Euskal Herria según el Nacionalsocialismo
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N-S Ortodoxo
DOCUMENTAL ::: Euskal Herria según el Nacionalsocialismo
“Im lande der Basken” ; un enigmático documental que muestra a esta nación desde la perspectiva racial del Nacionalsocialismo y que está ligado al plan para establecer una alianza con el movimiento nacionalista vasco y con los representantes de otras etnias con el fin de construir un nuevo orden territorial en Europa.
Última edición por \\ \\ \\; 05/02/2015 a las 09:42
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Ibero insano
y si se descubre que los iberos y los vascos estaban emparentados apaga y vamonos
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N-S Ortodoxo

Iniciado por
Aspichupi
y si se descubre que los iberos y los vascos estaban emparentados apaga y vamonos

Toda la meseta central son restos del norte ibérico y norte africano, es decir, la escombrera étnica
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AutoBanned
Asi acabo todo, el tema de las etnias y el nuevo orden, bien estructurado, para luego cagarla en el frente del Este metiendose en guerra con la URSS.
Fallo imperdonable, que Alemania pago caro ademas, como Napoleon, el mismo fallo en el mismo sitio.
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N-S Ortodoxo
Euskal Herria: Identidad y nacionalismo

Jaun - No aceptáis nada de nosotros... únicamente la cruz...
Prudencio - ¡La cruz! ¿Qué quieres decir con eso?
Jaun - La cruz es vasca antes de ser cristiana
Prudencio - ¡Que absurdo!
Jaun - No es absurdo. Todavía encontrarás en nuestro país, en muchas partes, la cruz svástica, que algunos suponen que simboliza los dos caminos del mundo; otros, los puntos cardinales, y que entre nosotros es emblema de Thor, del fuego de la llama del sol.
Pio Baroja, la leyenda del Jaun de Alzate
La nación del Lau-Buru
Euskalherria es la denominación histórica más apropiada para el espacio étnico en el que se manifiesta la identidad y cultura vasca, un nombre que especifica claramente una denominación que face referencia a una realidad étnica claramente diferenciada. En la actualidad su extensión territorial está formada por Iparralde (parte norte), correspondiente a las regiones de Zuberoa, Lapurdi y Behe Nafarroa, englobadas en el departamento de los Pirineos Atlánticos del Estado francés, y Hegoalde (parte sur), formada por las comunidades autónomas del País Vasco y Navarra, más el enclave burgalés de Treviño y el cántabro de Villaverde, todo en el Estado español. Nafarroa, Euzkadi, Bizkaia, País Vasco, País Vasco-Francés, Vascongadas, Vasconia, y tantas otras denominaciones, son incompletas por nombrar solo algunas de las regiones en las que históricamente ha vivido dividido el pueblo vasco. De hecho, y como trataremos más adelante, Euskalherria ha tenido, y mantiene en la actualidad, diferentes realidades políticas y territoriales a pesar de ser hoy en día una de las identidades más claramente diferenciadas de Europa.
Entre los símbolos más conocidos y representativos de esta nación está el lau-buru, cuya traducción al castellano es cuatro-cabezas, una representación que igualmente podemos encontrar profusamente representada entre otros pueblos y rincones de Europa. Y es que el lau-buru, que compartió protagonismo en épocas anteriores con la Euskal Orratza, ambos esvásticas o tetrasqueles, tiene un claro origen indoeuropeo, algo curioso, ya que ni la lengua ni la nación proto-vasca están incluidos en el grupo indoeuropeo. Y quizás esta sea una de tantas contradicciones que encuentran una adecuada resolución en la final europeidad de la misma.
Sin embargo, es innegable que los importantes contactos e influencias de los proto-vascos con otros pueblos indoeuropeos, principalmente con pueblos célticos, pero también con otros de raíz germánica, no hay que olvidar tampoco el dominio visigodo durante casi cien años en la zona norte del espacio vasco, dieron la actual fisionomía étnica e influyeron de forma importante a esta nación de orígenes tan discutidos. Como prueba, además del lau-buru, visible desde al menos el siglo XVI, en estelas funerarias, frontones de los caseríos y que se ha extendido a innumerables representaciones del sentir identitario vasco en nuestro dias, quedarían algunas manifestaciones de la cultura, mitología y antigua religión vasca. En este sentido deberíamos hablar de algunas divinidades del antiguo panteón vasco, como Orti, al que se identifica con el escanidavo Thor, representativo de un culto solar y celeste del que derivan palabras como ortere (trueno) o ostegun (día del trueno) que no es otro que el día de la semana jueves, que en los países de lenguas germánicas es el día de Thor (Thusday). Una divinidad importante, si analizamos lo que escribía Aymeric Picaud en el Codice Calixtino quien ya contaba que en sus viajes por las tierras de los vascos, estos denominaban a Dios con el nombre de Urcia. También, en la interesante leyenda de Jaun Zuria, mítico fundados del señorío de Bizkaia y cuyo nombre traducido al castellano significa literalmente Señor Blanco, se habla de legendarios orígenes nórdicos en los comienzos de esta dinastía, haciéndolo descender de una princesa escocesa y de Sugaar, genio mitológico vasco, en la versión más conocida, pero también de una princesa de Mundaka y un señor normando, o del guerrero irlandés Lemor Mc Morma, mientras que autores como Jon Bilbao piensan que fue el caudillo de un grupo de vikingos que quedaron en las costas vascas, y según Jon Juaristi, que se trata del dirigente de un grupo de sajones desplazados por los normandos, y exiliados en estas tierras.
Lo cierto es que, este viejo símbolo indoeuropeo existió desde antiguo en estas tierras, y que los fueristas y carlistas del siglo XIX lo utilizaron como emblema político de reinvindicación de sus antiguas costumbres y en su lucha por su identidad como pueblo. Y como no podía ser de otra manera, sus herederos del Partido Nacionalista Vasco continuaron reinvindicándolo, junto a la rectilínea Euskal Orratza. Hoy el lau-buru continúa siendo portado con orgullo como símbolo de una nación que afirma celosa y fieramente su deseo de seguir existiendo. Una nación que, en la era de globalización y la muerte de las identidades y la muerte de las identidades, reclama con orgullo, su europeidad y su existencia.

Una identidad y diferentes realidades políticas
La historia de la nación vasca es controvertida y sus orígenes muy discutidos. Aunque Joseph Augustin Chaho pretendió en el siglo XIX que la raza vasca provendría del mítico Aitor, nombre derivado de Aitoren semen (hijo de buen padre), hoy parece reconocerse que los proto-vascos pertenecían a una evolución local de Hombre de Cro-Magnon que en el neolítico sería conocida como tipo pirenaico occidental mientras que su lengua, el protoeuskera, pertenecería a un grupo euroasiático antiguo posterior a la última glaciación. Sin duda un apasionante debate por su profundidad y complejidad. Lo que también parece claro, tal como hemos indicado en el apartado anterior, son las diferentes influencias étnicas a las que fue sometida la población asentada en la zona pirenaica-occidental y entre las más importantes debemos nombrar las influencias indoeuropeas probablemente llegadas con los pueblos de los campos de urnas y con las posteriores de los pueblos célticos, una influencia que sería determinante en la eclosión de la futura identidad vasca y que explicaría la diversidad interna existente hoy en la misma.
La llegada de los romanos implicó cambios determinantes en la península ibérica. También en la tierra de los vascones, tal como eran conocidos, aunque de diferente manera al resto de la península. Mientras en las llanuras actuales de Álava y Navarra se produjo una profunda romanización que produciría una definitiva diversidad entre los vascos de estas tierras y el resto, en las zonas pirenaicas y en las abruptas Vizcaya y Guipúzcoa no existió, a excepción de la zona costera, penetración romana lo que permitió el mantenimiento de las costumbres, lengua y cultura vascas, a pesar de una palpable entre los habitantes de dichas tierras y el imperio romano. Los vascos que según estrabón en el siglo I ya estaban divididos en Aquitanos, Caristios, Várdulos, Autrigones y Vascones, conocerán una primera realidad política solo después de la caída del Imperio romano. Curiosamente, dicha unidad política, nacerá de manos de los francos, y con importantes influencias de los visigodos en sus zonas más septentrionales. Tras un largo periodo de anarquía, violencia, revueltas y tensiones sociales durante la crisis y últimos años de dominación imperial, los vascos se encontraron con la presión de los francos por el norte y de los visigodos por el sur. Para conservar cierta independencia, y tras la batalla de Vouille, a consequencia de la cual los visigodos tuvieron que abandonar la zona norte, se someterán finalmente a los francos merovingios que constituirán el ducado de Vasconia en el siglo VII, una entidad política que finalmente quedará bajo influencia visigoda, pero en la que no llegó a existir una autoridad central efectiva del territorio, quedando este en manos de diferentes caudillos tribales difíciles de someter, situación que garantizó la preservación de los rasgos identitarios vascos entra la mayor parte de la población.
Tampoco la invasión musulmana logró penetrar en los reductos montañosos vascos, quedándose como anteriores invasiones en las zonas mas llanas de Navarra y álava, de forma escasa y durante tiempo efímero. Los vascos, continuaron siendo vascos, aunque sin una realidad estatal mínima, resistiendo por una parte a las avanzadas carolingias y por otra a las musulmanas, y el poder de la zona quedó concentrado en los señores que defendían militarmente la zona con el sustento de los campesinos. Durante la Edad Media, los vascos comenzaron a dotarse de una legislación propia de tipo consuetudinario y que solo a finales de dicha edad plasmarían por escrito, son los llamados fueros, leyes que preservaban su soberanía y regían la convivencia de los moradores de estas tierras, estableciendo la hidalguía universal de los habitantes de muchos valles, y un estatuto jurídico que los reyes de los Estados a los que se unirán debieron jurar y respetar durante los siglos venideros. Es en esta época, principios del siglo IX cuando comienza a configurarse una primera entidad política vascona, único reino que consolidaron los vascos, y que sin embargo no logró aglutinar a todos los vascos ni en sus momentos de mayor esplendor, y lo hará como núcleo de resistencia a la presencia africana en la península. El escenario será la antigua ciudad vasco-romana de Pamplona, antigua Iruña de los vascones, y su zona de influencia. En esta área, la familia muladí de los Banu-Quasi, de estirpe visigoda, había conseguido afianzar un núcleo independiente cristiano, que en virtud de la relación familiar establecida entre estos y la mujer de Iñigo Iñiguez, un noble local, logró llevar al trono a Iñigo Arista, hijo de estos últimos y primer rey de los que con el tiempo será el reino de Navarra. El reino de Navarra fue dirigido por la dinastía de los Iñiguez hasta el año 905 en que pasó a manos de la de los Jiménez, dinastía que introducirá el emblema godo del arrano beltza o águila negra en la heráldica del nuevo reino hasta su sustitución por las cadenas tras la victoria de las Navas de Tolosa, pero será en el año 1000 la fecha en la que este reino llegará a su máximo esplendor con la figura de Sancho II el Mayor, con sangre vasca y castellana, al descender del conde Fernán González, quien se convertirá en el principal monarca de la península ibérica en plena reconquista contra el invasor musulmán, al ser además de rey de Navarra, titular de los condados de Aragón y Sobrarbe, creador del condado de Lapurdi, y por tanto señor de la zona norteña de Zuberoa, y por alianzas familiares detentador de los gobiernos del condado de Castilla y del reino de Gallaecia. Sin embargo, a la muerte del monarca, los reinos recuperaron su independencia tras repartilos entre sus hijos. El condado de Aragón, que quedó para su hijo natural Ramiro se separará en el año 1076 cortando con ello las vías de expansión naturales de Navarra, pero no renunciando a la llegada de elementos poblacionales vascos a este nuevo reino, que quedará arrinconada entre Castilla y el nueno reino aragonés, suprimiendo con ellos cualquier protagonismo durante la posterior reconquista y suponiendo el inicio de la decadencia del reino. Es a partir del siglo XI, cuando las divisiones políticas y territoriales que afectarán a Euskalherria durante toda su existencia comienzan a acentuarse. La antigua Ipuzkoa que había subsistido como entidad independiente bajo la dinastía de los Aznar, pasa a partir del año 1076 a depender de Castilla, y tras algunos años en los que alternará el dominio castellano con el navarro en diferentes zonas de su geografía, pasará definitivamente a la órbita castellana en el año 1200. El señorío de Bizkaia que se encontraba bajo soberanía navarra, inicia en el año 1040 con el conde Iñigo López Ezkerra, su definitiva alianza con Castilla, mientras que Araba, se mantuvo bajo la influencia de Navarra hasta el año 1212 en la que pasó también a depender de Castilla. Sin embargo, hay que remarcar, que pese a la dependencia formal de otras entidades mayores, los vascos lse obstinaron siempre en el mantenimiento de su identidad ancestral, lengua, costumbres, lesgislación y prerrogativas, que fueron respetadas por los reinos de Castilla y Navarra, aunque este proceso se realizó no sin importantes tensiones, cristalizadas en un feroz y largo enfrentamiento entre los linajes vascos, tanto en Araba, Guipúzcoa y Bizkaia a través de la guerra entre los bandos oñacino (pro-castellano) y gamboino (pro-navarro) así como entre agramonteses y beamonteses en el reino de Navarra. Por su parte, este último reino será anexionado a la Corona de Castilla en el año 1512 tras la invasión de Fernando el Católico, con el apoyo de la facción beamontesa después de años de guerra civil, manteniendo sus instituciones medievales y la categoría de reino dentro de la nueva Corona, mientras que la baja Navarra permanecerá independiente a la Corona Francesa en 1620, manteniendo como sus vecinos del sur el carácter de reino y sus prerrogativas. Durante años, los vascos, bajo las Coronas hispánica y franca, siguieron siendo vascos y participaron en las políticas imperiales de entidades de mayor importancia sin traumas ni pérdidas de su identidad. Todavía no había llegado el liberalismo.

Dios, Patria, Fueros, Rey: El liberalismo jacobino contra la identidad vasca
Año 1879. Aprovechando la decadencia de las monarquías absolutistas, se inicia la revolución liberal en Francia. Una nueva burguesía toma el poder con el fin de suprimir definitivamente cualquier resquicio del antiguo orden medieval, sustituyendo a una nobleza que alejada de sus orígenes, se encuentra en estado de descomposición. La idea es acabar con las antiguas instituciones medievales para crear nuevas relaciones económicas que beneficiarán a las nuevas élites políticas en perjuicio de una población encuadrada y protegida por sus antiguas leyes que formaban parte de una identidad colectiva en cuyo mantenimiento y afianzamiento, hasta entonces respetado, encontraba su mejor autodefensa y forma de existencia. Los nuevos dirigentes políticos programaron desde el primer momento, siguiendo sus propias obediencias universalistas, la destrucción de cualquier identidad medieval, siendo perfectamente conocedores que en ellas encontrarían los mayores frenos y resistencias a las nuevas políticas uniformadoras y esclavistas. En virtud a esa visión actuaron con los bretones, y los vascos que residían en los territorios del nuevo Estado francés no fueron una excepción. En nombre de una pretendida igualdad se pretendió suprimir la situación precedente y convertir a los vascos, como por su parte a castellanos y catalanes, en unos subditos más del nuevo sistema constitucional, primero en la nueva Francia, posteriormente en los que había sido España. Para las nuevas autoridades, el euskera dificultaba el proceso revolucionario y el apego a su identidad por parte de los campesinos vascos era un atraso al que había que hacer desaparecer definitivamente. De esta manera, la Asamblea Constituyente tomó entre sus primeras medidas la abolición de los antiguos privilegios vascos, la prohibición del Euskera en virtud del uso del francés como único vehículo de comunicación, y unió la zona vasca de Bearn creando la llamada provincia de los Bajos Pirineos. Además, en 1794 se acentuó el genocidio humano y cultural del pueblo vasco en territorio francés, al expulsar de forma violenta a las familias vascas de sus caserios y ordenar los "representantes del pueblo" Pinet y Cavaignac el internamiento en campos de concentración de miles de labortanos, especialmente de los pueblos fronterizos, muchos del os cuales murieron durante la operación de limpieza étnica de las autoridades liberales. No satisfechos con esto, las tropas de los tristemente célebres Cavac y Montaignac penetraron en Gipuzkoa con la pretensión de anexionar este territorio a la nueva Francia y borrar cualquier vestigio de identidad vasca, aunque encontró la oposición armada de muchos vascos que impidieron el control del territorio pudiendo alejar estas tierras de la invasión liberal tras la paz de Basilea en 1808.
Pero la llegada del virus liberal a la zona vasca peninsular fue cuestión de tiempo. Tras la muerte en 1833 del rey Fernando VII, los agentes del liberalismo centralista y jacobino, obedecientes como sus hermanos franceses a las nuevas consignas, y bien infiltrados en las esferas del poder, toman con la complicidad de la rama borbónica isabelina, el control de la política de la Corona española. Aunque a este lado de los Pirineos el proceso fue menos dramático y rápido, las nuevas ideas se materializaron pronto a través de nuevas legislaciones en las que las intenciones de abolición de las estructuras e identidades medievales fueron prioritarias. Los vascos, tanto en la órbita castellana como en la navarra, se opusieron en su mayoría a las nuevas ideas llegadas de Francia. Nace así el carlismo, como movimiento de defensa de las identidades y antiguas estructuras medievales hispánicas, un fenómeno político que recibiendo en principio apoyos y simpatías en toda la península ibérica, se asentará de forma fuerte principalmente en las áreas catalana (Principat de Catalunya y Regne de València) y vasca (Bizkaia, Guipúzcoa y Nafarroa), zonas donde más arraigadas estaban dichas peculiaridades. Los vascos de Navarra y el País Vasco, empuñarán decididamente las armas durante tres guerras civiles a favor de los diferentes pretendientes carlistas que prometían la salvaguarda de la situación anterior al constitucionalismo liberal, manteniendo durante cien años una importante representación política carlista en las instituciones, bajo el lema de Dios, Patria, Rey y Fueros, recuperando antiguos emblemas de la identidad vasca, supeditados a la antigua enseña del Imperio y al rey todos los pueblos hispánicos, demostrando con ello que su lucha era por el mantenimiento de su antigua identidad, de su lengua, leyes y costumbres, sin, por el momento reclamar independencia alguna de la estructura imperial a la que habían pertenecido. Sin embargo la España imperial había perdido la guerra, y con ella también las identidades hispánicas entre las que se econtraba la vasca, quedaban en una posición muy frágil. En 1841, el histórico reino de Navarra desaparece mediante la Ley de Modificación de Fueros o Ley Paccionada Navarra, convirtiéndose en "provincia foral" y perdiendo con ello muchas de sus prerrogativas, a pesar de que, como hemos apuntado, en España el proceso fue más lento que en Francia, y pudo mantener cierta legislación foral. En Vizcaya, la abolición foral llegará en 1876, tras la última guerra carlista. Con la complicidad de una nueva aristocracia comercial vasca de ideología liberal, comienza el proceso de desvasquización en Álava, Guipúzcoa, y sobre todo en Vizcaya. Es el comienzo de las llamadas Provincias Vascongadas, una terminología liberal y centralista que debería ser analizada por muchas personas que hoy todavía defienden. A partir de entonces los vascos serán obligados por la fuerza a renunciar a sua lengua, uso, legislación y costumbres y a aceptar una realidad destinada a cambiar para siempre su modo de vida.
Pero algunos vascos, no aceptaron la nueva realidad.
Jaungoikoa Eta Lege-Zaharrak: el nacimiento del Partido Nacionalista Vasco
"El año ochenta y dos, ¡bendito el día que conocí a mi Patria y eterna gratitud a quien me sacó de las tinieblas extranjeristas". Asi se expresaba a finales del siglo XIX, un joven vizcaíno, estudiante de derecho y autodidacta, antiguo militante carlista, opositor a la cátedra de euskera, y publicista de la causa vasca. Era Sabino Arana, miembro de una acomodada familia vizcaina volcada durante años en la causa carlista, un joven rebelde, desencantado de las derrotas carlistas, y preocupado por la evolución económica de la tierra de sus padres y la creciente llegada de inmigrantes castellanos que podían suponer un riesgo de pérdida de identidad, un proceso alentado por el poder central para desnaturalizar de forma progresiva la identidad de los vascos. La influencia del Romanticismo, la lectura de escritores como Chaho, Trueba, Navarro Villoslada, Moguel o Astarloa, hizo cimentar en el joven en el joven Sabino Arana, un sentimiento de recuperación racial vasca, no exenta de exageraciones y de cierto victimismo revanchista, que cristalizarían en cierto resentimiento hacia "lo español", un término que en las tesis de Arana queda identificado con el liberalismo modernista anti-vasco, el individualismo y el desarraigo de unas masas que entregadas únicamente a su propia supervivencia personal, amenazaban la identidad vasca y suponía el asentamiento en las tierras vascas del caos social propio de un sistema, el liberal, que su fundamentada sobre una sociedad de acentuada desigualda económica.
De esta manera, el 3 de junio de 1893, en el caserío Larraizabal de Begoña, un año después de haber publicado el libro Bizcaya por su independencia, lanzó la idea de creación de un movimiento político netamente vizcaíno que tuviera como meta la independencia de Vizcaya, como única forma de liberación de los dogmas liberales extranjeros. Sus ideas, poco elaboradas, y más de cariz sentimental y de protesta que de afirmación ideológica pasaron desapercibidas entre la sociedad vizcaína del momento, que se encontraba dividida entre una nueva burguesía bilbaína que seguía el tren del progreso económico, y los sectores más rurales, que apegados al carlismo no habían tenido aún plateamientos independentistas. De esta manera, Arana y un reducido grupo de simpatizantes crearon en 1894, bajo el lema de Jaun-Goikoa eta Lege Zarrak (Dios y Antiguas Leyes), el Euzkaldun Batzokija, primera sociedad nacionalista, que recuperará algunos símbolos de los fueristas vascos como el lau-buru y creará otros nuevos como nueva bandera ikurriña, que representará la raza, la sangre y la tradición vascas, o el nombre de Euzkadi, para designar a la patria vasca. Hasta la muerte de Arana, acaecida en 1903, los bizkaitarras, como embrión del Eusko Alberdi Jeltzalea o Partido Nacionalista Vasco fueron una minoría exótica de muy pequeña proyección política. Sin embargo, durante los primeros años del siglo XX, los seguidores de Arana con la influencia de las tesis de Herder y su concepto de Volkgeist dotaron de cierta elaboración doctrinal el mensaje de lucha por la identidad vasca frente a la amenaza que para la misma suponían la aceleración económica fomentada por el liberalismo con la consecuente llegada masiva de inmigración foránea, el centralismo jacobino del gobierno central español, o las amenazas políticas del liberalismo y el "socialismo" que se extendían bien a través de una oligarquía caciquil y corrupta, bien a través de las nuevas masas de trabajadores llegadas desde Castilla. Un mensaje que caló con fuerza entra la mesocracia autóctona vasca. El ansia de renovación política que tras el desastre del 98 había llegado a todos los rincones de España, no fue una excepción entre muchos vascos, que hartos de las políticas liberales, que en gran medida nunca habían aceptado, buscaron una tercera vía centrada en la identidad, costumbres e idiosincrasia propias. En ese sentido el PNV supo dar a los vascos una patria por la que luchar y unas aspiraciones que cumplir.
Para muchos vascos, ser nacionalista fue una forma de afirmarse políticamente como vascos, y Euzkadi un mito movilizador e ilusionante destinado a un pueblo que deseaba permanecer como tal y tomar las riendas de su destino, al margen de ideologías extrañas y extranjeras llegadas desde poderes ajenos a sus orígens medievales, tal como fueron el liberalismo y el marxismo. La idea de independencia, ajena hasta ese momento entre la mayoría de los vascos, fue a partir de ese momento, una lógica reacción frente a una monarquía decadente que se había apartado radicalmente de sus orígenes imperiales y pactistas y un Estado caciquil y corrupto que seguía manteniendo una política ferozmente centalista y liberal. Por primera vez, los vascos, que se reconocían como una nación étnica, mas que histórica, aspiraban a su independencia con respecto a España y a una Francia liberales, jacobinas y centralistas con las que no deseaban compartir ningún futuro. La España a la que ellos se podían sentir ligados por historia y voluntad había muerto con la llegada del liberalismo y las derrotas del carlismo. Después de más de mil años, la nación vasca aspiraba a crear un Estado propio. Será a partir de esas fechas, cuando comienzan a celebrarse los primeros mítines de masas, celebraciones campestres y reuniones de los caseríos de toda la geografía vasca, actos en los que prolifera una personalidad política que penetra con fuerza en los sentimientos de muchas familias vascas apegadas a sus raíces, costumbres e identidad. Pronto contarán con un diario de notable tirada llamado Euzkadi, una sección juvenil, las Juventudes Vascas, un sindicato, la Solidaridad de Trabajadores Vascos, y cientos de batzokis consejos locales. Parte de las clases medias rurales, nutridos grupos de descontentos del carlismo y sectores de la burguesía apuestan por el nacionalismo vasco que cosecha sus primeros logros electorales, sobre todo a nivel municipal en muchas localidades vascas donde crean sólidas estructuras sociales de apoyo a la identidad vasca y que garantizarán la permanencia y tejido social y popular del movimiento, resultando muy efectivas, cuando en 1923 el general Primo de Rivera ilegalizó el partido, permitiendo sin embargo las manifestaciones culturales vascas. De esta manera el nacionalismo vasco se afianzó como movimiento popular identitario vasco, un organismo que através de la acción cultural y folcklórica pudo permanecer activo y salvaguardar su estructura durante los siete años de dictadura, para volver a su actividad política en 1930. Durante esos años, proliferaron las redes asociativas, la defensa del euzkera, y el estudio de otras manifestaciones culturales como la música, las danzas, los instrumentos musicales, las asociaciones de danzaris y txistularis, de mujeres (Emakume Abertzale Batza) o de montaña, los mendigoizales, todo ello con la participación del clero católico vasco, que como en los tiempos del carlismo tuvo una actuación realmente importante desde su privilegiada posición propagandista, en la difusión del nacionalismo y así garantizar su privilegiada posición de influencia en las zonas rurales.

