No es que diga que sea una poesía superlativa pero tiene algo que me transmite, comparto:
Como todos los de mi calaña
aprendí a sangrar en los arrabales de Cartago,
en el ghetto de Varsovia,
en los muelles del Plata,
en los tugurios de Bizancio
hace tantos golpes que no me acuerdo,
en los zocos de la edad de los califas.
Por eso suelto la derecha
con la rabia de un galeote,
de un converso,
de un sicario,
de un esclavo,
de un campesino del delta del Mekong.
Por eso me desplomo con el peso de una raza.
Por eso resisto con la tozudez de los locos.Si pintara tu boca en el suelo…
Sería tan hermosa entonces
esta maldita costumbre de besar la lonaCaer bien, con clase.
No desfallecer,
ni desmayarse,
ni derrumbarse,
ni trastabillar,
ni doblar la cerviz.
Caer como un roble en sus dominios
después de cien años mirando al Sol
frente a frente.Mi reloj de bolsillo
está en la casa de empeños;
soy un hombre que ha perdido el tiempo.
En un bar de mala muerte
se pudre Ulises con nostas de Konstantino
y nunca regresará a Itaca
mientras yo no pague los tragos que de debo.
Mis huellas están en la comisaría,
por eso no están en tu piel.
No tengo fotografías,
ni abrigos,
ni cacerolas,
ni maletas,
ni dioses.
Mi alma debe demasiados años
de alquiler por este cuerpo.
Y he vuelto a ponerme los guantes,
y he vuelto a saltar a la lona,
esperando que tampoco sea este
el día del desahucio.