Balada triste de trompeta

Has pasado muchas cosas por las que nadie debería pasar, y aquí estás, ahora, en tu última etapa mientras piensas que ya no te quedan muchos trenes por tomar. Y de repente el Diablo llama a tu puerta y te ofrece algo que no puedes rechazar, a cada pestañeo, a cada cerrar y abrir de ojos vas a descontarle 3 o 4 años a tu cuerpo maltrecho, este cuerpo que hace tiempo que ya no disfruta de orgasmos ni de según qué aventuras.

- Así que ahora ya tienes 70, no has podido jubilarte y piensas en pasado-futurista, ¡qué pena! tantos años trabajando, tantas horas al día dedicadas y al final, en un trabajo que jamas me hizo feliz. "El día que me jubile ya lo disfrutaré", menuda mierda... y aquí sigues, fichando cada día a las 8 de la mañana hasta que te coma la rutina, seguro que de eso son parte de tus arrugas...

- Y así te plantas en los 60, tienes menos canas, hace poco que dejaste de esquiar "a ver si voy a romperme algo, ya no tengo edad para según qué cosas..." Tu mujer acaba de morir de cáncer y les quedó pendiente ese viaje que ibais a hacer cuando ella pudiera dejar el banco. Tus hijos vienen cada vez menos a verte y tú les justificas diciendo que ahora es el momento de invertir en su futuro trabajando como locos.

- Ahora tienes 50, ahí es donde pedistéis una segunda hipoteca para poder comprar una casa nueva, más grande, más lujosa, más alegre, o eso se pensaban que iba a ser. Y ahora te dices que en el contrato no decía que la felicidad no venía estampada en las paredes...

- Ya solo tienes 40 años, mira lo guapo que eres y lo que te queda todavía por hacer, sonríes tanto que serías capaz de enamorar a cualquiera y te sigues preguntando por qué no te fugaste hace 20 años con aquella chica alocada que pensaba que iba a comerse el mundo. Esperas que tus hijos no cometan los mismos errores...

- Entonces te plantas en los 30 años. Tu trabajo te absorbe y casi no tienes tiempo de ir a ver a tu padre porque ahora es el momento de invertir en tu futuro, desde que tu madre murió apenas le visitas una vez al mes. Acabas de prometerte con alguien que te dará estabilidad y seguridad.

- Así que de repente, con este pestañeo decreces hasta los 20 años y llegas con la mayor cordura de tu vida. Haces el amor apasionadamente, vas a conciertos y no tienes dinero pero estás cargado de ilusión. Solo tienes miedo a una cosa: a no perseguir tus sueños. Pero crees que eso no pasará, así que en lugar de escuchar tus instintos sigues los consejos de la gente normal: carrera, máster, novia formal y a por un trabajo estable... "cuando seas más mayor, ya disfrutarás, no vaya a ser que te conviertas en un Don nadie soñador..."

- De pronto llega el momento de tu vida en el que vas a hacer todo por primera vez y por desgracia, la última vez que hiciste cosas por primera vez: irte de viaje sin saber a donde vas, declararte a una desconocida, irte a caminar tú solo por la noche, irte de casa, descubrir el sexo, pillar tu primera borrachera y decidir que no será la última o despertarte después de una noche de fiesta sin recordar nada de lo que pasó.

Ahora toca desobedecer a tus padres porque ahí mandaban tus entrañas, enfadarte con amigos porque besaste a la chica equivocada, hacer y seguir haciendo sin miedo a qué pasará porque sabes que lo peor que puede suceder es que te caigas, te arañes las rodillas y sangren hasta curarse y entonces tocará volver a saltar...

Ahora eres muy fan de hacer listas de "en qué no te quieres convertir", un anciano solitario, comido por la rutina y el trabajo, al que sus hijos ocupados no visitan porque tienen que prosperar, en alguien que se hace mayor, no por los años, sino por el peso de las cosas que ha dejado de hacer. Y piensas qué ganas de ser adulto para hacer el amor por primera vez o de ser mayor de edad y poder viajar, tener algo de dinero para que la rutina no me alcance porque me lo voy a gastar TODO recorriendo mundo, culturas, personas y aventuras y ya no tendré que hacer deberes ni comerme la merienda de pan con chocolate que me prepara Mamá...

- Ya tienes 8 años. Nada te preocupa, nada te importa una mierda y ya no hay planes de futuro porque lo único que importa es si Edu vendrá a jugar al Counter Strike, si Sara tiene un nuevo novio o si esta noche cenas croquetas con fanta de naranja. Y así es como tendría que ser, sin planes, sin futuros lejanos, sin miedos ni formalidades para no convertirte en un anciano solitario.

Por tu bien te recomiendo que te quedes unos segundos a solas observando a tu "yo" del pasado, mírale a los ojos y piensa cuántas promesas le tienes que cumplir y cuántos sueños rotos le tienes que reparar. ¿Qué estará pensando si te ve al otro lado? Y si es un: "no quiero convertirme en este viejo que me está mirando", piensa que todavía tienes todo por hacer y nada que perder.

Hasta que te caiga un piano en la cabeza.