Darwin postuló una de las teorías más importantes de la historia de la biología: la teoría de la evolución y selección natural. Resumía su teoría en la introducción de «El Origen De Las Especies (1859)» de la siguiente forma:
"Como de cada especie nacen muchos más individuos de los que pueden sobrevivir, y como, en consecuencia, hay una lucha por la vida, que se repite frecuentemente, se sigue que todo ser, si varía, por débilmente que sea, de algún modo provechoso para él bajo las complejas y a veces variables condiciones de la vida, tendrá mayor probabilidad de sobrevivir y, de ser así, será naturalmente seleccionado. Según el poderoso principio de la herencia, toda variedad seleccionada tenderá a propagar su nueva y modificada forma."
La idea principal es que según los genes que heredemos y su expresión tendremos unas características u otras que nos permitirán adaptarnos mejor o peor a nuestro entorno. De modo que las especies que tengan mejores características para adaptarse al medio, se reproducirán más. No obstante, Darwin no hablaba de genes, ni de ADN, ni de meiosis, puesto que no se conocían aún.
Un ejemplo sería: un tipo de escarabajo que sea de color marrón-verdoso, se podrá esconder mejor en un bosque de sus depredadores, puesto que se confunde con el entorno. Un escarabajo de la misma especie de color blanco en el mismo tipo de entorno, se verá mucho más y, seguramente, se podrá esconder menos de sus depredadores. De modo que al cabo de muchos muchos años, habrá más escarabajos marrones que blancos, puesto que habrán sobrevivido más y habrán tenido más probabilidades de reproducirse. Esto es la
selección natural.
A pesar de que los intelectuales a mediados del siglo XIX no hicieron mucho caso a Darwin, posteriormente surgieron muchas corrientes filosóficas que tomaban como base su teoría de la evolución. Una de ellas fue el «Darwinismo social». Uno de los principales impulsores de esta corriente filosófica fue el naturalista y pensador Herbert Spencer nacido en el 1820 en Derby (Inglaterra). Esta teoría consiste en aplicar la selección natural como método de evolución en la especie humana, concretamente en lo que es la posición en la sociedad.
Esto ha llevado a tergiversaciones de la teoría de Darwin hasta el punto de creer tener la autoridad para realizar una selección artificial del ser humano según su religión, fenotipo o etnia. A veces se cree que el ser humano es extraordinario, como dicen muchos anuncios; pero del mismo modo puede llegar a hacer cosas extraordinariamente terribles. Hechos ocurridos y olvidados, más deberían permanecer en nuestro conocimiento si no queremos que se repitan.
Está claro que
dentro de la especie humana no existen razas, puesto que no hay suficientes diferencias genéticas y fenotípicas para considerarlo razas, como en los perros o los gatos. A pesar de esto, muchas sociedades, organizaciones e ideologías al largo de la historia han insistido en separar el ser humano en razas y fomentar el odio entre ellas.
Adolf Hitler y sus secuaces se consideraban darwinistas y creían que su deber era aplicar la selección artificial de la raza que ellos creían superior: la« raza aria»; mientras que las otras debían ser eliminadas para asegurar la supervivenvia del ser humano. De esto se llama Eugenesia. La Eugenesia es la utilización de métodos y procesos que permiten seleccionar artificialmente características fenotípicas del ser humano con el objetivo, según los que seguían esta filosofía, de mejorar el ser humano. La gente que se desviaba de lo que los nacionalsocialistas consideraban la «raza aria»: deficientes mentales, físicos, ancianos enfermos, débiles, etc; fueron aniquilados de forma cruel y sin justificarlo a sus familiares. Llegaron vaciar hospitales enteros diciendo a los familiares que habían sufrido un ataque de corazón u otras muertes rápidas. El genocidio más conocido de los nazis fue el de los judíos. Hitler consideraba que eran una raza débil, peligrosa y que encarnaba el mal. ¡Como si la religión fuera algo genético! La persecución la sufrieron tanto alemanes judíos, como polacos judíos. Podían ser rubios y de ojos azules, pero si eran judíos no se salvaban. El mismo Hitler dijo:
«El Estado debe cuidar que se procreen solamente niños saludables». Y agregó:
«Debe declararse no apta para la procreación toda aquella persona que se la vea enferma o que haya heredado una enfermedad y por lo tanto pueda transmitirla.»
El pobre Darwin no sabía que sus teorías podrían llegar a tergiversarse hasta darse tal insensatez. La locura y la mal interpretación de la ciencia es una combinación que ha costado millones y millones de vidas. Es un hecho que no se debe ni puede olvidarse.