Consolidación del naconalismo vasco
El movimiento nacionalista vasco no fue monolítico. Desde sus inicios existieron en el seno EAJ-PNV diversas tendencias, algunas de ellas contradictorias, hecho que explica la variación política de Sabino Arana que pasó del independentismo más exaltado a la fundación de una liga de Vascos Españolistas en sus últimos días de vida. Ya en los años veinte convivieron dos sectores que perseguían diferentes finalidades, por una parte la llamada "comunión", formada por sectores dirigentes del patido, de influencias católicas y tradicionalistas, de corte más autonomista y pactista que independentista, que logró modificar el nombre del EAJ-PNV por el de Comunión Nacionalista, y durante la dictadura de Primo de Rivera colaboró con el régimen, a cambio de poder mantener el tejido asociativo nacionalista y las actividades culturales del mismo, o su periódico Euzkadi. Por la otra "Aberri", sector radical e independentista sin concesiones al gobierno español, con influencias del republicanismo irlandés, y responsable de la creación del movimiento social y asociativo vinculado al nacionalismo vasco. Ambos sectores acentuaron sus diferencias durante la dictadura y con la llegada de la República, parte de los miembros del sector "Aberri" fundan Eusko Abertzale Ekintza "Acción Nacionalista Vasca", un partido que se definirá de izquierdas y republicano y se desvinculará de algunos aspectos del nacionalismo vasco, como su catolicismo, fuerismo y tradicionalismo, mientras que la Comunión retomará su tradicional nombre de Partido Nacionalista Vasco, iniciando su nueva andadura política colaborando con la Comunión Tradicionalista Carlista en una alianza vasco-navarra autonomista contraria a la nueva Constitución republicana de 1931, para la creación del Estatuto de Estella. Las desavenencias posteriores entre los integristas católicos navarros y el PNV motivaron la ruptura en 1933 y a partir de entonces los caminos de Navarra y País Vasco tomaron direcciones diferentes. Navarra, de mayoría carlista, colaboró con la derecha españolista y apoyó mayoritariamente el alzamiento militar participando de forma activa en el llamado bando "nacional" y en los gobiernos del régimen de Franco, y renunciando a sus aspiraciones autonomistas, por su parte en el País Vasco el nacionalismo vasco fue mayoritario, colaborando con la República y alineándose, aunque de forma tibia, en el bando republicano durante la guerra civil, para acabar formando un gobierno vasco en el exilio tras el fin de la misma. La postura de la dirección del PNV de alinearse en el bando de signo marxista-republicano causó desasosiego en no pocos miembros del partido entre los que estaban los nacionalistas vascos de Álava que propusieron participar en la "cruzada" contra el comunismo, y un importante sector que abogaba por la neutralidad en una contienda que en palabras de Luis Arana, hermano del fundados del PNV, "no es nuestra guerra", sin embargo, la incómoda alianza de los nacionalistas católicos con los marxistas laicos tuvo su contraprestación en la creación del primer gobierno vasco en manos de José Antonio Aguirre, convertido en lehendakari, un esperpento creado por Prieto en el que convivieron peneuvistas, republicanos y "socialistas" para garantizar el apoyo vasco a la república durante la guerra. El gobierno títere vasco trabajó, sin embargo, para realizar su propia revolución nacionalista, realizando una reforma de la educación en la que el uso del euskera y la obligatoriedad de la educación física tuvieron un peso determinante. También creó la Universidad Vasca, tribunales vascos, un cuerpo de policía "la ertzainza, y fuerzas militares "gudaris", cuerpos que no pudieron impedir los desmanes de las fuerzas izquierdistas y el asesinato de muchos vascos de ideología carlista y derechista a manos de grupos marxistas y gubernamentales. Que la fe republicana de los nacionalistas vascos era frágil lo demuestra el hecho de que los batallones vascos que defendían Bilbao se enfrentaron en los últimos días de resistencia de esta ciudad a los milicianos izquierdistas que querían quemar las instalaciones industriales de la ría para no dejar ningún recurso a las tropas "nacionales", mientras el dirigente peneuvista Juan Ajuriaguerra pactaba una rendición honorable con militares y diplomáticos italianos entregándose finalmente los batallones vascos a las tropas de Mussolini en Laredo y Santoña mediante una capitulación pactada que las tropas franquistas nunca respetaron. El nuevo Estado, portador de una ideología ferozmente centralista y jacobina de matriz liberal, aunque con formalidades fascistas en sus primeros años, inició desde los primeros años un durísimo proceso de depuración y represión política y cultural contra cualquier nacionalismo no español. En las ahora llamadas Provincias Vascongadas, el euskera fue prohibido y perseguida cualquier manifestación cultural o identitaria vasca en aras de una absoluta uniformación totalmente ajena al carlismo o al fascismo en el que dicho estado decía representarse. Una oportunidad perdida de afianzar un nacionalismo vasco identitario y una maniobra torpe e injusta que solo sirvió para acentuar más el nacionalismo anti-español y favorecer las infiltraciones de marxistas y liberales en el seno del nacionalismo vasco.
Liberalismo, marxismo y lucha armada
Los contactos republicanos, la adscripción demócrata-cristiana del partido, y la colaboración inicial entre el gobierno de Franco y las potencias del Eje, motivaron la colaboración del PNV con los aliados y el acercamiento hacia las políticas de Estados Unidos, a pesar de conocidas conversaciones y tanteos entre sectores del III Reich y el PNV, en la línea de colaboración que Alemania mantuvo con otros pueblos europeos sin Estado. Salvo excepciones de algunos grupos aislados o de personalidades de la cultura vasca y fervientes nacionalistas como Eugene Goyeneche, Jean Ibarnegaray, el sacerdote peneuvista Martín de Arrizubieta, o Jon Mirande cuya visión, más coherente, del nacionalismo identitario vasco les acercaba al Nacionalsocialismo, la postura oficial del PNV a partir de 1940 fue claramente pro-americana, liberal y colaboracionista con los aliados. El liberalismo, matriz del jacobinismo que había desvirtuado las relaciones entre los vascos y el resto de España, conquistaba la cúpula política del movimiento vasco en virtud de promesas independentistas empujado precisamente por la torpe actitud de un nacionalismo jacobino de apariencia fascista en el que colaboraban los fueristas carlistas, una situación que se mantiene en la actualidad exactamente en las mismas condiciones, tanto en Euskal Herria como en Catalunya. Una enrevesada maniobra con oscuras aspiraciones de la que, sin duda, se beneficiarían los poderes antieuropeos vencedores de la segunda guerra mundial. Paralelamente en la España de Franco, una tímida resistencia vasca comienza a organizarse bajo instrucciones del PNV y del gobierno vasco en el exterior. Huelgas, disturbios y manifestaciones empiezan a proliferar en torno a un movimiento obrero de matriz católica infiltrado por agentes marxistas que en su estrategia de asentamiento del comunismo apoyan a diferentes movimientos de liberación, entre ellos el vasco. De los grupos obreros católicos nacerá en los años cincuenta un grupo particularmente activo en torno a la publicación clandestina Ekin (Acción) que terminará integrándose en la organización juvenil EGI, vinculada al PNV. Sin embargo pronto se escindirá junto a los sectores más combativos y radicales creando en julio de 1959 la organización nacionalista Euskadi Ta Askatasuna (Patria Vasca y Libertad), más conocida por sus siglas de ETA. En sus principios ETA se definió, en la línea del PNV, como una organización patriótica, democrática y aconfesional que rechazaba tanto el comunismo como el fascismo, entendiendo como tal el centralismo autoritario franquista, y sus acciones lejos de terrorismo y la lucha armada que la hará célebre en los siguientes años, eran de tipo propagandístico, difusión política y cultural del nacionalismo vasco, funcionando también como un centro de estudios nacionalista. Sin embargo en 1962, ETA celebra su primera Asamblea, rechanzando la línea política del PNV y el racismo sabiniano, pero sobre todo adaptando el nacionalismo vasco a la realidad socioeconómica del País Vasco y definiéndose como un movimiento vasco de liberación nacional dentro de la estrategia guerrillera y de lucha armada de emancipación tercermundista. Comienza la infiltración marxista y con ella la actividad terrorista. Menos de un año despues, inspirándose en Krutwig, el abogado José Etxebarrieta incorpora en la segunda Asamblea del nacionalismo maoísta de la lucha de clases identificando liberación nacional y revolución social. ETA se convierte en una organización armada de inspiración marxista dentro de la estrategia internacional dirigida desde el bloque comunista que usa los movimientos de inspiración nacionalista étnico para implantar el comunismo en los Estados occidentales en el marco de la guerra fría. La transformación del nacionalismo vasco ha concluido. Las posteriores Asambleas de ETA afianzarán la ideología marxista-leninista en el seno de una organización que jamás ha escondido su adcripción política.
Tras la muerte de Franco, ETA cobrará un creciente protagonismo político vasco con sus actuaciones terroristas, sobradamente conocidas que culminarán en el actual proceso de abandono de las armas para conseguir sus objetivos de forma electoral. Para ocupar también un espacio de decisión política dentro del marco legal de participación, alrededor de ETA, nacieron algunos partidos nacionalistas de ideología izquierdista como Euskadiko Eskerra, hoy integrada en el PSE-PSOE, Herri Batasuna, rama política de la banda armada, y sus posteriores conversiones como Euskal Herritarrok, Partido Comunista de las Tierras Vascas o Batasuna, todas ellas ilegalizadas por el gobierno español que no ha podido, sin embargo, paralizar la presentación en las últimas elecciones de Bildu, coalición del sector de la izquierda abertzale y Eusko Alkartasuna, escisión socialdemócrata del PNV, legalizada a regañadientes por los tribunales centrales, que ha obtenido, bien con ese nombre o con el de Amaiur importantísimos éxitos en los últimos comicios electorales, y que oficialmente ha abandonado la estrategia de apoyo a la lucha armada y parte de sus posturas políticas iniciales en beneficio de un nacionalismo más identitario que debido a sus influencias marxistas se contradice, como en el caso del PNV, al apoyar el proceso de inmigración extraeuropea en tierras vascas. También en la zona occidental y norteña de Navarra, el nacionalismo vasco ha quedado reforzado electoralmente con la fuerte irrupción de Bildu, y el afianzamiento de Nafarroa Bai y Aralar, lo que demuestra que un nacionalismo parcialmente identitario de corte social, así como el rechazo a un intervencionismo por parte del estado central, continúan hoy muy presentes entre los votantes vascos.
El movimiento identitario, un futuro para Euskalherria
Si hay un término que define al nacionalismo vasco, este es el de identidad. La lucha por la identidad de este pueblo europeo ha sido la principal motivación política de movilización desde los inicios aranistas hasta la actualidad. El concepto de identidad ha sufrido un implacable desprestigio fomentado por el pensamiento dominante universalista que lo ha equiparado a un tribalismo arcaico enfrentado a las modernas ideas de progreso, ciudadanía e individualismo, apartándolo de los parámetros de lo políticamente correcto. Esta es la razón de que el nacionalismo vasco que por encima de conceptos geográficos, históricos o sociales, defendió enconadamente el concepto de comunidad étnica popular y de europeidad, ha estado y estará, como por otra parte el catalán y galego, a pesar de las concesiones hechas a las ideologías dominantes, permanentemente bajo sospecha. Por ello, el siglo XXI, que situará a los pueblos europeos ante importantes retos de los que dependerá su supervivencia, será el marco temporal en el que los vascos deberán elegir una vía clara e independiente de afirmación de su identidad. Superadas las ideologías sel siglo XX y desaparecidos los conceptos izquierda-derecha, es el momento en el que los vascos, recogiendo la herencia de lucha y trabajo de sus antepasados, continúen el combate por su identidad junto al resto de las naciones europeas, sabiendo que existe un único enemigo, que por encima de los actuales estado-nación a los que controla y dirige, pretende la destrucción de las naciones e identidades de Europa con el objetivo de la sumisión total a los poderes del internacionalismo financiero.
El nacionalismo vasco, con sus graves errores, infiltraciones y contaminaciones, ha sido y es el único vehículo de expresión de la amenazada identidad vasca desde que esta empezó a padecer sus primeras agresiones, ejerció sobre todo en sus primeros años, de partido-comunidad capaz de englobar y encauzar muchos aspectos de la vida de los componentes de la nación vasca siendo una pieza fundamental en el proceso de reconstrucción y preservación de la identidad de los vascos. Se trata de un nacionalismo que hace suyo el objetivo político de defender el derecho a ser, a existir y a vivir con fuerza la voluntad, carácter y valores de la nación vasca. Por ello, no podemos más que saludar la existencia de este movimiento político que transmite a las nuevas generaciones de vascos el ejercicio del derecho a su identidad frente a la nivelación y uniformización mundial, pero al mismo tiempo rechazamos sus actuales componentes ideológicos que hoy lo vinculan al liberalismo mundialista y globalizador o al comunismo también situado en la misma órbita, su incoherente multiculturalismo así como el victimismo revanchista que le enfrenta a realidades identitarias hermanas.
La llegada masiva de inmigrantes extraeuropeos, una crisis económica cuya consecuencia más directa es la pérdida creciente de derechos sociales y poder adquisitivo para los sectores autóctonos menos favorecidas, la pérdida de soberanía de los Estados-Nación en plena crisis, y un difuso proceso de unión europea que debería ser reencauzado y radicalmente transformado, forman parte del marco de nuevos retos en el que los vascos deberán participar para poder sobrevivir.
En los tiempos que nos esperan y con la globalización y la tirania financiera internacionalista como principal enemigo, solo sobrevivirán las naciones conscientes de su identidad y que estén dispuestos a luchar por ellos mismos por encima de individualismos personales o de clase, y en ese sentido un nuevo nacionalismo vasco de tipo social y étnico que supiera conectar con la sociedad vasca autóctona, perdida hoy en falsos partidos identitarios que no distan ideológicamente de los poderes a los que muchos vascos creen combatir y que no recogen los anhelos y preocupaciones de la sociedad, podría convertirse en un verdadero referente de la nación vascona. El sentir gerenalizado entre los vascos autóctonos conserva una voluntad de afirmación y supervivencia, a la que hasta el momento no han podido doblegar, ni con dictaduras, ni con parlamentarismos, los descendientes de aquellos liberales que les quitaron sus antiguos fueros. "Nos une nuestro deseo de ser vascos, el instinto y la voluntad de salvar y potenciar nuestra nación y nuestra lengua, y el empeño de darle aliento en este tremendo cambio histórico, empeño que prometemos guardar por encima de nuestras miserias individuales y de los avatares de los tiempos".
La única salida efectiva para la identidad vasca es la de la lucha por su supervivencia como nación y la implicación, junto a las demás naciones europeas en un proyecto colectivo concebido este como único marco posible de reorganización y destino.
La lucha por la identidad vasca dentro de una Europa social, autocentrada e independiente de la oligarquía financiera internacionalista es la única garantía de supervivencia y afrmación para Euskal Herria y las demás naciones de Europa.
Nº8 Revista Europae
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N-S Ortodoxo
Euskal Herria contra la Aldea Global
Globalización contra identidad. Patrias carnales contra cosmopolitismo. Naciones contra sus negadores. Ésa es la gran batalla sel siglo XXI, y hay que librarla en toda su dimensión y desde toda su coherencia ideológica.
El primer elemento contra esa tiranía absolutista e igualitarista es la patria carnal, la identidad del suelo y de la tierra, la identidad de la familia, de la estirpe, la identidad de la cuna y de los padres, la identidad de la lengua y el paisaje. La identidad que se hereda y se siente de forma natural. Una identidad que, como tal, es el primer elemento de la resistencia al globalismo liberal y centralizador.
Hablamos de esas identidades que preceden a los estados políticos europeos, y en muchos casos entran en una contradicción con ellos, o, aún peor, son estos estados los que pretenden negarlas y exterminarlas en función de ese principio uniformizador que es el elemento principal de la ideología del enemigo. Este ha sido el motivo principal por el que hemos querido dedicar el presente número de Europae a Euskal Herria, una nación que lucha con voluntad, con sacrificio y valentía contra los que le niegan su identidad, y que negarían su existencia si pudieran. Una nación que ha resistido como ninguna a los sucesivos intentos de genocidio cultural por parte de un estado que no los ha entendido nunca como "nación" sino que los ha percibido siempre como "enemigos" y como "problema" al que se debe disolver en la nada anónima del centralismo igualitarista y laminador de identidades.
Es por esto que queremos decir sin tapujos, sin medias tintas y sin ambigüedades, que nosotros como vanguardia ideológica del identitarismo estamos inequívocamente del lado de Euskal Herria, del lado del Euskera, del lado de sus reinvindicaciones, del lado de sus derechos nacionales, del lado de su unificación territorial y del lado de su voluntad de existir como nación. Y por lo tanto estamos en contra de todas las campañas de negación y de insulto contra la nación vasca por parte del estado, de los medios de comunicación y de la izquierda, la derecha y extrema derecha españolista, asi como de esa idea siniestra que apela a defender una "identidad plural" en Euskal Herria y que en realidad es sólo puro odio y desprecio afán exterminador hacía lo vasco.
Del mismo modo que queremos dejar muy claro que el "enrizamiento" que sustenta la defensa de la identidad, no puede ser un enraizamiento basado sólo en la lengua, en el folklore o en las costumbres del pasado, debe ser ante todo un enraizamiento fundando en un dimensión étnica. Basado en la sangre y en la herencia de una nación que se niega a desaparecer y lo hace a cualquier precio, por eso conquistará su merecida libertad.
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AutoBanned

