Tema serio Extractos de Soy John Galt - Ayn Rand. 1r parte
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Purge society
Extractos de Soy John Galt - Ayn Rand. 1r parte
Siguiendo a mi popular hilo de los juicios morales, os pongo algunos extractos del discurso de John Galt (La Rebelión de Atlas). Posibles spoilers
A veces me pregunto por qué pierdo el tiempo con la panda de ineptos intelectuales que hay por aquí, pero me gusta aportar lo que me parece interesante. Alguno lo leerá. Invoco a @Hakwon por si le interesa.
Versión completa aquí: https://objetivismo.org/Soy-John-Galt-quien-habla/
Es una primera parte, el texto es mucho más largo. Me voy a dormir.
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"Habéis oído decir que esta es una época de crisis moral. Lo has dicho tú mismo, en parte con miedo, en parte esperando que esas palabras carecieran de sentido. Habéis clamado que los pecados del hombre están destruyendo el mundo y habéis maldecido la naturaleza humana por resistirse a practicar las virtudes que exigíais. Como la virtud, para vosotros, consiste en sacrificio, habéis exigido más sacrificios tras cada nuevo desastre. En nombre de un regreso a la moralidad, habéis sacrificado todas las maldades que considerabais la causa de vuestras desgracias. Habéis sacrificado la justicia a la piedad. Habéis sacrificado la independencia a la unidad. Habéis sacrificado la razón a la fe. Habéis sacrificado la riqueza a la necesidad. Habéis sacrificado la autoestima a la auto-negación. Habéis sacrificado la felicidad al deber.
Habéis destruido todo lo que considerabais malo y conseguido todo lo que considerabais bueno. ¿Por qué, entonces, os estremecéis horrorizados al ver el mundo a vuestro alrededor? Ese mundo no es el producto de vuestros pecados, es el producto y la imagen de vuestras virtudes. Es vuestro ideal moral hecho realidad en su total y absoluta perfección. Habéis luchado por él, habéis soñado con él, lo habéis deseado, y yo – yo soy el hombre que os ha concedido vuestro deseo."
Sobre la moral
"Los únicos conceptos de moralidad de los que habéis oído hablar son el místico o el social. Os han enseñado que la moralidad es un código de conducta impuesto en ti por capricho, el capricho de un poder sobrenatural o el capricho de la sociedad, para servir el propósito de Dios o el bienestar de tu prójimo, para complacer a una autoridad más allá de la tumba o en la casa de al lado – pero no para servir tu vida o placer. Tu placer, te han enseñado, hay que encontrarlo en la inmoralidad, tus intereses estarían mejor servidos por el mal, y cualquier código moral debe ser diseñado no para ti, sino contra ti, no para perpetuar tu vida sino para desangrarla.
Durante siglos, la batalla de la moralidad se libró entre los que proclamaban que tu vida le pertenece a Dios y los que proclamaban que le pertenece a tus vecinos – entre los que predicaban que el bien es auto-sacrificio para el provecho de fantasmas en el cielo y los que predicaban que el bien es auto-sacrificio para el provecho de incompetentes en la Tierra. Y nadie vino a decir que tu vida te pertenece a ti y que el bien es vivirla."
"Mi moralidad, la moralidad de la razón, está contenida en un solo axioma: la existencia existe – y en una sola elección: vivir. El resto procede de éstos. Para vivir, el hombre debe postular tres cosas como los valores supremos y gobernantes de su vida: Razón – Objetivo – Autoestima. Razón, como su única herramienta de conocimiento – Objetivo, como su compromiso con la felicidad que esa herramienta debe proceder a alcanzar – Autoestima, como la inviolable certeza de que su mente es competente para pensar y su persona es digna de felicidad, o sea: digna de vivir. Estos tres valores implican y requieren todas las virtudes del hombre, y todas ellas tienen que ver con la relación entre existencia y consciencia: racionalidad, independencia, integridad, honestidad, justicia, productividad, orgullo."
Racionalidad es el reconocimiento del hecho que la existencia existe, que nada puede alterar la verdad y nada puede tener precedente sobre ese acto de percibirla, que es pensar – que la mente es el único juez de valores de cada uno y su única guía de acción – que la razón es un absoluto que no permite concesiones – que una concesión a lo irracional invalida la propia consciencia y convierte la tarea de percibir en la de falsear la realidad – que ese supuesto atajo al conocimiento que es la fe es sólo un cortocircuito destruyendo la mente – que el aceptar una invención mística es un deseo de aniquilar la existencia y que, apropiadamente, destruye la propia consciencia.
