Armas que podrías fabricar con los objetos que venden en el aeropuerto

Mucho control en los aeropuertos y mucha seguridad, pero montarse con un arma en un avión no es tan difícil como creemos. Por loco que parezca, fabricar un arma con los productos que se venden en los aeropuertos es posible sin necesidad de llamarse McGyver. Un chicle, hilo dental o un ‘souvenir’ pueden servirte para hacer cosas tan difíciles de creer como una granada o un arco.

A priori suena imposible, pero el investigador Evan Booth lo ha conseguido. Este estadounidense se hizo una pregunta: ¿pueden usarse los objetos normales que se venden en los aeropuertos después de la inspección de seguridad para construir armas letales?

Él mismo se respondió. Booth ha recopilado en su web las distintas armas que ha logrado fabricar con los productos que se pueden comprar en un aeropuerto después de pasar los controles de seguridad. ¿Preparado para quedarte boquiabierto con su arsenal artesanal?

Chucks of Liberty

Esta especie de mangual (ya sabes, esa bola con pinchos unida con una cadena al mango) es especialmente fácil de hacer en alguno de los aeropuertos cercanos a Nueva York. Unas cuantas revistas enrolladas a modo de mango, cinturones de piel para unir y un buen puñado de imanes con el rostro de la Estatua de la Libertad (y su puntiaguda corona) y listo. Solo hay que ver, al final del vídeo, los resultados de esta manualidad como arma blanca.

Ballesta

¿Recuerdas esa especie de gancho robótico con el que jugabas de pequeño? Pues bien, también los venden en algunos aeropuertos, y ahora que eres adulto, pueden servirte para dos cosas: coger objetos que estén lejos o fabricar una ballesta artesanal. Para llevar a cabo la segunda opción también necesitarás unas cuantas revistas enrolladas (Booth las usa en casi todas sus creaciones), las varillas de un paraguas , hilo dental, cinta adhesiva, una pajita y el asa de una maleta.

Maza de púas

Para tener esta maza hay que volar desde Washington. Allí, una vez pasado el control de seguridad, se debe comprar un sacapuntas metálico con la forma del famoso obelisco de la capital estadounidense y, como homenaje a la ciudad, una copia de la constitución yanqui (que sustituirá en este caso a las revistas). Unos cuantos detalles más para unir estas dos americanadas, y a burlarse de la seguridad del aeropuerto.

Escopeta

Por disparatado que parezca, una vez que los viajeros pasan el control de seguridad, estos pueden adquirir los elementos necesarios para fabricar una escopeta. La lista de la compra incluye en este caso pilas, un imán, un secador y una lata de Red Bull en cuyo interior irá la munición (cualquier cosa que vaya a salir volando gracias al desodorante Axe mezclado con agua, algodón, litio y un preservativo). Puede que sea la elaboración más compleja de Booth.

Un punzón

En este caso nada de marcarse un Bricomanía juntando piezas para obtener un arma: en este caso la fabricación es literal. Un bote de desodorante y un mechero hacen las veces de soplete para fundir el aluminio de una lata en el interior de un molde del que saldrá este arma blanca. El único problema es que quizás el momento soplete sea demasiado escandaloso como para llevarlo a cabo en plena zona de embarque.

Granada de fragmentación

Has leído bien. Puede que estemos ante uno de los vídeos más espectaculares de los grabados por este peculiar McGyver que consigue hacer una bomba con un termo, desodorante, chicle, agua, pegamento y una típica bola de las que ponemos en el árbol de Navidad. Si los resultados de los experimentos anteriores te habían hecho replantearte la seguridad de los aeropuertos, la creación más explosiva de Booth te dejará sin palabras.

Cerbatana

Esto lo ha hecho más de uno en el colegio de forma ‘amateur’, así que no debería ser difícil hacerlo en un aeropuerto. Es caro, eso sí, ya que Booth utiliza algunas piezas de un dron y mecheros marca Zippo. Los resultados, sin embargo, son mucho mejores que los logrados con aquellos inventos escolares; si no que se lo pregunten a la sufridora sandía del vídeo.

Arco

Con un poco de imaginación, cualquiera pueda hacerse un arco con lo primero que pille en las tiendas de un aeropuerto. Conseguir la flecha igual se vuelve una tarea un poco más complicada y, desde luego, que el resultado sea tan original como el de Booth es prácticamente imposible. Usar un paraguas, un secador, preservativos y calcetines para fabricar una nueva versión del arma de Robin Hood tiene mérito.

Un detonador a distancia

Con el mando de un dron y un mechero, Booth (que defiende la publicación de sus experimentos diciendo que el problema no es que él lo haya hecho, sino que algún terrorista supiera hacerlo ya) crea un detonador remoto. Puede ser tan solo un interruptor o algo peor.

Un pico

Booth utiliza otro ‘souvenir’ para crear una de sus armas. En este caso habrá que volar desde Seattle para conseguir dos pequeños edificios giratorios de recuerdo, unirlos a un buen puñado de revistas (claro) y conseguir un pico.

¿Quién dijo que los aeropuertos son seguros?