tener un heredero. Y puestos a elegir esposa, que mejor que acabar con una guerra en Nápoles de rebote, así que la elegida es una joven de dieciocho años llamada Germana de Foix, sobrina del rey de Francia y también sobrina nieta del propio Fernando (todo queda en casa), en esta unión plenamente de conveniencia terminaría surgiendo el amor.



Germana, por los retratos que nos han llegado y para los cánones de la época era guapilla con una ligera cojera que le daba cierto encanto al andar, y tenía tres aficiones: el sexo, la comida y la fiesta. Así que Fernando estaba muy contento con el matrimonio ya que lo que él necesitaba era engendrar y Germana no le ponía trabas al acto. Tanto va el cántaro a la fuente que al final tienen un hijo, pero muere al poco tiempo, así que tienen que seguir dándole y Fernando, ya bastante mayor, para dar la talla tomó de todo lo que había en la época para mejorar su rendimiento sexual y le pasó factura y aceleró su muerte.



Fernando que realmente amaba a Germana, fue muy generoso con ella en el testamento:


“nuestra muy cara y muy amada mujer [...] en la qual [...] habemos hallado mucha virtud e tenemos muchisimo amor”— la ciudad de Siracusa en Sicilia, las villas de Tárrega, Sabadell y Villagrasa, en el principado de Cataluña, con todas sus rentas y derechos, más otros 5.000 ducados de oro sobre las rentas de la Basilicata en el reino de Nápoles, de forma vitalicia.


Asimismo, encomendaba a su nieto, el futuro Carlos V, que la honrara y protegiera. Y vaya si se lo tomó en serio.


Germana, reina de Aragón, que no había mostrado mucho interés por el gobierno recluida en el monasterio de Guadalupe, ya un poco aburrida se desplaza a Valladolid para conocer a su nieto Carlos V, él de 17 años y ella de 29 años, ya entradita en carnes y con parte del encanto perdido. Pero hubo “chispa” ya en el primer instante:


“si ella entraba y el Rey estaba sentado, se levantaba de su asiento y se descubría y la hablaba rodilla en tierra”

Parece ser que al poco tiempo guardaron la compostura en público, pero en privado…surgió un amor tan ardiente como ilícito que era preciso esconder. A tal fin un joven soberano enamorado mandó construir un puente de madera que uniera su palacio con la casona de Germana, estando ambas fronteras:


“... para que el Rey y su hermana pudieran ir en seco y más cubiertamente a ver a la dicha Reina... “... y también la dicha Reina iría por él al palacio del Rey... “




Añade el cronista: “Y sirvió de mucho ... y, sobre todo a los enamorados, porque más fácilmente podían ir por él a visitar a sus amados y enamorados...”


Y quedaros con este detalle porque será una pista más en el misterio, la cedió la ciudad de Madrigal de las Altas torres.


Este amor duraría unos dos años, y probablemente el posible escándalo de tales relaciones pesó en que se acabase. Carlos para quitársela de en medio la casó con un personaje de su séquito, el margrave Juan de Brandeburgo-Ansbach, cinco años más joven que ella, violento y un bala perdida, y perteneciente a una rama menor y no muy favorecida (económicamente) de los Hohenzollern alemanes.


Carlos nombra a Germana lugarteniente general del reino de Valencia, y a su marido capitán general, teniendo que sofocar la rebelión de las germanías de Valencia en las que Germana firmó 800 sentencias de muerte.


Su marido tampoco le aguantó el ritmo, y según cuentan los cronistas de la época falleció debido al ímpetu con el que llegó a ver a esposa tras un largo viaje sin descendencia. Su viudez tampoco duró mucho, casándose de nuevo esta vez con Fernando de Aragón, duque de Calabria que estaría necesitado de dineros y citando literalmente a otro cronista:


“con esta corpulenta vieja […] un escollo tan famoso por sus naufragios”

Germana ya era llamativamente gorda, tanto, que es famosa la historieta fantástica en la que un temblor de tierra por la noche había hecho que la Reina se cayera de la cama y atravesando dos pisos había matado varios criados que dormían debajo.


Muere sin descendencia Germana a los 48 años de edad por hidropesía provocada por su sobrepeso. Y aquí está la sorpresa, en su testamento deja varios legados, entre ellos uno muy enigmático:

“Ittem, llegamos(legamos) y dexamos(dejamos) aquel hilo de perlas gruessas de nuestra persona, que es el mejor que tenemos, en el qual ay (hay) ciento y treynta y tres perlas, a la Serenissima doña Ysabel, Ynfanta de Castilla, hija de la Maj.del Emperador, mi señor e hijo, y esto por el sobrado amor que tenemos a su alteza”


Deja un collar de 133 perlas, el mejor que tiene, a una tal Isabel de Castilla hija del emperador, ¿Quién es esa Isabel?. Carlos no tenía ninguna hija reconocida con tal nombre…


Recordemos que Germana poseía Madrigal de las Altas torres y allí recluida en el convento de Nuestra Señora de Gracia, adivinad quien estaba:una tal Isabel de Castilla y de la cual no se sabe más y que muy probablemente fue la hija no reconocida de Germana y Carlos V.


Espero que os haya gustado y hasta el próximo capítulo.