Independencia es el reconocimiento del hecho que tuya es la responsabilidad de juzgar y nada puede ayudarte a eludirla – que ningún substituto puede pensar por ti, igual que ningún suplente puede vivir tu vida – que la forma más vil de bajeza y autodestrucción es la subordinación de tu mente a la mente de otros, la aceptación de una autoridad sobre tu cerebro, la aceptación de sus afirmaciones como hechos, sus dictámenes como verdad, sus edictos como mediador entre tu consciencia y tu existencia.
Integridad es el reconocimiento del hecho que no puedes falsear tu consciencia, así como honestidad es el reconocimiento del hecho que no puedes falsear la existencia – que el hombre es una entidad indivisible, una unidad integrada de dos atributos: materia y consciencia, y que él no puede permitir una ruptura entre cuerpo y mente, entre acción y pensamiento, entre su vida y sus convicciones – que, como un juez impasible a la opinión pública, él no puede sacrificar sus convicciones a los deseos de otros, aunque sea toda la humanidad gritando súplicas o amenazas contra él – que valentía y confianza en sí mismo son necesidades prácticas, que valentía es la forma práctica de ser fiel a la existencia, de ser fiel a la verdad, y confianza en sí mismo es la forma práctica de ser fiel a la propia consciencia.
Honestidad es el reconocimiento del hecho que lo irreal es irreal y no puede tener valor, que ni amor ni fama ni dinero son un valor si se obtienen por fraude – que la tentativa de ganar un valor engañando la mente de otros es un acto de elevar a tus víctimas a una posición por encima de la realidad, donde tú te conviertes en un peón de su ceguera, un esclavo de su no-pensar y de sus evasiones, mientras que su inteligencia, su racionalidad, su capacidad de percepción se convierten en los enemigos que debes temer y eludir – que no te importa vivir como un dependiente, y peor aún, como un dependiente de la estupidez de otros, o como un tonto cuya fuente de valores son los tontos a los que consigues atontar – que la honestidad no es un deber social ni un sacrificio por el bien de los otros, sino la virtud más profundamente egoísta que el hombre puede practicar: el negarse a sacrificar la realidad de su propia existencia a la ofuscada consciencia de otros.
Justicia es el reconocimiento del hecho que no puedes falsear el carácter de los hombres, así como no puedes falsear el carácter de la naturaleza; que debes juzgar a todos los hombres tan conscientemente como juzgas a objetos inanimados, con el mismo respeto por la verdad, con la misma incorruptible visión, a través de un proceso de identificación igual de puro y racional – que cada hombre debe ser juzgado por lo que es y tratado en consecuencia, que igual que tú no pagas un precio más alto por un pedazo oxidado de chatarra que por un pedazo de metal pulido, tampoco valoras a un canalla más que a un héroe – que tu evaluación moral es la moneda que le paga a los hombres por sus virtudes o vicios, y este pago exige de ti un honor tan escrupuloso como el que aplicas a tus transacciones financieras – que rehusar tu desaprobación por los vicios de los hombres es un acto de falsificación moral, y rehusar tu admiración por sus virtudes es un acto de expropiación moral – que colocar cualquier otro criterio por encima de la justicia es devaluar tu moneda moral y defraudar lo bueno en favor de lo malo, pues solamente lo bueno puede perder cuando hay un desfalco de la justicia y solamente lo malo puede beneficiarse – y que el fondo de la fosa al final de ese camino, el acto de bancarrota moral, es castigar a los hombres por sus virtudes y recompensarles por sus vicios, que ése es el colapso de la depravación total, la Misa Negra de la adoración a la muerte, el dedicar tu consciencia a la destrucción de la existencia.
Productividad es tu aceptación de la moralidad, tu reconocimiento del hecho que has elegido vivir – que el trabajo productivo es el proceso mediante el cual la consciencia del hombre controla su existencia, un proceso constante de adquirir conocimiento y transformar la materia para adecuarla a los fines de uno, de convertir una idea en forma física, de recrear la Tierra en la imagen de los valores de uno – que todo trabajo es trabajo creativo si está hecho por una mente pensante, y ningún trabajo es creativo si está hecho por un nadie que repite en indiscriminado estupor una rutina que ha aprendido de otros – que tu trabajo eres tú quien lo escoge, y la elección es tan amplia como tu mente, que nada más es posible para ti y nada menos es humano – que engañar para conseguir un trabajo mayor que tu mente puede manejar es convertirte en un macaco corroído por el miedo en movimientos prestados y tiempo prestado, y conformarte con un trabajo que requiere menos que la plena capacidad de tu mente es coartar tu motor y sentenciarte a ti mismo a otro tipo de movimiento: degeneración – que tu trabajo es el proceso de adquirir tus valores, y que perder tu ambición por valores es perder tu ambición por vivir – que tu cuerpo es una máquina, pero tu mente es su conductor, y debes conducir lo más lejos que tu mente te pueda llevar, con el logro como el objetivo de tu camino – que el hombre sin objetivos es una máquina que navega deslizándose colina abajo a merced de cualquier peñasco contra el que estrellarse en la primera cuneta que aparezca, que el hombre que achica su mente es una máquina parada oxidándose lentamente, que el hombre que le permite a un líder prescribir su curso es una chatarra siendo arrastrada al vertedero, y el hombre que hace de otro hombre su objetivo es un fardo que ningún conductor debería transportar – que tu trabajo es el propósito de tu vida, y que debes acelerar ante cualquier asesino que asuma el derecho a pararte, que cualquier otro valor que pudieras encontrar fuera de tu trabajo, cualquier otra lealtad o amor, pueden ser sólo otros viajeros con los que decides compartir tu viaje, y deben ser viajeros yendo por su propio impulso y en la misma dirección.