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Toda la meseta central son restos del norte ibérico y norte africano, es decir, la escombrera étnica

Menuda estupidez, como escombrera etnica, ¿Metemos al 80% de España en una camara de gas o parecido?
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N-S Ortodoxo

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Tor88
Menuda estupidez, como escombrera etnica, ¿Metemos al 80% de España en una camara de gas o parecido?
Para nada, es una respuesta estúpida a un comentario estúpido. Pero tanto Castilla como el idioma castellano son fruto de la mezcla de las comunidad antigues étnicas de Gallaecia y Baskonia; lo que da a los cantabros y su dialecto, a medida que baja al sur se mezcla con otros pueblos blancos que también poblaban el norte africano (iberos y bereberes primos hermanos).
Es decir, los castellanos tienen mucho de vascos y galaicos y bereberes; y no al revés. Pero Castilla es tan blanca como cualquier otra nación europea, no hay que recurrir a ninguna película jewhoodiense con sus camaras de gas.
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N-S Ortodoxo

Jon Mirande, un rebelde con causa
Edorta Zuberogoitia
"El poeta es una figura heroica que pertenece a todos los siglos"
Jon Mirande fue un gran desconocido en vida y sólo la muerte lo ha colocado en el lugar correcto en la literatura vasca. Es uno de los tres grandes fundadores de las letras en Euskera. Fuera del mundo vasco es un inmenso desconocido. Lentamente la cultura vasca ha ido descubriendo, con mucha sorpresa, quién era Mirande. La sociedad vasca se ha encontrado ante su verdadero poeta rebelde. Ante una de las mejores plumas de la historia euskaldún. Incomprendido y olvidado. Ahora su redescubrimiento hace de él un heterodoxo único en la cultura vasca.
El problema de su obra escrita (poesía, narrativa, artículos, trabajos de pensamiento y epistolario) es que pocas veces se ha leído entera. Y, todavía menos, se ha intentado analizar sus textos desde la perspectiva de un trovador del idioma que hacía de sus sueños virtuosismo rítmico. No debemos olvidar que sólo los poetas y los seres superiormente dotados son capaces de penetrar en el alma humana y de llegar a las esencias más secretas de nuestro ser. Muchos olvidan que estamos ante un idealista total. Interpretar sus escritos desde el más puro y vulgar materalismo, es un error que hace imposible entender la esencia de este vate. Con un bardo no se sirve de nada el racionalismo academicista. A un hombre de sueños tienes que acercarte soñando. A Mirande sólo se le puede captar a través de los sueños, de los símbolos, de los arquetipos. En su obra amanece por doquier su alma de trovador medieval. Estamos ante un poeta de espiritualidad homérica. Es un desafío para nuestra intuición y percepción espiritual. Es el último trovador puro de occidente. Siguiendo a Guénon y a Évola debemos saltar por encima de los límites de la mente, ya que sólo asi podremos llegar al espíritu de su mensaje. Analizar a Mirande con cualquier otro planteamiento es un serio error.
Una advertencia importante: muchas personas me han comentado que esto y lo otro se decía en internet, pero realmente, si quieren mi consejo, olvídese de internet cuando se trate de un vate. Internet puede tener sus utilidades (pero en la práctica TV e internet sólo han servido para degradar y degenerar a nuestros jóvenes. Ahora son menos libres porque son más dependientes), pero no debemos considerarlo el nuevo dios de nuestra sociedad. A Mirande interiorícenlo ustedes mismos, reflexionen ustedes, evalúenlo sólo ustedes. No dejen que otros lo hagan por ustedes.
Nos hallamos ante un autor polémico, muy polémico, y escandalizador para nuestros cráneos privilegiados y bien pensantes pero, por encima de todo, nos hallamos ante alguien que supo ser fiel y valiente con sus pensamientos. Una vez un buen amigo me dijo "en las actuales circunstancias sólo se puede ser una cosa: fiel a tus pensamientos y a tu conciencia", y tenía razón, Mirande fue un ejemplo de lealtad.
Poeta genial y muchas veces incomprendido, marginado durante décadas por sus sencilla capacidad de revolucinar la técnica y la estética y, sobre todo, marginado por la envidia. Envidia e incomprensión de los "nacionalistas" vascos (ya sean demócratas o marxistas), de los academicistas carentes de toda genialidad y lógica, de los burgueses que no podían entender su vida estoica. Odio sin límites por parte de la iglesia. Despreciado por los arribistas, medradores y adoradores del dinero que jamás perdonarán que, desde la más absoluta humildad, haya surgido la genialidad. Incomprendido por los artistas de laboratorio incapaces de entender de dónde surgía su puro instinto de lo sublime. Rechazado por los intelectuales del momento que no podían aceptar a alguien que, jamás ha pisado una universidad, les diese lecciones en todos los sentidos. Condenado por los horteras patrioterotes por no doblar la cerviz. Demasiados enemigos y demasiados poderosos para un solo hombre.
Presentamos a un heterodoxo único; genio y figura hasta la sepultura; trovador del alma ancestral euskaldún y vigoroso combatiente contra la modernidad.
Avatares de una vida
Lucifer es el gran rebelde de los cielos. El más fiel hijo del sol que fue desterrado por su presunta rebelión. Fue el inicio del camino de quienes buscan innecesariamente más allá de todos los límites existentes. De esta rebelión nacerán hombres como Cicerón o Julián, mujeres como Hipatia, los constructores de catedrales o los hermetistas medievales. Mirande pertenece a este grupo de los que no aceptan lo establecido y que deciden romper con las estrechitas vías por las que te imponen circular. Hay hombres que han nacido para otro tiempo y otra época... pero una vez aqui, lucharan hasta el final.
Jon Mirande Aiphasorho (1925 - 1972) hijo de humilde familia vasca de Soule (Zuberoa, País Vasco francés), que emigran por necesidades económicas a París. Entre Zuberoa (caserio de la familia) y Jon se crea un vínculo espiritual muy especial. No olvidemos el gran valor que tiene los caseríos vascos en la tradición popular (como bien explica Dueso en "Nosotros los vascos. Mitos, leyendas y costumbres. Junto con el gran atlas histórico de Euskalherria"), histórica y familiar. Aqui nos parece oportuno recordar que casa, estirpe, tierra, ancestros y sangre son, en la tradición una misma e indisoluble cosa. La casa de los antepasados eran donde reposaban unas esencias imperceptibles que generaban una comunidad espiritual con las siguientes generaciones. Algo en la lejanía de los tiempos seguía presente en las familias. En el respeto por los ancestros radica el respeto por nosotros mismos. La casa es el recipiente que guarda e individualiza las energías de toda una estirpe. En la tradición germánica la casa de los antepasados era indivisible, invendible e in-hipotecable, porque eran conscientes del valor no material que poseía. Era el templo que preserva la sabiduría de toda una estirpe. El caserío y el vínculo con la tierra siempre han formado parte del mundo vasco. Inclusive en el centro-norte de Navarra, donde las casas son genuinamente vascas, se detecta del número siete de forma muy asidua en las estructuras técnicas de las viviendas. A buen entendedor... Para hacernos una idea de lo que estamos argumentando y del valor que la casa tiene para el inconsciente colectivo vasco, le dejeremos la palabra al poeta euskaldún Gabriel Aresti. Él lo expresará mejor que centenares de nuestras páginas:
"Defenderé
la casa de mi padre.
Contra los lobos,
contra la sequía,
contra la usura,
contra la justicia,
defenderé
la casa de mi padre.
Perderé
los ganados,
los huertos,
los pinares;
perderé
los intereses,
las rentas,
los dividendos,
pero defenderé la casa de mi padre.
Me quitarán las armas
y con las manos defenderé
la casa de mi padre;
me cortarán las manos
y con los brazos defenderé
la casa de mi padre;
Me dejarán
sin brazos,
sin hombros
y sin pecho,
y con el alma defenderé
la casa de mi padre.
Me moriré,
se perderá mi alma,
se perderá mi prole,
pero la casa de mi padre
seguirá
en pié"
Harri eta herri, 1964
Mirande captó todo esto. En Zuberoa tabién nace todo el vínculo de armonía y belleza para con la naturaleza. En este contexto se forja su firme afirmación identitaria. Aqui empieza a sentir en sus venas y en su ser su condición de indomable euskaldún. Igual que para Sheakespeare fue vital su terruño natal y su entorno con la naturaleza para que su portentosa imaginación y los infinitos sueños del inglés se activaran, igual sucede con nuestro bertzolari de la pluma y ha sucedido con otros grandes escritores. Es aqui donde cobre pleno sentido su afirmación "Ahora sé qué soy y que es todo esto". Es el momento en el que apuesta fuerta por su identidad vascona: la lengua hablada en el seno familiar pasará su única lengua con la que se afirmará ante el mundo como vasco y, por ende, como europeo. Será el euskera la lengua con la que interrogará los desafíos del universo. "El vasco es una manera de sentir", dirá. "Un vasco debe escribir en su lengua". Jamás entendió por qué un galés, un irlandés, un escocés, un corso, un galego, un ucraniano, un occitano o un catalán no puedan emplear sus lenguas y se vean obligados por ley a utilizar las oficiales de sus estados.
Pues en el caso del estado español es sagrante constatar que hoy en día todavía existan quinientas leyes que sancionan a los ciudadanos por no emplear el castellano cuando se dirigen a la administración. El dato lo hizo público el actual presidente de la generalitat durante el único debate oficial de la campaña electoral a la presidencia de Catalunya que organizó Tv3. Durante el debate no fue refutada esta afirmación. por el contario, los representantes del PP y Ciudadans, no sabían que cara poner. Con posterioridad, por lo que nos alcanza, nadie ha rebatido este dato.
En la misma linea añadimos con estupefacción e indignación las siguientes líneas (La Vanguardia, 11 Sep 2011, página 24): "Al niño Francesc Colomer le abrieron sumario el 13 de Febrero 2011 por su descarado acento catalán en la ceremonia de los premios Goya". El chico tiene 14 años y logró el premio al mejro actor revelación por su actuación en Panegre. "Se lo abrió el gran inquisidor Fernando García de Cortázar, con copia para la alta magistratura española". La España del flamenquismo, el botijo y la pandereta parece muy ofendida por su acento catalán: "Con que demonios de acento querían que hablara un chico de 14 años, nacido en Vic y que se llama Colomer". Asi se ha fabricado el último ataque contra el sistema lingüístico en la educación catalana. Constatamos cuatro evidencias: A) No somos los únicos en denunciar la degeneración inquisitorial de la actual democracia, B) García de Cortázar es jesuita vasco. Asi pues parece que no le faltaban motivos a Baroja y Mirande para atacar a la iglesia, C) ¿Alguien se imagina a las actuales autoridades alemanas procesando a un niño por pronunciar el Alemán con acento francés o noruego? Semajante dislate sólo es concebible en la esquisitolandia, D) Que lo habitual de este tipo de hechos explica el 41,7% de catalanes que apuestan por la independencia. "Separatistas" como producto de los "separadores". Nihil novo sub sole.
Pues bien, contra todo también se rebeló Mirande. Y es normal esta indignación porque la esencia, el alma de un pueblo, se expresa a través de sus locuciones, proverbios, giros, expresiones, dichos, posiciones verbales, estructuración del as frases,... De este mundo Quevedo dijo que "eran pequeños evangelios" (Se sobreentiende que lingüísticos). Tiene razón. Cada idioma manifiesta una peculiar e irrepetible forma de comunicarse con el universo. Externaliza una estructura del alma y de la psiquis. Reprimir esto es negar una evidencia pero también es negar el derecho a ser de esta nación. Y lo más grave es que se niega la propia esencia de las potencialidades infinitas del ser. La magia de cada lengua hace posible que cada una sea una valiosísima herramienta para llegar al centro del universo. Negar esto es negar la tradición.
No es baladí el entorno que imprime carácter a un artista. Zuberoa significa muchas de las cosas que, en las sociedades tradicionales, eran ejes vertebradores: el ya citado casería familiar, la alianza con la naturaleza, la tierra de los antepasados, la raigambre campesina, la peculiaridad única y de misterioso origen del euskera, su condición de familia humilde y su vida humilde (la humildad económica es positiva si se entiende como una ayuda al desprendimiento. Los bienes materiales son unos de los principales yugos que pueden condicionar o bloquear un proceso espiritual).
Se sentirá inmensamente orgulloso de sus ocho abuelos genuinamente vascos. Un nuevo elemento que lo circunscribe al mundo de la tradición: el orgullo de tu estirpe. Algo parecido acontecía con Baroja y sus siete antepasados vascos y uno lombardo; esto le llevó a firmar que sentía "archieuropeo". También recuerda con dignidad que sus padres, al llegar a París, dominaba muy poco el francés y que desconocían el castellano, ya que a inicios del siglo XX, en muchas zonas rurales vascas el castellano era de poca utilidad y el campesinado vasco tenía serias dificultades para hablarlo

