Descenso de Cristo al Infierno

Antes de producirse el hecho que da sentido al Cristianismo el Domingo de Resurrección, Jesús descendería a los infiernos..


"Viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue dejada en el Hades, ni su carne vio corrupción." (Hechos, 2, 31).




En este día, Jesús anunciaría la salvación a los muertos.


"Se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos difuntos resucitaron. Y, saliendo de los sepulcros después de la resurrección de él, entraron en la Ciudad Santa y se aparecieron a muchos" (Mateo 27, 52-53).




El propio Jesús explicó a sus discipulos:


"De la misma manera que Jonás estuvo en el vientre del cetáceo tres días y tres noches, así también el Hijo del Hombre estará en el seno de la tierra tres días y tres noches" (Mateo 12, 40).




Mateo narró lo que ocurrió cuando Jesús murió en la cruz.


"Se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos difuntos resucitaron. Y, saliendo de los sepulcros después de la resurrección de él, entraron en la Ciudad Santa y se aparecieron a muchos" (Mateo 27, 52-53).


Uno de sus grandes discípulos, el Apóstol Pedro, vino a confirmar esta idea de la siguiente manera:


"En el espíritu fue también a predicar a los espíritus encarcelados (...) por eso, hasta a los muertos se ha anunciado la buena nueva" (1Pe. 3, 19-4, 6).




Santo Tomás de Aquino, argumentó extensamente sobre el descenso de Jesús a los infiernos en su gran obra, 'Summa Theologiae':








Incluso los evangelios apócrifos, recogen este descenso, como es el Evangelio apócrifo de Pedro.


"Y oyeron (testigos de la resurrección) una voz que venía de los cielos, que decía: ¿Has predicado a los que están dormidos?. Y desde la cruz se oyó responder: Sí (Ev. Pedro 41-42).

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