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En su obra "Reflexiones" relata una época de su vida en la que la fama hace que personas de muy diversos lugares acudan a su vivienda para discutir con él o simplemente para recibir consejo. Esta interrupción para sus tareas filosóficas y teológicas por ocuparse de asuntos menos importantes le llevó a rehuir de la compañía humana. Meditando acerca del mejor modo de conseguir que personas que hacían largos viajes para acudir a verle no se molestaran por no ser recibidos finalmente, no encontraba la manera adecuada. Un día, paseando por la playa, vio a un niño jugando con la arena y cayó en la cuenta. Corrió hacia su casa, reunió a todos los que en ella habitaban y les dijo: "A todo extraño que venga aquí preguntando por el filósofo y teólogo Agustín, replicadle que se equivoca, que está en casa del afamado Incomodín". Todos los allí presentes se maravillaron y glorificaron a Dios, que había iluminado sobremanera a aquel hombre.
Pederasta no, este folló con más mujeres de lo que lo harás tú en toda tu vida. Luego se arrepintió y ya, es lo bueno de ser cristiano.El mensaje está oculto porque el usuario está en tu lista de ignorados.
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No está muerto, vive en la Gloria junto a Nuestro Señor Jesucristo.El mensaje está oculto porque el usuario está en tu lista de ignorados.