U-65. El submarino maldito. Leyenda de terror

Un video de terror con una historia un tanto atípica. Estamos en la Primera Guerra Mundial. El U-65 es un submarino alemán en el que acontecen muertes y hechos terroríficos. Incluso hay quién afirma haber visto el fantasma de un oficial muerto en un accidente. La historia del submarino está repleta de hechos extraños, hasta las circunstancias misteriosas que provocan su hundimiento. Esta creepypasta lleva tiempo circulando en internet, y hoy se la traigo en esta narración audiovisual. Bienvenid@s a bordo del submarino maldito.

U-65. El submarino maldito. Creepypasta

Normalmente escuchamos historias sobrenaturales que transcurren en edificios, cementerios, etc. Pero la de hoy tiene un escenario bastante fuera de lo común: un submarino de guerra. Bienvenidos a bordo del U-65.

A partir de 1871 y hasta 1919, el Imperio Alemán desarrolló una importante tecnología naval, destinada a su uso militar. Este contingente se conoció como “Kaiserliche Marine”, o Marina Imperial y nació por el intento del Kaiser Guillermo II de ganar en poder de flota al Imperio Británico. En los astilleros de Hamburgo, se construyeron 6 submarinos de combate que irían numerados del U-60 al U-65, y que debían entrar en servicio en la 1ª Guerra Mundial. Desde su construcción uno de ellos, el U-65 comenzó a generar una leyenda negra a base de muertes extrañas e inexplicables.

En 1916, no está ni siquiera terminado, cuando uno de los obreros del astillero acaba hecho trizas por una viga que le había caído encima. Y eso no es más que el comienzo. Pocos meses después, tras finalizar su construcción, se lanza el U-65 al mar abierto para probarlo. En la sala de máquinas la puerta metálica se atasca, sin razón aparente. Tres tripulantes se quedan atrapados y mueren asfixiados. Lo más inexplicable es que, cuando los mecánicos acuden a investigar, la puerta se vuelve a abrir sin dificultad.

Tiempo después, en febrero de 1917, el U-65 está de maniobras con otros dos submarinos del mismo tipo. El capitán envía a un marinero a inspeccionar las escotillas y la cubierta antes de efectuar una inmersión. El mar tan liso como un espejo. El marinero tranquilamente comienza a andar por la cubierta. Al llegar a la popa el hombre se da la vuelta, mira al vigía con expresión ausente. Sin mediar palabra, sin transparentar emoción alguna, el marino se lanza al agua justo al remolino de las hélices.

El vigía, que lo ha visto todo, corre aterrado a avisar al capitán. Pero como es 1917 y Alemania está en guerra, no hay tiempo que perder en pamplinas por un simple marinero muerto en un “accidente”. Tras unas observaciones, bastante apresuradas, se decide continuar con las operaciones. El capitán manda sumergir la nave. El U-65 se cunde en las profundidades del Mar del Norte... hasta que deja de responder a los controles. El submarino se va a pique en un silencio sombrío y aterrador. De pronto, toca el fondo del mar y ahí se queda. Los tripulantes están horrorizados, mientras sienten el fantasma de la maldición rondar en el interior angosto de su embarcación. Tienen la certeza de que van a morir por falta de oxígeno. Pero de la misma extraña manera en que se hundió, inexplicablemente el submarino vuelve a salir a flote por sí solo, cuando el aire casi se ha agotado.

El U-65 regresa a los astilleros para ser reparado del choque con el fondo. En el sistema de maquinarias no se detecta nada anormal, y en unos pocos días el submarino es declarado valido para el servicio, pero mientras lo rearman un torpedo estalla al recibir un golpe. Y cómo no, se lleva la vida de un oficial y 8 marineros. La tripulación ya está tan aterrada por todo el historial de desgracias, que algunos marinos aseguran haber visto al oficial muerto cruzado de brazos sobre la cubierta. “Ahí entrevimos su silueta, en la semioscuridad. Nos miraba fijamente, sin decir nada. Como si se mantuviera al mando del submarino”: es el testimonio que más se repite entre la marinería. Incluso se reporta el caso de un artillero que se desmaya ante la aparición repentina del oficial muerto.
Y bueno, como todo tiene un límite, los miembros de la tripulación del U-65 hacen causa común y se niegan a volver a embarcarse. Todos juntos, aunque esto suponga encarar una corte marcial. Algo extraño deben de ver los altos mandos, pues a los pocos días envían un sacerdote para que exorcice el submarino. Pero a pesar de todo, las muertes y accidentes extraños siguen aconteciendo.

La leyenda negra del U-65 se hizo muy conocida en toda la armada alemana, y tuvo un fin digno de su misteriosa historia. El 18 de julio de 1918, la Primera Guerra Mundial estaba en las últimas. El U-65 fue interceptado por un submarino americano, cerca de Irlanda. El capitán estadounidense estaba a punto de dar la orden de lanzar un torpedo. Mientras observaba la embarcación alemana con los prismáticos divisó una figura sobre cubierta. Él por supuesto no conocía la historia de la supuesta maldición que afectaba a su enemigo; en su informe indicó que era un hombre con los brazos cruzados. Un instante antes de mandar abrir fuego, el U-65 saltó por los aires. Se comprobó que ningún torpedo había sido disparado.

El U-65 se cobró 34 vidas con su explosión. La Marina Imperial Alemana se apresuró a dar por cerrado el caso. La guerra estaba recién terminada, y ¿quién quería darle más vueltas al asunto de un simple submarino? Sin embargo, algunos marinos que habían desertado del U-65, testificaron ante la prensa norteamericana de que habían visto ciertas luces raras cuando estaban a oscuras dentro de la nave. Uno de ellos incluso aseguró que una mano helada le había tocado la cara, cuando estaba seguro de que no había nadie cerca de él. Sólo nos queda saber si en algún lugar del océano aún sigue navegando el U-65 cual nave fantasma, con su oficial sobre cubierta, de brazos cruzados.

La verdad es que no es muy impactante, pero da para peli.