Experiencia de mi amigo en un salón de masajes en Bangkok, Tailandia.

Hola a todos/as:

Pues resulta que tengo un amigo de Francia que nos conocimos el primer día de salir yo de la cuarentena en un hostal de aquí de Bangkok y resulta que el otro día fue a una casa de masajes y me describió así su experiencia.

-Hola J. Te tengo que contar algo.-dijo él todo asustado y un tanto escandalizado.

-Dime, ¿qué pasa? ¿En qué puedo ayudarte?-dije yo.

-Pues resulta que el otro día me fui a darme un homenaje como manda la tradición en un salón de masajes y le dije a aquella que me quería venir dos veces. Le pagué 300 baht (7,5 euros o así) y me llevó a una habitación donde había una camilla de masajes típica. Me quité la ropa, me duché y me metí en la habitación. Después entró la masajista y me dio un masaje bastante doloroso y al final tocaba la recompensa. La recompensa eran 500 baht más, pero aquella le dijo que como habían estado dos horas le tenía que pagar 500 baht más, pero al final sólo le pagó 700. La primera me vino bien como toca, pero la segunda ya era otro cantar.

-¿Por qué? ¿Qué pasó?-dije yo.

-Pues resulta que empezó a meneármela, rebozármela, apretarme los testículos y así a lo tonto estuve dos horas en el salón de masaje. Al final tuve que pelármela en la ducha pensando en una amiga de Hong Kong que conocí en Inglaterra en el 2012 cuando era normal. Le pagué 700 baht más, aunque aquella quería que le pagara 1000, mas no caí en la trampa. Me fui a casa bastante decepcionado conmigo mismo.-dijo él.

-Tranquilo, todo forma parte del cansancio impredecible del mundo.-dije yo.

Finalmente se fue a su casa y encargó comida india porque estaba hambriento y al día siguiente quería ir al gimnasio.

Y, bueno, ¿qué os ha parecido esta historia?

Saludos.

Pobre Llorica New Age.