Carta anónima de un famoso expolítico.

Circula por 4chan, Whatsapp y forocoches, yo me limito a transmitir esta información a los patriotas a los que pueda interesar.

Carta abierta a la militancia democrática de España.

Queridos militantes, a vosotros, que durante 7 años nos habéis dado la mayor de las confianzas y habéis puesto todo de vuestra parte para traer a este pais un proyecto progresista de cambio y regeneración política a España, a vosotros, que con vuestra ilusión, vuestro esfuerzo y vuestras ganas de soñar nos lo habéis dado todo, a vosotros, mis verdaderos y únicos hijos, dirijo esta misiva, que espero que sea tan breve y concisa como clara.

En primer lugar me veo en la obligación de presentarme, soy hablando claro, lo que se dice un cadáver político, un muerto en vida sin el menor futuro en las urnas, quemado electoralmente y sin posibilidades de volver al hemiciclo, muerto, resucitado por obra y gracia de la militancia y caído en desgracia y definitivamente en unos comicios de desgaste en los que, fruto de mi insensatez y mis caprichos privados y públicos, caí fulminado. Ese, sintetizado en líneas generales, mi curriculum, mi nombre y mis cargos no podré hacerlos públicos, pero podéis llamarme Saturno, pues yo, como el dios Uránida, también he terminado por devorar a mis hijos para que no me remplacen.

Dicho esto creo que será preciso entrar directamente al asunto que nos ocupa, que no es otro que mi pública y sincera confesión y el anonimato en que envuelvo esta carta no es otra cosa que la herramienta que me permite exponer públicamente unos pecados que de otra forma quedarían recluidos en las estrechas paredes de un confesionario.

Porque, que razón lleva a alguien a entrar en la arena política que no sea la sed de poder y la ambición, y cuidado, el poder y la ambición no tienen necesariamente por qué llevarnos al asiento trasero de un enorme coche blindado con chofer ni aun Gabinete de Ministros. Yo he sido siempre un ambicioso y un oportunista, con ansias de poder y notoriedad pública, primero el megáfono en la manifestación, luego el primer plano de la TV, la dirección de un programa, luego por último el micrófono, la primera plana de los diarios y ese nuevo púlpito que llamamos escaño desde el que dirigirme a un pueblo que hace ya mucho que se dejó de creer eso de que era soberano, pese a todas nuestras mentiras.

La ambición no es otra cosa que la soberbia del que todavía no puede, y yo que he pecado siempre de ambicioso y de soberbio emprendí la carrera de pecador y me hice por ello político profesional, empecé pronto, la misma Universidad española da los jóvenes estudiantes variadas formas de dar rienda suelta a su ansias pecaminosas, una asociación cultural, unas juventudes de un partido político, un sindicato, un comité de huelga, manifestaciones, con el mismo profesorado incitándonos a recorrer sin pudor el camino del pecado que supone emprender carrera en la política. Por supuesto desde el lado correcto de la Historia es todo mucho más fácil. Esa magnifica escuela del pecado enseña a mentir, a manipular, a unirse a las batallas cuando ya están ganadas y no obstante obtener el crédito de la victoria, a hacer leña del árbol caído y a jugar al juego de las sillas, ya sabéis compañeros que el que se pare se queda sin silla y el que se mueva no sale en la foto.

Esos primeros años de experiencia política me mostraron un lugar desde el que dar rienda suelta a mi frenesí pecador, la cátedra, el poder que se siente al tener un auditorio o una clase entregadas puede parecer desde luego una menudencia comparándolo con lo que vendría después pero no es para nada algo despreciable, y era entonces lo que había y lo que estaba a mi alcance, la Universidad, un lugar donde además del pecado de la ambición desmedida se puede dar rienda suelta a otro pecado mucho más mundano y carnal, el de la lujuria.

