Lo afirmo, vida en un pueblo:
- Rodeado siempre de la misma gente, conocidos aunque sea a través de la familia pendientes todo el día del último cotilleo y de la vida de los vecinos, privacidad muy reducida.
- Siempre los mismos restaurantes y bares, con la misma y triste clientela.
- Sin cines, sin variedad de tiendas, a lo sumo un solo gimnasio donde te vas a encontrar de nuevo a conocidos y familiares con la consiguiente falta de intimidad y anonimato.
- Ni hablar de ir al teatro, opera, museos, porque no hay nada.
- A nivel laboral y de negocios la endogamia es absoluta, por ejemplo si hay una empresa de reformas esta aprovechará que es la única del pueblo para funcionar de la forma más deficiente y piratesca posible. Si otra empresa de reformas pretende instalarse le harán constantes zancadillas.
- Dependencia absoluta del coche para hacer cualquier cosa.
- Cada vez más inseguridad, los ladrones hacen su agosto asaltando chalets semiabandonados y casas de viejos que ni se enteran.
Vida en ciudad:
- Es cierto que los atascos y la masificación del transporte público pueden agobiar, sería la única pega, pero es que no se me ocurre ninguna más y en un pueblo hay que tirar de coche sí o sí.
No me cabe en la cabeza que exista alguien que prefiera vivir en un páramo aburrido en lugar de hacerlo en una ciudad con movimiento y actividad. Es de un retraso supino, el otro día hablando con un ingenierito informático que ha vivido siempre en ciudades europeas grandes me comentaba que su sueño era retirarse a un pueblo, el pobre iluso no sabe lo que es morirse de asco en un secarral manchego o en una aldea remota y avejentada de Galicia...
vs