Orgullo es el reconocimiento del hecho que tú mismo eres tu mayor valor y que, como todos los valores del hombre, tiene que ser ganado – que de todos los logros posibles ante ti, el que hace todos los otros posible es la creación de tu propio carácter – que tu carácter, tus acciones, tus deseos, tus emociones son los productos de las premisas que mantienes en tu mente – que igual que el hombre debe producir los valores físicos que necesita para sustentar su vida, así también tiene que adquirir los valores de carácter que hacen que su vida valga la pena ser sustentada – que igual que el hombre es un ser de riqueza hecha por él mismo, así también él es un ser de alma hecha por él mismo – que vivir requiere un sentido de auto-valor, pero el hombre, que no tiene valores automáticos, no tiene un sentido automático de autoestima y tiene que ganarla modelando su alma en la imagen de su ideal moral, en la imagen del Hombre, el ser racional que nace capaz de crear, pero que tiene que crear por elección – que la primera precondición de autoestima es ese radiante egoísmo del alma que desea lo mejor en todas las cosas, en valores de materia y de espíritu, un alma que busca por encima de todo el alcanzar su propia perfección moral, valorando nada más alto que a ella misma – y que la prueba de haber alcanzado la autoestima es la convulsión de tu alma, en desprecio y rebelión, contra el papel de animal expiatorio, contra la vil impertinencia de cualquier credo que proponga inmolar el irremplazable valor que es tu consciencia y la incomparable gloria que es tu existencia a las ciegas evasiones y la hedionda podredumbre de otros.
Sobre el pensar
"La mente del hombre es su herramienta básica de supervivencia. La vida se le da, la supervivencia no. Su cuerpo se le da, el sustento de éste no. Su mente se le da, el contenido de ésta no. Para permanecer vivo ha de actuar, y antes de poder actuar tiene que conocer la naturaleza y el propósito de su acción. No puede obtener su alimento sin un conocimiento de lo que es alimento y de la manera de obtenerlo. No puede cavar una zanja – o construir un ciclotrón – sin un conocimiento de su objetivo y de los medios de conseguirlo. Para permanecer vivo, tiene que pensar.
Pero pensar es un acto de elección. La clave de lo que tan frívolamente llamáis la “naturaleza humana”, el secreto a voces con el que vivís pero que teméis nombrar, es el hecho que el hombre es un ser de consciencia volitiva. La razón no funciona automáticamente; pensar no es un proceso mecánico; las conexiones de lógica no se hacen por instinto. La función de tu estómago, tus pulmones o tu corazón es automática, la función de tu mente no lo es. En cualquier hora y circunstancia de tu vida eres libre de pensar o de evadir ese esfuerzo. Pero no eres libre de escapar de tu naturaleza, del hecho que la razón es tu medio de supervivencia – así que para ti, que eres un ser humano, la cuestión “ser o no ser” es la cuestión “pensar o no pensar”."
"Pensar es la única virtud cardinal del hombre, de la cual todas las demás proceden. Y su único vicio, el origen de todos sus males, es ese acto innombrable que todos practicáis, pero que os afanáis en nunca admitir: el acto de evadir, de dejar la mente en blanco, la suspensión deliberada de la propia consciencia, el negarse a pensar – no ceguera, sino rehusar ver; no ignorancia, sino rehusar conocer. Es el acto de desenfocar vuestra mente e inducir una niebla interna para escapar la responsabilidad de juzgar – en la premisa implícita de que una cosa no existirá simplemente si te niegas a identificarla, que A no será A mientras tú no pronuncies el veredicto “Existe”. El no pensar es un acto de aniquilación, un deseo de negar la existencia, una tentativa de aniquilar la realidad. Pero la existencia existe; la realidad no puede ser destruida, ella simplemente destruirá al destruidor. Al rehusar decir “Existe”, estás rehusando a decir: “Yo existo”. Al suspender tu juicio, estás negando tu persona. Cuando un hombre dice: “¿Quién soy yo para saber?” – está diciendo: “¿Quién soy yo para vivir?”"
