Como clausura racional, en el sentido natural del orden, el patrón supremo establece referencia de lo que está arriba y abajo, y lo que está antes y lo que está después, es La herramienta geométrica.
·El ateísmo como tautología local materialista. Desde las premisas del materialismo Dios no puede estar fuera de la Materia, pero cualquier posicionador geométrico (la distancia es material) es parte de la Materia. Por lo que referir a Dios con relatores materiales es no entender la relación de Dios con respecto al Mundo, que es trascendente e interontológica, no externa.
·El ateísmo presenta a Dios como autodeterminado, y no lo es, es determinado y determinante. Autodeterminadas, o codeterminadas para el pluralista, lo están las cosas del Mundo, no Dios. Esta confusión no ha lugar en el tomismo, donde la distinción entre Ser y ente o Creador y creado es clara y se repite y refuerza una y otra vez.
·El ateísmo esencial, o ahistórico, es soberbia y se diferencia del ateísmo circunstancial histórico. No están relacionados: el ateísmo católico no se deriva del ateísmo esencial, ni viceversa: la posición biográfica (o biocolectiva) se confunde con la posición esencial o civilizacional. Se acepta al que niegue puntualmente a Dios por una desgracia, pero el que levante un altar a la Negación en ese estado, está dando un paso más, que es grave, y que no es necesario.