felices poles para todos
Perdí muy rápido la creencia en Sata Claus de niño. La asociación de vecinos de nuestro barrio siempre organizaba el reparto de regalos con un vecino disfrazado de Santa que iba de casa en casa entregando a los regalos. Una buena idea en principio. Peeero resultaba que en cada casa, ya que hacía frío, para calentarse invitaban al pobre a un chupito de coñac o guiski, y por esto, viviendo yo en una de las últimas casas de la calle, siempre tenía un Santa con un "hohoho" y forma de hablar muy particular
Pero nunca desbancará a la Crisma Jalucha.El mensaje está oculto porque el usuario está en tu lista de ignorados.