Sobre los valores
"Un ser de consciencia volitiva no posee un curso automático de conducta. Necesita un código de valores que guíe sus acciones. “Valor” es lo que uno actúa para obtener y/o conservar, “virtud” es la acción por la cual uno lo obtiene y lo conserva. “Valor” presupone una respuesta a la pregunta: ¿de valor para quién y para qué? “Valor” presupone un criterio, un objetivo y la necesidad de acción frente a una alternativa. Donde no hay alternativas no hay valores posibles."
[...]
Quienquiera que seas, tú que me estás oyendo, le hablo a lo que aún quede sin corromper en tu interior, a lo que quede de humano, a tu mente, y digo: Existe una moralidad de la razón, una moralidad apropiada para el hombre, y la Vida del Hombre es su referencia, su criterio de valor.
Todo lo que es apropiado para la vida de un ser racional es lo bueno; todo lo que la destruye es lo malo.
La vida del hombre, como requiere su naturaleza, no es la vida de un salvaje insensato, de un rufián saqueador o de un místico gorrón, sino la vida de un ser pensante – no la vida por medio de fuerza o fraude, sino la vida por medio de logros – no la supervivencia a cualquier precio, pues sólo hay un precio que paga por la supervivencia del hombre: la razón.
La vida del hombre es el criterio de moralidad, pero tu propia vida es tu objetivo. Si la existencia en la Tierra es tu objetivo, debes elegir tus acciones y valores de acuerdo con el criterio de lo que es apropiado para el hombre – con el fin de preservar, enriquecer y disfrutar el irremplazable valor que es tu vida.
Dado que la vida requiere un curso específico de acción, cualquier otro curso la destruirá. Un ser que no considera su propia vida como el motivo y el objetivo de sus acciones, está actuando bajo el motivo y el criterio de la muerte. Tal ser es una monstruosidad metafísica, luchando por oponer, negar y contradecir el hecho de su propia existencia, corriendo ciegamente desenfrenado por una senda de destrucción, capaz sólo de dolor."
Sobre la felicidad
"La felicidad es el estado de éxito en la vida, el dolor es un agente de la muerte. La felicidad es ese estado de consciencia que procede de alcanzar los valores de uno. Una moralidad que se atreve a decirte que encuentres felicidad en renunciar a tu felicidad – que valores el fracaso de tus valores – es una insolente negación de la moralidad. Una doctrina que te ofrece como ideal el papel de un animal expiatorio buscando ser inmolado en los altares de otros, te está dando la muerte como tu criterio. Por la gracia de la realidad y la naturaleza de la vida, el hombre – cada hombre – es un fin en sí mismo, existe por su propio beneficio, y alcanzar su felicidad es su más alto objetivo moral.
Pero ni vida ni felicidad pueden obtenerse persiguiendo antojos irracionales. Así como el hombre es libre de intentar sobrevivir de cualquier manera al azar pero perecerá a menos que viva como su naturaleza requiere, también es libre de buscar su felicidad a través de cualquier fraude insensato, pero la tortura de la frustración es todo lo que hallará a menos que busque la felicidad apropiada al hombre. El objetivo de la moralidad es enseñarte, no a sufrir y a morir, sino a disfrutar y a vivir."
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"¿Estás comenzando a ver quién es John Galt? Yo soy el hombre que ha conseguido aquello por lo que no luchaste, aquello a lo que has renunciado, traicionado, corrompido, pero que fuiste incapaz de destruir totalmente y ahora escondes como tu culpable secreto, dedicando tu vida a pedirle perdón a cualquier caníbal profesional, para que no se descubra que en algún lugar dentro de ti aún anhelas decir lo que yo estoy diciendo ahora para los oídos de toda la humanidad: Estoy orgulloso de mi propio valor y del hecho que deseo vivir.
Este deseo – que compartes, pero que reprimes como un mal – es el único remanente de lo bueno que hay en ti, pero es un deseo que uno debe aprender a merecer. Su propia felicidad es el único objetivo moral del hombre, pero sólo su propia virtud puede alcanzarlo. La virtud no es un fin en sí misma. La virtud no es su propia recompensa ni es pasto sacrificable para recompensar el mal. La vida es la recompensa de la virtud, y la felicidad es el objetivo y la recompensa de la vida."
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Anti-Charos Death Squad
@P.pica haciendo amigos
Igual no deberías arrimarte tanto a mí que parece que mi biliosidad se pega
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ForoParalelo: Miembro
¿Quién es John Galt?, dices mientras clavas en mi pupila tu pupila azul.
¿Quién es John Galt? ¿Y tú me lo preguntas?
John Galt… eres tú.
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Patrimonio para lelos
A mi gusto, lo más tedioso del libro. Yo habría apagado la radio
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