En alguna parte he oido decir que para que un negocio tenga éxito es preciso que se acometa con excitación sexual. Con vigor. Con intensidad. Con ansia de mundo y vida rayana, o incluso directa, en la líbido. Una tontería que beneficia a los tibios.

Muchos niños tienen una fuerte rabia sexual desde bien pequeños. Si se meten directos en el carril mundo, puede que evolucionen. Pero si lo hacen en el carril celestial ( estudios y tal) no alcazarán cota alguna. Y puede que incluso desciendan.

Siempre he tenido una visión de la vida tipo animalillo: Alimentarse, descansar, follar, pasear, ser libre y, todo lo más, filosofar de manera amateur, no cualificada y laboralmente improductiva e irrelevante. Tan improductiva que ni trabajo, siquiera.

La bohemia, la indigencia y cualquier otra cosa similar que nos asuste, no es sino la inadecuación de lo social a lo individual. Participa quien tiene un nexo con lo social civilizado. El que no lo tiene, permanece al margen. Y las mismas características que te llevan a ese margen son las que te permiten sobrevivir bien en él. Viviendo en el interregno.

Muchos famosos con dinero han declarado haber tenido mucho más proyecto de vida que vida en sí misma. Un animalillo llega al escenario, tiene relaciones y envejece. Un civilizado llega, se prepara, trabaja, tiene muchas menos relaciones y envejece. La civilización está para líbidos postergadas que, en realidad, son menos líbido. La civilización es una respuesta artificial a algo natural. Por tanto es una mierda.