
Iniciado por
netzalus
Ese fantasma que Marx veía extendiéndose sobre Europa no era el fantasma del comunismo: era el fantasma de la depresión. La social, no la económica. Era un fantasma lógico ante un hecho inalterable: las ciudades terminan de construirse.
Su materialismo histórico es una ley que ejerce de prisma para observar los fenómenos y catalogarlos. Pero esa teoría no estaba terminada de escribir, porque sólo tenía el mundo pasado para referirse y analizar. Mediante su memoria histórica creyó operar y formuló que el comunismo sería la consecución inevitable del devenir humano, o bien la corriente imperante en la época: el capitalismo.
Pero no fue así. Y no fue así debido a una causa principal. Que el comunismo aunó dos teorías: una ideológica y otra política. Una ideológica con fuertes raíces en los ideales de amor al prójimo y renuncia cristianos, y otra política como teoría aplicada a la ley del materialismo histórico. Al ser aunadas, ambas tienen la misma importancia, pero no es así: el comunismo ideológico, de forma utilizarista y finalista, aupó al político y permitió que fuese él el que operase.
Es así como todos los miembros de la sociedad comunista tenían una ideología, pero no todos tenían una política. Y ello se tradujo en irresponsabilidades. Se tradujo en ineficacia. Se tradujo en una serie de estereotipos. Porque la sociedad era la que era: una sociedad depresiva inmersa en otro traje de seda. Y aunque la mona se vista de seda, mona se queda.
La depresión se produce por un déficit de serotonina, y esta malfunción pudo ser en algún momento adaptativa, puesto que hoy en día es una plaga. Puede que el déficit de serotonina fuese vital en el homo habilis para operar con herramientas, pero hoy en día están tan monopolizadas que se convierte en plaga. Puede que el déficit de serotonina provenga de ser una sociedad orientada al entretenimiento, cuando el entretenimiento se dedica a vendernos emociones enlatadas. Puede que el déficit de serotonina sea propia de la monogamia, pues acarrea una pérdida del apetito sexual.
Pero voy más allá: puede que el déficit de serotonina sea propio de alguien que no tiene las riendas de su vida, porque solamente es una serie de ideales, pero no una serie de realidades. Es sólo ideología pero no política. Porque no tiene un verbo con el que poder conjugar el verbo involucrado en la política. No tiene un verbo porque a la Revolución Francesa se le olvidó dárselo, y le entregó su destino a una clase social.
El cerebro habla. Y su forma de hablar es fisiológica. Un déficit de serotonina son solo palabras, pero para el cerebro son cientos de cosas, porque opera con ciertas limitaciones.