Vemos en la actualidad como desde el sistema se hace burla de la tradición e identidad, sobre todo la vasca. Pretenden mostrar a los ciudadanos del estado español que esos de las identidades étnicas es un cuento trasnochado de racistillas del pasado; que lo que mola y está de moda es ser: Maketo, Xarnego o Palheiro. Es el discurso mundialista en estado español, defendido tanto por anti-fascistas como por nacionalistas españoles de cualquier rama.
El físico de Jon es normal, pero como suele suceder con algunos seres que se aproximan consciente o inconscientemente al mundo de la tradición o que participan en la defensa de sus valores con más o menos sentido de su dimensión, hay un factor que resalta en ellos: la extraordinaria belleza de sus ojos o en otras palabras, tienen unos ojos que dicen algo, que te atraen. No te dejan indiferente. Son, efectivamente el reflejo del alma... y de mucho más. Era un hombre con gran sentido del humor (Característica positiva que siempre fue elogiada por el mundo clásico. Para ellos era un ejemplo de proximidad con las divinidades. El cristianismo, durante siglos condenó la risa como algo diabólico), brillante conversador, amable y con mucho éxito entre el ámbito familiar.
Todo lo hasta aqui expuesto nos apunta a un individuo para quien se ha de preparar una vereda especial. No todos los caminos le valen.
A los 17 años entra a trabajar como escribiente, en un despacho asociado al ministerio de finanzas francés. Su vida material estaba resuelta. Las posibilidades de promoción eran reales. La soñada estabilidad burguesa garantizada. Tenía la oportunidad de salir de la humilde existencia que hasta entonces llevaba su familia, pues vivía en un cuartito junto a sus padres de menos de 30 metros cuadrados. La comodidad, la rutina, el "sólo se vive una vez, vamos a vivir lo mejor posible", toda esa querencia convencional y materialista estaba muy, pero que muy alejada de su conciencia. Simplemente, no era su mundo. Todo esto le llena, le deja indiferente ya que el dinero "es cuestión de poca monta para unos idealistas como nosotros". Y, aprovechando esta frase, descarga un primer hachazo contra el prototipo de hombre moderno cuando nos advierte que "la riqueza no ensucia la mente, pero su busqueda si". Su mundo es otro y está en la eterna tiniebla de los sueños imposibles. Hace una puesta por la vía solitaria, la del peregrino de los tiempos a las búsqueda del no tiempo. Asume serenamente su destino, convencido de que en el fondo la vida se viene a perder. Se ha de perder aqui para intentar hacer algo Allí. Será un ejemplo de puro estoicismo.
Estamos convencidos de que sólo las personas que perciben de esta manera la existencia pueden efectuar una de las más perfectas definiciones que hemos leído de la vida: "el optimismo gratuito (En esta misma línea atacó el concepto de esperanza tan manoseado por los modernos y los religiosos. Ver su poema Una Flor. Este ataque sólo tiene sentido dentro de una visión del mundo, como la de Jon, y que Savitri Devi definió de "religión de los fuertes") es una negación de la vida, porque la vida es una tragedia y no una comedia, pide combate y no paz ni reposo, y el objetivo de un hombre o de una nación no debe ser la felicidad, sino la grandeza".
Gracias a esta actitud antimefistofélica, será posible asistir al nacimiento del bardo, del escritor, del políglota y del filósofo. De los dos primeros aspectos ya lo haremos más adelante, centrémonos ahora en los dos últimos conceptos.
Se ha argumentado siempre que el don de lenguas es una de las virtudes que se solían definir a los círculos herméticos. Somos conscientes que Mirande no tuvo ningún maestro espiritual, ni pertenecía a ninguna sociedad genuinamente iniciática. Justo por eso su faceta políglota cobra valor en una doble dimensión:
A) Por ser autodidacta. No piso jamás una universidad ni ninguna escuela de idiomas. ¡Era todo voluntad! Se levantaba de muy de madrugada para estudiar y, posteriormente, se iba a trabajar. Fue una disciplina existencial que mantuvo durante casi toda su vida. Nos recuerda mucho a un monje de reclusión del siglo XVII. En este párrafo tenemos condensados los aspectos típicos de un hombre de la tradición: voluntad de hierro, vida espartana, necesidad de utilizar pocas horas para recuperarse, autodidacta, políglota, soledad y búsqueda constante de la perfección en todo cuanto hacía.
B) El tipo de idiomas que estudió y que llegó a donimar. Nosotros nos limitaremos a detallar el listado de las 22 lenguas que estudió. Que cada uno saque sus conclusiones. Pero sobre todo, apreciado lector, evalúe simbólicamente las antigüas lenguas europeas. Como anécdota diremos que se interesó mucho por las culturas celtas, llegando a formar parte de una asociación que se autodenominaba druídica. En tiempos de decadencia son normales las apariciones de asociaciones variopintas y sectas de toda guisa que se aprovechan de muchos incautos.
He aqui el listado: Gaélico, Cámbrico, Córnico ( tradujo a este idioma a Heine y a Hölderlin), Gótico, Latín, Griego, Micénico, Vasco, Bretón, Galego, Francés, Irlandés, Alemán, Inglés, Holandés, Ruso, Danés, Italiano, Catalán, Finés y Castellano.
Conocía a la perfección todos los dialectos del Euskera. Algo reservado a muy pocos lingüístas. Dominó muy brillantamente las kopla, zaharrak o composiciones populares muy arraigadas en la tradición oral vasca. Tradujo al vasco moderno Apoe, Kafka, Heine, Schiller, Synge, Kyats, Munro "Saki", P.Denez, Lorca y poesía mística hebrea. Hizo traduciones de algunos textos de Nietzsche al bretón y al euskera. Todos los críticos coinciden en considerar sus traducciones de una perfección absoluta. También dominó la jerga empleada por los gitanos que vagaban por Euskalherria.
Entre otros aspectos, llegó a ser un excelente escritor de poesía erótica bretona. Ha sido el único extranjero que ha tenido el honor de ser miembro de la academia de lengua bretona. Sus mejores amigos fueron lingüístas bretones.
Fuera de Europa dominó el hebreo moderno (Tradujo su poesía mística al vasco y al francés) y el árabe (su fallecimiento imposibilitó que se pudiera completar su pleno dominio). Acabamos de presentar un personaje que ha sabido ir a aquellas lenguas europeas con las que se ha explicado nuestro pasado, nuestros mitos, nuestra esencia, y con las que se han intentado rastrear el origen de los orígenes. ¿Es probable que hubiese captado en todas estas lenguas un mismo hilo espiritual?
Es lícito y justo que traigamos a colación las palabras del brillante Koldo Mitxelena sobre el dominio de las lenguas de Jon "No he conocido a nadie que dominara tantas lenguas y tan bien; eso sin haber asistido a ninguna universidad".
Como filósofo su formación fue autodidacta. Su welltanschauung quedó constituida por una inspiración en Schopenhauer, pero las columnas centrales las formaron Heráclito, los estoicos, Spengler (el más determinante en su visión del mundo), además de Nietzsche y todo quedó rematado con una cúpula de pensamiento barojiano (era un profundo admirador de Pío). Las coincidencias entre Mirande y Baroja sorprenderán a más de uno.
Siguiendo a Nietzsche, nuestro lírico vasco se definía en muchas ocasiones como romántico. Pero leyendo y releyendo su obra uno llega a la conclusión de que este romanticismo nada tiene que ver con el siglo XIX, sino más bien con aquel romanticismo que definió Evola como de "mas allá del romanticismo". En compañía de Nietzsche, Jon demolió la conciencia moderna a la búsqueda de otra conciencia superior. Quien es consciente o intuye o vive plenamente la existencia de una conciencia superior, en el fondo, en mayor o menor medida, ya no es de aqui. Igual que Baroja, también rechazó el matrimonio. El solitario de Zuberoa lo rechazó por entender que el papel del marido era (y, añadimos nosotros, y lo es mucho más ahora) semejante al de un "personaje de comedia bufa" y el donostiarra lo rechazo por entender que era la castración de héroe; el triunfo de la comocidad burguesa sobre el intrépido aire salvaje que hay en todo héroe-guerrero.
Su obra aunque corta, es de gran de repercusión en la evolución técnica, lingüística y estructural del idioma vasco y de su modernización. Su poesía revoluciona la lírica vasca. Sus amigos le animaron en múltiples ocaciones a que escribiera en castellano ya que ello facilitaría la comercialización de su obra y su reconocimiento. Se negó siempre rotundamente a hacerlo. Escribió exclusivamente en euskera, bretón y córnico. El francés sólo lo empleó para traducciones y algunas cartas. Empezó a escribir en 1948 para la revista Gernika editada por exiliados vascos en el estado francés. Todo cuanto escribió ha sido publicado tras su fallecimiento. Dejó inacabadas dos obras de antropología vasca. Pero se perdió un trabajo filosófico sobre el pensamiento nietzschano (escrito alrededor de los años 1949-53). Tras su muerte, su hermana, en un acto de absoluta irresponsabilidad o de absoluta ignorancia, que de todo hay en la viña del señor, tiró a la papelera los últimos escritos, que comprendían entre tres y siete trabajos inéditos y una nueva y extensa colección de poesías. Todo escrito en euskera. Era el trabajo de sus últimos ocho años. ¡Todo perdido! Decían los clásicos que el mayor delito es la ignorancia. ¡Cuánta razón tenían!
La muerte de su madre marcó el inicio de su declive personal. Fue un mazazo que hizo mella en lo más hondo de Jon. Su hundimiento psicológico fue evidente. Su padre fallecía tras diez años de pesada enfermedad en 1967. Jon atendió a su padre durante todo este tiempo. Este fallecimiento implicó tener que abandonar la casa paterna, la vivienda de toda la vida. Allí donde se forjó una parte de su identidad a través de oír a su padre narrar viejos cuentos y leyendas de Euskalherria. Días después también fallecía uno de sus amigos íntimos: el vasco escritor y traductor de los clásicos latinos Andima Ibiñagabeitia.
Estos reverses aceleraron su decadencia existencial. En 1968 alguien le preguntó que era lo más importante de su vida: sin dudarlo contestó "escribir". Consciente de que en el sentido de su existencia estaba llegando prematuramente a su final, aún encontraba en la pluma y el papel el refugio para sus sueños. Algo le decía que su vida había agotado las potencialidades que hasta ese instante habían dado sentido a la misma. Él había despertado a las letras vascas de su monotonía, había revolucionado la poesía euskaldún, había abierto en prosa nuevos caminos, había demostrado que todas las técnicas literarias han de estar al servicio de nuestros sueños y jamás al revés, nos había ayudado a volver a soñar, había despertado de su silencio de milenios viejas leyendas y olvidados mitos vascos y europeos, había sabido aprehender el inconsciente colectivo vasco como nadie hasta entonces (y mucho menos después), había revivido lenguas difuntas, había desafiado los valores de la modernidad, había provocado las conciencias con un sonoro "soy nacional-socialista". Era ya, y para siempre, el genio indomable, el heterodoxo de las letras vascas.
Pongámonos, por un instante, en la mente de Jon y meditemos, como seguro que él hizo: "Todo lo que tenía que hacer hecho está, al mundo nada tengo que interrogarle, pues mis sueños todo lo han contestado ¿Que hago aqui? ¿Cuales es ahora mi sino? ¿Envejecer? ¿Arrastrarme sin saber ni hacía donde ni por qué? ¿Vivir sin vivir? ¿Querer hallar donde ya todo lo he hallado?" Si el reflejo arquetípico ya ha consumado su función ¿Para que aferrarse a una existencia ya vaciada de total substancialización?
Plotino no explicó certeramente que si alguien no está a gusto con el papel que le ha correspondido en la obra de teatro que es la vida, puede abandonar el escenario cuando quiera ¡Estamos de acuerdo! El mundo antiguo siempre vió con mucha condescendencia esta libre opción. No así los hijos del desierto. En 1972 se quitó la vida con una combinación, en altas dosis de barbitúricos. Su suicidio ultrapasa los límites de toda racionalidad y que sólo podemos entender viajando al simbolismo de los mitos europeos e indoarios. Ignoramos el por qué del extensísimo listado de poetas y escritores que a lo largo de la historia, se han suicidado. Podría ser un objeto de estudio intentar hallar una respuesta a tal repetido enigma. Con los datos que tenemos en nuestros archivos podemos afirmar, sin temor a equivocarnos que la profesión de poeta o la de escritor son las que conllevan mayores riesgos de suicidio.
Después de muerto Jon tuvo que aguantar una última humillación. Para él, tal vez, la peor de todas. La hermana ordenó un funeral católico, su cuerpo descansa en el cementerio de Thiais (París). Y, de postres, el cura oficiante se permitió lisonjeros comentarios de censura hacía el finado. Ante el espectáculo, sus pocos amigos vascos y bretones de siempre, interpretando a la perfección el sentir de Jon, se levantaron y abandonaron, al poco de comenzar la ceremonia. ¡Inmenso acto de dignidad! ¡Ellos si conocían al verdadero Jon! Sin duda Mirande, los aplaudió. El gesto de sus camaradas garantizaba que los ideales de Mirande no se doblegaron ni en el momento de su mayor desamparo. ¡Él, el azote vasco del cristianismo! ¡Él, que combatió el cristianismo como uno de los más dañinos cánceres del alma y del espíritu de la verdadera Europa! ¡Él, que no pisó jamás una iglesia! ¡Él, que no creyó jamás en un dios bíblico!... ¿Él se tenía que ver ahora en una misa de los papistas? Sin duda, desde allí donde estuviese, sus puños se cerrarían de ira. ¿Cómo habría querido el adiós? Conociéndolo, seguro que habría preferido un adiós en medio de un bosque, o cerca de un lago, viendo como el azul del cielo era sobrevolado por el Arrano Beltza y su féretro cubierto con la ikurriña y el lauburu. ¡Nada de curas! Los íntimos de toda la vida, cuatro palabras, sus versos preferidos:


"Estamos preparados para la lucha
El lau-buru es nuestro símbolo,
Vamos todos detrás de ese emblema
¡Recordad las hazañas de nuestros hermanos muertos!
Combatamos en la última batalla.
Muy pronto levantaremos en todas partes
las banderas de negras cruces"
Y ¡Adelante! ¡Que vuelva a girar la rueda del destino! Todo hombre o mujer han de recibir el último adiós con forme a cómo han vivido. Curiosamente el mejor adiós lo pronunció el sacerdote católico Lafitte, acérrimo adversario ideológico de Jon: "Él ha sido el más grande entre nosotros"
Ideales
Dos cosas hay, ciertamente, difíciles en la existencia humana: Hallarse así mismo y ser fiel a tus proprias convicciones. En lo primero metafísicamente hablando, Jon se quedó corto. En lo segundo, fue un ejemplo hasta las últimas consecuencias. Podemos compartir, o no, las ideas de alguien, pero si ese alguien sabe ser completamente coherente con sus convicciones en todos los ámbitos de la vida y hasta el final de sus días, a nosotros nos merece un inmenso respeto, porque de estas personas cada día quedan menos. Lo habitual es la hipocresía.
Su Weltanschuung la podemos estructurar en dos grandes bloques: su amor por Euskalherria natal y el rechazo integral a todo el mundo moderno, divulgando como solución alternativa el nacionalsocialismo, y además convencido.
Su visión del mundo quedó recogida en la carta que, en 1949, mandó a la dirección de la revista Gernika. Luego pasarán las décadas y nuestro poeta continuará siendo fiel a sus ideales: nacionalsocialismo puro, anticristianismo, soberanista vascón y europeísta radical.
Si, efectivamente, el artículo de 1949 es la columna vertebral de toda su dialéctica doctrinaria. El artículo lo iremos desglosando por bloques temáticos y le iremos adjuntando otros datos posteriores que confirmarán o inclusive radicalizaran sus opiniones. Los pocos datos ideológicos que no figuran en la carta los incorporaremos de otros escritos de Jon. Toda la información, sin excepción, está tomada de puño y letra del vate, o de opiniones de gente que siempre le fue muy próxima. También hemos incorporado, poco, pero lo hemos hecho, algunas valoraciones de sus mejores estudiosos.
Comenzamos:
Como todo buen hombre de la tradición empieza afirmando su identidad: "Yo soy europeo: un catalán, un bretón, un frisón pueden ser mis hermanos; pero nunca un negro o un piel-roja".
Prosigue con una afirmación de nacionalismo radical y, a la vez, es casi profético sobre los riesgos del mundialismo actual para con las naciones históricas; su rechazo de toda ideología debilititadora y embrión del mundialismo (liberalismo, cristianismo, marxismo, pacifismo,...) coincidiendo en este punto, y en otros muchos, con las ideas expuestas eruditamente en la magistral obra de Pierre Krebs, La lucha por lo esencial; implica que "la negación radical no es sino la otra cara de la afirmación. De la afirmación absoluta de Euskalherria", dice uno de sus mayores estudiosos: J. Azurmendi. Según este estudioso Mirande estaría proponiendo "el proyecto de representar totalmente la historia y la realidad de los vascos y cambiarlas de raiz". Algo así han propuesto, a nivel europeo, Nietzsche, Spengler, Rosenberg, Yockey, Evola, Romualdi o Krebs. A consecuencia de las líneas anteriores, Jon, columbra que Euskalherria está en peligro de muerte y que ante ello "no nos cabe otra postura que la de encerrarnos en nosotros mismos; ser, aquí y ahora, separatistas". Décadas después confirmará su orgullo euskaldún: "los vascos somos una nación dotada por Dios de numerosas cualidades y abrumada por muy pocos defectos, tal que no hay otra en el mundo" (...) "Nosotros eramos nobles antes de que los reyes creasen ducados, marquesados o condados y, lo que todavía es más hermoso, poseemos la única verdadera nobleza: la del corazón". ¡Acaba de dar en la diana! Las noblezas o clases sociales, con el tiempo, se han vuelto afeminadas, degeneradas o aburguesados parásitos sociales y han acabado desapareciendo de los libros de la historia. La nobleza de los valores degeneró en aquella absurdidez de sacar la espada y liarse a tajadas por una minucia. En el fondo y en la forma era ego desbordado y pérdida del sentido profundo del concepto de nobleza. Pero la nobleza del corazón es la que trasciende tiempo y espacio y afirma un hilo espiritual con la esternidad. Pues a esa se refiere Jon.
Jon, más adelante, nos volverá a ratificar cuál es la Europa en la que él cree: "Europa no son los grandes estados. Europa somos nosotros, Euskalherria, Catalunya, Bretaña, Galiza, Flandes, Castilla, Escocia... y creo que nos corresponde ser "buenos europeos" como ya nos aconsejaba Nietzsche hace cien años".
Diseñó el mapa territorial de la futura Euskalherria. Para su diseño tomó en consideración aspectos tan poco conocidos como que Logroño estuvo vinculada a la sociedad vascona hasta el siglo XIII y que en 1932 solicitó formalmente su ingreso en el estatuto vasco (ver el libro de Jesus Basañez, contestando a Sanchez Albornoz, Bilbo 1991). Una Euskalherria libre, pero advirtiendo claramente que "no se puede aceptar a cualquier gente o raza como vasco". También resalta la inseparabilidad de Navarra y Euskadi. Es curioso, tenemos, por casualidad, ante nosotros, cuatro o cinco mapas lingüísticos e históricos de Europa, pero me llama la atención uno en concreto: el mapa de Charlotenburgo (año 1944, reunión de los máximos dirigentes de las SS presididos por Himmler. En el mapa los alemanes demuestras un alto conocimiento de las realidades étnicas, de las naciones históricas y de las circustancias lingüísticas), que definía el talante con el que se planteaba la futura Europa: ¡Encaja mucho con lo proponían Arana, Irujo y Jon! Mirande ha pronunciado la palabra Euskalherria, término tabú para los señores fachas y para la casta política. Pues nada, vamos a ayudarles a superar el trauma ¿Saben ustedes que pensaba Baroja del tema? Pues, felices y contentos, le cedemos la palabra: "cuatro son las provincias que comprende el pais vasco español: Álava, Gipuzkoa, Navarra y Vizkaia, cuyas capitales respectivas son: Victoria, Donosti, Pamplona y Bilbao. Tres son las provincias que forman el país vasco francés: Labourd, Baja Navarra y Soule; en vasco: Lapurdi, Benabarre y Zuberoa; cuyas capitales son Bayona, San Juan de pie de puerto y Mauléon". Si, si, no ha hablado BILDU, ha hablado Baroja. Si, si, el nazi de Baroja. Y como él, Mirande.
Francia es el ejemplo paradigmático de centralismo jacobino llevado a su máxima expresión, o si el paciente lector lo prefiere de otra manera, es el primer ejemplo en época contemporánea de estructura de estado totalmente opuesta a la tradición. Y ha derivado en un elemento extraño a la naturaleza del Europeo. Jon arremete, en su carta de 1949, contra ella sin paleativos, censura la resistencia francesa. Le molesta la presencia de tantos exiliados en un conflicto que no era el suyo. "La resistencia, en muchos sitios, fue sólo cosa de republicanos españoles", a los que "los naturales del país consideraban, a justo título, como gentuza". O si lo quieren más claro: "la mayor parte de los republicanos españoles emigrados me parecen seres perfectamente repugnantes". Esta Francia es "una estado de degenerados, podrido hasta la médula, que merece desaparecer a hierro y fuego" y denuncia una evidente contradicción de todos regímenes liberales centralistas: "Las mismas democracias occidentales tan ferozmente antitotalitarias, que han sabido llevar el centralismo y el genocidio a su perfección". Pero Jon aún pone el dedo en la llaga cuando le recuerda al exágono jacobino (y por extensión a cualquier otra forma de centralismo sea o no liberal) que las etnias europeas, que forman parte del estado francés, no pueden aprender su propia lengua en los colegios pero en cambio "los vietnamitas y los negros tienen derecho a la enseñanza en su lengua, así aprenderemos, ¡Por blancos!".
Lo que más se parece a un centralismo democracito es un centralismo dictatorial (y aqui poco importa el color, tanto da si es rojo, azul o blanco). Pondremos un ejemplo que ratifica en todo la afirmación de Jon. La España franquista suprimió a sangre y fuego los estatutos vascos, galego y catalán e inició una persecución de estado contra importantes señas de identidad de estas naciones. Pero el 3 de Julio de 1964 aprobaba el estatuto para Guinea Ecuatorial y, encima, era aprobado acompañado de aquellas frases (hoy, por desgracia, olvidadas en la política española) del almirante Carrero Blanco; nosotros somos respetuosos "como nadie, con el derecho de autodeterminación" (...) "cuando esta autodeterminación es verdad, cuando los que votan saben los que votan y no son intrumento de quienes pretenden explotarlos". Si, si, el lector ha leído bien; Carrero Blanco es el defensor insigne del derecho de las naciones a elegir su destino democráticamente. Eso si, sólo si son negros y bien negros. Apliquemos las lógica argumental que denuncia Mirande a este caso. Los catalanes, por ejemplo, son la segunda nación del planeta en tener parlamento propio (el primero fue Islandia y el tercero siete años despues de Catalunya, fue el inglés), los primeros en tener un código marítimo, de los primeros en haber creado embajadas comerciales por medio mundo (el otro medio oficialmente aún no se conocía), una escala musical propia, un calendario navideño propio (actas de Perpinyà) y único, un esplendoroso románico,... Pues bien, éstos no pueden tener estatuto. Ahora, y con todos nuestros respetos, las personas africanas a quienes se les dió tan generoso estatuto eran analfabetas, tenían un territorio que ni conceptual ni argumentalmente jamás habían asociado a la idea de nación (sino a la de tribu, que es la estructura natural y coherente en la que siempre se ha vertebrado África. Bien, siempre no, hasta el buñuelo de los estados fantasmas de la descolonización), no habían ni oído hablar de estatutos, ni autodeterminaciones (y les importaba un comino lo uno y lo otro, bastante tenían los pobres con la subsistencia), el principio de estado no existía (su referencia era y sigue siendo en muchos puntos de África, lo hemos dicho, la tribu), sin buscar deméritos, hemos buscado en varias enciclopedias de toda la vida y no ha logrado localizar cuales han sido las aportaciones de estos señores guineanos a las altas cimas de la civilización en, pongamos por caso, medicina, anestesia, cirugía, matemáticas, arquitectura... Campos en los que los catalanes siempre han presentado un brillante curriculum. Pues bien, Mirande tiene razón. Para el franquismo era más evidente que tuviesen estatuto los caballeros guineanos que el país del segundo parlamento más antiguo de la tierra. De lo que deducimos (siguiendo la "lógica" del almirante Carrero) que, para esto de las autodeterminaciones, está más preparado un negro guineano que un catalán, un vasco o un galego. El estatuto guineano tenía atribuciones muy superiores a todas las autonomías democráticas juntas. ¿Exageramos? Juzguen ustedes mismos: "las leyes y decretos aprobados por el estado español sólo entrarían en vigor en Guinea despues de que la asamblea general (gobierno autónomo local) la hubiese examinado. Por comparar, es como si ahora las leyes aprobadas por las cortes españolas sólo fueran aplicables, pongamos por caso, a Catalunya cuando el parlament las considerase convenientes". Sin comentarios... simplificando y para dejar en paz a los Guineanos, si en el estado español franquista o democrático del PP y del PSOE, usted quiere una autonomía como Dios manda, o sea hace negro o nada.
Toda sociedad tradiconal ha de tener un centro simbólico de poder, evidentemente, y a ello le llamamos la capital administrativa y política; el centro, espiritualmente hablando. Y en este centro cuanto más simbólico y menos ingerente sea, más respetado será. Lo que es totalmente incomprensible es querer justificar estructuras centralistas que siempre han sido ajenas a las sociedades europeas. No debemos olvidar que el jacobinismo es el resultado de una profunda decadencia espiritual, simbólica y de otros muchos ordenes y tampoco se debe olvidar que el jacobinismo centralista se forjó en una sociedad secreta como la masonería. Quienes defienden estos modelos centralistas, consciente o inconscientemente, están defendiendo a sociedades secretas cuyo objetivo ha sido y es el debilitamiento del alma histórica de Europa.

