De lo que precede resulta que el hombre puede, desde su existencia terrestre,
liberarse del dominio del Demiurgo o del Mundo hylico, y que esta liberación se opera por la Gnosis, es decir
por el Conocimiento integral.
Señalemos que este Conocimiento nada tiene en común con la ciencia analítica y no la supone de ningún modo. Es una ilusión muy extendida en nuestros días creer que no se puede llegar a la síntesis total más que a través del análisis; al contrario,
la ciencia ordinaria es totalmente relativa y, limitada al Mundo hylico, tiene la misma existencia que éste desde el punto de vista universal.
Por otra parte, debemos indicar también que los diferentes Mundos, o, según la expresión generalmente admitida,
los diversos planos del Universo no son lugares o regiones, sino
modalidades de la existencia o estados del ser.
Esto permite comprender cómo un hombre viviendo en la tierra puede pertenecer en realidad, ya no al Mundo hylico, sino al Mundo psíquico o incluso al Mundo pneumático.
Es lo que constituye
el segundo nacimiento. Sin embargo, propiamente hablando, éste no es más que
el nacimiento al Mundo psíquico, por el cual el hombre se hace consciente de los dos planos, pero sin alcanzar todavía el Mundo pneumático, es decir sin identificarse con el Espíritu universal.
Esta identificación sólo es alcanzada por aquel que posee íntegramente el triple Conocimiento, por el cual
es liberado para siempre de los nacimientos mortales; es lo que se expresa diciendo que solamente los Pneumáticos son salvados. El estado de los psíquicos no es más que un estado transitorio; es el del ser que ya está preparado para recibir la Luz, pero que todavía no la percibe, que no ha tomado consciencia de la Verdad una e inmutable.
Cuando hablamos de nacimientos mortales, entendemos las modificaciones del ser,
su paso a través de las formas múltiples y cambiantes; no habiendo en ello nada que se parezca a la doctrina de la reencarnación tal como la admiten los espiritistas y los teosofistas, doctrina que algún día tendremos la ocasión de explicar.
El Pneumático está liberado de los nacimientos mortales, es decir está liberado de la forma, por lo tanto del Mundo demiúrgico; ya no está sometido al cambio y, en consecuencia, carece de acción; siendo este un punto sobre el que hablaremos más adelante.
El Psíquico, por el contrario,
no sobrepasa el mundo de la Formación, que es designado simbólicamente como el primer Cielo o la esfera de la Luna; de allí regresa al Mundo terrestre, lo que no significa que tome un nuevo cuerpo en la Tierra, sino simplemente que debe revestirse de nuevas formas, sean cuales fueren, antes de obtener la liberación.
Lo que acabamos de exponer muestra el acuerdo -podríamos incluso decir la identidad real, a pesar de ciertas diferencias en la expresión- de la doctrina gnóstica con las doctrinas orientales y
más particularmente con el Vedanta, el más ortodoxo de todos los sistemas metafísicos fundados en el Brahmanismo. Es por este motivo que podemos completar lo dicho anteriormente respecto a los diversos estados del ser, reproduciendo algunas citas del
Tratado del Conocimiento del Espíritu de Sankarâchârya.
"No hay otro medio de obtener la liberación completa y final que
el Conocimiento; es el único instrumento que desata los lazos de las pasiones; sin el Conocimiento no se puede obtener la Beatitud."
"La acción, no oponiéndose a la ignorancia, no la puede alejar; pero
el Conocimiento disipa la ignorancia, como la Luz disipa las tinieblas."
La ignorancia es aquí el estado del ser envuelto en las tinieblas del Mundo hylico,
atado a la apariencia ilusoria de la Materia y a las distinciones individuales; mediante el Conocimiento -que no pertenece al dominio de la acción, sino que le es superior- todas las ilusiones desaparecen, tal como hemos dicho anteriormente.
"Cuando la ignorancia que nace de los afectos terrestres es alejada, el Espíritu, por su propio esplendor, brilla a lo lejos en un estado indiviso, como el Sol difunde su claridad cuando las nubes se dispersan."
Pero, antes de llegar a este grado, el ser pasa por un estado intermedio, el que corresponde al Mundo psíquico;
entonces cree ser, ya no el cuerpo material, sino el alma individual, puesto que para él no ha desaparecido toda distinción, porque todavía no ha salido del dominio del Demiurgo.