LUJURIA, así con letras mayúsculas, y siento que siendo ateo os hable tanto de pecado, compañeros, pero he de confesaros también que en estos años aun manteniendo mi total ateísmo sigo sin creer en Dios pero he empezado a creer en Satanás, porque he visto sus obras. Volvamos a la vida universitaria; imaginad por un momento una clase en una facultad de Sociología o de Antropología, o de Historia, imaginad a una joven alumna de apenas 18 años, acaba de descubrir a Angela Davis y a Simone de Beauvoir, se encuentra a su profesor en la cafetería que le habla de Toni Negri y de Michael Hardt, de los errores del movimiento antiglobalización y del G8 en Génova, le dice que es muy madura para su edad y que no esperaba encontrarse a una alumna así en primero de carrera. Luego en el baño de la facultad esa chica inexperta, gordita y poca agraciada pero tan intensamente joven e inocente tiene los dedos de su profesor acariciando su húmedo sexo virgen, su entrepierna abultada por la grasa se deshace en un reguero de flujo, mientras una boca vieja, amarga y amarillenta besa apresuradamente sus labios pintados de negro. Imaginad, compañeros, la lujuria a la que me refiero, yo que nunca fui especialmente atractivo, nunca tuve un cuerpo de atleta ni soy demasiado alto jamás tuve tanto éxito con el otro sexo.

Pero pese a gozar de las ventajas de la vida académica desde esa perspectiva del docente en la que tanto disfruté y tanto pude pecar la vida no se detenía y de forma fulgurante di el salto, de la Universidad a la Televisión, de allí a la Política y de la Política al ministerio, todo fue rodado, mis recursos demagógicos eran efectivos, iba ganando "share", casi sin darme cuenta se había fraguado una oportunidad única para la izquierda, acudimos a las urnas con alegría, las urnas estaban con nosotros, al pueblo le éramos simpáticos, no podían imaginar como les íbamos a decepcionar.

Lo primero que hice fue rodearme de tontos y quitar de en medio a los que me pudieran eclipsar, que fuera o no justo daba igual, era útil a nuestros fines, y por tanto se haría, militancia mediante, eso sí, fue fácil aunque nos costara las suspicacias de la prensa. Luego fuimos a por todas, con un mensaje rupturista, transversal, contra todos los partidos y todos los conformismos, solo nos contentaríamos si entrabamos a saco en el Olimpo de la Política. Hicimos bien nuestro papel y al final pactamos, pues la política es el arte de lo posible, y como ya he dicho si algo es conveniente es que es útil y si es útil debe hacerse sin atender al resto de consideraciones.

Por aquel entonces yo seguía paralelamente con mi otro pecado, me había aburrido hacía tiempo de las niñitas universitarias y había empezado a montar una yegua llamada T. de ubres bien generosas, y ya se sabe que a caballo regalado no se le han de mirar los dientes, demasiados reparos tendría la que entonces era mi compañera, por eso no tarde en dejarla por otra más joven y menos melindrosa, llamémosla I.M. , por supuesto la elevé en el Partido todo lo que la prudencia y la discreción permitían, que no fue poco, y luego la elevé más todavía, pero ¡si supierais como se manejaba oralmente!, aquellas artes lograron fidelizarme y nos decidimos a dar el paso que a la postre marcaría mi declive político, nos establecimos en un acomodado barrio para la burguesía más pudiente, como buena unidad familiar con posibles, la militancia ya había tragado pero el pueblo español no me lo perdonó.

Todo aquel que crea en la imagen familiar e idílica que entonces transmitía yo y mi primera dama se engaña como un tonto, aquellas artes fidelizadoras fueron apagándose poco a poco y el ansia con la que ella me felaba fue dejando paso a la apatía, tuve entonces varias amantes, una de ellas, D..., terminó trascendiendo, que se me perdone la vulgaridad pero nunca un par de polvos mal echados a la primera gorda que se me pasaba por delante pudieron salir tan caros, fue aquello un auténtico desastre, un golpe del que no nos íbamos a recuperar.

Pasó lo que tuvo que pasar, estábamos en la cuerda floja cuando me vi en la necesidad de una jugada maestra, no contento con el affaire anterior tuve entonces que ir a otros pastos a saciarme, los pastos rojizos de la entrepierna de L., una mujer de apariencia lánguida y sexualidad perversa, que no os engañe compañeros, solo encuentra el placer a través del dolor y la humillación, sin saber como me volví adicto a aquellas emociones sádicas. Políticamente desesperado me lancé a por todas de un salto mortal y sin red, me estrellé brutalmente contra la arena, el fracaso absoluto, que ya conocéis vino acompañado del desmoronamiento de mi vida sentimental, me quedé sin mujer y sin querida, rompí con ambas de forma más o menos discreta.

Ahora estoy en el exilio, solo y abandonado, ¿ acaso alguien querría tener a su lado a un cadáver político como yo?, no puedo decir que no lo mereciera.

"se despide de vosotros con amor y desdicha la rata chepuda"


Por cierto la Tania Sánchez tiene buenas tetas.