Unamuno decía "que hay separatistas porque hay separadores". En el estado español, sin los segundos jamás habría habido problema vasco, galego o catalán. En el estado francés sin los segundos jamás habría habido problema flamenco, corso, vasco, catalán, bretón u occitano. En el Reino Unido, sin los segundos jamás habría existido el IRA o el problema escocés. En el estado itálico sin los segundos jamás habría habido el descontento creciente del Tirol del Sur y todo el movimiento abanderado por la Liga Norte. En el estado belga, sin los segundos jamás habría habido una clara mayoría flamenca favorable a la secesión. Y podriamos continuar...
Apuntamos algo que molestatá mucho a los chulapones flamenquistas de la caverna reaccionaria. El derecho vital y indiscutible de toda nación, consciente de su propio valor, que aspire a reunir a todos los seres humanos de su linaje en un estado nacional integrado. Esta exigencia encontró expresión expontánea en el "derecho de autodeterminación", proclamado precisamente por nuestros adversarios bélicos. ¿Lo quieren más claro? Ningún problema. Le damos la palabra a uno de los juristas nacionalsocialistas, de mayor reputación mundial, Carl Schmitt: "Partimos del más natural de todos los derechos fundamentales, el derecho a la propia existencia. Es un derecho fundamental, eterno y inalienable, pues implica el derecho a la autodeterminación, a la defensa propia y a los medios de esta defensa. Con esto, se le da una posición jurídica fundamental, clara y sencilla, de cuyo reconocimiento no sólo depende el destino de Alemania, sino también el de una comunidad europea de derecho internacional (...) Sin un principio de legitimidad de contenido objetivo, como, por ejemplo, el derecho de autodeterminación de las naciones,(...) no puede subsistir ninguna comunidad de derecho internacional". Por coherencia, la Alemania del III Reich, así lo defendió en el Sarre para hacerla parte del propio Reich y en otras regiones ocupadas más. Y fue de los primeros estados en aceptar, potenciar y tutelar la independencia de territorios etnicamente definidos (Eslovenia, Eslovaquia, Croacia, Estonia (para Finlandia), Letonia y Lituania) y para el final de la guerra, se estaban negociando las de Borgoña y Valonia (para Francia), Flandes (para los Países Bajos), Bretaña y Bosnia-Herzegovina. Sintetizando: la autodeterminación y el anti-centralismo no son patrimonio de la izquierda. Más bien ellas se lo ha apropiado indebidamente. Y colocamos la palabra indebidamente a propósito por cuanto entendemos que es imposible de conjuntar el internacionalismo multiracial de las izquierdas y del liberalismo, con la identidad étnica de las naciones. Mirande vuelve a ser coherente con sus ideas y sus escritos. Por eso Mirande, cuando en 1951, Le Figaro y Le Monde lanzaron un ataque contra el intento de enseñar el lenguas europeas del estado Francés en el propio estado, Jon respondió a ambos rotativos con un golpe duro de encajar: les recordó que lamentaba profundamente la derrota militar del III Reich porque su victoria habría significado garantizar el respeto, la protección y la dignidad para la nación vasca. ¡El escándalo estaba servido! A Mirande le dijeron de todo. Pero el impasible, como un auténtico estoico, aguantó la granizada, no se arrugó sino que, encima soltó un nuevo cañonazo contra los "nacionalistas" vascos porque durante la segunda guerra mundial, simple, lisa y llanamente se habían equivocado de bando. Consideraba que los vascos no han sacado ninguna ventaja de su alianza con París, Londres o Nueva York (fue muy crítico con la sumisión europea a los USA). Alguien nos puede decir "hombre, aqui si que os habeis pasado". Pues miren ustedes por donde, tampoco parece muy contento con esta democracia el desaparecido republicano Heribert Barrera; "los padres de la constitución han llevado al país a esta situación, a esta mediocridad y, en cuanto a Catalunya, a una situación desastrosa con un futuro muy oscuro. (...) Yo no voté la constitución y (...) es el honor más grande de mi carrera política". Y tampoco andan muy entusiasmados con la herencia de los aliados, (La herencia aliada continua sembrando el descontento entre las naciones sin estado de Europa. Las críticas y la indignación crecen) personalidades como Arzallus o Telesforo Monzón (Dirigente abertzale fallecido en 1981, que tiene en nuestra opinión, una marcada influencia de Mirande. Señalamos las coincidentes que puedan ser de fácil localización para el lector: no era comunista, aunque de Herri Batasuna, pero no era comunista, y como él habían otros miles, elaboró poesías de guerra que, con el tiempo, se han hecho populares y se continúan cantando, tiene una fuerte presencia del elemento racial en su idea de nación, hay un culto a la sangre, a la tierra y a los ancestros. Ver J. Juaristi, Sacra Némesis, Mark Kurlansky, La historia vasca del mundo y Barcelona). El tiempo ha vuelto a dar la razón a nuestro trovador. El summum para los "nacionalistas" bien pensantes (es decir, liberales o marxistas) vascos, fue la última descarga eléctrica que les soltó Jon, en la década de los 60, al recordarles que esa no era la linea de Sabino Arana. Y estallaron rayos y truenos cuando les recordó que el hermano de Sabino, Luis, el hombre que preparó al futuro padre del nacionalismo vasco, era germanófilo y que jamás aceptó la alianza del vasquismo con Londres o París. Nadie más en toda Euskalherria se ha atrevido a decir tales cosas.
Pero a nuestro Jon también le iba la marcha, ni corto ni perezoso, se personó en la Sorbona (había unas jornadas de Jocs Florals para potenciar el catalán) y se encaró con la ministra de educación Yvonne Delbos y le espetó "mientras vuestro miserable trapo tricolor ondee en Rennes, Toulouse, Bayona o Perpignan, no nos pondremos en pie por la Marsellesa". Fue expulsado de la sala junto a sus compañeros vascos y bretones. La ministra montó en colera. Él se fue tan contento.
De este amplio apartado sobre su vasquismo hemos dejado para el final un hecho que oportunamente se ha exagerado, descontextualizado e intoxicado todo cuanto se ha podido. En 1970 Jon contacta con ETA. Dicho así parece uno de aquellos sensacionalistas titulares del periódico gratuito. Pero para desanimo de las huestes carpetovetónicas, la casa es de menos dimensión. Mirande tuvo un único contanto provado y documentado con ETA. No fue ningún comando, ni ocultos en un bosque, ni en el interior de un sofisticado laboratorio de explosivos, ni brillando los hierros al sol,... No, fue algo tan excitante como una vulgar conferencia. Un miembro de ETA dio una conferencia en el Centro Nacionalista Bretón. Luego, como acontece en muchas conferencias, se charla con el conferenciante. Punto y final. Aqui termina la aventura de Jon con ETA. Conclusiones que Jon sacó de este contacto: aprovó sus objetivos soberanistas, no censuró la lucha armada de la organización, pero condenó energicamente su ideología marxista-leninista. Su rechazo a cualquier forma de comunismo era tan tajante que este punto invalidaba a ETA en su propia esencia. El rechazo fue tan categórico que jamás quiso saber nada más de "esos comunistas". Él era anticomunista visceral y en esto no transigió ni con sus paisanos. Que nadie olvide que, por naturaleza ontológica, el vasco nunca puede ser comunista. Coincidimos plenamente con Kurlansky cuando afirma que hoy en día hay un "nacionalismo" vasco comunista es gracias a Franco.
¿Es este hecho censurable? Hombre, pecadillo lo hay, pero... fue una vez y se acabó. Si lo comparamos con nuestra clase política, de todos los colores, que han negociado, renegociado, pactado, repactado y recontrapactado, una y cien veces y las que haga falta con ETA. Si lo comparamos... ¿O es que sólo los demócratas tiene la bula pontificia para charlar con organizaciones armadas? Si la audiencia estatal considera delito lo de Jon, ¿Que le va a hacer nuestra Reverendísima Audiencia a toda nuestra casta dirigente? Estoy suspirando por la respuesta... me temo que suspiraré eternamente...
Jon fue absolutamente coherente con sus ideales. No pueden decir lo mismo de los liberales.
Su poesía no condena la violencia (Véanse sus poemas Canción de guerra de los caballeros de Ortzi, Canto de guerra o Elegías), más bien ensalza la lucha y la guerra como procesos connaturales al alma de las naciones guerreras. Mirande no censuró la violencia o la guerra porque entendió que forman parte del principio básico del existencialismo del sujeto y por extensión de las naciones. La guerra de la al hombre la posiblidad de ser un nuevo Aquiles. La guerra es para las naciones la prueba suprema de su derecho a existir. Mirande repite lo que dice su maestro Spengler "mientras haya una evolución humana habrá guerras". El culto a la guerra y a la acción, en el pensamiento de Jon, es la herencia de una larga tradición patricia en la concepción del vivir, en y para la guerra, y entender este fenómeno como una vía metafísica hacia lo supremo. Así lo explicaron Platón en su República, Evola en su Metafísica de la guerra, toda la mitologia europea, las Eddas y las Sagas, los viejísimos textos indoarios Bhagavadgita y Mahabharata,... A otro nivel histórico, filosófico o cultural podemos hayar la legitimación en Heráclito, Julio César, Marco-Aurelio, Juliano, Tácito, G. de Monmouth, Llull, los trovadores, Froissart (crónicas), Eckhart, Sheakespeare, C. Doyle (La compañía Blanca y Sir Nigel), Novalis, Hölderin, Durero, Hegel, Clausewitz, Espronceda, Sorel, E. Pound, Ortega y Gasset, London (Fragmentos del futuro), Toynbee (Estudio de la historia, vol.3), Heidgger, E. Junger, K. Lorenz, Borges, Ceresole, J. Cau (El caballero, la muerte y el diablo),... Para disgusto de nuestros pacifistas podriamos continuar el listado durante cuatro o cinco páginas más.
Y porque, por otro lado, esa ha de ser la misión de una verdadera casta dirigente: mantener la tensión psíquica y espiritual de una civilización. Sólo así pueden pervivir en el tiempo las sociedades viriles y solares.
Esta nueva civilización de la guerra y la acción, para que repose sobre una base genuinamente sana, debe cimentarse en "una caballería de labradores", son las palabras del gran profeta del campesinado europeo, del reformador de la tierra, del forjador del mito de sangre y suelo, del defensor del obrero-campesino, del teórico de que la nueva aristocracia ha de surgir de los hijos que trabajan la tierra: es a Walther Darré a quien nos referimos. ¡Cuantas similitudes entre ambos!
Viendo así la acción ¿Por qué iba a censurar la de ETA? Estaremos de acuerdo o no, pero es absolutamente coherente consigo mismo y con una interpretación metafísica de la violencia. ¡Que pocos liberales pueden presumir de coherencia!
La otra piedra contra Jon se la tiran por su relación amistosa y epistolar con Krutwig. Sin duda hay gente en la que pervive el desagradable espíritu inquisitorial de antaño. ¿No pueden cartearse dos intelectuales? ¿No puede la amistad estar por encima de las barreras doctrinales? Los inquisidores de turno se quedan en lo aparente: "se cartea con un abertzale; pues todo es malo". Sinteticemos lo que dicen los biógrafos de uno y otro: Se detectan "curiosas coincidencias en cuestiones nada anecdóticas", pero "los fundamentos del nacionalismo de uno y otro son distintos". Resumen, coincidencias entre los dos: eugenesia, aristocracia política, el campo como raíz identitaria, soberanistas, apuestan por la internacionalización del conflicto vasco como herramienta política, sentimiento étnico-identitario (hasta el punto que una parte de los intelectuales abertzales no han dudado en afirmar que Krutwig abrió las puertas a una cierta interpretación racista de las sociedades. Hecho que Krutwig nunca negó), elitismo social (por méritos y capacidades, nunca por criterios económicos), si a la acción, cuestionamiento del sistema liberal, anticapitalismo, fascinación por el mundo clásico y antifranquistas. Divergencias entre los dos: diferentes conceptos del socialismo (marxista Krutwig; lo contrario Jon) y su apuesta nacionalista (materialista y pragmática Krutwig, idealista y romántica Jon). En resumidas cuentas, en sus cartas tenían más cosas de que hablar coincidentemente que no divergentemente, aunque estas últimas fueron determinantes para no ir a más. El escriba continua sin detectar el problema de la susodicha amistad. ¿O es que a estas alturas nos vamos a olvidar de quien quiso salvar la vida del poerta homosexual y profundamente liberal García Lorcar? ¿O también vamos a olvidarnos de que casi toda la élite intelectual francesa, de todos los colores, firmó un manifiesto para que no fusilaran al joven intelectual fascista Robert Brasillach? De la misma manera que Jon ha sido defendido por intelectuales disparos dentro del vasquismo.
Al margen de los buenos trabajos de Krutwig: el mapa excelente del libro Baskonia, sus grandes obras dentro de la lingüística vasca... No era todo oro lo que relucía al final entre Jon y Federico. Mirande comenzó a sospechar que Krutwig era un "judío camuflado" cuando verborrea en exceso sobre el marxismo en sus obras, habla una y otra vez de él como modo de liberación nacional, y acaba por hartar a nuestro escriba.
Mirande en su linea ideológica llegó a mantener fuertes contactos con grupos nacionalistas bretones, (todos naconalsocialistas). De nuevo la coherencia ideológica presidiendo sus decisiones. Su conciencia etilista le hacía sentir un inmenso desprecio por la diosa democracia y, sobre todo, por su inmensa mediocridad. Porque una de las mayores pruebas de mediocridad es no saber reconocer la superioridad de los demás.
Rápidamente marco las distancias y las diferencias entre nacionalsocialismo, fascismo y franquismo. El se identificaba poco con los segundos y nada con los terceros. En la carta de 1949 hay uno de los redactados más duros e implacables que un servidor ha leído contra el franquismo. Ni las plumas de los más doctos literatos anarquistas han sido tan demoledores contra el franquismo como Mirande. Y remata con absoluta concreción su antifranquismo "no es antifascismo (por otra parte, no soy fascista sino nazi)". D. Peilhen nos recuerda la lealtad de Jon a la doctrina nacionalsocialista; "Mirande siguió siendo hasta el final nazi y abertzale".
Veamos que nos dice sobre las razas: "Si se admite una desigualdad de las grandes razas humanas entre ellas, según una gerarquía creciente de negros a los amarillos y de estos a los blancos. Admitir tal desigualdad no es considerado hoy como de muy buen tono... y, sin embargo, esta desigualdad parece bastante evidente e incluso indiscutida durante el siglo pasado entre las gentes de izquierda". Diferenciaba perfectamente entre la nación entendida como un principio de sangre/volk y la nación entendida como un cajón desastre donde cabe absolutamente de todo y de todos los colorines. Aqui está su actitud determinante: "Por encima de todo, nuestro deber es para con nosotros mismos y el amor por nuestra familia o nuestra raza debe ser la extensión del mismo amor a nosotros mismos". Creemos que no hace falta ni añadir ni una sola coma.
“Pienso que es la RAZA y no la lengua lo más importante, no concibo que existan vascos sin euskera, por supuesto, porque el abandono del euskera pone a los vascos en vías de desracialización (…) Aunque los maketos aprendieran vasco, nos serían siempre extraños por la sangre y por el espíritu y, si alguna vez somos libres, espero que el futuro gobierno de Euskadi expulse a esos semita-camitas del estado español y demás negros que se han asentado en nuestra patria o los reduzca a un estrato de humanidad inferior”.
“Seguramente, un mestizo de vasco y de india, por ejemplo, podrá ser muy simpático e incluso haber aprendido a hablar vasco tan bien como Axular; ello no impide que por el solo hecho de su sangre mezclada, no pueda ser un vasco auténtico ni ser aceptado, con este título, por nuestra comunidad étnica si por casualidad manifestase la pretensión”.
Jon era antisemita. Pero nos limitaremos a reseñar que distinguía claramente entre antisemitismo y antijudaismo. A él le hacían gracia los dos, pero más la segunda (El III Reich oficialmente con la intervención directa de Rosenberg, determinó en 1492, la clara diferenciación conceptual entre antisemitismo y antijudaismo). Nos abstenemos de reproducir párrafo o verso al respeto, y los hay muy demoledores. Nos abstenemos como una prueba más de las limitaciones existentes en nuestra, cada día más, precaria libertad de expresión y de investigación.
Tema religioso: Rechazó radicalmente cualquier forma de monoteísmo, especialmente si éstos tenían sus orígenes lejanos, ajenos y en distantes desiertos. Cualquier salida espiritual para un europeo sólo se podía dar a través de aquello que no implicase ninguna disociación con la naturaleza, ya que ello es la prueba del divorcio irreversible con el Ser. Mirande entendió perfectamente el mensaje de Nietzsche; "El cristianismo, surgido de raíces judías y sólo comprensible como una planta de ese suelo, representa la reacción contra la moral de la crianza, de la raza, del privilegio: es la religión antiaria par excellence". La obra de ambos es una virtuosa orquesta filosófico-poético en combate contra las formas de herencia del pensamiento judeocristiano, de la modernidad.
Deduce que el cristianismo es una apuesta enfermiza ("malsana"), tanto por su "morboso cristianismo", como por su pasividad mística, por el complejo de inferioridad que impone, por su semítico precepto de pecado, por su semítico precepto de pecado, por su obsesión igualitaria siempre a la baja, por su negación de la libertad vital o por su rechazo a la naturaleza. Las naciones han apostado por esta experiencia (Valga de confirmación para estas ideas la obra de Edward Gibson, Historia de la decadencia y caída del imperio romano) han perdido todo el orgullo y virilidad, (entendidas en la dimensión conceptual de la Tradición). Sobre todo, insiste en su estirilidad espiritual y su disociación con el orden natural:
"Si pudiera vuestra fuerza alejar
La extraña creencia que llegó muerta...
Ha convertido el corazón vasco
En un ingrato para con la Madre Tierra"
Pero vamos a dejar que sea él quien nos lo explique con sus palabras: "Los vascos no han sido nunca demócratas, salvo en esta última época a causa de la vileza traída por las maneras y enseñanzas extranjeras y la iglesia romana". Interesantes paralelismos de crítica al cristianismo y de defensa de la identidad espiritual vasca precristiana detectamos entre el Jaun de Alzate de Baroja y nuestro Jon. (Veánse sus poemas: Al dios del lugar, a balada de los buenos vascos, Sanguis Martyrum, A las lamías vascas y Canción de guerra de los caballeros de Ortzi.)
Llama a la iglesia "cuervos negros", "los apóstatas de los viejos dioses" y en su poema Sanguis Martyrum tiene un recuerdo para todas aquellas personas acusadas de supuesta brujería y que fueron quemadas a cientos en Euskalherria por las hordas vaticanistas. Hoy en día, tanto la antropología como la historia, han demostrado dos cosas:
A) Que estas gentes asesinadas era los últimos reductos de viejas sabidurías que habían perdurado durante milenios. Mirande les brinda su homenaje personal:
"Vuestra sangre será sin duda
Semilla de un futuro pagano"
B) Fue un exterminio frío y planificado por los ejércitos de la cruz contra cualquier forma de disidencia.
La rana, la revista de los vascos heterodoxos (creada por Mirande y Peilhen, y que sólo duró un año (1962) fue muy combativa con los criterios morales y éticos impuestos por los católicos a la nación vasca. Como respuesta la Iglesia hizo todo lo que pudo para evitar (y lo consiguió) la entrada de Mirande a la Academia de la Lengua Vasca. No deja de ser alucinante que el versificador más importante del euskera no haya podido acceder a su propia Academia y, en cambio, sí haya sido admitido en la bretona ¡Increible! ¡Vivir para ver! Esta derrota personal podía haber hecho mella en su ego, pero la respuesta de Jon se ajusta virtuosamente a su desprecio por los criterios imperantes "Yo nunca me arrodillaré ante la mayoría". No nos extraña que Mirande y la Iglesia no se entendieran en nada y mucho menos si partimos de la base del absoluto desprecio de los curitas contra toda su expresión suprema de cultura: "Uno de los Padres, con suma severidad, dijo que la poesía es el vino de los demonios" (Bacon, Essays). Seguro que Jon les respondería, como mínimo, haciendo suyas las palabras de la Rochefoucauld (Maximes, 375): "Los espíritus mediocres condenan, por lo general, todo lo que rebasa su pequeña estatura".
La victoria de los sectores papistas en una posible Euskalherria soberana podría implicar el nacimiento "de una teocracia terrible...y si nuestra clerigalla volviese a encender las antiguas hogueras, estoy seguro de que no me perdonarían". Pero él no era de los de poner la otra mejilla. Él, como Ortzi, también alzaría el cuchillo para defenderse y "cortar a los enemigos / como si fueran malas hierbas".
Es el mismo caso que Baroja; enemigo del cristianismo y de la Iglesia, crítico con el nacionalismo vasco (no por sus ideas nacinales) por recibir el amparo de los que denominaba "los jesuíticos". Baroja, nada más iniciarse la Guerra Civil, fue detenido por milicias carlistas que pretendían fusilarlo. Salvó la vida gracias a la enérgica intervención de un oficial franquista. Este militar (luego se supo que era un secreto admirado de la obra de Baroja), preparó los papeles para que pasase a la frontera francesa. Por tanto, no se equivocaba tanto Jon con respecto al fanatismo de los de siempre.
No nos ha de sorprender la habitual respuesta de la iglesia en estas circunstancias: cuando tienen el poder (España franquista) son intolerantes y fanáticos, cuando lo pierden se transforman, repentinamente, en partidarios del diálogo y del consenso. A Jon le aplicaron la primera terapia: todas sus obras fueron prohibidas, pasó al glorioso Índice y ya se encargaron los papistas de crearle tan mala imagen como pudieron a ambos lados del Pirineo. A esto los católicos le deben llamar la plena comprensión de las "bondades" del Nuevo Testamento.
Que nosotros sepamos, ha sido el único intelectual vasco que, en nombre de su nación, ha pedido perdón por la participación de ciertos vascos en la caída de Montsegur. ¿Se quieren más evidencias de por dónde buscaba su Cordón Dorado?
Desde el primer momento el cristianismo buscó en las ciudades su eje de fuerza y de control social. No le agradaba nada el vínculo de los (indo)europeos con los bosques y el rechazo de éstos a ser encerrados en murallas de cemento y piedra. Nuestra sociedad moderna de las ciudades tiene su origen en este control social impuesto por los papistas. El resultado:Eckhart, Poe, Chamfort, Laforgue, Baudelaire, Spengler, Rahn, Rosenberg, Chamberlain, Heidegger, Rust (Bernhard, catedrático alemán. Ministro de Cultura de Prusia. Ministro del Reich de Ciencia y Educación. Gauleiter de Hannover-Norte. Miembro del NSDAP y de las SS), Günther, Darré, Risco, Baroja, Sagarra, Guénon, Evola, Mirande (Ver su poema París beuret; como ejemplo de la crítica contra las grandes metrópolis modernas), entre otros, han censurado las grandes urbes como centros negadores de cualquier verdadera Sabiduría.
Este cristianismo ha defendido la fraternidad universal, "uno de los vicios más viles", según Jon. La Iglesia siempre estuvo aliada con el poder del dinero. Lo primero más lo segundo da como resultado el nacimiento del liberalismo. ¡Ya sabía Mirande lo que combatía!
Intentaremos sintetizar la Weltanschauung de Mirande (Toda su obra expresa su visión del mundo. Pero son muy esclarecedores sus poemas de hondo calado metafísico; A las lamias vascas y Niligitur mors est) de Mirande de la mejor manera posible. Ante todo, es un trovador del idioma, un soñador y un idealista. Juega con símbolos y arquetipos, con alegorías, mitos y sueños, e inclusive sueña los propios sueños míticos y arquetípicos. Su problema era el de otros muchos hijos de Apolo que se hallan poseídos de un espíritu que no es de este mundo. Su interpretación de la vida encajaba más con una orden de caballería del siglo XIII que con su mundo. Representaba en sí mismo un combate entre Tradición y modernidad. Nada de cuanto le puede ofrecer el mundo moderno llenaba su existencia. Jamás pudo entender cómo los europeos habían permutado a Zeus, Júpiter, Thor, Ortzi, Atenea o Apolo por el Becerro de Oro. Nunca entendió que los sueños se pudiesen comprar. Que la belleza, la bondad y las cosas maravillosas pudiesen ser rebajadas a la pura farsa de mercachifles. Vivió convencido de que sólo tenían valor aquellas cosas que no se podrían comprar. Es del pasado simbólico de donde él saca las fuerzas para aguantar en medio de las ruinas de un mundo vacío. Buscó intensamente todo aquello que le mantuviese en contacto con las cosas eternas; desde las divinidades hasta la magia de momentos pretéritos, por él intuía que algo había más allá de la vulgar materia:
"Dadnos el oro de nuestra sabiduría
Al igual que en los tiempos pasados,
Alegradnos con vuestros besos y risas
A nosotros, heridos de nostalgía celestial"
Más adelante nos recordará que sólo se puede conquistar el Ser "por el Dios de los ritos solares". Volverá sobre el astro rey para insitir que sólo, a través de este camino, se puede volver a renacer (a Ser). Sobran las palabras. Ha hablado un hijo del Norte ¿Puede quedar más claro?
En los anteriores versos podemos constatar como el oro y la sabiduría, unidos en un posesivo identificativo son, en sí mismos, toda una carta de presentación: no es aquí donde se halla el Saber, sino que Éste es de corte celestial, está unido al oro alquímico y tiene que ser reconquistado. El último verso, siempre me ha recordadoal Demian de Hesse; los buscadores de la Thule primordial somos los heridos, los marcados por el destino, los estigmatizados, los náufragos a la búsqueda de ese cielo de donde un día, a libre voluntad, decidimos volver a ser hombres para volver a reconquistar nuestra inmortalidad. Aquí está toda la sustancia resumida del capítulo dos del Bhagavadgita. La sabiduría Eterna siempre se detecta.
Mirande es un hombre de acción y su concepción del mundo está en esa dirección. Sólo la vía de la acción pura y dura puede abrir las puertas del nuevo reino de los solar. Sólo las guerras, las conquistas, la muerte, el asalto de las posiciones enemigas, la forja de una nueva conciencia espartana, el desafiar diariamente el destino, el vivir cada instante como si fuese el último, el crear héroes de la nada... Sólo esto puede hacer que de los hombrecitos surjan hombres y de éstos Hombres y de éstos, Héroes y Dioses. Éste es su mundo, esta es su vía. Pero este combate, todo ese mundo, o va acompañado de una fuerte espiritualidad y de un gran sentido de la eternidad o nada de cuanto se haga servirá para nada. Evola decía que los hombres de antaño nacían, vivían y morirían espiritualmente. Pues así ha de ser. No puede evitar pensar en las coincidencias del mensaje de Jon con lo expuesto en El señor de los Anillos, en el Mahabharata o en la Odisea.
Y del pensador sajón también supo deducir que el europeo tiene en sí mismo el instinto de la inmortalidad y en este camino sólo se puede avanzar, por la vía de la acción, hasta conquistar la dimensión de héroe arquetípico, plataforma necesaria para un ulterior salto mortal hacia el No Ser. La poesía de Mirande nos muestra unos seres sedientos de superar su propia condición. Cada potencialidad del europeo, correctamente activada, puede transmutar al individuo (como en los mitos antiguos) hasta colocarlo frente a frente con los dioses y poderles decir con orgullo: "soy más dios que vosotros y por mi gloria en la acción he conquistado el derecho a la inmortalidad". Jon era consciente de que cualquier verdadera divinidad sólo se encuentra dentro de uno mismo, el problema es activarla. ¡Qué lástima que a nuestro amigo Jon no se le hubiese cruzado, en su camino, un verdadero Maestro que hubiese podido hacer de esta intuición espiritual una potencialidad real!
Interiorizó los conceptos de destino y de Eterno Retorno. Que sea su estilo el que nos ilustre cómo percibía el mito del Eterno Retorno: "Creo que este alma es personal y que existía antes de nuestro nacimiento en este mundo, y que existía activamente, y que seguirá existiendo después de nuestra muerte. No quiero decir que crea en la metempsicosis; más bien creo, como quizá supieron los antiguos druidas celtas, que nuestra alma personal vive una infinidad de vidas en mundos materialimente diferentes, en planos diferentes de la realidad y, puesto que no hay tiempo absoluto, esas vidas son contemporáneas. El cuerpo es la conciencia del alma, su modo de conocerse, por ello, pese a su índole efímera y secundaria, no se le debe despreciar y debemos honrar a todas sus virtudes esenciales, incluso las más fútiles y bajas, ya que son símbolos y signos de la esencia del alma y, sobre todo, las más profundas e importantes: la conciencia del sexo y de la raza. ¿Debo creer en Dios puesto que creo en el alma? Esa es otra cuestión totalmente diferente. En lo que me concierne, mi alma se basta a sí misma. Sin embargo, cuando el dolor de su unidad pesa sobre ella, se puede uno sentir incitado a honrar a los dioses, aun cuando no sean más que el fruto de una nostalgia, o el recuerdo y el eco de las almas de los héroes del clan que continúan vivos en otro plano del Ser". Eduardo Mendoza afirmaba en sus obras que la vida es como un tiovivo, siempre empieza y acaba en el mismo sitio. Jon va a la búsqueda de un instinto de inmortalidad que sabía que existía pero que nunca pudo canalizar a costas más interiores y más superiores.
Poesía
Hoy Mirande, lo repetimos, es aplaudido por haber sido el renovador y modernizador de la literatura vasca. Aportó a la poesía vasca una musicalidad, un ritmo, unos cambios de técnica y de estructura nunca experimentados en dicho idioma. Evitó que la rima fuese un peso muerto o algo carente de un destello de continua espontaniedad y perfiló un equilibrio interior de una aparente extrema sencillez, pero que en la práctica es de una complejidad técnica de altísimo desafío estructural. Su ritmo y su cadencia son elevador una regularidad estética que propician un ritmo único. Gil Bera denota que sus poemas tenían dos cadencias. consonantes y sugerente.Esra es una peculiaridad propia de las lenguas antiguas. Le da flexibilidad a un idioma que ni los propios academicistas vascos creían que pudiera dar más de sí. Pues no sólo la flexibiliza sino que demuestra que una lengua que sirve, y mucho, a la poesía también vale para la filosofía. Ya que la flexibilidad del idioma está asociada a la flexibilidad conceptual. De esta forma hizo realidad aquello que siempre sostuvo: "el euskera está hecho para la poesía" (y no sólo eso, sino que hay autores que sostuvieron que, en su origen, había sido una lengua sagrada y divina. Así lo defendieron L. Charpentier, S. Dragó, De Larramendi, Bautista de Erro, A Chaho, De Garibay, Levalois o Serrano). Su aportación poética marca un punto de inflexión. Cn Jon, hay un antes y un después en la poesía vasca. Uno de sus más eminentes estudiosos, el citado Gil Bera, nos proporciona las pautas de la dimensión exacta de nuestro poeta: "Tenía más amplia erudición literaria que ningún vasco de tiempo alguno, él se sintió, sin duda, el llamado a renovar, crear y fundar la poesía vasca (...) Sólo en la rima poderosa de Shakespeare se ha hallado término de comparación (...) Es, en cualquier caso, evidente, que carece de antecedentes en las letras vascas. Ni los temas, ni el tempo utilizado, tienen nada que ver con la poesía anterior".
Como literato su base la forman Homero, los clásicos latinos, los trovadores occitanos, Poe, Baudelaire, la poesía inglesa, el ya consabido Baroja, las viejas poesías míticas irlandesas, anglosajonas y nórdico-germánicas y una parte del romanticismo alemán.
Mirande podía haber repetido perfectamente con Emerson que la "poesía es el perpetuo esfuerzo para expresar el espíritu de la cosa, penetrar la materia bruta y buscar la vida y el por qué del existir". Su poesía es el reflejo de su espíritu. Abandona todo lo conceptual, academicista, mediocre, convencional, repetitivo, vacío, rutinario y va la búsqueda de hechos vinculados con la Eternidad. La suma de los mitos y arquetipos con los que él juega, virtuosamente en sus rimas, trasluce la perfecta captación del inconsciente colectivo vasco. Es un intento de rehabilitar, aunque sólo sea en los simbólico, un pasado espiritual extinguido. En la más pura línea evoliana intenta crear un nuevo estado de conciencia, que nos recuerda profundamente al Jaun barojiano, al Zaratrustra nietzscheano o al emperador Juliano (siempre de grato recuerdo y perdurable memoria). A través de la mitología, un colectivo humano se define espiritualmente a sí mismo. Por tal razón acumuló ingentes conocimientos sobre la mitología vasca. El vínculo entre espiritualidad, mitos y naturaleza es inseparable. Esta es la explicación porque hay tanto componente de la naturaleza en su obra. Recordemos que la naturaleza, en sí misma, es una cosmogonía donde cada elemento tiene su valor, pero sobre todo, su sentido simbólico.
Tomemos un solo ejemplo de cómo se sintetiza en pocos versos todo un universo de dialéctica simbólica:
"Vamos hoy de nuevo hacía ti,
Tú que eres petrificado Dios de los bosques,
Has despertado de tu largo sueño,
Llevas en las manos el martillo y la criba.
Pero los insignificantes seres de esta generación
No quieren recordar tu Justicia"
(...)
"Los soles viejos han cumplido su ciclo,
¡Levántate en este joven amanecer!
Haz pasar a los hombres por tu criba,
Golpea con tu martillo a todo enemigo:
¡Padre Bondadoso, danos fuerza a nosotros y
Fortuna eterna a nuestra casta!
Harrizko jainko bati
Mirande cons us frases nos explica el sentido de estos versos y de toda su lírica: "Yo tengo el sueño en más estima que el entendimento, porque es el reverbero y la evocación del alma. El entendimiento, en cambio, creyendo que busca la verdad, no tiene trato más que con unos mitos, como el progreso de la humanidad, el imperio de la ley, la paz como cosa preciosa... Pero ya es hora de que seamos románticos en lugar de racionalistas partidarios del entendimiento. El ánimo racionalista gusta del mito, el romántico prefiere la mística: por medio de ella se llega al auténtico Ser que está tras este mundo aparente del Alma, desde allí el mundo se ve con mirada de dueño y no de siervo, y en ella se toma la fuerza suficiente para rehacerlo según proporción y medida del sueño".
Epitafio
Nosotros, apreciado Jon, en acto de desagravio por la forma en la que tus familiares te despidieron de este mundo, te daremos el epitafio que seguro te habría agradado:
"Que tu pluma sea la lírica de los venideros ejércitos de Apolo"
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N-S Ortodoxo
Navarra es Euskal Herria