"Imaginándose que es el alma individual, el hombre se asusta, como alguien que toma por error un trozo de cuerda por una serpiente; pero su temor es alejado por la percepción de que él no es el alma, sino el Espíritu universal."
Quien ha tomado consciencia de los dos Mundos manifestados, es decir del Mundo hylico -conjunto de manifestaciones groseras o materiales-, y del Mundo psíquico, -conjunto de las manifestaciones sutiles-, es nacido dos veces, Dwidja; pero aquel que es consciente
del Universo no manifestado o del Mundo sin forma, es decir del Mundo pneumático, y que ha llegado
a la identificación de sí mismo con el Espíritu universal, Atmâ, éste y sólo éste puede ser llamado Yogui, que quiere decir
unido al Espíritu universal.
"El Yogui, cuyo intelecto es perfecto, contempla todas las cosas como morando en él mismo, y así, por el ojo del Conocimiento, percibe que todo es Espíritu."
Notemos de paso que el Mundo hylico se compara al estado de vigilia, el Mundo psíquico al estado de sueño, y el Mundo pneumático al estado de sueño profundo. Debemos recordar a este propósito, que lo no-manifestado es superior a lo manifestado, por ser su principio.
Por encima del Universo pneumático no hay más -según la doctrina gnóstica- que el Pleroma, que puede considerarse como constituido
por el conjunto de los atributos de la Divinidad. No se trata de un cuarto mundo, sino
del Espíritu universal mismo, Principio supremo de los Tres Mundos, ni manifestado ni no-manifestado, indefinible, inconcebible e incomprensible.
El Yogui o el Pneumático, ya que en el fondo es lo mismo, se percibe, no ya como una forma grosera ni como una forma sutil, sino como un ser sin forma; se identifica entonces con el Espíritu universal, y estos son los términos
con que Sankarâchârya describe ese estado:
"Es Brahma, tras cuya posesión no hay nada que poseer; tras el gozo de su felicidad, ya no hay felicidad que pueda ser deseada; y tras la obtención de su conocimiento, ya no hay conocimiento que obtener."
"Es Brahma, el que una vez visto, no deja otro objeto que contemplar; habiéndose identificado con El, ya ningún nacimiento es experimentado; habiéndolo percibido, no hay nada más que percibir."
"Es Brahma, esparcido por todas partes, en todo: en el espacio medio, en lo que está por encima y lo que está por debajo; el verdadero, el viviente, el dichoso, sin dualidad, indivisible, eterno y uno."
"Es Brahma, sin tamaño, inextenso, increado, incorruptible, sin rostro, sin cualidades o características."
"Penetra él mismo su propia esencia eterna, y contempla el Mundo entero apareciendo como Brahma."
"Brahma no se parece en nada al Mundo, y fuera de Brahma no hay nada; todo lo que parece existir fuera de él es una ilusión."
"De todo lo que se ve, de todo lo que se oye, sólo existe Brahma, y por el conocimiento del principio, Brahma es contemplado como el Ser verdadero, viviente, feliz, sin dualidad."
"El ojo del Conocimiento contempla al Ser verdadero, viviente, feliz, que todo lo penetra; pero el ojo de la ignorancia no lo descubre, no lo percibe al igual que un hombre ciego no ve la luz."
"Cuando el Sol del Conocimiento espiritual se levanta en el cielo del corazón, expulsa las tinieblas, penetra todo, abarca todo e ilumina todo."
Observemos que el Brahma del que aquí se trata es el Brahma superior;
hay que tener cuidado en distinguirlo del Brahma inferior, pues éste no es otra cosa que el Demiurgo, considerado como el reflejo del Ser. Para el Yogui, sólo hay el Brahma superior, que contiene todas las cosas, y fuera del cual no hay nada; el Demiurgo y su obra de división ya no existen.
"El que ha realizado el peregrinaje de su propio espíritu, un peregrinaje en el cual no hay nada que concierna a la situación, al lugar o al tiempo, que está en todo, en el que ni el calor ni el frío se experimentan, que constituye una felicidad perpetua y una liberación de toda penalidad; éste está por encima de la acción, conoce todas las cosas, y obtiene la eterna Beatitud."