A menudo sentimos esa extraña sensación donde la casualidad, lo inesperado, va poniendo marcas en nuestro camino, obligándonos a encauzar la vida en una dirección u otra. Hay quien dice que lo que guía nuestra vida es el destino.
El destino es una fuerza que está por encima de nosotros y que nos empuja hacia una sucesión inevitable de acontecimientos, de circunstancias de las que no podemos escapar.
Algo así va mucho más allá de una simple sincronicidad, supone llegar a pensar que nada ocurre por azar, sino que estamos determinados. ¿Qué implica para las personas pensar algo así? ¿Estamos entonces a la merced del destino, o somos, sin embargo, libres para elegir nuestro propio camino?