En su número de septiembre de 1978 la revista Euzkalerria, el boletín de la organización CEDADE editado por su delegación navarra, publicaba un artículo titulado "Navarra vasca: raza frente a política". Dicho artículo expone de forma clara e inequívoca el fundamento de una postura identitaria: que el elemento esencial que define a una nación es su realidade étnica. Las guerras, fronteras, cambios dinásticos y otros avatares históricos son vicisitudes que marcan su camino a lo largo de la historia, pero nunca pueden definir a una nación, sólo condicionarlo políticamente.

En este sentido el artículo de Euzkalerria de 1978 afirma lo mismo que hacemos nosotros hoy en Europae en 2013. Navarra es étnicamente vasca y como tal debería formar parte del cojunto político vasco, fieles al lema "una nación, un estado". Y decimos que es vasca en su totalidad, tanto el norte euskaldún como el sur, donde el proceso de castellanización lingüística se ha producido sobre una base antropológica vasca, como demostraremos en el presente artículo.
Así lo decimos bien claro, toda Navarra es parte de Euskal Herria, ni el foralismo, ni el bilingüismo, ni la alienación cultural provocada por la iglesia en la Edad Media y por el Estado español en los últimos siglos puede negar esta realidad, una realidad antropológica y étnica y por lo tanto, para los identitarios, una realidad por encima de cualquier otra. Por supuesto, desde el respeto de las particularidades de Navarra dentro del conjunto vasco.

Vascos y vascones en la antigüedad
En las primeras fuentes escritas sobre la etnografia de la zona se habla de esta nación (al que a veces se denomina "uáscones"), apareciendo nombrados en textos del año 70 a.C. que los sitúan principalmente en Navarra y el actual Aragón, siendo precisamente Navarra la zona principal de asentamiento de este pueblo vascón. Los romanos llamaron saltus Vasconum a la zona montañosa al norte de Navarra, precisamente donde aún hoy se encuentran las características antropológicas vascas de forma más marcada. El nombre que los romanos dan a esta nación "uasco uascones", tiene el racial -uasc, emparentado o derivado de la raíz propiamente vascuence -eusk, usada en euskara para denominar a su propia nación.
El territorio de la actual Comunidad Autónoma Vasca estaba ocupado por tres pueblos: los autrigones, los várdulos y los caristios. Si bien se ha hipotetizado mucho sobre la naturaleza de los mismos hoy parece evidente que eran pueblos de lengua vasca en los que habían penetrado elementos indoeuropeos de origen celto-germánico. Estos elementos notables numéricamente, aunque claramente minoritarios respecto al conjunto vasco, aportaron elementos a la identidad vasca, pero nunca llegaron a celtizarla; es decir, constituyeron aportes indoeuropeos a lo vasco.
Del mismo modo hay que señalar que tras la invasión musulmana, algunos clanes de germano-godos se instalaron en territorio vascón, integrándose rápidamente en esta nación, en el que pasaron a formar parte de los llamados "hermanos mayores" la baja nobleza vasca.

