Momo
de
Michael Ende
En una pequeña ciudad italiana teniendo por principal características viven unos ciudadanos sencillos, que viven al ritmo de sus vidas.
Pero donde se desarollan las vidas más curiosas es en uns viejas ruinas de anfiteatro, donde los niños juegan. Pero un día llega una particular niña, una niña harapienta y que hace del silencio una constante, pero que sin embargo tiene la más notable de las cualidades que poco se esperaría uno de una niña: sabe atender a los pensamientos de los demas, es una oyente que roza lo místico.
Esta cualidad lleva a Momo a ser querida por los niños, y más tarde por los vecinos de las ruinas del anfiteatro, los cuales empiezan a tratarla con cariño. Con el tiempo, Momo hace amistad con dos peculiares personas: Beppo el barrendero, un extraño anciano que contempla con mirada pensativa el mundo pero que siente ternura por Momo y el joven Gigi Cicerone, conocido también como Girolamo el gran cuentacuentos.
La vida de Momo y de todos aquellos que la rodea es alegre y divertida...
Hasta que un día, llegan a la ciudad unos extraños hombres, unos hombres vestidos con traje negro, bombín negro, fumando unos abrasadores puros, y de piel ceniza. Estos hombres grises vienen en nombre de "El banco del Tiempo". Los hombres grises prometen a los habitantes de la ciudad que, si les ceden su tiempo, se lo devolverán multiplicado. Pero los ciudadanos, inconscientes, no saben que el tiempo jamás se devuelve, que el tiempo es vida, y la vida reside en el corazón.
Momo se ve envuelta en una extraña situación: todos sus amigos, todos los vecinos, todo el mundo han sido hechizados bajo las promesas de los hombres grises, y ahora ella es el único obstáculo ante los planes de los hombres grises.
Momo deberá enfrentarse en una extraña aventura para salvar el bien más preciado de la humanidad: el tiempo.
Sólo puedo decir una cosa de "Momo": es una joya, tiene una fama inarrebatable, atemporal. Es una exquisitez literaria que todos deberían leer.
Cuando leí Momo siendo un niño, me sentí emocionado. A día de hoy, me vuelve a provocar ese sentimiento. Soy una persona bastante tosca y un ácida, pero Momo es de lo poco que hay en el mundo capaz de suscitar en mí un profunto sentimentalismo.
Leed Momo, y si tenéis hijos aficionados a la lectura o a escuchar historias leedles Momo , os lo ruego.