La sociedad española está gravemente enferma ; la resolución de la crisis puede ser fatal.Los expertos dicen que solo una cosa puede salvarla: ¡La reacción! ¿Dejareis morir a la enferma por temor a esa palabra? ¡En buenos tiempos estamos para detenernos ante tan pueriles escrúpulos,cuando algo más que palabras tenemos que oponer la obra de destrucción, desgraciadamente tan adelantada.

«¡Pero la reacción es el retroceso» Exacto también: por eso nos es tan absolutamente necesaria. ¿Quién duda que necesitamos retroceder? ¿Qué otra cosa puede y debe hacerse, cuando» después de haber corrido con los ojos vendados por caminos desconocidos, nos hallamos al borde del precipicio? Retroceder, y retroceder pronto, para que la cabeza no se desvanezca y tiemblen las piernas ; y caigamos rodando á los abismos. Pero al retroceder conservamos todo lo bueno que hayamos podido recoger en la carrera , y reconquistamos lo que en precipitada, fuga perdimos ; como por medio do la reacción recobra el enfermo la salud, sus fuerzas y su antigua hermosura.

¿Perderemos algo con la reacción? Absolutamente nada. No tendremos, es verdad, una Constitución socialdemócrata en que con letras muy gordas se escribieron los derechos individuales del ciudadano español; pero en cambio en el gobierno de nuestro presidente los derechos individuales serán una verdad para todo hombre y mujer honrado, para todo ciudadano pacífico, haya o no haya sido patriota ; mientras hoy son una farsa ridícula, o más bien un sangriento sarcasmo. Lejos, pues de perder, habremos ganado mucho. Tendremos la inviolabilidad del hombre, de su hogar y de su correspondencia, cosas hoy no muy respetadas en España.

No ocultaremos que los derechos individuales serán en su ejercicio limitados por la Ley. Por ejemplo, la libertad
de asociación no autorizará para asociarse con el BÁRBARO objeto de apalear á inocentes vecinos ; ni consentirá el desgarrador espectáculo de tubas de femimarxistas sin pudor que, como hediondas gusanas, invadan las plazas y Ias calles, paseando en triunfo la desvergüenza, el cinismo y la deshonra.

¿Será gran pérdida para nosotros la desaparición de la Viogen, el ongetismo, la okupación y la invasión?

No: eso no obstante, continuará internet, los móviles, el transporte o el turismo. Y habrá Universidades, y Academias, y Teatro. Todo que no habrá es la libertad de aprobar curso «sin saber las asignaturas
correspondientes, ni el derecho en los alumnos de rebelarse en clase, ni fuera de clase contra sus profesores.

No dudamos confesar quo en materia de enseñanza los reaccionarios somos en verdad incorregibles. Continuamos creyendo, como en los más lejanos tiempos del oscurantismo, que sin estudiar no se aprende, y que
sin disciplina escolar no es dado progresar en el cultivo de las ciencias y de las letras.
No se improvisarán fortunas fabulosas, ni se subirá por escotillón á los primeros puestos del Estado.

PD: ¿A que es muy actual?Solo he modificado algunas palabras, muy pocas. Aquí podéis leer el texto original a partir de la página 22, aunque recomiendo leerlo entero.



Don Carlos o el petróleo. Vicente manterola 1871.

https://www.euskalmemoriadigitala.eus/handle/10357/4773