Del Ducado de Vasconia al Reino de Navarra: los vascos en la Edad Media
La caída del Imperio romano supone un vacío de poder en la península que pronto será ocupado por los visigodos en la mayor parte del territorio de la antigua Hispania (Salvo los Suevos en la Gallaecia).
Sin embargo ese control visigodo no llega a la zona vasca, donde surge el llamado Ducado de Vasconia. Las diferentes tribus vascas se ven en la necesidad de defenderse de los francos al norte y de los visigodos al sur y se agrupan en esta entidad política, donde ya han desaparecido los etnónimos de caristios, várdulos y autrigones, llamándose todos ellos vascos, expresando de este modo la unidad política y homogeneidad de un único pueblo.
En este momento se unifican el etnónimo con el que se conoce el conjunto de la nación vasca, nos dice Julio Caro Baroja: "los antiguos gentilicios desaparecen hacia el siglo IX. Ya no se habla de vascones, várdulos (...) Una vez más Pamplona ocupar un lugar destacado, porque los reyes pirenaicos se llaman reyes de Pamplona, mucho antes que de Navarra" (1986).
Hay pocas fuentes sobre este ducado vascón y no sabemos casi nada de su organización interna, aunque sabemos que se extendía desde el Ebro al Garona. También hay noticias de que el Ducado de Vasconia fue atacado en 501 por los francos y los godos al unísono, saldándose dicha crisis bélica con una victoria vasca.
Esta "primera cristalización política vasca" como ha sido calificada por varios autores, alcanza su máxima extensión entre 660-762 bajo el reinado de Eudón el Grande. Posteriormente y a pesar de sus victorias sobre los francos en Roncesvalles y sobre los invasores islámicos, éstos ocupan el sur del Ducado. En ese contexto surge el Reino de Pamplona, heredero político del Ducado de Vasconia, sin embargo este Reino de Pamplona (Iruñeako Erresuma) perdería las tierras comprendidas entre le Adour y el Garona que pasarán a constituir el Ducado de Gascuña (término derivado de Vasconia), donde paulativamente desaparecerá el euskera, alejándose, asi, de la historia común de Euskal Herria (pueblo del euskera), no así de Baskonia.

Sobre las ruinas del Ducado de Vasconia y entorno a la vieja capital vascona, Iruñea, se va uniendo las gentes y las tierras de habla vasca que darán nacimiento al Reino de Pamplona, como señala Menéndez Pidal, el euskara es el elemento aglutinador de este nuevo reino, llamado Al-Bascunis -Reino Vasco-, por los invasores islámicos. El historiador José María Lacarra escribe en su Historia del Reino de Pamplona: "El Reino de Navarra, o mejor de Pamplona, estaba habitado por gentes de estirpe vasca, que llevaban siglos de aislamiento de los pueblos vecinos (...) el vascuence sería la lengua común" (1972), a pesar del diverso grado de romanización del territorio.
En este contexto hay que recordar la afirmación de Menéndez Pidal en su obra "Orígenes del español", donde nos dice "lo abundantísimo que es el nombre de vasco, y la denominación de vascos, dado por los árabes a los navarros".
Es en 824 cuando es coronado rey Iñigo de Arista (Enneco Ennecones o Eneko Hartiza) al que los historiadores árabes denominan Wanako al-Bascunis. Como también afirma Manuel Iliarri Zabala en su obra La Tierra natal de Iñigo Arista refiriéndose a Arista "si los primeiros caudillos vascones salieron de la luz de las profundidades del Pirineo, esto ya indica algo. Pero si además, fue en aquellos valles donde encontraríamos su más seguro refugio y sus más leales combatientes, esto indica mucho más. Aquellos rudos montañeses que no mucho antes se enfrentaban con los visigodos y que ni siquiera estaban romanizados (...) no hubieran considerado de los suyos a aquellos primeros caudillos, si realmente no hubiera sido de los suyos". (1980)
No obstante, hay autores que vinculan el nacimiento del reino pamplonés, con el reino godo, por ejemplo Besga Marroquín, quien apunta hacia la existencia de algunos clanes godos en la zona norte de Navarra, sosteniendo que Íñigo Arista pertenecería a uno de éstos. Sin embargo, el propio Besga Marroquín, nada sospechoso de apoyar al nacionalismo vasco, confirma la naturaleza profundamente vasca del sustrato poblacional que dio nacimiento al Reino de Pamplona.
El reino de Pamplona se expandirá territorialmente hasta agrupar bajo Sancho el Mayor (925-1076) lo que los cronistas de aquella época, tales como Fredegario, Astrónomo o Toletam, llaman wasconum gens wasconum natione, es decir a la nación vascona. En ese sentido Lacarra escribe "el conjunto de su población, compuesto por campesinos, es vasco, creo que de habla vasca en su totalidad (...) Pero la estructura política que allí se forma es de inspiración extraña", debida a la influencia de sus vecinos francos y visigodos.
Un acta de lindes fechada en 1016 incluida en el cartulario de San Millán de la Cogolla, señala que los límites territoriales del Reino de Pamplona se situaban a pocos kilómetros de la ciudad de Burgos e incluían localidades como Altapuerca, Briviesca, Oña, Pancorbo, Miranda de Ebro y otras. Hay que destacar que estas fronteras coinciden perfectamente con los límites occidentales del euskara, que fija un lingüista diamentralmente opuesto al nacionalismo vasco, como fue Rafael Lapesa, en su obra "Historia de la lengua española" (Madrid 1942).
Será en 1162 cuando el reino adquiera la denominación oficial de Reino de Navarra, que será simplemente una continuidad del de Pamplona, "es en este momento cuando se impuso exclusivamente esta denomianción en los documentos de la Chancilleria navarra y en las de los demás reinos y el Papado para referirse al conjunto de territorios que formaban el Reino (Pamplona, Álava, Vizcaya, Guipúzcoa, Rioja y Tudela), de forma que ya no se enumeran todos y cada uno de ellos, por quedar representados conjuntamente en la denominación de Nafarroa" (González de Viñaspre 1999).
Durante el reino de Sancho VII, llamado "el Fuerte" por sus casi 2,30 metros de estatura, se produjo la invasión y ocupación definitiva de la mitad occidental del Reino de Navarra, es decir, Álava, Vizcaya y Guipúzcoa, por parte de Castilla, aprovechando que el rey navarro estaba encabezando una campaña bélica en Túnez.
Reino de Navarra y señoríos vascongados: ocupación territorial y división de la nación vasca
"Libre unión a Castilla" es el eufemismo usado para solapar las sucesivas amputaciones de territorio que sufrió el Reino de Navarra en beneficio de Castilla como efectos de una metódica y cruenta invasión militar. Esos intentos de cercenar el Reino Navarro tuvieron su éxito en 1200 cuando Araba, Bizkaia y Gipuzkoa fueron separados del Estado navarro para ser incorporados a la Corona castellana.
Castilla estuvo interesada en mantener sus conquistas territoriales y por eso respetó los fueros de dichos territorios, aferrándose ambas partes al término de "Libre unión", para garantizar su estatus diferencial unos y para mantener el dominio político otros. Sin embargo de facto el carácter de conquista y ocupación territorial fue siempre patente.
Con este término se pretendía una independencia anterior de estos tres territorios, lo cual no es cierto, pues sólo fueron en la medida en la que pertenecían al reino de Navarra.
Esta "libre unión" está en el origen especificidad jurídica vascongada, todavía hoy vigente. Las juntas de Vizcaya y Guipúzcoa exigieron el reconocimiento de hidalguía para todos sus habitantes, lo que implicaba el reconocimiento de no tener sangre mora ni judía y no tener que pasar por tribunal para probar su limpieza de sangre, el no pago de determinados impuestos y la aplicación de una legislación civil especial. Además se exigió al monarca castellano jurar ante las estas estas Juntas para que lo reconocieran como rey; acto que si bien suponía cierta autonomía nominal no significaba, como muchos quieren afirmar, que esas Juntas vascas aceptaran al monarca castellano "libremente", pues la opción de no hacerlo o de pedir la reintegración de sus territorios en el Reino de Navarra, no se contemplaba, si bien tampoco queremos negar que estas Juntas vascongadas se sintieron durante muchas etapas cómodas dentro de la Corona castellana.

