Benditas parodias... a veces

La saga de James Bond se ha pervertido completamente tras la elección de Daniel Craig como 007. No digo que sea mejor ni peor que antes (aunque admito que a mí me gusta cada vez menos), sino que es completamente diferente a lo que era, con un protagonista mucho menos elegante que antaño, con menos glamour, con un sentido del humor casi inexistente, con demasiado trascendentalismo y con unos gadgets que ya no sorprenden. Ha tenido que llegar una parodia, "Kingsman: servicio secreto", para recordarnos todas esas cosas que nos gustaban de la saga inspirada en el personaje de Ian Fleming y que, sin ser conscientes de ello, tanto echamos de menos.


Porque "Kingsman", que es sin duda la película más redonda del director británico Matthew Vaughn, se ha convertido, sin serlo ni pretenderlo, en una de las mejores entregas de la saga desde que Sean Connery la abandonó. Colin Firth tiene tanta clase como su paisano del norte de la isla, Michael Caine es el gran M con el que siempre soñamos y Samuel L. Jackson compone un villano megalómano y sin escrúpulos "comme il faut", sin traumas infantiles ni existenciales, sino puramente por placer y poder. Un villano que no tiene nada que envidiarle a Goldfinger que, para mí, sigue siendo el mejor de toda la serie Bond. Añádanse unos efectos visuales de primera y una grandiosa selección musical y el resultado son algo más de dos horas de un espectáculo de primerísimo nivel.

Viene todo esto a cuento de reivindicar la parodia como un género que, cuando está hecho con inteligencia y sentido común, puede rayar a gran altura, como es el caso de esta "Kingsman". Es verdad que en los últimos años se ha desvirtuado mucho por culpa de la familia Wayans y todas las secuelas de "Scary Movie" (cuya primera entrega, por cierto, no estaba mal del todo), tipo "Superhero Movie", "Disaster Movie" o "Date Movie". Pero también es verdad que hay parodias que forman parte, por derecho, de la historia del Cine. Éstas son mis dos favoritas.


La primera, por orden cronológico, es "El jovencito Frankenstein", una delirante y divertidísima coña a costa del cine de terror gótico y de la novela de Mary Shelley, firmada por Mel Brooks en 1974. Rodada en un fantástico blanco y negro digno de alguna serie B años 30 de la Universal, la película recrea el clásico de James Whale a su manera, conservando al armazón argumental pero añadiendo detallitos auténticamente hilarantes. Y la sobreactuación habitual de Gene Wilder, por una vez, le va como anillo al dedo a su personaje de "Fronkonstin". Por no hablar de Marty Feldman como "Aigor"...

Mel Brooks intentó repetir la jugada parodiando también el western, en "Sillas de montar calientes", o la ciencia ficción en "La loca historia de las galaxias". Naturalmente, pinchó en hueso, porque la alineación astral que se debió de producir durante la gestación y el rodaje de "El jovencito Frankenstein" es irrepetible.


La otra es "Aterriza como puedas", realizada en 1980 por el trío integrado por los hermanos David y Jerry Zucker y Jim Abrahams. En pleno furor del cine catastrodiara, los cineastas tomaron como referencia la saga "Aeropuerto" para, directamente, reinventar el género y mejorarlo notablemente. Con un guion que incluía una media de 20 gags por minuto, tanto visuales como orales, era imposible, matemáticamente, que unos cuantos no funcionaran. Lo bueno es que funcionan más de los que podrían prever las matemáticas y algunos forman ya parte del acervo popular universal. Porque ¿quién no ha dicho nunca aquello de "elegí un mal día para dejar de esnifar pegamento..."?

Un par de años después, probaron fortuna con el cine de espionaje con "Top Secret". No fue lo mismo. Y la secuela de "Aterriza como puedas", que se centraba en la ciencia ficción, da bastante penita. Lo mismo que la parodia del cine negro que era la serie de "Agárralo como puedas". Pero, igual que a Bogart siempre le quedará París, a nosotros siempre nos quedará "Aterriza como puedas" una comedia desternillante y, al mismo tiempo, una gran película catastrófica. Porque las parodias, a veces, mejoran a los originales...

y aqui un claro ejemplo de como empezar una peli