De cómo echamos al novio progre del grupo de amigos

Una vez más, vengo a amenizaros este calor vespertino con una de mis historias que, seguro estoy, hará vuestras delicias más indómitas.

Érase una vez, un grupo de amigos muy parecido a los foreros que por aquí anidan. Éramos capaces de reírnos de uno y otro bando político pues no dejábamos que nos convirtiesen en ganado ideológico. No obstante, cierto día de cariz aciago, uno de nuestros amigos trajo a su nueva pareja para luego meterla al grupo de Whatsapp. Al principio, cauto él y cauto nosotros, seguíamos obrando y disfrutando de nuestra lucidez intelectual sin ninguna corrección política. Hasta que un día, el alopécico incipiente en cuestión que le manoseaba el miembro a nuestro amigo, cogió algo que nunca se ha de subestimar: confianza.


Fuimos presos de la mayor desdicha: el progrerío, y nuestro grupo de Whatsapp comenzó a llenarse de posts LGTB de Twitter, memes contra la derecha española y noticias de Spanish Libertarian mientras nos soltaba sus arengas de indigente intelectual. Como buen guerrero paraleliense y a riesgo de saber que me aventuraba en una empresa loca que nunca debió tentarme, no me arredré. Arremetí duramente contra él en una de sus acaloradas discusiones y, detrás de mí, mis compañeros comenzaron a alzar la voz en mi apoyo contra los gimoteos del susodicho. Viéndose en inferioridad intelectual, hizo gala de la poca dignidad que le quedaba y él mismo optó por desterrarse después de medio año de importunios.


Hoy contemplamos desde la distancia cómo patalea en redes sociales, solo que ya no nos puede hacer partícipes y nosotros disfrutamos de nuestra arcadia feliz. La única pregunta que quedó sin respuesta es cuánto tiempo aguantará nuestro camarada antes de perder la cabeza por completo ante semejante tipejo.


Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

Mierda de historia, Faltan aliens o qué se despelote tu hermana.
Aunque no he leído nada jajaja salu2