La conquista castellana del Reino de Navarra
La historiografía españolista nos habla de la incorporación de Navarra a la Corona de Castilla en 1512, de una forma más o menos "voluntaria", incorporación que supondría el cierre del proceso de "unidad peninsular" a priorismo que parece ser el leitmotive del acontecer histórico de todos los estados peninsulares hasta 1492-1512.
Nada más lejos de la realidad. En propiedad se ha de hablar de conquista bélica y violenta de Navarra por parte de Castilla y de su posterior anexión unida a un proceso de desactivación nacional vascona.
El proceso de conquista castellana se inicia mucho antes de esa fecha, y tenemos que afirmar que también continúa después de esa fecha, cuando Navarra ya es parte de la Corona castellana. Podemos situar el comienzo de este proceso en la batalla de Altapuerca en 1054, en la que Navarra pierde la cabecera del Ebro, y continúa con diversas pérdidas territoriales hasta las conquistas de Bizkaia, Araba y Gipuzkoa en 1176-1200, terminando con la conquista en 1463 de San Vicente de la Sonsierra (hoy La Rioja).
Navarra ve en estos cambios territoriales una usurpación mientras que para Castilla se trata de una anexión. Así nos dice Lacarra: "la amputación de Álava y Guipúzcoa era la medida más grave tomada contra el Reino de Navarra desde su restauración en 1134. Durante varias generaciones, siguieron los navarros mirando a esos países como tierras irredentas". Prueba de este carácter "navarro" de Álava, Vizcaya y Guipúzcoa es que en el testamento del monarca castellano, en 1204, se prometiera restituirlos a Navarra. En 1256 se volvió a plantear esta restitución entre Alfonso X el Sabio y Teobaldo II de Navarra, quien pedía la restitución de "todas las tierras desde Altapuerca, Bureba, Rioja, Álava y aún Guipúzcoa y Vizcaya". En 1331 el pretendiente a la corona castellana, Alfonso reconocía ante la reina navarra Juana II "queriendo destacar las conciencias de nuestro Predecesores et nuestra, conocemos, et decimos de verdat, que el derecho de haver, et heredar la propiedad de las Tierras de Ipuscoa, et de Álava, et de Rioja, et de toda la Tierra que se ha seydo, et es del Reino de Navarra...et cuanto tiempo las ha hombre tenidas embargadas, son tenidas contra Dios et razón, usurpándoles". Aún así no se produjo la devolución territorial, ni tampoco la hubo en un posterior intento en 1368 bajo el reinado de Carlos II de Navarra.
La conquista del Reino de Navarra propiamente dicha empieza en 1512 con la conquista de la Alta Navarra actual y termina en 1524 con la caída de Hondarribia (Fuenterrabía en castellano); a partir de ese momento hay dos Reinos de Navarra: uno con capital en Pamplona (Iruña) y otro con capital en San Juan Pie de Puerto (Donibare Garazi), asociado a la zona vasca nordpirenacica, que es donde residirán los reyes navarros. En 1620 esta Baja Navarra (Iparralde o País Vasco "francés") es incorporada por Luis XIII de Francia.
Las instituciones navarras se mantuvieron vigentes en Iparralde hasta la Revolución Francesa, en la Navarra de Hegoalde hasta 1841.
Iparralde significa en Euskera "el lado o la zona norte", equivale al País Vasco francés. Incluye los territorios de Baja Navarra, Laburdi y Zuberoa. Hegoalde es "el lado o la zona sur", y comprende a las tres provincias vascas más Navarra.
Navarra en la Edad moderna y contemporánea: Fueros y resistencia
Como hemos señalado más arriba, los navarros se vieron forzados a aceptar la soberanía castellana tras la conquista territorial, bajo el compromiso por parte del soberano castellano de respetar la entidad del Reino en todos sus aspectos, y especialmente en el referido a los Fueros. El "pacto" se formalizó en 1513 mediante el juramento del primer virrey castellano. El pueblo navarro nunca aceptó esta situación como definitiva, y resistió cualquier tipo de asimilación por parte primero de Castilla y después del Estado español, usando los resortes políticos del sistema institucional que, al menos teóricamente, quedó íntegro.
Hubo en los primeros momentos episodios de resistencia armada como fueron las insurrecciones de 1516 y 1521. Fue el 30 de junio de 1521 cuando Navarra perdió de nuevo su libertad en el campo de batalla. Pero la resistencia tardaría en apagarse, como lo demuestra que un año después 200 navarros defendieron en castillo de Amaiur de las tropas castellanas del conde de Miranda. Su resistencia se ha convertido en un símbolo de las ansias de libertad de la nación vasca.
La resistencia se manifestó también en un permanente rechazo social, conspiraciones y negativas a colaborar con los funcionarios españoles. La desconfianza fue mutua, hay que señalar el significativo hecho de que los navarros tenían prohibido servir en la artillería cuando se alistaban en el ejército de la Monarquía Hispánica. La desobediencia a las levas era algo generalizado, tanto bajo los Austrias como bajo los Borbones, quienes, por razones dinásticas, eran herederos y portadores del antiguo título de Reyes de Navarra.
A raíz de la conquista quedó estipulado que Navarra se incorporaría a la Monarquía Hispánica pero como reino independiente y no como territorio integrado en la Corona Castellana. Y esta fue siempre la pretensión de Navarra, casi nunca respetada por la Monarquía española, que procedió a un continuo recorte de competencias y vaciamiento de las instituciones navarras.
Sin embargo, incluso en este contexto desfavorable, el sistema foral no terminó de desaparecer gracias al permanente sentimiento de los navarros de ser diferentes de Castilla. Esos fueros siguieron vigentes después de la llegada de los Borbones, al contrario de lo que ocurrió con los territorios de la Corona de Aragón, que, debido a su apoyo a la casa Austria en la guerra de Sucesión, vieron liquidada su tradicional especificidad legislativa. Especificidad foral que desaparecerá cuando España se constituye en un Estado liberal, proceso que comienza con la nefasta Constitución de Cádiz en 1812 y termina en 1836. Es en ese momento cuando son suprimidos todos los fueros, tanto en Navarra como en el resto de territorios vascos.
En 1841 Navarra deja de ser "reino" para convertirse en una provincia española más. En las tres provincias vascongadas los fueros son suprimidos tras la última guerra carlista en 1876. El Carlismo, de fuerte impronta popular en toda Euskal Herria, fue la última resistencia a este proceso centralista-liberal y homogeneizador.
Sólo pequeños restos forales lograron sobrevivir, restos que en el caso de Vizcaya y Guipúzcoa fueron borrados por el bando vencedor de la Guerra Civil al condenarlas como "provincias traidoras" y que, por el contrario, fueron mantenidos en Navarra y Álava.
Navarra: de la transición a nuestros días
Estas tres tandas de declaraciones contradictorias son un reflejo de la realidad de Navarra desde 1978.
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"Navarra debe formar parte con sus hermanos en un Estatuto vasco común" Rafael Aizpún (1932)
"Navarra no tiene nada en común con los vascos. Ni histórica ni lingüísticamente" Jesus Aizpún UPN (1976)
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"La comunidad étnica vasca (pueblo vasco o Euskalherria) tiene su origen histórico en Navarra", PSN-PSOE Congreso regional 1981
"Euskalherria no existe", Carlos Chivite, secretario general del PSN-PSOE 2004
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"Rodríguez Zapatero da un plazo de dos meses para retirar el término Euskal Herria del currículum escolar vasco", El correo 26-IV-2006
"Aceptamos que existe una realidad conformada por vínculos sociales, lingüísticos, históricos, económicos y culturales llamada Euskal Herria que se constata en los territorios de Araba, Nafarroa, Bizkaia y Gipuzkoa en el Estado español y Lapurdi y, Zuberoa, y Baxe Navarra en el Estado francês" Acuerdo de Loyola 31-X-2006 Firmado por PVN, Batasuna y el representante del gobierno español, Rodríguez Zapatero
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Es cierto que la Constitución de 1978 retrotrajo la situación legislativa hasta 1841 aplicando los derechos forales existentes entonces, motivo por el que la Comunidad Autónoma Vasca y Navarra conservan su independencia fiscal, tributaria o civil. Sin embargo Navarra, por las circunstancias políticas que todos conocemos, ha sido moneda de cambio y zona especialmente delicada en el ordenamiento territorial del Estado español. En un primer momento el Partido Socialista Navarro, que estaba integrado en el Partido Socialista Vasco, apoyó la idea de incluir a Navarra en Euskadi como una cuarta provincia, pero fue el cambio de posición de la formación socialista la que impidió que este hecho se consumara.
Lo cierto es que una amplia parte de la población de Navarra no vería con buenos ojos esta unión. Esta circunstancia, que hemos de definir como anomalía histórico-política, se explica por el nacimiento de una ideología de la negación y la derrota: el navarrismo.
El navarrismo es la defensa de la comunidad de Navarra como un proyecto diferenciado del conjunto vasco. Una ideología nacida a finales del siglo XIX y que hoy tiene su concreción política en Unidad del Pueblo Navarro (UPN), sus principales argumentos son, además de esta oposición a la unión vascona, el énfasis en la "pluralidad" socio-cultural navarra y su raigambre derechista. Según el que fuera uno de los presidentes de UPN y ex presidente de Navarra, Juan Cruz Alli, quien luego abandona la formación "el navarrismo se fundamenta en un concepto de la identidad asentada en un retórica victimista, que si antes estuvo referida a los ataques matritenses, ahora se apoya en el miedo a lo vasco, que llega a negarlo, como parte de la identidad navarra (...) El navarrismo foral católico es la versión local del nacionalcatolicismo español".
El navarrismo no siempre fue así. Hubo un navarrismo liberal y también hubo un navarrismo o napartarrismo cercano al nacionalismo vasco. E incluso el primer navarrismo no negaba la pertenencia de Navarra a la nación vascona o Euskalherria. El navarrismo actual anti-vasco tiene sus orígenes en el franquismo navarro, con los nuevos perfiles adquiridos en la Transición y en la etapa constitucional. Es muy curioso señalar que amplios sectores derechistas navarros, cuyos abuelos y bisabuelos apelaron a la unidad vasca frente a Madrid para frenar la introducción de ideas "progresistas" en Navarra, se unan ahora para apoyar a Madrid frente a la unidad vasca".
Como señalábamos más arriba el primer navarrismo fue profundamente regionalista y fuerista, y tuvo como instrumento político la llamada Asociación Euskara de Navarra. Surgió al final de la última guerra carlista, y se articuló entorno a una seria de navarros que venía que la identidad de Navarra agonizaba por el liberalismo centralista. Para ellos había que dejar de pensar en Castilla y en sus "ideas siempre funestas para Vasconia" (término en el que incluía obviamente a Navarra). Esta Asociación Euskara de Navarra se quejaba de la asimilación castellano-aragonesa de la Ribera navarra, de la pérdida de la lengua vasca, del olvido de los propios fueros y legislaciones, la ruina de los monumentos históricos, y la dejadez de los navarros respecto a su historia, su personalidad y su identidad.
Navarra se encuentra hoy en esta encrucifjada. Con una fuerza política dominante (UPN) negadora de su propia identidad y sumisa a los intereses del Gobierno central. Por otro lado la reivindicación de la "vasquidad" en Navarra siempre ha estado protagonizada por la llamada izquierda abertzale, siendo mayoritaria en algunas zonas del norte y centro navarro y articulando en su entorno un gran entramado social; por el contrario el PNV nunca ha tenido fuera ni implantación en tierras navarras. Esto ha hecho que el vasquismo navarro haya estado mezclado y contaminado con posiciones marxistas y, por lo tanto, universalistas, que entran en contradicción permanente al intentar elaborar un discurso realmente identitario y diferencialista.
Es necesario añadir una realidad que se puede leer incluso en libros editados por el mundo de la izquierda abertzale. Durante el franquismo, no sólo los ambientes vinculados al carlismo sino la totalidad de la intelectualidad navarra afecta al régimen siguió entendiendo Navarra de la misma forma que en el siglo XIX, es decir, como la cuna de los vascos. Las llamadas en aquel entonces "Provincias Vascongadas" se consideraban "hermanas" y la antigua Vasconia era la actual Euskal Herria, de la que Navarra era la parte principal. Intelectuales navarros de época franquista se expresaron en este sentido y se podría citar entre otros a: Julio Gúrpide, Eladio Espaza, José Joaquín Montoro, Federico García Azcona, J.María Lacarra, Baldomero Barón, Manuel Turrillas, Fermín García Ezpeleta, Luis del Campo, Manuel Iribarren Paternain, José María Iribarren, Francisco López Sanz, José Javier Uranga Satesteban, etc. Incluso un personaje como Jaime Ignacio del Burgo ha sostenido la importancia de lo vasco como "consustancial a lo navarro" y en 1977 en su libro Navarra es Navarra, escribía "para un navarro la negación de lo vasco supone ignorar nuestras raíces más profundas"
Nunca durante el franquismo se defendieron ideas como la de que "Navarra no forma parte del Pueblo Vasco" o "Navarra no es Euskal Herria" como hacen hoy PP, PSN, UPN o la impresentable UPyD.
Hay que señalar también cierta torpeza del "nacionalismo vasco" al no tratar con el respeto y especificidad que merecen las características propias de Navarra en el conjunto de Euskal Herria. Sólo desde hace una década se ven en las manifestaciones del nacionalismo vasco banderas navarras junto a ikurriñas o se empiezan a oir nombres como Euskal Nafarroa. En este sentido señalamos que la hoy ilegalizada Alianza Nacionalista Vasca (ANV) propuso como nombre a una hipotética Euskadi independiente, de la República de Navarra.
La Ribera: la vasquidad del sur navarro, Tafalla y Tudela
Una de las ideas en las que se basa ese navarrismo anti vasco, es precisamente la naturaleza dual de Navarra y la existencia de una zona centro-sur que nada tiene en común con la identidad y cultura vasca. Ideas que, como veremos a continuación, es una fabricación mental opuesta a la realidad.
Las zonas de la Ribera navarra y un arco mucho mayor que incluía la Rioja y una amplia franja del Pirineo aragonés habían sido zonas de habla vasca desde la Antigüedad. La ruptura se produce con la invasión musulmana, y aquí, como en otras latitudes pensinulares, hay que tener presente el fenómero de reconquista y repoblación y determinar las características etno-culturales de las personas que se instalan en el territorio conquistado al Islam.
Posteriormente esta zona de la Navarra central y meridional fue "castellanizada" lingüísticamente por motivo de las relaciones con sus vecinos, proceso al que no fue ajena la iglesia, que solía asimilar el euskera al paganismo vasco, que, recordemos, fue la religiosidad imperante en la zona hasta épocas muy cercanas a nosotros. Remarquemos que fue una castellanización lingüística pero que no supuso ninguna variación en la composición antropológica de la población de la zona, que continuó siendo tan vascona como antes.
En este sentido reproducimos una cita de un autor de tanto prestigio como Caro Baroja, "En las zonas industriales y fronterizas del País Vasco es evidente que la progresión del castellano está relacionada con la entrada en ellas de muchos elementos alienígenas. Pero en las partes agrícolas de la Navarra Media son los naturales los que pierden la lengua, por contacto con los de los pueblos limítrofes que la abandonaron antes. Es decir, que el que estudie la Antropología física de los vascos, o de los españoles en general, debe considerar este hecho para no caer en errores de apreciación sobre la extensión y caracteres de la variedad humana que puede llamarse vasca, pues el navarro de la zona media ha perdido la lengua aun no hace mucho, sigue siendo físicamente del mismo tipo cuando no hablaba sino vasco" (Caro Baroja, 1981).
Tudela, capital de la Ribera navarra, fue liberada del islam en 1116 por el rey Alfonso el Batallador de Aragón, pero fue repoblada por gentes venidas del Pirineo navarro-aragonés, algunos de ellos ya "aragonesizados" lingüísticamente pero pertenecientes mayoritariamente al sustrato étnico vasco (como queda demostrado también e los artículos de antropología vasca de nuestra revista). En 1828 Tudela recibió a Fernando VII con alegorías como éstas:
Las penas huyeron
Del Pueblo Vascón
La risa y el gozo
Allá las hundieron
Do nunca brillara
Hispano campeón
En 1894 la prensa de Tudela (Tutera en euskara) habla continuamente de la unidad del euskara y del acercamiento a las "tres provincias hermanas", celebrándose aquel año una gran manifestación a favor de los fueros bajo el grito de "Viva el Santo Árbol de Guernica". Y no queremos dejar de señalar los apellidos de las principales familias de Tudela: Araiz, Iribarren, Lizaso, Gendulain, Egüés, Ezkerra, Murgutio, Garai, Maizterrena, Lóde Goikoetxea, Huarte y Gaztelu. La prensa derechista tudelana fue favorable al Estatuto vasco aprobado en la república, y su órgano de prensa El Ribereño Navarro reprodujo el 26.VI.1931 un capítulo de la Cartilla Foral de Olóriz, en el que se afirmaba que el vascuence "era la lengua propia que se hablaba, sin excepción, tanto en la Montaña alta como en la Ribera de Navarra"
En las fuentes históricas también constatamos el carácter vascófono de la zona Media de Navarra, tomando citas referentes a la ciudad más importante de esa zona, Tafalla.
1605 "Joanes de Narbart çapatero bezino de la dicha villa fue interrogado en presencia de Joanes de Jaureguiçar, su compañero, quien sirvió de intérprete para declarar lo de basquence en romance".
1627 "la mitad de la parroquia de San Pedro de la villa de Tafalla, y más, es de vascongados" Un Franciscano afirmaba "en Tafalla no entiende el romance".
1645 Miguel de Iturbide, baztanés, vecino de Pamplona y Caballero de Santiago afirma "la lengua matriz de este Reyno (...) desde la ciudad de Tafalla hasta los Pirineros (...) es la bascónica o vascongadas".
1760 El viajero italiano Giuseppe Marconatonio de Baretti escribía que dentro del triángulo que forman Irún, Tafalla y Santander, "no se habla ningún dialecto de la lengua española, sino la lengua llamada vascuence".
1828 El 21 de mayo llega a la ciudad el rey Fernando VII y su esposa. A la entrada del pueblo, en un arco triunfal, le dan la bienvenida con una frase en latín "Forastero, peregrino y prudente, no pases de largo a través de esta tierra vasca".
1877 La intelectualidad tafallesa se integra y colabora con la Asociación Euskara.
1931 el diputado foral y concejal republicano tafallés David Jaime propone en la Diputación la cooficialidad del vascuence.
1932 El concejal y líder derechista Arturo Monzón, presente una moción en el Ayuntamiento para que la futura Universidad vasca se ubique en Pamplona por ser "el centro del País".
Una prueba inequívoca de la vasquidad de Navarra, incluida la Ribera, es el estudio de los apellidos, estudio que nos muestra claramente el predominio de apellidos vascongados en todo el territorio navarro, situación que sólo se ha visto matizada por la inmigración llegada desde zonas castellano-parlantes a mediados del siglo XX. Como señala el libro de José María Lacarra, Libro Rubro, en el siglo XIII la mayoría de los apellidos de Navarra eran vascos, siendo Goñi el más extendido en aquella época. Fue tras el Concilio de Trento cuando en Navarra los apellidos comenzaron a transmitirse de padres a hijos, por eso en comarcas medianamente castellanizadas en lo lingüístico, gente de etnia vasca aparecían con adjetivos castellanos, generalmente adjetivos como Blanco, Rubio, Cortés, Izquierdo o Bueno. En 1884, Arturo Campión estudió los apellidos del sur de Navarra, escribiendo lo siguiente: "Los apellidos de la Ribera de Nabarra, estudiados en el último padrón electoral, me han suministrado los siguientes datos: el setenta por ciento del éuskaro, el diecisiete Provenza, el diez castellano y tres de diversa composición. Esto demuestra que la masa de población riberana no ha sufrido alteración desde los tiempos primitivos". En Tafalla, un estudio entre 1639 y 1684 muestra aproximadamente un 70% de apellidos claramente vascos. En la década de 1950-60 el porcentaje rondaba el 63% para reducirse al 55% dos décadas más tarde, por efectos de la inmigración castellana.
En el conjunto de Navarra, el porcentaje de apellidos vascos es abrumador. En el año 2006, el Gobierno de Navarra editó el libro de Augusto Otondo, Apellidos de Navarra y sus blasones familiares, prologado por el entonces presidente navarro, Miguel Sanz de la "navarrista" UPN, decía éste: "Hoy en día la genealogía sirve para descubrir las características y las procedencias de cada una de nuestras familias, como un elemento enriquecedor que nos enseña que la multiplicidad de orígenes interrelaciones a las personas y los pueblos", como siempre la aberrante apuesta de la derecha españolista por la supuesta "multiplicidad de orígenes" que tanto parangonan; la conclusión que se saca es que Miguel Sanz ni se leyó el libro que prologaba pues en el mismo se demuestra que cerca del ¡90% de los 2.000 apellidos recogidos en Navarra eran euskéricos! La estupidez centralista no tiene límites.
Navarra y los judíos
No queremos cerrar este artículo sin hacer mención a esta importante cuestión. Como parte de la bibliografía usada para el presente texto, tenemos que citar la obra de José Mari Esparza Zabalegi, Vasconavarros. Guía de su identidad, lengua y territorialidad, que recomendamos a todos los interesados en este tema. La obra, a modo de enciclopedia de la identidad vasconavarra, está editada por ediciones Txalaparta, vinculadas al mundo de la izquierda abertzale.
El libro, según declara el propio autor, está enfocado a destruir todos los falsos mitemas del navarrismo antivasco. Como hemos señalado uno de esos mitemas es el de la "diversidad" etnocultural de Navarra, por lo que los navarristas, en el intento de "rebajar" la naturaleza vasca de Navarra, han querido poner en relieve la presencia de "otros grupos étnicos" en la zona desde la Edad Antigua y Medieval. Es en este sentido que el navarrismo antivasco siempre ha intentado manipular los datos objetivos para resaltar la presencia hebrea en Navarra. Al respecto en la voz Judíos del libro citado podemos leer: "Mientras el Reino de Navarra fue independiente gozaron de mayor libertad que los vecinos (...) eso no obvia el continuo hostigamiento que sufrieron por parte del pueblo llano, ora por prejuicios religiosos, ora por su papel de usureros, prestamistas (...) En la actualidad no hay rastro judío en Navarra, pero las instituciones resaltan su presencia histórica para sostener la "pluralidad" étnica y cultural de Navarra, frente al sustrato vasco mayoritario".
Más reveladora si cabe es la entrada que el mismo libro dedica a Yehudá Ha-Levi: "Tudela 1092. Vivió en Córdoba, en Castilla y en Jerusalén, donde dicen que murió en 1161. Lo llaman "el principe de los poetas hebraicos". Su libro Kuzary, escrito en árabe, es un apología del judaismo ortodoxo, (...) No fue traducido al castellano hasta 1979, porque no se le consideraba navarro, ni nunca vivió en Navarra, ni nunca se estimó oficialmente su cultura árabe y hebraica. Hoy en día sin embargo, está muy reconocido, entre otras razones porque a algunos les interesa como ejemplo de la "multiculturalidad" histórica de Navarra".
En la voz Tudela el autor del libro se queja de que "(en Tudela) se dan más facilidades para investigar a las antiguas comunidades judaicas o musulmanas que para estudiar euskara".
Nafarroa Euskal Herria da
"Nafarroa es Euskal Herria", es el título del artículo y la conclusión que necesariamente se concluye después de su lectura.
Navarra es vasca desde todos los puntos de vista, pero muy clara y especialmente desde el punto de vista antropológico, el criterio principal por el que se define una identidad.
Navarra debería comenzar a construir instituciones vascas comunes con Álava, Vizcaya, Guipúzcoa e Iparralde, con el objetivo de crear una realidad política vasca capaz de preservar esta identidad milenaria frente a los intentos uniformizadores y liquidacionistas de los estados español y francés; siempre siendo conscientes de que el enemigo real y último es el capitalismo internacional y el cosmopolitismo. Pero ante todo los navarros deben recuperar la conciencia de lo que son, y hacer todo el esfuerzo necesario para que su lengua, el euskara, vuelva a estar presente en los territorios de la que fue marginada por circuntancias que nunca son más importantes que la defensa de la propia identidad. Recuperamos dos citas históricas que expresan la necesidad de lo que decimos. La primera apareció en El Pensamiento Navarro el 13.XI.1897: "Votamos porque es una u otra forma, se provea la cátedra de vascuence en Navarra. Siquiera para que no sospechen en Madrid del patriotismo navarro al contemplar que sus hijos no quieren cultivar la hermosa lengua de la raza"; la segunda apareció en el mismo diario el 4-XI-1901: "La mejor manera de que los ciudadanos conserven gran amor a su patria, es conservando la lengua de su raza".
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AutoBanned

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Para nada, es una respuesta estúpida a un comentario estúpido. Pero tanto Castilla como el idioma castellano son fruto de la mezcla de las comunidad antigues étnicas de Gallaecia y Baskonia; lo que da a los cantabros y su dialecto, a medida que baja al sur se mezcla con otros pueblos blancos que también poblaban el norte africano (iberos y bereberes primos hermanos).
Es decir, los castellanos tienen mucho de vascos y galaicos y bereberes; y no al revés. Pero Castilla es tan blanca como cualquier otra nación europea, no hay que recurrir a ninguna película jewhoodiense con sus camaras de gas.
Esa mania de creer que todo va referido a Alemania...
¿Acaso no hay, o mas bien hubo camaras de gas en EEUU?
En el mundo actual, buscar la Europa de las etnias, es una utopia imposible de realizar, los proyectos politicos tienen que evolucionar si quieren aplicarse, si solo quieren ser estudiados, perfecto.
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N-S Ortodoxo

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Tor88
Esa mania de creer que todo va referido a Alemania...
¿Acaso no hay, o mas bien hubo camaras de gas en EEUU?
En el mundo actual, buscar la Europa de las etnias, es una utopia imposible de realizar, los proyectos politicos tienen que evolucionar si quieren aplicarse, si solo quieren ser estudiados, perfecto.
Liquidar a alguien por la simple razón de no gustar racialmente es un invento aplicado con camaras de gas, solamente a los NS.
No es ninguna utopía dificil de realizar, pero si me gustaría con estos temas liquidar y depurar del movimiento a la patulea fascistoide y jacobina que mezcla el nacionalismo español con nuestra sagrada ideologia.
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AutoBanned

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Liquidar a alguien por la simple razón de no gustar racialmente es un invento aplicado con camaras de gas, solamente a los NS.
No es ninguna utopía dificil de realizar, pero si me gustaría con estos temas liquidar y depurar del movimiento a la patulea fascistoide y jacobina que mezcla el nacionalismo español con nuestra sagrada ideologia.
A mi el nacionalismo español, me la viene pelando bastante, para mi primero esta el ideal socialista.
Por mucho que digas de depurar, te puedo decir que ni aun asi reunirias a 10.000 personas que apoyasen de entrada esto, esto te lo puedes plantear de dos formas, ¿Quieres aplicarlo como tal o estudiarlo de forma cientifica?. Si tienes pretensiones de aplicar un sistema politico, y mas ese sistema politico no te puedes quedar en hablar de cosas que ni si quiera se aplicaron bajo el 3 Reich, que ademas de cosas buenas tambien cometio fallos de peso, de tanto peso que acabo Alemania dividida en dos y ahora es un trozo de mierda que pisotea a lo demas europeos nada mas que puede.
Sigo pensando que es una utopia y que en el mundo actual ese mensaje, sin añadirle nada mas, no llama la atencion, y como no llama la atencion no se consigue ni un minimo de apoyos.
Prefiero centrarme en otros puntos politicos.
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N-S Ortodoxo

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Tor88
A mi el nacionalismo español, me la viene pelando bastante, para mi primero esta el ideal socialista.
Por mucho que digas de depurar, te puedo decir que ni aun asi reunirias a 10.000 personas que apoyasen de entrada esto, esto te lo puedes plantear de dos formas, ¿Quieres aplicarlo como tal o estudiarlo de forma cientifica?. Si tienes pretensiones de aplicar un sistema politico, y mas ese sistema politico no te puedes quedar en hablar de cosas que ni si quiera se aplicaron bajo el 3 Reich, que ademas de cosas buenas tambien cometio fallos de peso, de tanto peso que acabo Alemania dividida en dos y ahora es un trozo de mierda que pisotea a lo demas europeos nada mas que puede.
Sigo pensando que es una utopia y que en el mundo actual ese mensaje, sin añadirle nada mas, no llama la atencion, y como no llama la atencion no se consigue ni un minimo de apoyos.
Prefiero centrarme en otros puntos politicos.
El NS siempre ha sido un movimiento elitista "qualidade" frente al cualquiera vale "quantidade", si llegó a gobernar por que las circustancias asi lo quisieron. Hay que cambiar a las elites, sin cambiar o destruir al sistema imperante mundial nunca se llegará a nada
Me parece legítimo que se busquen otros caminos, pero que no se hagan más en nombre del Führer y el NS; por poner un ejemplo a Pedro Pablo Peña de AN, en una misma entrevista se declara fascista adorador del estado para acabar diciendo que su mayor ideólogo es Adolf Hitler. Lamentable y bochornoso
Última edición por \\ \\ \\; 05/02/2015 a las 08:28
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N-S Ortodoxo
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Dejadlas
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zirsus
Tu primo
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N-S Ortodoxo

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Movius
No es Vascona
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N-S Ortodoxo
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interesante
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ForoParalelo: Miembro
Egun-off meu amol.
DDDDDDD
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ForoParalelo: Miembro
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VXXDXX ZXMBIE
Esta bien l'artículu, lo que nun gusto foi que tuviera en castellán y non n'asturianu
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Reimi waifu digna de ROMA
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N-S Ortodoxo

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Challenger
Esta bien l'artículu, lo que nun gusto foi que tuviera en castellán y non n'asturianu
Es de la ETB tio, lo siento
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Toda la meseta central son restos del norte ibérico y norte africano, es decir, la escombrera étnica

Bla bla bla.
Empequeñecer Francia y España para engrandecer Alemania. Si tu propuesta es que se la chupemos a los alemanes dilo claro y sin rodeos.
Los vascos son tan españoles como uno de Madrid. Y lo de la independencia de Galicia ya es
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N-S Ortodoxo

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raf12
Bla bla bla.
Empequeñecer Francia y España para engrandecer Alemania. Si tu propuesta es que se la chupemos a los alemanes dilo claro y sin rodeos.
Los vascos son tan españoles como uno de Madrid. Y lo de la independencia de Galicia ya es

Se ve que has entendido mucho. si. Este es un mapa étnico, por lo tanto donde sale empequeñecida España?
España = Hispania = Península Ibérica... ya me dirás como se encoge a un accidente geográfico. Y siendo algo geográfico "el ser español o hispánico" pues claro que un vasco es tan español "o más" que un Madrileño.
La etnia franca dentro del estado francés existe junto con otras, la etnia hispánica no existe... de eso no tenemos culpa los NS.
¿Independencia de Galiza? ¿De que hablas? El NS pretende un sólo estado, EUROPA... sus naciones serían reconocidas siendo provincias del mismo, no hay independencia de ningún europeo en nuestras ideas.
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Manuel6494

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Se ve que has entendido mucho. si. Este es un mapa étnico, por lo tanto donde sale empequeñecida España?
España = Hispania = Península Ibérica... ya me dirás como se encoge a un accidente geográfico. Y siendo algo geográfico "el ser español o hispánico" pues claro que un vasco es tan español "o más" que un Madrileño.
La etnia franca dentro del estado francés existe junto con otras, la etnia hispánica no existe... de eso no tenemos culpa los NS.
¿Independencia de Galiza? ¿De que hablas? El NS pretende un sólo estado, EUROPA... sus naciones serían reconocidas siendo provincias del mismo, no hay independencia de ningún europeo en nuestras ideas.
Me niego a formar parte en un mismo Estado con un gabacho o un bárbaro nórdico, y menos con un habitante de la Pérfida Albión. Solo estaría de acuerdo con un solo Estado en Europa si ese Estado se llamara España.
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N-S Ortodoxo

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Manuel6494
Me niego a formar parte en un mismo Estado con un gabacho o un bárbaro nórdico, y menos con un habitante de la Pérfida Albión. Solo estaría de acuerdo con un solo Estado en Europa si ese Estado se llamara España.
Separatismos no, gracias
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