Orto,en castellano, secularmente se ha llamado a la salida o aparición del sol, o de otro astro, por el plano del horizonte, cuando pasa a nuestro hemisferio visible. Su antónimo es ocaso, el momento en que se produce su ocultación. En el caso del astro rey, dichos fenómenos determinan el comienzo y el fin del día e, inversamente, de la noche. Su etimología es sencilla y deriva del verbo deponente latino orior, y en concreto de su participio pasivo, ortus. De la misma raíz se deriva oriente. Efectivamente, desde una lectura eurocéntrica, mediterránea (y ése era el contexto de la Romania), el sol nace en un punto del horizonte que se corresponde con las tierras que situamos en ese punto cardinal, y de los ejes espaciales ha pasado la denominación a las pautas geopolíticas. Así, el Oriente Próximo, el Medio, o el Lejano Oriente, no son hoy parámetros relativos, como en principio debían serlo, sino enclaves fijos, al margen de las coordenadas precisas donde se encuentre quien los nombre. Para cerrar el ciclo, occidente, del latín occido ('matar') viene a ser el reverso de la moneda. Preciosas metáforas, en cualquier caso, para hablar del discurrir de los astros.
Además, orto- es un prefijo también castellano, transliterado literalmente del griego. Forma palabras como ortodoncia, ortodoxia, ortografía...,donde la partícula que tratamos significa 'recto' o 'correcto' (dientes correctos, escritura recta, o bonita etc.). Pero no acaba aquí la cosa, porque horto (> latín, hortus), que en castellano actual da huerto al diptongarse la vocal cerrada tónica, proceso habitual en la evolución de nuestra lengua, todavía es recogido en los primeros diccionarios de la RAE como arcaísmo, es decir, palabra castellana. De él derivan una amplia familia de palabras: hortícola, hortelano, hortaliza... Horto se ha mantenido en portugués, y horta en catalán, del mismo modo que huerta en las zonas castellanoparlantes.
Finalmente, y en Argentina, orto tiene una acepción bien distinta. Literalmente, se emplea por culo,siendo una palabra de lo más común en el lenguaje de la calle. Cuando algo aparece por el orto en Buenos Aires, no es precisamente un planeta. En fin, que dejaremos aquí este recorrido, porque también se puede especular con el significado de orto en el Cono Sur con el canónico del prefijo griego..., pero dejemos los chistes fáciles a que da ocasión este malhadado párrafo para otros contextos y quedémonos con una conclusión: ojo con la ortografía, y a veces, más que nunca, con la hache, por muda que sea.