A ver, me parecería muy bien lo que dices, si se hiciera con todo el mundo. Pío Moa tiene ideas que se salvan y que, seguramente, con una correcta investigación y exposición, destaparía la podredumbre de la república a las claras. Pero lo desechamos todo, lógicamente, porque está muy contaminado. Luego, Álvaro Baeza puede tener algún punto interesante sobre ETA (lo dudo), pero pasa lo mismo que con Moa. Sabino tiene cosas buenas, lo mismo que Primo de Rivera, pero se desdeña toda su obra. Joder, hasta Hitler tiene cosas aceptables, como sus cuadros, y ni siquiera se hace una mísera exposición, y me temo que acabarán siendo quemados en algún momento indeterminado del futuro, como un intento estúpido de damnatio memoriae. ¿Por qué con el calvo que tuerce todo, del cual no te puedes fiar porque ni siquiera trata de ser objetivo, tiene que ser diferente? No lo entiendo. Me es incomprensible que se le dé el más mínimo crédito.
Sin dedicatoria y sin firma y sin nada. Será un anónimo de un profeta vascongado del XVII, que canta las bondades del Mesías vizcaíno que está por llegar.