Dios existe ( al menos hoy)

Ayer me dieron cincuenta euros, una tienda de campaña, un saco de dormir, una hamaca, seis - si no los he contando mal- polares, un pantalón, una lona de goma para el suelo, un reloj...

Hoy me duele la caja torácica y los codos de tanto arrastrar. Me he tirado desde las 7 hasta las 12 ordenado cosas, seleccionando: esto sí, esto no ( de lo que yo tenía). Voy equipado, pero estoy que lo reviento. Y el san jacobo y la paella de los cojones, puto comedor, no me han recuperado nada. Sólo me atascan más las arterias.



Siempre hay motivos para decir " bien" y para lo contrario. Así es la vida. Por eso hay tres modos o modelos de ateismo:

ateo de tercera especie: el peor ateismo, el de menos calidad

el ateo de tercera especie no está de acuerdo con la moral sexual de la Iglesia. Tampoco entiende si Dios existe... ¿ por qué permite tanta desgracia?

se aleja de Dios, pero no por negación directa pura y dura, sino por descontento
no se plantea nada a nivel intelectual
simplemente deja su oficio de creyente en " stand by" alejándose del culto y de la consideración de los temas religiosos



el niño se rebela, pataleta

ateo de segunda especie: ateo funcional, calidad media

el ateo de segunda especie no entiende cómo se puede sobrevivir a la muerte si el cerebro se pudre. Pero antes de esa duda le vendrán muchas otras: ¿ con quién follaron Caín y Abel para reproducir la especie? si lo hicieron con hijas de eva, eran hermanos de ellas entonces..¿ por qué no nacieron todos con síndrome de down? ¿ acaso se follaron a la madre? o ¿ cómo es posible que una serpiente hable? o ¿ cómo pueden caber tantos animales en un arca, aunque sea de Noé?...

el niño se pregunta por qué, el niño plantea



ateo de primera especie: ateo verdadero, calidad alta

es cuando dices que " Dios no juega a los dados" ( Einstein) o cuando lo declaras " mi enemigo personal" ( Hardy). No es que creas en Dios. Es que lo tienes tan superado que empiezas a jugar con el palabro para darle tus propias connotaciones y significados.

el niño tiene miedo a lo que se acerca, negocia y juega con el retorno ( acaricia el agnosticismo en forma de una suerte de panteísmo transcendental o, tal vez, como mi caso, de un cientificismo)




El ateismo de verdad es el resultado de una intelectualización, de una maduración personal. No puede ser dependiente " de cómo me vaya la vida"

UN señor de unos 70 años de edad viajaba en el tren, teniendo a su lado, como compañero de vagón, a un joven universitario que leía su libro de ciencias. El caballero, a su vez, leía un libro con la portada de color negro. El joven se percató de que aquel libro de pastas oscuras era la Biblia.

Sin mucha ceremonia, el muchacho interrumpió la lectura del anciano y le preguntó: "Señor, ¿usted todavía cree en ese libro lleno de fábulas y cuentos?" A lo que respondió su interlocutor: "Sí. Pero no es un libro de cuentos, es la Palabra de Dios. ¿Estoy equivocado?"

Con aire de condescendencia, el universitario le espetó: "Pues claro que lo está. Creo que usted debería estudiar Historia Universal. Vería que la Revolución Francesa, ocurrida hace más de 100 años, mostró la miopía de la religión. Solamente personas sin cultura creen aún que Dios hizo el mundo en siete días, o cosas así. Usted debería conocer un poco más acerca de los descubrimientos obtenidos por nuestros científicos y lo que dicen de todo eso".

El anciano, con gesto de sorpresa, preguntó: "Y.., ¿es eso mismo, lo que nuestros científicos dicen sobre la Biblia. Que este libro es un cuento?". El joven, con una sonrisa irónica en su rostro, le dijo: "Bien, como voy a bajar en la próxima estación, no tengo tiempo de explicarle. Pero déjeme su tarjeta con su dirección para mandarle material científico por correo con la máxima urgencia".

El anciano entonces, con mucha paciencia, abrió cuidadosamente el bolsillo derecho de su bolso y le dio su tarjeta al muchacho. Cuando éste leyó lo que allí decía, salió cabizbajo, sintiéndose más simple que una ameba. En la tarjeta decía: Profesor Doctor Louis Pasteur. Director General del Instituto de Investigaciones Científicas de la Universidad Nacional de Francia.

Este hecho, que data de 1892, se recoge en la autobiografía del Dr. Louis Pasteur, quien afirmaba que "un poco de ciencia nos aparta de Dios. Mucha, nos aproxima a Él".